Historia

Revolución francesa: causas, etapas, consecuencias, personajes


¿Qué fue la Revolución francesa?

La Revolución francesa fue un acontecimiento social, ideológico, político y militar que tuvo lugar en Francia en 1789. Esta revolución está considerada como uno de los momentos más importantes de la historia. Así, es usada como momento divisorio entre la Edad Moderna y la Edad Contemporánea.

La Europa de esa época estaba dominada por monarquías absolutas, aunque ya con alguna influencia de la Ilustración. En esos sistemas políticos existía una clara división social, con la nobleza y el clero en la cumbre, solo tras el monarca, y un tercer estado compuesto por campesinos y la creciente burguesía en la parte baja de la pirámide.

Precisamente fueron los burgueses los que lideraron la revolución. En un primer momento, mantuvieron al rey Luis XVI en su puesto, aunque con competencias debilitadas. Después, el monarca fue ejecutado y el país se convirtió en una República.

La revolución acabó afectando a todo el continente, con las monarquías absolutistas tratando de evitar el contagio a sus países. No obstante, sus ideales acabaron por alcanzar a todo el planeta, incluida Latinoamérica. El final de ese periodo se marca en el golpe de Estado de Napoleón, hijo de la Revolución.

Antecedentes

La Revolución francesa comenzó en 1789, con el estallido de todas los problemas sociales propios del Antiguo Régimen. Hasta llegar a ese momento, la sociedad francesa había ido transformándose, tanto en su composición como en sus relaciones económicas.

El Antiguo Régimen

Los historiadores denominan al sistema político, social y económico previo a la Revolución francesa como Antiguo Régimen.

Al igual que la mayor parte de Europa, Francia estaba gobernada por una monarquía absoluta. En este tipo de gobiernos, era el rey el que acumulaba todo el poder, sin limitaciones. En la mayoría de los casos, los monarcas afirmaban que su derecho a gobernar tenía origen divino.

El rey era el encargado de dictar las leyes, declarar la guerra o la paz, crear impuestos o disponer de los bienes de los súbditos. No existía el concepto de libertad individual, ni tampoco la de conciencia o prensa.

Sociedad

La sociedad del Antiguo Régimen estaba basada en estamentos rígidos; por debajo del rey se encontraba el clero y la nobleza. Estas clases no tenían que pagar impuestos, además de otros privilegios sociales y económicos.

En la base de la pirámide estaba el llamado tercer estado, compuesto al principio por los campesinos, artesanos y siervos.

Sin embargo, en la época anterior a la revolución otra nueva clase social había comenzado a aparecer: la burguesía. En ella se enmarcaban individuos que habían logrado una buena posición económica mediante sus negocios, el comercio o la industria.

La burguesía se encontraba legalmente dentro del tercer estado y por ello no gozaba de ningún derecho. Fueron sus componentes los que protagonizaron la revolución, en busca de mejorar su situación social. De hecho, las revoluciones de la época, no solo la francesa, son conocidas como “revoluciones burguesas”.

Economía

La economía francesa reflejaba los estamentos sociales. La riqueza pertenecía, especialmente la tierra, a la nobleza y al clero.

En cambio, el tercer estado no tenía posesiones propias y estaba obligado a pagar impuestos. La burguesía comenzó a cambiar esta situación, ya que abrieron negocios y empezaron a comerciar.

Causas de la Revolución francesa

Fueron varios los factores que influyeron en la Revolución francesa, tanto ideológicos como sociales, económicos y políticos.

La Ilustración

El siglo XVIII europeo estuvo marcado por la aparición de la Ilustración. Los autores de esta corriente eran filósofos, politólogos, científicos y economistas. Su labor, especialmente a partir de 1750, cambió el paradigma ideológico del continente y del mundo.

Su principal aportación fue discutir la existencia de un Derecho Divino de los reyes. Los ilustrados colocaron a la razón por encima de cualquier fe y proclamaron aspectos como la igualdad de todos los seres humanos.

Desajustes sociales

La evolución social de la Francia del siglo XVIII provocó que se produjeran desajustes en unas estructuras rígidas e incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos.

Uno de los factores más importantes fue la aparición de la burguesía. Su poder económico no se correspondía con el papel que podían jugar en la sociedad del Antiguo Régimen. Los burgueses comenzaron a cuestionarse el poder de la nobleza y del rey, así como los privilegios que estos mantenían.

