Biografías de personajes históricos

Napoleón Bonaparte: biografía - infancia, gobierno, guerras


Napoleón Bonaparte (1769 – 1821) fue un militar y estadista francés que llevó a cabo grandes campañas con las que conquistó la mayoría de Europa. Sirvió durante la Revolución francesa al ejército republicano y luego se alzó como emperador de la nación en 1804.

Su figura sigue siendo una de las más destacadas de la historia de occidente en el ámbito militar por sus logros, al igual que en lo político, puesto que Napoleón consiguió ceñir en su cabeza la corona de un imperio que acababa de rebelarse contra el absolutismo.

Provenía de una familia noble de Córcega. A pesar de que Bonaparte fue enviado a Francia a los 9 años, los locales solían verlo como un extranjero. El destino escogido para él fue el de las armas y se graduó en 1785 en la Academia Militar de París.

En los inicios de la Revolución francesa fue enviado a Córcega junto con Pascual Paoli. Sin embargo, allí no fue bien recibido por los locales que también lo sentían ajeno a su causa.

Para Napoleón Bonaparte el momento de destacar entre el resto de los militares de su época llegó con el asedio de Tolón. Su participación en la operación garantizó la paz en el sur de Francia para la nueva República, además, le dio prestigio como militar al joven Napoleón que contaba con 24 años.

A mediados de la década de 1790, la influencia y el renombre de Napoleón Bonaparte se expandieron por toda Francia. En 1795 se encargó de defender a París de los realistas y eso lo ubicó en una buena posición ante los miembros del Directorio, ente que gobernaba al país entonces.

De allí fue enviado a la Campaña de Italia, en la que las victorias y las riquezas que venían con las conquistas realizadas por Napoleón parecían indetenibles.

Desde esa posición aprendió como dirigir un Estado, cosa que preocupó a los miembros del Directorio, quienes luego se contentaron con el oro que enviaba Bonaparte y olvidaron lo rápido que había alcanzado la gloria.

Sin embargo, Napoleón no quiso tomar el poder de inmediato y decidió prestar atención a la agenda tradicional de Francia y emprender una campaña en Egipto contra Gran Bretaña. La misma no resultó de la forma que Bonaparte esperaba, tras la destrucción de la flota francesa.

Con el apoyo de Emmanuel-Joseph Sieyès y la amenaza rusa y británica latente, se produjo el golpe de Estado del 18 brumario, acaecido en 1799. Gracias a esoFrancia pasó a ser gobernada por tres cónsules: Napoleón Bonaparte, Emmanuel Sieyès y Roger Ducos.

Tres años más tarde se realizó una enmienda a la Constitución, en la que se estableció que Bonaparte sería primer cónsul de por vida. El 2 de diciembre de 1804 se coronó como emperador de Francia en una pomposa y extravagante ceremonia que lo convirtió en Napoleón I.

Aunque en Austerlitz consiguió una gran victoria y una paz importante para su imperio, no logró emular los resultados en la batalla de Trafalgar. Bonaparte perdió a España y Portugal, lo que hizo que algunos pensaran que se encontraba debilitado.

Rusia dejó de prestar atención a los Tratados de Berlín, por lo que Bonaparte decidió invadirla en 1812. La operación contó con 600.000 hombres en las tropas francesas, pero los rusos aplicaron una estrategia de desgaste que les funcionó muy bien.

Bonaparte regresó a Francia después de tomar Moscú sin resistencia. Entonces, el invierno le pasó factura a su ejército que quedó prácticamente destruido.

El 6 de abril de 1814 decidió abdicar en favor de un miembro de la casa Borbón, Luis XVIII. En ese momento fue la única salida disponible para Napoleón y para el país. Entonces, Bonaparte se dirigió al destierro en la isla de Elba.

En marzo Bonaparte desembarcó en costas francesas nuevamente. Ordenó la creación de una nueva Constitución y juró ante ella. Sin embargo, perdió todo en Waterloo. En junio de 1815, Napoleón se entregó a los ingleses y estos lo enviaron a Santa Elena hasta el final de sus días.

