Definición de amagar
La etimología de amagar podría proceder del gótico af-maga, que se traduce como “desamparar”, según indica la Real Academia Española (RAE). Dicho vocablo, a su vez, deriva de magan (traducible como “tener fuerza”).
El acto de amagar alude a realizar el ademán de hacer algo, pero sin concretarlo. El amago permite evidenciar la intención de concretar una acción en el corto plazo, pudiendo funcionar como una amenaza o a modo de engaño.
Por ejemplo: “Luego de amagar con pegarle a su vecino, el hombre se tranquilizó, se sentó y aceptó dialogar”, “No tiene sentido amagar con renunciar: si quieres irte, hazlo directamente y no pierdas el tiempo”, “Pese a amagar con no acatar las decisiones del entrenador, el jugador finalmente se puso a disposición del cuerpo técnico”.
Tomemos el caso de alguien que amaga con golpear a otra persona. Su idea es atemorizar al otro, pero en realidad no está dispuesto a concretar el ataque. Lo que hace es amagar levantando el brazo y moviéndolo como si estaría a punto de lanzar el golpe.
Amagar es una práctica frecuente en el terreno del deporte. Si nos centramos en el fútbol, quien avanza con el balón puede amagar que va a hacer un pase o que pateará al arco con el objetivo de confundir al defensor.
En el básquetbol o baloncesto, amagar es útil para que el defensor salte o se mueva: así, si el amago o amague es efectivo, el jugador que tiene la pelota puede lanzar sin oposición, incrementando las posibilidades de anotar.