Definición de androceo
Un vocablo griego llegó al latín como androecium y luego al castellano como androceo. Se trata de un concepto utilizado en el terreno de la botánica con referencia al verticilo masculino de las flores en las plantas espermatófitas (también conocidas como fanerógamas).
Los verticilos son al menos tres órganos o apéndices que se hallan en un mismo plano en torno a un tallo. En el caso del androceo, se compone de estambres (órganos masculinos de la flor). Puede decirse, de este modo, que el androceo es el sector de la flor donde se producen los gametos masculinos. Dichos gametos se encuentran en los granos del polen.
Los estambres del androceo se componen del filamento y la antera. El filamento es la parte estéril del androceo; su extensión varía en cada caso: puede ser muy corto o muy largo, o incluso estar ausente. Cuando ocurre esto último, se dice que las anteras son sésiles, es decir que están sujetas al sustrato ante la falta del soporte que le aportaría el filamento. Si bien suele tener forma de hilo, también puede presentar ciertos apéndices y contar con un grosor considerable, con lo cual no hablamos de un aspecto estricto para todos los individuos.
A diferencia del filamento, la antera es la parte fértil del androceo. Lo normal es que se componga de dos tecas (células dentro de las cuales se produce la formación de esporas; cada una de ellas tiene dos sacos microsporangios o polínicos), como ocurre en el caso de las Malvaceae; las Megatritheca, en cambio, tienen tres. Una porción estéril de tejido conocido con el nombre de conectivo es el encargado de unir las tecas.
Desde la antera se produce la salida del polen que contiene los gametos. Dicha salida, conocida como dehiscencia, puede llevarse a cabo de distintas maneras de acuerdo a cómo se produce la apertura de la antera. Tiene lugar luego de la maduración de los granos de polen y el tejido encargado de esta tarea se denomina endotecio.
Cuando la apertura de la antera del androceo se da en toda la extensión del tabique que divide los sacos de polen, lo que ocurre con más frecuencia, se habla de dehiscencia longitudinal. En las Lachemilla y las Hippocratea, por otro lado, tiene lugar la denominada dehiscencia transversal.
Éstas no son las únicas dos posibilidades de dehiscencia en el androceo, sino que existen otras que se caracterizan por una localización en regiones limitadas, las cuales se levantan como ventanillas o valvas; es el caso de la dehiscencia poricida, en la cual no existe el tejido endotecio y por eso la salida del polen se lleva a cabo por medio de la rotura del tejido del extremo superior de la antera y la formación de poros específicos para esta tarea.
El número de estambres en el androceo es muy variable: en algunos casos puede ser uno solo, como ocurre en algunas Euforbiáceas; las Oleáceas, por su parte, tienen dos; en las Mirtáceas, se aprecian varias. Tomando en cuenta dichos ejemplos, los nombres que se les da a las flores según su número de estambres son monandras, diandras y poliandras, respectivamente.
Cabe destacar que, en la estructura de la flor, el androceo rodea al gineceo: la parte femenina reproductora que se compone de carpelos. Por lo general, el androceo se halla en el perianto, que se forma con los sépalos y los pétalos. Es importante mencionar que el androceo puede ser más corto o más extenso que el perianto, llegando en ocasiones a sobresalir de él. Por otro lado, la posición de los verticilos también varía de acuerdo a la especie floral.