Índice del artículo

Biografía

Primeros años

Napoleone di Buonaparte nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, Córcega. Poco tiempo antes de su nacimiento dicha isla había pasado a ser territorio francés. Descendía de una familia noble de la Toscana.

Su padre, Carlo María di Buonaparte era abogado y cortesano de Luis XVI y su madre fue María Letizia Ramolino. Era el segundo hijo de la pareja, su hermano mayor era José. Napoleón también tuvo seis hermanos menores llamados Luciano, Elisa, Luis, Paulina, Carolina y Jerónimo.

Durante la crianza de los niños su madre fue una figura muy importante para todos. El mismo Napoleón afirmó que el destino de un muchacho es forjado por su madre en los primeros años.

Por la posición que había obtenido su padre, los dos hijos mayores, José y Napoleón, fueron admitidos en una escuela de Autun, en Francia continental, cuando el último contaba con 9 años de edad. Desde entonces comenzó la formación académica de Napoleón Bonaparte.

En el Collège d’Autun estuvo durante un breve período en el que aprendió el idioma y las costumbres, pero luego se trasladó al Colegio Militar de Brienne en el que durante cinco años se preparó para la carrera de las armas.

En 1784 se graduó del colegio militar y fue aceptado por la École Royale Militaire de París en la que se preparó en la artillería y de la que se recibió al año siguiente como teniente segundo, cuando contaba Bonaparte con 16 años.

Revolución

Al culminar sus estudios, Napoleón sirvió en Valence y Auxonne, pero también se tomó largos tiempos de licencia de de los puestos a los que había sido asignado para volver a la capital francesa y a su isla natal.

Cuando la Revolución francesa inició en 1789, Napoleón se mantuvo en Córcega durante un tiempo y se acercó a Pascual Paoli, un nacionalista corso. Bonaparte y su familia eran, tradicionalmente, partidarios de la independencia de Córcega y Napoleón apoyaba a los Jacobinos de la zona.

Ambos corsos tuvieron choques en las decisiones militares y esa riña obligó a la familia Bonaparte a abandonar la isla y tomar rumbo a Francia en junio 1793. Entonces, Napoleón regresó al servicio en las filas del ejército francés.

A partir de 1793 se convirtió en amigo Augustin Robespierre, hermano del líder de los jacobinos y de la Convención, Maximilien de Robespierre. Por esa época fue que adoptó la forma afrancesada de su nombre y apellido tal cual quedó registrada en las páginas de la historia: Napoleón Bonaparte.

Sitio de Tolón

Probablemente gracias a influencia de alguno de sus amigos, Napoleón consiguió ser ascendido a comandante de artillería. Gracias a Antoine Saliceti fue asignado a una de las operaciones que marcó el inicio brillante de su carrera: el asedio de Tolón.

Los realistas se habían alzado en armas en las fortalezas de la zona como oposición al régimen del Terror que se imponía en todo el país bajo el mandato de Robespierre.

Napoleón decidió que antes de entrar a los fuertes debía utilizar gran fuerza de artillería, la cual estuvo ubicada en una colina que era la posición ideal para debilitar al enemigo.

Su plan fue exitoso, puesto que pudo expulsar a las tropas británicas y españolas que habían sido invitadas por los realistas.

Luego de que el ejército republicano logró tomar la ciudad, Napoleón Bonaparte fue ascendido a general de brigada a finales de 1793, entonces contaba con 24 años. Su buen desempeño lo volvió el hombre más importante de la operación por lo que muchas miradas comenzaron a recaer sobre él.

El fin del Terror

Tras la caída de Maximiliano Robespierre a mediados de 1794, y como consecuencia de la amistad entre Augustin y Napoleón, el último fue sujeto de sospechas por parte de los que habían sucedido en el poder.

No encontraron ningún motivo para mantener preso o asesinar a Bonaparte, por lo que lo dejaron en libertad. Sin embargo, intentaron alejarlo de los centros de poder y lo enviaban a posiciones que estaban por debajo de sus capacidades.