Por su parte el campesinado, que vivía sujeto a la explotación de los señores, estaba llegando a un punto insoportable, cada vez más explotados y con peores condiciones de vida.

En resumen, se trataba de una monarquía absolutista sin flexibilidad para adaptarse. Cuando a la fuerza trató de realizar algunas reformas, se encontró con una aristocracia aferrada a sus privilegios feudales que impedía cualquier pequeña reforma.

Crisis económica

Las malas cosechas que se produjeron en la década de 1780, así como la crisis agrícola, hicieron que todos los sectores económicos casi quedaran paralizados.

La situación fue especialmente grave en el campo y en la ciudad. En los años previos a la revolución se sucedieron motines y levantamientos populares provocados por la pobreza y el hambre.

Factor desencadenante

El motivo que desencadenó la Revolución francesa fue la crisis política surgida tras el intento de Luis XVI de mejorar la espantosa situación financiera por la que pasaba el reino.

La economía francesa era el principal problema durante los años previos a la revolución. Los gastos producidos por sus enfrentamientos con Gran Bretaña, así como el despilfarro de la corte de Versalles, provocaron que fuera imprescindible tomar medidas urgentes.

El responsable de las finanzas, Jacques Necker, propuso algunas medidas para equilibrar el presupuesto. El rechazo del clero y los nobles provocó su destitución.

Charles Alexandre de Calonne, nuevo ministro de finanzas, trató de poner en marcha una reforma fiscal. En la práctica esta suponía que el clero y la nobleza perdieran sus privilegios en ese ámbito. Al igual que Necker, Calonne también fue destituido.

El nuevo ministro, Lomenie de Brienne, era totalmente contrario a las reformas. Sin embargo, al comprobar que las finanzas iban a colapsar tuvo que recurrir al proyecto de Calonne.

Nobles y clero volvieron a intervenir. En esta ocasión, negaron la legitimidad del monarca para eliminar sus privilegios y solicitaron la convocatoria de los Estados Generales.

Etapas de la Revolución francesa

Normalmente se distinguen dos grandes etapas durante la Revolución: la monárquica y la republicana. Estas, a su vez, están divididas según los sucesos más importantes.

Estados Generales de 1789

Los Estados Generales eran una especie de cuerpo legislativo en el que estaban representados los tres estados: nobleza, clero y tercer estado. Aunque había tenido cierta importancia durante los siglos XIV y XV, no había vuelto a reunirse desde 1614.

En esta asamblea participaban 1200 diputados. De ellos, 300 pertenecían al clero, otros 300 a la nobleza y el resto, 600, al Tercer Estado.

Luis XVI no tuvo más remedio que convocar una reunión de los Estados Generales. La fecha elegida fue a principios de mayo de 1789. Además, Loménie de Brienne presentó su dimisión.

Para sustituirlo el rey llamó de nuevo a Necker, quien había conseguido cierta popularidad entre la población. El Tercer Estado tomó la iniciativa y presentó algunas propuestas favorables al pueblo. Estas fueron desestimadas por el rey y la nobleza.

Una de las más importantes era la petición de que el voto fuera por cabeza, ya que al ser mayoría el pueblo saldría beneficiado. En cambio, el clero y la nobleza acordaron que se mantuviera el voto por orden, que les favorecía a ellos. Ante esto el Tercer Estado decidió desobedecer al rey y se reunió por su cuenta.

Asamblea Nacional (1789)

Este nuevo organismo creado por el Tercer Estado recibió el nombre de Asamblea Nacional. Su fundación se produjo el 17 de junio de 1789 y los organizadores, a pesar de invitar a miembros del clero y de la aristocracia, dejó clara sus intenciones de seguir adelante incluso sin ellos.

El rey trató de evitar las reuniones clausurando las salas donde se estaban reuniendo. Por esta causa los participantes se trasladaron a un edificio cercano, donde la nobleza practicaba el juego de la pelota.

En esa nueva ubicación los asambleístas procedieron al llamado “Juramento del Juego de la Pelota”. En esa declaración, realizada el 20 de junio, prometían no separarse hasta que Francia tuviera una nueva Constitución.

