Historia

Revolución inglesa: antecedentes, causas, desarrollo, consecuencias


¿Qué fue la Revolución inglesa?

La Revolución inglesa fue un periodo de la historia de Inglaterra que se prolongó desde 1642 a 1688. Históricamente, comenzó durante los últimos años del reinado de Carlos I y finalizó con la Revolución Gloriosa. Con esta última, la casa Estuardo, que era la dinastía reinante, perdió el trono en favor de Guillermo de Orange.

Durante los años de la Revolución inglesa, el país sufrió tres guerras civiles. En todas ellas se enfrentaron los partidarios de que la Corona reinara bajo un sistema absolutista contra los que luchaban por la implantación de una monarquía parlamentaria.

Los enfrentamientos provocaron que durante varias décadas se instaurara una república en el país. Ese periodo estuvo marcado por la dictadura implantada por Oliver Cromwell, quien se proclamó Lord Protector de Inglaterra. A la muerte de Cromwell, la monarquía volvió al poder en Inglaterra, pero con características diferentes.

La Corona vio limitado sus poderes por el Parlamento al implantarse una monarquía parlamentaria. Los derechos de los ciudadanos aumentaron, así como la seguridad jurídica. Esto puso las bases para que la economía privada creciera y se crearan las condiciones necesarias para que años después comenzara la Revolución Industrial.

Antecedentes de la Revolución inglesa

Como el resto de los países europeos, el sistema de gobierno inglés era la monarquía absoluta. Aunque existía un parlamento, durante mucho tiempo sus funciones eran casi inexistentes, y además solo se reunía cuando el rey lo decidía.

El Parlamento inglés estaba formado por dos cámaras: la de los Lores, compuesta por representantes de las clases altas y del clero; y la de los Comunes, cuyos diputados eran elegidos mediante un sufragio restringido a los ciudadanos varones más ricos.

Con el tiempo, el Parlamento consiguió ir adquiriendo algunos privilegios. Entre ellos, su aprobación era indispensable para que el rey subiera los impuestos o creara unos nuevos.

Así, aunque los parlamentarios no podían anular lo decidido por el monarca, su capacidad para evitar nuevos tributos hacía que en la práctica pudiera cortar la financiación que la Corona necesitaba para algunos proyectos.

Contexto religioso

La Reforma protestante llegó a Inglaterra y a Escocia en el siglo XVI. Los irlandeses, sin embargo, continuaron en su mayoría profesando el catolicismo.

El rey Enrique VIII se había separado de la Iglesia católica en 1534 y había fundado la Iglesia de Inglaterra. A la cabeza de esta se situaba el rey del país.

anglicanismo

Isabel I había reorganizado su Iglesia, convirtiéndola en netamente protestante, aunque mantuvo ciertos elementos católicos. Además, en el país surgió un movimiento puritano que perseguía una Iglesia sin obispos y sin ningún elemento que recordara al catolicismo.

Muerte de Isabel I de Inglaterra

Isabel I falleció en 1603 sin dejar herederos al trono. Su sucesor fue el hijo de María I de Escocia, Jacobo I, quien se convirtió en el primer monarca de la dinastía Estuardo.

Además de coronarse como rey de Inglaterra, Jacobo I también reinaba sobre Escocia e Irlanda. Se trataba de un monarca absolutista, que defendía que su cargo se debía al derecho divino.

Aunque no tuvo problemas con un débil Parlamento escocés, enseguida comenzó a tener problemas con los parlamentarios ingleses. Jacobo intentó moderar sus ideas absolutistas, pero con su muerte en 1625 el conflicto creció.

Su hijo y sucesor, Carlos I, era más inflexible con su absolutismo y el choque con el Parlamento inglés fue inevitable, ya que este órgano de gobierno intentaba limitar su capacidad de crear impuestos y su pretensión de realizar una reforma religiosa.

Causas de la Revolución inglesa

Las causas de la Revolución inglesa fueron, por una parte, el enfrentamiento político entre un rey que defendía sus poderes absolutos y un Parlamento que pretendía limitarlos y, por otra, las tensiones religiosas entre católicos y protestantes.