Al año siguiente, el mismo Napoleón se encargó de hacerse con prestigio entre los nuevos personajes que tenían el poder en la Convención:

En octubre de 1795 se organizó una protesta armada contra el gobierno, encabezada por realistas y otros partidos que no estaban de acuerdo con el dominio revolucionario. Entonces, Bonaparte acudió al rescate.

Paul Barras le encomendó a Napoleón la protección del Palacio de Tullerías, donde sesionaba la Convención. Joachim Murat se encargó de conseguir algunos cañones que el 13 de vendimiario del año IV (5 de octubre de 1795), fueron usados para repeler el ataque realista.

Entonces, el ejército improvisado de Napoleón Bonaparte a favor de la Convención acabó con la vida de 1.400 realistas y el resto de ellos huyó. Fue así como Napoleón se hizo con el favor del Directorio que rigió desde entonces a Francia.

La campaña italiana

Después de su participación en la defensa de Tullerías, Napoleón Bonaparte fue ascendido a comandante del interior y se le encargó la campaña que se llevó a cabo en tierras Italianas. Se convirtió en protegido de Barras y tomó por esposa a la antigua amante de este, Josefina de Beauharnais.

A pesar de que sus tropas estaban mal apertrechadas, Bonaparte consiguió ganar las batallas que se libraron en Mantua, Castiglione, Arcole, Bassano y finalmente en Rivoli en 1797. Con esa victoria contra los austríacos logró expulsarlos de las tierras italianas.

Los franceses perdieron 5.000 hombres, mientras que las bajas austríacas ascendían a 14.000. Los italianos recibían a las tropas de Francia como a libertadores. Napoleón consiguió firmar un acuerdo con Austria conocido como el Tratado de Campo Formio.

Según lo acordado, Francia tomaría control del norte de Italia, al igual que de los Países Bajos y el Rin, mientras que Austria recibiría a Venecia. Eso no fue respetado por Napoleón, que ocupó a la última e implementó una organización que llevó el nombre de República Cisalpina.

Mientras el poder político de Bonaparte crecía en Francia, los miembros del Directorio se sentían amenazados por la figura del joven militar. A pesar de eso, logró apaciguarlos durante un tiempo gracias al oro que recibía el gobierno de la campaña italiana.

Golpe de fructidor

Los realistas que habían resultado seleccionados como miembros del Consejo conspiraban para instaurar nuevamente la monarquía en Francia. El 18 de fructidor, 4 de septiembre de 1797 en el calendario gregoriano, el general Pierre Augereau se presentó en París junto con sus tropas.

Uno de los conjurados, Lazare Carnot, dejó la capital, mientas que Barthélemy fue apresado. La mayoría de los monarquistas tuvieron como destino celdas en la Guyana Francesa. De esa forma, se purgó a la nación de realistas y Paul Barras volvió a tener el control.

Sin embargo, el verdadero poder yacía en la fuerza de Napoleón Bonaparte, que regresó a la capital en diciembre de 1797. Fue entonces cuando conoció al ministro Talleyrand, que fue muy importante durante todo su gobierno.

A pesar de que hubiese podido tomar el control del país, Bonaparte decidió esperar. Mientras tanto, los franceses se sentían identificados con ese personaje que les había dado tantas alegrías y victorias y que representaba a un líder en quien podían confiar por sus buenos resultados.

Campaña de Egipto

Napoleón Bonaparte sabía que su fuerza naval no era poderosa, especialmente comparada con la del Imperio británico. Sin embargo, decidió trasladarse a Egipto para intentar cortar el paso de comercio que los ingleses poseían en el Mediterráneo.

Llegó a Alejandría el 1° de julio de 1798, allí venció a los mamelucos en la batalla de Shubra Khit y luego en la batalla de las Pirámides, en las que los franceses solo perdieron 29 vidas mientras que los egipcios cerca de 2.000 hombres.

