Definición de a priori

A priori es una locución latina que significa “de lo anterior”. La expresión se utiliza para demostrar algo que va desde su causa hasta el efecto. También se refiere a aquello que se realiza con anterioridad a la reflexión sobre el asunto en cuestión.

Un ejemplo que podemos utilizar para poder entender a la perfección la locución latina que ahora nos ocupa podría ser el siguiente: “A pesar de lo que habían dado a conocer los medios de comunicación sobre los detenidos, el juez tenía claro que no podía ni debía juzgar el caso a priori”.

Respecto a este significado hay que dejar patente que siempre que se habla de este término se viene inevitablemente a la mente su antónimo: a posteriori. Una oración que puede servirnos para comparar y ver la diferencia que existe entre ambas locuciones sería esta: “Lo mejor y lo más justo es que se analice y se estudie el caso en cuestión y así sacar todas las conclusiones a posteriori”.

Es posible establecer una distinción entre el conocimiento a priori (que, de acuerdo al filósofo Immanuel Kant, es necesariamente universal y verdadero debido a que no tiene dependencia de la experiencia) y el conocimiento a posteriori (aquel que se desarrolla por la vía empírica).

Las proposiciones a priori, por lo tanto, son necesarias. Las demostraciones directas en las matemáticas, por ejemplo, pertenecen a este tipo de locuciones. De esta forma, el conocimiento a priori permite anticipar un hecho o algunas de sus propiedades o características.

Para la filosofía escolástica, las proposiciones a priori aparecen vinculadas a la ontología y equivalen a aquello que precede de acuerdo a la organización causal.

Para Kant, todo conocimiento empírico está atado a las condiciones a priori, a las que denomina como trascendentales. Al no poder comprobarse empíricamente, la razón es el sustento de este tipo de conocimiento.

René Descartes, por su parte, señalaba que la razón tiene independencia frente a la experiencia. Esto implica que existe un conocimiento que es innato (o sea, a priori), tal como explicó con su famosa frase “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”).

Los juicios sintéticos a priori, por último, son aquellos vinculados con la lógica (como “subir para arriba”). En cambio, los juicios a posteriori son empíricos y sólo valen para casos particulares, ya que se comprueban con la experiencia (“Las mujeres de Buenos Aires hablan más que los hombres”).

Además de todo lo citado podemos establecer, de igual manera, que el término que nos ocupa es utilizado como nombre de una empresa de gestión teatral que comenzó su andadura a finales de la década de los 90 bajo las órdenes de Joseba García, miembro de la Compañía Fuegos Fatuos, y de Julio Perugorría, un profesional del mundo teatral con una gran experiencia en el mismo.

El espectáculo infantil “Cáscaras” (2010) de Jorge Padín, la adaptación de Tirso de Molina “La celosa de sí misma” (2009) de Juanma Navas, “Casi Romeo y Julieta” (2007) de Marta Torres o “La Dama Duende” (2005) también de Marta Torres son algunas de las producciones teatrales que esta compañía A Priori ha desarrollado a lo largo de su carrera profesional.

Definición siguiente →