Qué significa anafrodisíaco
Se define anafrodisíaco a los antiafrodisíacos, es decir, a aquellas sustancias que por su composición consiguen erradicar o disminuir el deseo de tipo sexual. Puede tratarse, por ejemplo, de un bromuro o de un ingrediente hipnótico.
El término afrodisíaco proviene de Afrodita, nombre por el cual aún en la actualidad se reconoce a la divinidad femenina griega que se asocia al amor, la fecundidad y la energía primaveral. Hoy en día, se denomina de este modo a las sustancias que, ya sea por comprobaciones reales o por creencias populares, incitan e incrementan el deseo sexual.
A diferencia de los anafrodisíacos, existen alimentos y plantas que promueven la excitación. En algunos casos funciona por asociación sensual, con símbolos fálicos como el pepino o la banana (fruta también conocida como plátano) o con símbolos vaginales como las almejas o las ostras.
Otras sustancias son consideradas afrodisíacas porque tienen la capacidad de generar congestión y prurito de la mucosa vaginal, lo que se confunde con excitación sexual. Estos productos pueden ser ingeridos, como sucede con el ácido bórico, o frotados en los genitales, uso que algunas personas le dan al jengibre y a la mostaza.
También suele hablarse de sustancias de acción central cuando se trata de opciones que se tienen en cuenta como herramientas para lograr un estado desinhibido, como ocurre con determinados medicamentos, ciertas hormonas o las bebidas alcohólicas. El chocolate, por su parte, posee xantinas de nivel central que actúan como neurotransmisores que estimulan la excitación.
Por último, cabe mencionar que hay sustancias que producen excitación por vías análogas a las sexuales, como los perfumes y las fragancias.
Un anafrodisíaco, por lo tanto, tendrá efectos opuestos a los ocasionados por todas estas sustancias mencionadas líneas arriba ya que, en lugar de provocar el deseo, lo inhibe o hasta puede hacerlo desaparecer.
El efecto que causan los anafrodisíacos en un organismo es inhibir la libido y el deseo y puede ser causado por ciertos alimentos, exceso de nicotina o alcohol en la sangre, consecuencia de una alta dosis de cocaína o heroína; también el consumo de ciertos antidepresivos (como el Litio) puede colaborar con esta reacción. Pero además puede ser producto de algún proceso interno, totalmente desarraigado del tipo de alimentación o hábitos, como por ejemplo una situación de estrés, miedo o ansiedad. La sobreexcitación de un hombre puede funcionar también como un anafrodisíaco para su pareja.
En torno a estos compuestos han existido muchas creencias, algunas fundamentadas por la ciencia, otras solamente basadas en la tradición y las creencias populares. Un médico de España del siglo XVI, Andrés de Laguna, afirmaba que la flor y la raíz del nenúfar eran capaces de reprimir y atajar los sueños venéreos y en un consumo cotidiano podía hacer que desaparecieran los deseos sexuales en un hombre.
Otros anafrodisíacos son la lechuga, que ataja los sueños y reprime el deseo de fornicar, como lo decía Dioscórides; el ácido acetilsalicílico (presente en las aspirinas), que elimina los deseos al funcionar como un sedante; y el lúpulo (presente en la lupulina), que tiene también efectos somníferos y sedantes. Cabe destacar que en la edad media el lúpulo era utilizado para calmar la sobreexcitación sexual en los muchachos.
Es importante recordar que el deseo se genera en nuestro cerebro, de acuerdo a la capacidad para fluir y concentrarse en el placer y en las sensaciones que permite, será mayor o menor el éxito del acto sexual. La mente es el eje donde comienzan y terminan nuestros actos, así como puede ser la responsable de permitirnos momentos de intenso placer, también puede ser la mejor boicoteadora del acto sexual. Sobre todo cuando está bajo el efecto de determinadas sustancias, o se dedica a reforzar emociones de miedo, ansiedad o angustia. Tener presentes aquellas causas que pueden llevar a una disminución o inhibición total del deseo, podría ayudarnos a sentirnos más plenos con nosotros mismos.