Pero el furor de la victoria terminó cuando Horacio Nelson destruyó la flota francesa en la batalla del Nilo a mediados de 1798. Al año siguiente, Napoleón se dirigió a Damasco, que era controlada por el Imperio otomano.

Conquistaron Jaffa, Haifa, Gaza y El Arish, pero no pudieron someter a Acre. Eso llevó a Napoleón, cuyos números habían menguado, a regresar a Egipto, donde venció una vez más a los otomanos que intentaron invadir, en esa ocasión, la ciudad de Abukir.

La campaña no obtuvo el éxito que Napoleón había planeado; sin embargo, logró expandir su influencia al otro lado del Mediterráneo. El ejército quedó en manos de Jean Baptiste Kléber, cuando Bonaparte decidió regresar a Francia en 1799.

Consulado

Francia estaba lista para recibir un nuevo gobierno. No querían seguir bajo el mandato del Directorio, pero tampoco deseaban que los realistas regresaran al poder. Ese era el momento que había estado esperando Napoleón Bonaparte.

El 18 de brumario (9 de noviembre de 1799), Emmanuel Sieyès, José Fouché, Talleyrand, Napoleón y su hermano Luciano Bonaparte iniciaron un golpe de Estado en dos partes. Conseguir el voto de los Quinientos y de los Ancianos era menester para la legitimidad que ansiaba Napoleón.

Los jacobinos no estaban dispuestos a pasar la propuesta de la creación de un Consulado que suprimiera el poder del Directorio, pero Luciano Bonaparte aprovechó su puesto como jefe de los Quinientos para hacer que Murat y sus hombres desalojaran de la sala a los que no accedieron.

Después de que los jacobinos fueron expulsados del recinto por la fuerza, los representantes restantes, que eran pocos, votaron para asegurar que tres cónsules serían los encargados del poder en Francia tras el fin del Directorio.

Los escogidos fueron Sieyès, Ducos y Napoleón Bonaparte, que se convirtió desde entonces en el verdadero gobernante. Además, contaba el último con el apoyo del pueblo francés que lo veía como su héroe.

Paz y unidad

Ambos partidos creyeron ver en Napoleón Bonaparte lo que ellos deseaban. De ese modo los realistas creían que él los apoyaría y los republicanos asumieron lo propio. Pero para las personas nada había cambiado.

Sin embargo, el gobierno del Consulado llevó tranquilidad al país, es decir, que los comerciantes comenzaron a prosperar. Eso era precisamente lo que necesitaba Francia, que había estado desangrándose durante largo tiempo.

Mientras tanto, Sieyès preparaba la Constitución del año VIII. En la carta magna se propuso que existiese el cargo de Primer Cónsul, que fue tomado por Bonaparte. Se realizó un plebiscito en el que la mayoría del país votó favorablemente, a pesar de que la transparencia estuvo en entredicho.

El 25 de diciembre de 1799 se declaró el fin de la Revolución francesa, puesto que en esa fecha tomaron el poder los tres cónsules, con Bonaparte como líder indiscutible. Entonces, fijó su residencia en las Tullerías.

Bonaparte también insistía en que el país debía permanecer en paz internamente: nadie debía ser tratado con injusticia por sus inclinaciones políticas del pasado, y todos debían disfrutar por igual de la gloria que en nombre de Francia se ganaba.

Exterior

En 1800, cuando Austria volvió a plantar cara a los franceses, Napoleón luchó una batalla en Marengo, que ganó con dificultad. Lo mismo sucedió en Hohenlinden. Sin embargo, las tropas fueron recibidas con alegría en su patria y al año siguiente firmó con Austria el Tratado de Lunéville.

Después, Bonaparte procedió a pacificar la relación con Gran Bretaña. En 1802 se firmó el Tratado de Amiens. Ese acuerdo fue bueno para Francia, puesto que aseguraba sus intenciones expansionistas coloniales, al tiempo que permitía que el continente prosperara.