El bajo clero y 47 nobles se unieron a la Asamblea. La monarquía respondió reuniendo grandes contingentes de tropas militares. Mientras, la Asamblea empezó a recibir múltiples apoyos desde el propio París y otras ciudades francesas. En 9 de julio se proclamó Asamblea Nacional Constituyente.

Asamblea Constituyente (1789 – 1791)

Luis XVI y su círculo más cercano (algunos nobles y su hermano el Conde D’Artois) decidieron destituir a Necker como ministro. El pueblo consideró este hecho como una especie de auto-golpe de la realeza y respondió rebelándose en las calles.

El 14 de julio se produjo uno de los hechos más simbólicos de toda la Revolución francesa. El pueblo, ante el temor de que las tropas del rey detuvieran a los asambleístas, asaltó y tomó la fortaleza de la Bastilla, uno de los símbolos de la monarquía.

La revolución se extendió por todo el país y e crearon nuevos ayuntamientos que solo reconocían a la Asamblea Constituyente. La violencia apareció en buena parte de Francia, especialmente dirigida contra la nobleza terrateniente. Esta rebelión agraria se conoce como el Gran Miedo.

Por su parte, el rey tuvo que retroceder con sus tropas, mientras que Lafayette tomaba el mando de la Guardia Nacional y Jean-Silvain Bailly era nombrado alcalde de París.

El monarca regresó a la capital el 27 de julio y aceptó la escarapela tricolor, símbolo de la revolución. En cambio, algunos nobles escaparon del país y comenzaron a promover acciones militares en sus países de acogida. Fueron los llamados “emigrados”.

Declaración de los Derechos del Hombre

La Asamblea comenzó su labor legislativa la noche del 4 de agosto. Entre las nuevas leyes se encontraban la supresión de las servidumbres personales (el feudalismo), la abolición de los diezmos y de la justicia señorial, así como la instauración de la igualdad en el pago de impuestos y en el acceso a cargos públicos.

El 26 de agosto la Asamblea promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Luis XVI pretendió huir al extranjero, pero fue descubierto en Varennes y luego detenido y encerrado en la Tullerias.

La Asamblea Legislativa (1791 – 1792)

La Constitución de 1791, promulgada por la Asamblea, declaró a Francia como monarquía constitucional. El rey permanecía en su puesto, pero sus poderes habían sido reducidos y solo mantenía la posibilidad de veto y la potestad para elegir a los ministros.

La Asamblea se inauguró el 1 de octubre de 1791. La distribución de sus componentes dio lugar a los conceptos de izquierda y derecha política, dependiendo donde se sentaban los más progresistas y los más conservadores.

Igualmente, fue el germen del nacimiento de los partidos políticos. Los diputados se reunían en los clubes, siendo el más conocido el de los jacobinos, liderado por Maximilian de Robespierre. Aún más a la izquierda estaban los cordeleros, que defendían el sufragio universal masculino y la instauración de una república. Sus líderes eran Marat y Danton.

Entre los más moderados destacaban los girondinos, partidarios del sufragio censitario y de la monarquía constitucional. Entre ambos extremos había un gran número de parlamentarios, llamados el Llano.

La Asamblea se puso al frente de la guerra contra los países absolutistas que, pronto comenzaron a atacar a la nueva Francia. Mientras, el monarca seguía preso en Las Tullerías. Desde allí, conspiraba contra los revolucionarios.

Primera República

El pueblo asaltó el Palacio de las Tullerias el 10 de agosto de 1792. Ese mismo día la Asamblea suspendió las funciones del monarca, derrocándolo de facto. El proyecto revolucionario se concentró en convocar elecciones para elegir un nuevo parlamento, al que llamaron Convención.

En esos momentos Francia estaba amenazada desde varios frentes. En el interior, los intentos de contrarrevolución, y en el exterior por las monarquías absolutistas europeas.

Ante esto, la Comuna insurreccional sustituyó a la Asamblea como máxima autoridad del Estado. Eso se mantuvo hasta el 20 de septiembre, cuando se formó la Convención. Francia se convirtió en una república e instauró un nuevo calendario, en el que 1792 pasó a ser el año I.

La Convención (1792-1795)

Los poderes en la nueva República se repartieron entre la Convención, que asumió el legislativo, y el Comité de Salvación Nacional, responsable del poder ejecutivo.

