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Variedades lingüísticas

Te explicamos qué son las variedades lingüísticas y las características de las variedades diatópicas, diastráticas, etarias y más.

¿Qué son las variedades lingüísticas?

En lingüística, se conoce como variedad lingüística o modalidad lingüística a cada una de las distintas formas que adquiere una lengua natural o idioma, dependiendo del contexto geográfico, social y etario en que sus hablantes la utilizan. Es decir, hablamos de las variaciones significativas que sufre una lengua dependiendo de las condiciones objetivas de cada hablante.

Estas variaciones de la lengua se manifiestan en su vocabulario, entonación, pronunciación o incluso rasgos más centrales todavía, y se ven reflejados principalmente en la oralidad, menos así en la escritura. De esa manera, al oír hablar a alguien, es posible obtener información respecto de su extracción geográfica (es decir, escuchando su dialecto), su clase social y nivel educativo (su sociolecto) o su edad aproximada (su cronolecto).

El término variedad se utiliza para referirse a cualquiera de estos casos, entendiendo que son usos que difieren de la norma ideal, la cual existe sólo como una abstracción o un patrón genérico, pues ninguna persona habla en “neutro”, sino que se expresa a través de la variante que le corresponde de acuerdo a las relaciones geográficas, sociales y culturales que determinan su lugar de enunciación, o sea, desde “dónde” habla.

Así, desde un punto de vista concreto, toda lengua o idioma se materializa a través de un conjunto más o menos grande y más o menos dispar de variedades lingüísticas que le son propias.

Ver también: Regionalismos

Variedades lingüísticas diatópicas o geográficas

Así como una misma especie diverge con el paso de los siglos si se encuentra separada geográficamente, hasta dar origen a dos especies totalmente distintas, algo similar ocurre con la lengua. Comúnmente se llama dialectos a estas variaciones significativas de una misma lengua que tienen lugar en regiones geográficas determinadas, y que no consisten (aún) en lenguas diferenciadas, sino en modos diferentes de hablar una misma lengua.

Sin embargo, si tomamos en cuenta que todo hablante de una lengua necesariamente pertenece a una geografía, y por ende habla un dialecto, podemos concluir que en realidad la suma de los dialectos son la única manifestación concreta, material, posible de una lengua. Esto es, nadie habla la lengua “universal”, desvinculada de rasgos dialectales en su pronunciación o su léxico.

Así, existen dialectos más cercanos (que presentan menor diferenciación) y que por lo tanto son fácilmente comprensibles entre sí, mientras que hay otros que ya se han alejado tanto el uno del otro que es imposible que sus respectivos hablantes se entiendan del todo, teniendo a menudo que acudir a “préstamos” más “universales” para llegar a un terreno común.

Esto es lo que ocurre, por ejemplo, entre la inmensidad de variantes del español, que difieren sustancialmente entre lo hablado en México, Colombia, Argentina, Puerto Rico y España, por citar sólo algunos casos extremos.

Aunque los cambios son sustanciales y reconocibles, un grupo de hablantes formado por personas de cada uno de estos países podría entenderse sin demasiada dificultad, aunque con ocasionales tropiezos. En cambio, la distancia que media entre los dialectos del italiano es tan grande, que en muchos casos constituyen prácticamente lenguas separadas.

Variedades lingüísticas diastráticas o sociales

Si la lengua varía de una geografía a otra, también es cierto que lo hace en una misma ubicación, pero dependiendo de los sectores sociales a los que se refiera, dado que no todo el que vive en una misma región, por ejemplo, habla de manera idéntica.

En esto último influyen factores como la clase social y el nivel educativo, la procedencia étnica, la profesión o la pertenencia a determinados circuitos sociales específicos. Así, a cada una de dichas variantes se las puede considerar un sociolecto, o sea, una forma específica de hablar de un circuito social o un grupo estipulado.

Estos sociolectos suelen diferenciarse bastante entre sí, aunque siempre se hallan inscritos de alguna forma en la variante regional del idioma, es decir, son compartimientos dentro de la variante geográfica, que se refieren a un área muy específica y local de la sociedad. Por ejemplo, una tribu urbana puede manejar su sociolecto, o lo puede hacer también la clase popular, o incluso la comunidad carcelaria (eso que se llama “la jerga delincuencial”).

Variedades lingüísticas etarias o cronolectos

Desde cierto punto de vista, las variedades cronológicas de una lengua son en realidad un tipo de sociolecto, es decir, una especialización de la categoría anterior, dado que las personas de un rango de edad tienden a hablar parecido, pero sólo si pertenecen a la misma comunidad geográfica y al mismo circuito social.

Esto es lo que ocurre cuando se habla de “la manera en que hablan los jóvenes”, por ejemplo, o cuando se identifica un determinado modo de habla con una generación específica. Cada uno de ellos se considera un cronolecto posible.

Esta clasificación más específica tiende, sin embargo, a presentar ciertos rasgos homogéneos a partir de la masificación del Internet y las redes sociales, que al superar enormes distancias geográficas a través de comunidades virtuales y telemáticas, permite la construcción de un cronolecto más uniforme entre los jóvenes usuarios de cierto tipo de aplicaciones o ciertos circuitos de la llamada cultura 2.0. Los memes son un buen ejemplo de ello.

Otros tipos de variedades lingüísticas

Existen otras formas más específicas de variantes lingüísticas, generalmente útiles para el estudio profesional de la lengua o de las sociedades, por parte de lingüistas, antropólogos o sociólogos. Algunas de ellas pueden ser:

  • Variedades diacrónicas, aquellas que se relacionan con el cambio lingüístico a través del tiempo, o sea, que permiten el estudio de cómo el idioma ha ido mutando con el paso del tiempo, conforme el uso se va imponiendo a la norma. Es lo que se hace al estudiar el español medieval y cotejarlo con el moderno, por ejemplo.
  • Variedades minoritarias o ecolectos, aquellas que son practicadas por un grupo muy reducido dentro de una comunidad lingüística, como puede ser una familia o un grupo de amigos, o de compañeros de trabajo.
  • Variedades personales o idiolectos, aquellas que se reducen al habla de un único individuo, cuyas manifestaciones lingüísticas son diferentes a las de su comunidad lingüística de alguna manera.
  • Variedades tecnológicas o tecnolectos, aquellas que se encuentran vinculadas con el lenguaje profesional y la tecnología, conforme la aparición de nuevos referentes obligan a la lengua a crear palabras y sentidos nuevos para sus hablantes.

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Referencias