Ese fue el momento propicio para que Francia se volcara a recuperar el dominio de sus posesiones en América y así lo decidió Napoleón. Envió al general Leclerc a Santo Domingo, pero  la operación fue un fracaso puesto que la fiebre amarilla menguó los números de las tropas rápidamente.

En 1804 los esclavos de la isla proclamaron su independencia bajo un gobierno republicano al que bautizaron como Haití.

Luego Talleyrand, con el beneplácito de Napoleón, vendió a los Estados Unidos el territorio de Luisiana por 15 millones de dólares. De ese modo la nación americana duplicó su territorio instantáneamente.

Sin embargo, ante una posible guerra contra Gran Bretaña era imposible para Francia defender sus dominios americanos, así que esa venta fue la solución más ventajosa que pudo encontrar Napoleón Bonaparte.

Imperio

No faltó quién tramara el asesinato de Napoleón durante su tiempo en el Consulado. Primero, la conspiración de las dagas en 1800, luego la Máquina Infernal. Los atentados eran planificados tanto por republicanos como por realistas.

En 1804 se descubrió una conjura en la que estaba involucrada Inglaterra de forma directa, al igual que los realistas franceses, quienes intentarían restaurar a los Borbones en la corona. Napoleón decidió actuar primero y ordenó el asesinato del duque de Enghien.

Neutralizó a sus enemigos con esa acción y tuvo el camino libre para poder ascender al puesto que tenía tiempo anhelando: el de emperador de Francia.

El 2 de diciembre de 1804 Napoleón se coronó ante el papa Pío VII en la catedral de Notre Dame. Entonces, unió en su persona la tradición con la esencia del espíritu revolucionario al jurar que mantendría la igualdad, la propiedad y el territorio francés, mientras levantó un imperio.

Desde ese momento decidió crear su propia corte, al igual que repartió títulos nobiliarios por doquier a sus partidarios y trató de imponer a todos sus hermanos como reyes en diferentes lugares del continente.

Bonaparte quería establecer conexiones con la historia francesa para asegurar su lugar a la cabeza del Imperio.

Guerra de la Tercera Coalición

Desde 1803 se había roto el Tratado de Amiens entre Gran Bretaña y Francia, tras la declaración de guerra de la primera a la segunda. Los suizos fueron los primeros en aliarse a los ingleses, les siguieron los rusos y luego los austríacos.

En Boulogne, al norte de Francia, Napoleón decidió emplazar seis campamentos. Los hombres que permanecían en ellos debían ser quienes tomaran Inglaterra en nombre del Imperio. La Gran Armada Francesa contaba en 1805 con 350.000 unidades.

Dada la superioridad de Inglaterra en el mar, Bonaparte pensó que se podría fingir un ataque franco-español en las Antillas para desviar la atención. De esa forma podrían cruzar al menos 200.000 hombres durante la división de las fuerzas británicas.

La operación no sucedió como estaba planeada. Terminó en fracaso y Pierre Villeneuve se refugió en Cádiz de inmediato.

Luego, las tropas francesas se dirigieron al Rin, puesto que Austria planeaba una invasión. Antes de que los rusos llegaran a Ulm, Napoleón decidió sitiar la zona y se produjo una batalla que devino en una victoria rápida y segura para los franceses.

Simultáneamente, la batalla de Trafalgar fue un completo desastre que dejó como consecuencia a Francia prácticamente sin poder naval.

Los rusos se unieron con los ejércitos papales y los austríacos para hacer frente a Bonaparte. Se produjo entonces la batalla de Austerlitz, el 2 de diciembre de 1805. Esa fue una gran victoria que enterró las posibilidades de Austria de recuperar lo perdido ante Francia.

Conquistador de Europa

Después de conseguir la paz con Austria el 26 de diciembre de 1805 en Pressburg, quedaron afirmados los acuerdos de Campo Formio y Lunéville: Francia ganaría el territorio que había ocupado Austria en Italia y Bavaria, además de algunas tierras alemanas en control de Francisco I de Austria, quien se comprometió a cancelar 40 millones de francos.

