Definición de aburrimiento

Se llama aburrimiento al hastío, el desaliento o la desazón que experimenta una persona a partir de una determinada molestia o cuando no encuentra algo que le proporcione entretenimiento. Por ejemplo: “¡Qué aburrimiento! En mi casa se cortó la electricidad y no puedo salir porque llueve mucho”, “Las disertaciones de este hombre me provocan un aburrimiento enorme”, “El aburrimiento terminó cuando Juan encontró una baraja y me propuso jugar al truco”.

Se suele asociar el aburrimiento a perder el tiempo. Cuando un individuo está aburrido, no le encuentra sentido a aquello que está viviendo. En ese momento el sujeto no realiza ninguna acción o bien parece actuar en forma automática. En ciertos casos, el aburrimiento sí promueve algún tipo de acción, aunque ésta carezca de lógica o de coherencia.

Supongamos que un hombre siente aburrimiento en su casa. No tiene ninguna tarea obligatoria que realizar, pero a la vez no puede pensar en algo que tenga ganas de hacer por placer o para divertirse. El aburrimiento lo puede llevar a quedarse sentado o acostado sin hacer nada, mientras el tiempo pasa irremediablemente. O, tal vez, lo lleve a comer aunque no tenga hambre, simplemente para hacer “algo”.

Este concepto es subjetivo, tanto como el amor, la nostalgia y la alegría: si bien millones de personas aseguran pasar por éstos y otros estados, nos resulta imposible definirlos de una sola manera, ya que cada una los experimenta con tintes propios. En este caso en particular, el aburrimiento se encuentra indefectiblemente ligado al entretenimiento, otro término que cada individuo entiende de forma particular.

Para dejar el aburrimiento atrás, es necesario recuperar el entretenimiento, y por eso la receta varía según los gustos de cada persona. Cuando le enseñamos un vídeo que consideramos gracioso a un amigo y éste ni siquiera esboza una sonrisa, o cuando recomendamos una película y recibimos una respuesta inesperadamente negativa, no podemos evitar recordar el viejo dicho «sobre gustos no hay nada escrito».

Es habitual que el aburrimiento surja cuando una persona está realizando una actividad rutinaria por obligación. Un oficinista puede aburrirse en su trabajo y, sin embargo, debe seguir cumpliendo con las tareas que le asignan ya que necesita el dinero que obtiene por su labor.

Si nuestro trabajo no nos despierta un interés genuino, lo normal es que no nos preocupemos por mejorar y aprender nuevas técnicas para que nuestro rendimiento aumente, al menos no de forma espontánea. Esta falta de movimiento deriva en que la actividad se lleve a cabo de manera casi involuntaria, lo cual aumenta la sensación de estancamiento y, en consecuencia, genera aburrimiento.

Por otro lado, el aburrimiento también puede aparecer en medio de una actividad placentera, quizás como resultado de la ansiedad o del cansancio. Dado que no siempre entendemos nuestras sensaciones con claridad, a veces confundimos la falta de energía con el aburrimiento o con la tristeza, por ejemplo.

Es importante mencionar que muchos psicólogos sostienen que el aburrimiento, en ciertos momentos, es positivo debido a que promueve la creatividad: la persona aburrida debe pensar qué hacer con su tiempo libre para entretenerse. Esto también puede ocurrir en medio de una temporada de poca autoestima, de estrés o de problemas de relación, entre otros casos.

Si bien el aburrimiento es una sensación normal y no es signo de un trastorno, sí puede aparecer como uno de los síntomas de ciertas enfermedades asociadas a la falta de voluntad, como es la abulia adolescente. En estos casos, el estado se extiende en el tiempo y parece no tener solución, por lo cual no es común que el paciente lo canalice a través de la creatividad.

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