Definición de alternancia
La alternancia es el acto y la consecuencia de alternar. Este verbo, que procede del vocablo latino alternāre, tiene varias acepciones, generalmente vinculadas a la variación o la distribución de algo.
Por ejemplo: “La alternancia entre temas lentos y otros movidos hace que el disco tenga diferentes climas”, “No podemos permitir las reelecciones indefinidas: sin alternancia en el poder, la democracia no existe”, “El entrenador anunció que no elegirá un único capitán, sino que optará por la alternancia para que varios jugadores puedan lucir la cinta”.
La idea de alternancia aparece en el terreno de la biología con referencia a la sucesión de generaciones asexuales y sexuales cuando se reproducen especies vegetales o animales. En la reproducción sexual, se produce la alternancia de las fases nucleares. La meiosis deriva en una fase haploide, mientras que luego los gametos se fusionan para dar lugar a la fase diploide.
La alternancia de cultivos, por otra parte, alude a la práctica que consiste en cultivar distintas plantas en un mismo espacio a través de una serie de ciclos. De esta manera, el suelo no se agota. Además, como las plantas cuentan con necesidades y características distintas, no se prolongan las enfermedades o plagas.
En el terreno de la política, se habla de alternancia para referirse al cambio de gobierno. Si un mismo partido político gobierna durante varios periodos electorales consecutivos, o porque directamente no hay elecciones, la alternancia no existe: el poder siempre lo detenta el mismo sector. En cambio, si gobierna cuatro años el Partido Conservador, luego cuatro el Partido Liberal y más tarde regresa el Partido Conservador, se produce la alternancia en el poder.
Precisamente un perfecto ejemplo de alternancia política de este tipo lo encontramos en España. En este país, a finales del siglo XIX y principios del XX, se instauró un sistema bipartidista con alternancia en el gobierno de la Restauración. Los dos partidos que se fueron “turnando” al frente del país fueron el Partido Liberal, que tuvo como líder a Práxedes Mateo Sagasta, y el Partido Conservador, cuyo máximo responsable fue el malagueño Antonio Cánovas del Castillo.
Esa etapa, que estuvo inspirada en el modelo existente en Reino Unido, puso fin al pluralismo político existente y también se dio en llamar turnismo. Durante este proceso quien se encargaba de dictaminar qué partido debía ponerse al frente del país era el rey, Alfonso XII. Y lo hacía teniendo en cuenta el desgaste que pudiera tener en ese momento el grupo político en cuestión o bien las necesidades del pueblo.
Se considera que con esta medida de turnarse en el poder, en cierta medida, se vinieron a paralizar motines y todo tipo de pronunciamientos.
En este proceso juega además un papel importante lo que se dio en llamar Pacto de El Pardo. Parece ser que fue un acuerdo al que llegaron Sagasta y Cánovas en el momento en el que se esperaba la muerte inminente del monarca. En pro de evitar que al fallecer este se produjera una situación de inestabilidad, certificaron la necesidad de llegar a consensos entre ambas formaciones en pro del país. Es decir, de establecer un turno de partidos.