Por otro lado, a los rusos no se les expolió tras su derrota, sino que más bien se les garantizó el paso hasta sus tierras sin ninguna resistencia, puesto que en ese momento conseguir la amistad del zar era muy importante para Napoleón.

En cuanto a los Borbones de Italia, los sustituyó por su hermano José Bonaparte, Luis fue designado como rey de Holanda y a Jerónimo le arregló un matrimonio con la princesa Catalina de Wurtemberg.

Ubicó a sus familiares en las más altas posiciones esperando al menos algo de agradecimiento y fidelidad hacia él, mientras que con los antiguos nobles hubiese tenido que estar siempre preparado para la traición.

Hannover fue ofrecida a Inglaterra y Prusia se levantó puesto que eso incumplía las promesas hechas a ellos por Bonaparte. En las batallas de Jena y Auerstedt, Napoleón acabó con las fuerzas prusianas.

Rusia

Mientras Bonaparte avanzaba hacia Rusia sirvió como una suerte de liberador para el pueblo Polaco. En febrero de 1807 ocurrió la batalla de Eylau y los franceses ganaron, pero con grandes bajas. Meses después llegó la batalla de Friedland y allí Rusia perdió la mayoría de sus tropas.

El 19 de junio Napoleón Bonaparte y el zar Alejandro I decidieron firmar un acuerdo de paz. Se reunieron en Tilsit. Entonces el ruso parecía haber quedado muy impresionado por Napoleón, quien dio a conocer su lado más amable.

El zar debió cerrar todos sus puertos a Inglaterra, y ganó algunas prebendas en Turquía y Suecia. Napoleón no fue tan generoso con Prusia, que perdió casi todos sus territorios.

Polonia pasó a manos del ducado de Varsovia y la mayoría del territorio oeste se convirtió en Westfalia, regida por Jerónimo Bonaparte.

España y Portugal

A pesar de que Inglaterra había sido bloqueada al norte y al este, todavía se mantenía económicamente por los puertos de la península ibérica con los que podía establecer tratados comerciales y que mantenían el consumo de los productos británicos.

Entonces, 30.000 hombres fueron enviados a Portugal por Napoleón, pero la corte portuguesa se encontraba en Brasil cuando Juanot y sus hombres llegaron a Lisboa.

En España, Carlos IV se mantenía en apariencia como aliado del Imperio francés, pero rompía frecuentemente sus acuerdos, especialmente por influencia de Godoy, el primer ministro. Cuando en 1808 sucedió el motín de Aranjuez, el rey abdicó a favor de Fernando VII.

Luego, Carlos IV se retractó de haber cedido su corona. Napoleón vio una oportunidad abierta en el conflicto y se ofreció como mediador. Padre e hijo se presentaron en Bayona y allí se convirtieron en prisioneros del emperador.

Al encontrarse vacante el trono español, le fue asignado a José Bonaparte. Napoleón pensó que el continente entero ya se encontraba bajo su dominio o influencia directa, puesto que su familia se convirtió en la clase dominante.

Sin embargo, la popularidad de Napoleón no era la misma, la gente estaba resentida puesto que los Bonaparte despojaron por doquier de títulos y estatus para instaurar reinos de recién llegados. Desde entonces la fragilidad del Imperio francés solo se acrecentó.

Descenso

El sueño de Napoleón comenzó a desdibujarse en España. Al llegar José, el pueblo se alzó en armas. La guerra de guerrillas comenzó. Pensaron que podrían controlar a la población con tácticas policiales, pero no fue el caso.

En Bailén, el general Dupont de l’Etang tuvo que rendirse ante los guerrilleros, a pesar de que contaba bajo su mando a más de 17.000 soldados. Esa derrota fue una de las que más preocupación le llevó a Bonaparte durante toda su vida.

Supo que no tendría los medios para conservar la calma de la población mientras José permaneciera en España, por lo que tuvo que replegarse. Sin embargo, los enfrentamientos entre franceses y españoles continuaron y luego los ibéricos estuvieron apoyados por los ingleses.

