Felación
Te explicamos qué es una felación, el origen del término y en qué consiste tal práctica. Además, cómo fue considerado en la historia hasta hoy.
¿Qué es una felación?
Se conoce como felación (del latín fellare, ‘chupar’) a una práctica de sexo oral realizada sobre el pene y los testículos, en la cual se los estimula mediante el contacto con los labios, la lengua y la boca toda, pudiendo o no conducir hasta el orgasmo.
Es una práctica común en el sexo de pareja, aunque también puede ser llevada a cabo por dos o más personas (doble felación), y que suele estar acompañada de otras formas de masturbación, ya sea como preliminar a la penetración, o como coito en sí misma.
La felación, junto con el cunnilingus (estimulación oral de los genitales femeninos), la posición 69 (estimulación oral simultánea) o la garganta profunda (estimulación del pene con la garganta), constituyen las formas más conocidas de sexo oral. Como forma de masturbación (autofelación), en cambio, suele ser poco frecuente, dadas las complicaciones físicas del caso.
Toda felación supone una postura de pasividad física de quien la recibe y de actividad por parte de quien la propina, a pesar de que algunas de sus consideraciones culturales puedan apuntar a lo contrario, interpretándola en ocasiones como una forma de sometimiento o de subyugación hacia quien la realiza. Cuando, en cambio, el pene es usado activamente para penetrar la boca, se emplea el término irrumación (del latín irrumatio).
Como todas las formas de sexo oral, la felación implica riesgos para la salud tanto de quien la otorga como quien la recibe, tales como la transmisión de enfermedades venéreas (VIH, Herpes, VPH), si bien lógicamente no implica riesgo alguno de embarazo.
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La felación en la historia y la cultura
La práctica de la felación es antigua, tanto así que aparece en grabados y vasijas de las edades clásicas, y se la refiere a menudo en diversos relatos mitológicos. En la antigüedad griega, por ejemplo, las habitantes de la isla de Lesbos eran célebres por su talento para la felación (de allí su nombre: en griego lesbiazéin significa “felar”).
Posteriormente se daría el cambio de sentido que atribuiría a “lesbiana” su significado actual, ya que en griego antiguo el nombre para la homosexualidad femenina era tríbada (“frotar”).
En el mundo romano, en cambio, la felación fue habitual y estuvo vinculada a una consideración cultural que otorgaba roles de poder entre quien la realizaba y quien la recibía. De esta manera, quien recibía una felación se sometía al otro (y todavía peor si realizaba un cunnilingus, considerado una práctica inmoral), ya que asumía una postura pasiva, asociada por los romanos con la debilidad. En cambio, quien la realizaba tenía poder sobre el otro.
La felación, por demás, se encuentra presente en el kamasutra y en diversas representaciones del hinduismo temprano, mientras que en la tradición islámica y judaica no suele estar bien vista, en especial si implica el derramamiento de semen.
De hecho, en la España medieval, la felación estaba tan mal vista moralmente que incluso las prostitutas se insultaban unas a otras acusándose de practicarla a menudo.
En el mundo actual, en cambio, la felación es una práctica común y ampliamente practicada, muy presente en los relatos pornográficos y presente en el imaginario sexual popular.