Definición de agradación

Se denomina agradación al proceso geológico a través del cual se acumulan sedimentos en una superficie deprimida. De esta manera, la agradación, con el relleno de este tipo de áreas, tiende a nivelar la superficie.

Degradación, transporte y agradación

La agradación es la tercera etapa de la gradación, que comienza con la degradación del terreno (mediante la erosión). Luego se produce el transporte de los sedimentos y finalmente llega la instancia de la agradación.

La agradación viene luego de la «degradación» y el «transporte»


Lo que hace la agradación, en definitiva, es contribuir al relleno de una depresión. Esto es posible a partir de la deposición de los sedimentos en el lecho de un cauce, por ejemplo.

Si la corriente de un río ya no logra arrastrar todos los sedimentos, se va produciendo la agradación. Por lo general se trata de una consecuencia del incremento del volumen de sedimentos o de una caída del caudal. Cuando la corriente tiene menos capacidad de arrastre, aparece la agradación.

Es importante tener en cuenta que la degradación y la agradación se producen naturalmente de manera periódica por los cambios en los sedimentos y en los caudales. La dinámica, de todos modos, puede resultar afectada por el accionar del ser humano. La construcción de un dique, por mencionar una posibilidad de intervención, modifica las circunstancias en las que se dan la degradación y la agradación.

Agradación fluvial

Como proceso que se da en el marco de la dinámica fluvial, la agradación implica el desarrollo de una superficie llana debido a la sedimentación. En este caso se habla de agradación fluvial. Dicho de otra manera, este proceso consiste en acumular los sedimentos en los arroyos y ríos.

Más arriba mencionamos que la agradación no se da todo el tiempo, sino cuando la cantidad de sedimentos que se registran en un río es mayor de la que el cauce es capaz de arrastrar, de manera que no basta con la existencia de estos materiales, sino que el volumen debe superar un valor determinado. Por citar una posibilidad, este aumento en la cuantía de los sedimentos puede tener lugar cuando las condiciones meteorológicas o el clima mismo de una región provocan que el caudal de un río disminuya de manera considerable.

Ante tal cambio, se dice que las aguas del río pierden competencia, vocablo que en este contexto se define como «la capacidad de arrastre». En épocas de sequía, se produce un inevitable descenso en el caudal del río, algo que puede traducirse en una aparente quietud. Sin embargo, los sedimentos siguen allí, y en cuanto llega una crecida, aparece la agradación, generando cambios de curso, meandros, avulsión, desembocadura en deltas, terrazas fluviales o ríos anastomosados.

Si bien en un párrafo anterior afirmamos que la agradación se produce de manera natural, el ser humano también puede provocar resultados similares por medio de diferentes acciones. Una de las más comunes en este contexto es la elaboración de un dique, aunque existen más tipos de obstáculos que pueden ubicarse en el cauce de un río.

Los cambios en los sedimentos y los caudales provocan la agradación

Los sedimentos

Este concepto es clave para entender el proceso de la agradación. Se trata de un material sólido que se acumula en la superficie de la tierra y que deriva de diferentes fenómenos que tienen lugar en la atmósfera, en la biosfera y en la hidrosfera, algunos de los cuales son los siguientes: cambios de temperatura, circulación de aguas (subterráneas o superficiales), desplazamiento de agua (en lagos o mares), la acción de organismos vivos, precipitaciones meteorológicas, etcétera.

La duración de los sedimentos es un factor a destacar, ya que puede alcanzar varios millones de años. De hecho, tras períodos tan extensos, se consolidan en forma de roca. Claro que, como ocurre con la agradación, pueden ser arrastrados, tanto por el agua como por el viento.

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