Napoleón decidió atacar Austria una vez más en 1809 y los franceses ganaron rápidamente, pero con menos ventaja que en Austerlitz. Entonces se consiguió arreglar un matrimonio entre el gobernante francés y María Luisa, hija de Francisco I.

Bonaparte y la joven Habsburgo tuvieron un hijo llamado Napoleón durante el primer año de matrimonio, el título que se le otorgó al niño fue el de rey de Roma.

Rusia

El zar Alejandro I se dio cuenta de que aplicando una estrategia de desgaste podría derrotar al Ejército francés si lo atraía hasta su propio terreno.

Además, Austria y Prusia hicieron un pacto con Rusia para combatir a Napoleón en el momento en que sus fuerzas no estuviesen en su mejor forma. El tiempo para la expulsión de los franceses había llegado.

En 1811 Alejandro I dejó de cumplir con el bloqueo continental a Inglaterra y Francia le envió una advertencia al zar, que no temía más a las acciones bélicas de Bonaparte y se sabía a sí mismo suficientemente fuerte, junto con sus aliados, para derrotarle.

En mayo de 1812 inició la invasión a Rusia. Napoleón no encontraba a su paso sino victorias. Ocupaba ciudades, prácticamente sin resistencia. En Smolensk una pequeña cantidad de tropas rusas hizo frente a los franceses, pero luego se retiraron.

La comida escaseaba, pero Bonaparte estaba cada vez más cerca de Moscú. En septiembre, llegaron a Borodino y cerca de 44.000 rusos murieron en un enfrentamiento, mientras que entre los franceses hubo, aproximadamente, 35.000 bajas del ejército que contaba con 600.000 unidades.

Moscú

Los franceses ocuparon la principal ciudad del Imperio ruso, pero la encontraron totalmente vacía. No había suficientes provisiones para que los hombres soportaran el invierno y Alejandro I no respondía las ofertas de paz hechas por Napoleón.

Bonaparte esperó durante varios meses por alguna señal del zar. El 5 de diciembre decidió regresar a París. Casi todo el ejército falleció víctima del invierno ruso. Junto con Napoleón regresaron cerca de 40.000 unidades de la Grand Armée.

Nacionalismo

Todas las naciones que se habían sentido agraviadas por las fuerzas de Napoleón Bonaparte decidieron unirse contra él. Rusia, Austria, Prusia, Gran Bretaña, Suecia, España y Portugal fueron los principales aliados en su contra.

Napoleón aumentó los números del ejército rápidamente a 350.000 y logró algunas grandes victorias contra sus enemigos. En 1813 se produjo la batalla de Dresde que fue ganada por los franceses a pesar de ser superados en número por la coalición.

Pero Francia era invadida por todos sus frentes y luego, en Leipzig, Bonaparte no tuvo la misma suerte. Se le ofreció un acuerdo de paz en el que Francia conservaría sus fronteras naturales, dejaría de tener el control de España, Portugal, la orilla este del Rin, Holanda, Alemania y la mayor parte de Italia.

La oferta de paz fue rechazada por Napoleón y la siguiente propuesta que le hicieron en 1814 fue más humillante, puesto que también debía dejar el control sobre Bélgica. Bonaparte tampoco aceptó el nuevo acuerdo con la coalición.

Abdicación

El 4 de abril de 1814 un grupo de mariscales franceses, liderados por Michel Ney, le solicitaron que entregara el Imperio a la casa de los Borbones. Entonces, Napoleón planteó entregar su corona a su hijo, dejando como regente a María Luisa, que entonces se hallaba rumbo a casa de su padre en Austria.

Esa propuesta fue rechazada y dos días más tarde Napoleón Bonaparte abdicó sin imponer ninguna condición. El rey Luis XVIII tomó entonces las riendas de Francia y toda la población lo recibió con los brazos abiertos.

Francia firmó un tratado con el zar ruso, Alejandro I, mediante el cual volvía a estar en posesión de las fronteras que había mantenido hasta 1790.