Las nuevas autoridades decretaron el sufragio universal y condenaron a muerte a Luis XVI. La ejecución tuvo lugar en enero de 1793.

Este periodo desembocó en la Época del Terror. Robespierre, líder jacobino, asumió el poder y ordenó detener y ejecutar a miles de supuestos opositores a la revolución. Entre las víctimas se encontraron antiguos revolucionarios como Marat o Danton, quienes se habían mostrado contrarios a Robespierre.

Finalmente, la guillotina también alcanzó al propio Robespierre, ejecutado por sus enemigos de la Convención. El gobierno del terror estuvo conformado por tres comités: el de la salvación pública, el de seguridad general y el tribunal revolucionario.

El Directorio (1795 – 1799)

En el año III (1795) la Convención promulgó una nueva Constitución. En ella se creaba el Directorio, un gobierno republicano moderado. Este gobierno estaba formado por el poder ejecutivo, a cargo del Directorio de 5 miembros, y por el poder legislativo, ejercido por dos consejos diferentes.

Durante esa etapa el principal problema para Francia venía desde el exterior. Las potencias absolutistas seguían tratando de acabar con la república, aunque sin lograrlo.

En estos conflictos un nombre comenzó a hacerse muy popular en el país: Napoleón Bonaparte. Este militar corso aprovechó sus éxitos militares para el 18 de Brumario (19 de noviembre de 1788) dar un golpe de Estado y establecer el Consulado como nuevo órgano de gobierno.

El Consulado (1799-1804)

El 25 de diciembre de 1799 el Consulado aprobó una nueva Constitución. Esta establecía un régimen autoritario, con todo el poder en manos de Napoleón. En esa Carta Magna no había ninguna mención a los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Esa fecha es considerada por muchos historiadores como el fin de la revolución y el principio de una nueva etapa, en la que Napoleón acabaría por proclamarse Emperador (18 de mayo de 1804) y a conquistar buena parte de Europa.

Consecuencias de la Revolución francesa

Pocos acontecimientos históricos han tenido tantas consecuencias como la Revolución francesa. Esta representó un antes y un después en la situación de Europea, al terminar con el Antiguo Régimen y propagar las ideas de la Ilustración.

Nueva constitución

La constitución promulgada por la Asamblea Nacional supuso el fin de la monarquía absoluta y de las estructuras feudales. En la Carta Magna aparecían los principios de la monarquía constitucional, con el poder residiendo en el pueblo y no en el rey por la gracia de Dios.

Además, la constitución fue uno de los pilares para la Declaración de los Derechos del Hombre. Los ideales revolucionarios -libertad, igualdad y fraternidad-, pasaron a ser los de las democracias más avanzadas.

En grandes rasgos, la Declaración de Derechos del Hombre afirma la libertad de pensamiento de cada individuado, así como la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y el Estado.

Separación entre la Iglesia y el Estado

Una de las consecuencias de la Revolución francesa fue la separación entre la Iglesia y el Estado. Sus leyes establecían la primacía de lo civil sobre lo religioso, eliminando privilegios y poderes a las autoridades eclesiásticas.

A esto se le unió la incautación de los bienes acumulados por la institución, que pasaron a pertenecer al Estado.

Poder en manos de la burguesía

Una emergente clase social consiguió desplazar a la aristocracia de los puestos de poder: la burguesía.

Aunque pertenecientes legalmente al Tercer Estado, los burgueses habían adquirido bastante poder económico gracias a sus negocios y el comercio. Además, al contrario que los campesinos, habían accedido a la educación, recibiendo la influencia de la Ilustración.

Nuevo sistema métrico

Los revolucionarios llegaron con la intención de cambiar toda la sociedad, incluidos algunos aspectos en teoría menores. El calendario no llegó a cuajar, pero sí algunas reformas en los ámbitos científicos que se aplicaron al comercio.

En 1799, los franceses introdujeron los patrones de metro y kilogramo, expandiéndose luego por toda Europa.

Napoleón Bonaparte

Desde el punto de vista histórico la revolución acabó con la llegada de Napoleón Bonaparte, aunque la figura del Emperador no se entendería sin los ideales revolucionarios.

Bonaparte implantó un Imperio basado en su persona, pero pretendió llevar los ideales democráticos e igualitarios al resto del continente mediante la guerra. Sus conquistas tuvieron un gran impacto, expandiendo las ideas del nacionalismo, la Ilustración y la democracia por toda Europa.

