Definición de amplitud
El concepto de amplitud tiene varios usos. La primera acepción que menciona el diccionario elaborado por la Real Academia Española (RAE) hace referencia al ensanchamiento, la distensión o el alargamiento de algo.
La amplitud, de esta manera, puede aludir a la capacidad que tiene una persona para comprender, tolerar, aceptar o valorar diferentes cuestiones. Por ejemplo: “Necesitamos docentes con mayor amplitud mental, que estén dispuestos a entender los nuevos hábitos de los niños”, “El gerente de la empresa ha demostrado su amplitud de criterio a la hora de evaluar las diferentes situaciones de los empleados”, “Este hombre carece de amplitud: no acepta que la sociedad ha cambiado en los últimos años”.
En este contexto se puede entender como un sinómino de apertura mental, ya que hace referencia a la capacidad que cada persona tiene para aceptar la coexistencia de diferentes conceptos o ideas, sin que unas anulen a las otras. En los ejemplos del párrafo anterior se menciona la necesidad de esta predisposición en el cuerpo docente, algo fundamental para que los niños crezcan en un ambiente libre de prejuicios, que les permita conocerse a ellos mismos y disfrutar de sus diferencias, en lugar de sufrir por ellas.
Por otro lado existe la cerrazón, que puede definirse como la imposibilidad de entender un concepto, ya sea por prejuicio o por ignorancia. Esta característica de ciertas personas que se niegan a abrirse también se conoce con el nombre de obcecación u obstinación, y es uno de los peores enemigos del progreso cultural.
Los individuos que carecen de amplitud mental rechazan a quienes consideran diferentes, ya que no comprenden que ellos también lo son ante los ojos de los demás. El origen de este desprecio suele ser un miedo muy profundo, probablemente a ser tratados de esa forma que ellos mismos adoptan, y esto lo vuelve muy contradictorio. Gracias a la amplitud llega el cambio, otro de los enemigos de las personas cerradas, y esto da lugar al crecimiento y la evolución de la sociedad.
La idea de amplitud también se utiliza respecto a una diferencia que puede registrarse de manera numérica entre dos valores dados: “El seleccionado local superó con amplitud a España y se clasificó para la siguiente ronda del torneo”, “Los analistas políticos quedaron sorprendidos por la amplitud de la derrota del oficialismo en las últimas elecciones”, “Esta región se caracteriza por la amplitud térmica: los días son calurosos, mientras que por las noches se registran temperaturas muy bajas”.
Es importante señalar que el concepto de amplitud, cuando se utiliza para señalar la diferencia entre dos valores numéricos, es relativo. Esto se debe a que deben tomarse en cuenta ciertos parámetros, propios de cada campo, para poder determinar si el número resultante es amplio.
Al estudiar los cambios de temperatura de una región entre las horas del día y la noche, para continuar con uno de los ejemplos anteriores, una diferencia de 1 grado centígrado no puede ser tomada como amplia, sino que son necesarios valores bastante superiores a los 10 para que generen un impacto considerable. Por otro lado, en un cálculo en el cual el mínimo es 0 y el máximo es 1, oscilaciones de 0,8 sí hablan de amplitud. Debemos recordar que las unidades de medida son arbitrarias, ya que las inventa el ser humano para estudiar los fenómenos naturales.
En el terreno de la física, se llama amplitud a la variación que existe en una magnitud que cambia en el tiempo. La magnitud puede calcularse en una señal electromagnética o en movimientos ondulatorios u oscilatorios.
Se conoce como amplitud modulada a una técnica que, en la comunicación de tipo electrónico, consiste en transmitir información mediante una onda transversal cuya amplitud varía en función de los datos que envía.