Isla de Elba

Napoleón Bonaparte fue enviado al exilio en la isla de Elba, de la cual se le entregó la soberanía. Incluso se dice que llegó a interesarse en la historia del pequeño territorio de 20 km2 y 12.000 habitantes.

En ese momento intentó suicidarse, pero el veneno había perdido su efecto parcialmente puesto que había estado guardado durante mucho tiempo y no fue suficiente para acabar con la vida de Bonaparte.

Se encargó de construir una flota en Elba, además de explotar los minerales que poseía la isla. Impulsó la agricultura y, además, Napoleón modernizó el sistema educativo y legal que regia el territorio.

Al poco tiempo supo que Josefina había muerto y se dio cuenta de que María Luisa y su hijo Napoleón, el rey de Roma, no acudirían a acompañarlo durante su exilio forzado, lo que terminó de acabar con su optimismo para enfrentar el destino que le había tocado.

100 días

A la desolación de Napoleón Bonaparte se le unieron los rumores que no dejaban de llegar del continente. Le informaron que Luis XVIII no había sabido ganarse al pueblo francés y era cuestión de tiempo antes de que alguien decidiera deponerlo, nadie mejor que el emperador para esa tarea.

Para empeorar la situación de Napoleón, las mensualidades que le habían sido prometidas en el Tratado de Fontainebleau nunca llagaron.

El 26 de febrero de 1815 junto con 700 hombres, Bonaparte decidió abandonar su exilio y regresar a tomar lo que algún día había sido suyo.

Cuando desembarcó en territorio continental enviaron al 5to regimiento para interceptarlo. Napoleón Bonaparte se acercó a las tropas y se descubrió el pecho ante los hombres mientras gritaba “Aquí estoy, si hay alguno de ustedes que desee matar a su emperador”.

Ninguno intentó nada en su contra, en cambio gritaron “¡Qué viva el emperador!”. Luego, Ney partió para capturar a Bonaparte, pero al verle le besó y se unió nuevamente a las filas de Napoleón en contra del rey Luis XVIII.

El 20 de marzo Napoleón llegó a Paris y el Borbón ya había abandonado la ciudad. Entonces comenzó el gobierno de los 100 días de Bonaparte. Tuvo que hacer frente a las potencias internacionales que no deseaban verlo nuevamente a la cabeza de Francia.

Waterloo

El 18 de junio de 1815 medio millón de hombres bajo el mando de Napoleón Bonaparte se enfrentaron a más de un millón de unidades que pertenecían a, entre otros, Gran Bretaña, Holanda, Hanover, y Prusia.

Napoleón supo que la única oportunidad que tenía para conseguir una victoria con sus números era atacar primero. Así lo hizo y al principio funcionó, pero luego Wellington fue asistido por numerosas tropas prusianas que llegaban como relevo, lo que desgastó a las pocas tropas francesas.

Entonces, Bonaparte abdicó por segunda vez. Permaneció unos días en París, refugiado en la casa de Hortensia, la hija de Josefina. Se entregó a los ingleses, esperando ser tratado con el respeto que un hombre como él merecía de sus enemigos.

Santa Elena

En diciembre de 1815 los ingleses trasladaron a Napoleón a la que sería su última residencia: Longwood House en la isla de Santa Elena, una isla volcánica ubicada a 1.800 km de la costa de Angola.

Durante el tiempo que permaneció allí se quejaba frecuentemente de las condiciones de vida que le eran proporcionadas. Además, fue víctima constante de diversas enfermedades. Ese exilio en condiciones tan duras solo sirvió para incrementar su imagen de héroe en el imaginario popular.

Muerte

Napoleón Bonaparte falleció el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena. Su médico había advertido que el estado de salud de Napoleón se deterioró por el mal trato que se le dio y el mismo Napoleón lo había confirmado.

Sus últimas palabras fueron “Francia, el ejército, Josefina”. Era su deseo ser enterrado en las orillas del río Sena. Luis Felipe I solicitó en 1840 al gobierno británico que permitieran la repatriación de los restos de Napoleón.

Referencias 

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