Calendario gregoriano
Te explicamos qué es el calendario gregoriano y el origen de su nombre. Además, cómo estaba compuesto y un poco de su historia.
¿Qué es el calendario gregoriano?
Se conoce como calendario gregoriano al calendario originario de Europa, de aceptación actual en el mundo entero desde que sustituyera el calendario juliano en el año de 1582. Su nombre proviene del Papa Gregorio XIII (1505-1585), quien fuera su más importante promotor, especialmente a través de la bula papal Inter gravissimas (1582).
Este calendario fue adoptado por España, Italia y Portugal en ese mismo año, pero encontró resistencia en el mundo anglosajón, especialmente en Gran Bretaña y sus colonias, hasta 1752. Actualmente es el calendario mundial, y fue producto de estudios remitidos a la Santa Sede por académicos de la Universidad de Salamanca, como una forma de llevar a cabo los acuerdos del Concilio de Trento (1545-1563) para mejorar y completar el calendario juliano existente desde el año 46 a.C.
Existía ya un desfase en materia de calendario desde el Concilio de Nicea (325), debido a un cómputo inexacto de los días del año, lo cual producía una variación de 10 días anuales. Para solventarlo, se nombró una Comisión del Calendario que encabezaron los astrónomos Cristóbal Clavio y Luis Lilio, el primero un matemático jesuita y el segundo uno de los principales autores del calendario gregoriano.
El nuevo calendario resolvió los problemas de exactitud temporal proponiendo que el año tenga 365 días (en realidad 365,2425 días), y que en vez de tener cada cuatro años un año bisiesto, es decir, de 366 días, como lo proponía el calendario juliano, se tendría años bisiestos cuando sus últimas dos cifras sean divisibles por 4 o 400, excepto por los múltiplos de 100.
Esto, matemáticamente, implica un adelanto de ½ minuto cada 3300 años, lo cual en tiempo de vida humana no parece significar mucho, pero a la larga acarrea también problemas dado que la velocidad de rotación de la Tierra tiende con el tiempo a desacelerar, debido a la fuerza de atracción lunar. Esto se ha determinado a partir de la medición sostenida gracias a relojes atómicos, pero no resulta demasiado problemático en términos prácticos.
En cambio, la discrepancia mes a mes del número de días hábiles (de trabajo), entre 24 y 27 dependiendo de la cantidad de semanas de cada mes (dependiendo de si tiene 30 o 31 días, o 28 o 29 para febrero). Esto implica que, a largo plazo, nuestro calendario requerirá, muy a futuro, nuevos ajustes para recuperar su exactitud.
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