Principales personajes de la Revolución francesa

Los bandos sociales que se enfrentaron en la Revolución francesa fueron, por un lado, la monarquía, el clero y la nobleza y, por el otro, la burguesía y el pueblo llano. En todos estos sectores aparecieron personajes fundamentales para el desarrollo de los acontecimientos.

Luis XVI

Luis XVI asumió el trono de Francia en 1774, a la edad de 20 años. A pesar de que recibió una educación más profunda que la de sus antecesores, no supo afrontar la situación política, social y económica que encontró en el país. Por eso los historiadores afirman que dejó el manejo del Estado en manos de terceros, mientras él se dedicaba a las cacerías.

El monarca se casó en 1770 con María Antonieta, quien fue más odiada por el pueblo que su propio esposo. Este se vio obligado a convocar los Estados Generales ante la presión de la nobleza y el clero, que no estaban dispuestos a comenzar a pagar impuestos. Sin embargo, el Tercer Estado aprovechó la situación para crear su propia Asamblea.

El rey acabó detenido, a pesar de que al principio los revolucionarios optaron por la monarquía revolucionaria. Sus intentos de conspirar contra la nueva Francia hizo que lo juzgaran y fuera ejecutado el 21 de enero de 1793.

María Antonieta

La impopularidad de la reina María Antonieta venía provocada por su afición al lujo, al juego y a otros placeres mundanos. Se le achacaba haber gastado buena parte del erario público.

Al igual que su marido, la reina fue encarcelada y condenada a muerte por alta traición, por el Tribunal revolucionario, el 16 de octubre de 1793.

Charles-Philippe, Conde d’Artois

El Conde d’Artois era el hermano menor de Luis XVI y como tal luchó contra la revolución y la caída de la corona.

Antes de que se produjera la toma de la Bastilla, el Conde se exilió a Gran Bretaña. Con la derrota de Napoleón regresó al país y fue nombrado rey con el nombre de Carlos X. Fue el último Borbón que reinó en Francia.

Maximilien de Robespierre

Robespierre, apodado “el incorruptible”, había estudiado leyes y ejercido como abogado. En los Estados Generales de 1789 fue uno de los diputados pertenecientes al Tercer Estado. Fue uno de los fundadores del club de los jacobinos.

El político, fiel seguidor de Rousseau, era muy radical en sus planteamientos. Al convertirse en una de las máximas autoridades de la República, robespierre instauró el llamado “gobierno del horror”. Se sucedieron miles de ejecuciones, tanto de contrarrevolucionarios como de simples opositores al gobierno.

Finalmente corrió el mismo destino que el de muchos de sus enemigos: murió ejecutado por los moderados girondinos en 1794.

George Jacques Danton

Danton era abogado. En 1789 ejerció esa profesión como miembro del Consejo del Rey.

Al año siguiente, Danton fundó el Club de los Cordeliers (Cordeleros), junto con Desmoulins, entre otros. Sus ideas eran parecidas a las de los jacobinos, aunque más radicales.

Con la revolución triunfante, Danton formó parte del Consejo de Gobierno. Pronto chocó con Robespierre, al oponerse al “gobierno del terror” instaurado por este. Esto le valió la acusación de enemigo de la república y su posterior ejecución el 5 de abril de 1794.

Jean Paul Marat

Como periodista, sus artículos atacando a los poderosos le habían valido un mes de prisión en 1789, antes de la revolución. Ideológicamente era totalmente contrario a la monarquía y se enfrentó con los revolucionarios moderados.

Al contrario que otros muchos protagonistas de la revolución, Marat no murió guillotinado. En su caso, fue apuñalado por una aristócrata girondina, Charlotte Corday.

Referencias

  1. The Editors of Encyclopaedia Britannica. French Revolution. Obtenido de britannica.com
  2. Walters, Jonah. A Guide to the French Revolution. Obtenido de jacobinmag.com
  3. The Open University. The main consequences of the Revolution. Obtenido de open.edu
  4. Jack R. Censer and Lynn Hunt. Social Causes of the Revolution. Obtenido de chnm.gmu.edu
  5. Wilde, Robert. The French Revolution, Its Outcome, and Legacy. Obtenido de thoughtco.com