Causas políticas

Tras su llegada al trono, Carlos I intentó reforzar la monarquía absoluta en Inglaterra. Para este monarca, su poder provenía de Dios, por lo que el Parlamento no podía oponerse a él ni limitar sus decisiones.

Por su parte, el Parlamento defendía la postura de limitar el poder del monarca y pretendía aumentar sus entonces reducidas atribuciones.

Uno de los enfrentamientos entre el monarca y el Parlamento se produjo cuando el primero intentó aprobar nuevos impuestos. Los parlamentarios se negaron a aprobar la pretensión del rey.

Causas religiosas

Las tensiones religiosas empezaron desde el principio del reinado de Carlos I. Su esposa, Enriqueta María de Francia, era católica y muchos ingleses protestantes no aceptaban tener una reina que profesara ese credo religioso.

Carlos I, además, emprendió una política religiosa que enfadó al Parlamento, de mayoría protestante. La intención final del monarca era restablecer el catolicismo en Inglaterra y Escocia, algo que no era aceptado por sus súbditos.

Desarrollo de la Revolución francesa

Durante los primeros años de su reinado, Carlos I disolvió el Parlamento en varias ocasiones debido a los continuos enfrentamiento. La última de esas disoluciones, en 1629, duró más de una década, un periodo denominado “once años de tiranía”.

Sin embargo, la guerra emprendida por el rey contra Escocia para implantar el catolicismo provocó que el país necesitara más dinero. Para conseguirlo, Carlos I se dispuso a crear nuevos tributos, para lo que necesitaba la aprobación del Parlamento.

El rey convocó el denominado Parlamento Largo, pero los parlamentarios pidieron algunas garantías políticas a cambio del apoyo a esos nuevos impuestos. La situación desembocó en una gran división entre los partidarios del monarca y los del Parlamento, lo que desencadenó la primera guerra civil de la Revolución inglesa.

Primera Guerra Civil Inglesa (1642-1645)

Al frente del ejército parlamentario se puso Oliver Cromwell. Con su regimiento de caballería derrotó a las tropas reales, algo que le supuso ganar un enorme prestigio.

El conflicto armado entre los partidarios del rey y los del Parlamento acabó con la victoria de estos últimos. La consecuencia fue la limitación de los poderes absolutistas del monarca.

Gracias al control logrado por el Parlamento, tras la guerra se aprobaron varias leyes en contra del absolutismo. Entre ellas se eliminó la potestad real de disolver el Parlamento. Además, el arzobispo de Canterbury, gran aliado del monarca, fue ejecutado.

Segunda guerra civil (1648–49)

A pesar de la victoria del Parlamento, las tropas del rey continuaron presentando batalla. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones fueron derrotados. Finalmente, el monarca fue atrapado y encarcelado en 1647.

El rey logró escapar de su cautiverio y comenzó a organizar una nueva ofensiva. Tras aliarse con los escoceses, en 1648 dio inicio la segunda guerra civil.

La figura de Oliver Cromwell fue de nuevo decisiva en esta guerra. En el aspecto militar, se encargó de sofocar una rebelión en Gales y venció a los escoceses en agosto de 1648. En el político, se puso al frente de los partidarios de la línea dura en contra del rey.

Así, ordenó expulsar a los parlamentarios que defendían negociar con Carlos I y creó una comisión para juzgarlo por traición.

Con la victoria asegurada en el campo de batalla, Carlos I fue juzgado y condenado a muerte. La ejecución, mediante decapitación, tuvo lugar el 30 de enero de 1469 y la monarquía fue abolida.

Inglaterra se convirtió así en una república que siguió la política puritana determinada por Cromwell, además de favorecer a la incipiente burguesía en lo económico.

Tercera guerra civil inglesa (1649-1651)

Entre las primeras medidas tomadas por Cromwell se encontró la pacificación de Escocia e Irlanda. En estos territorios aún existían numerosos grupos que apoyaban la monarquía, esta vez encarnada por el heredero de Carlos I, el futuro Carlos II.

Cromwell venció sin demasiadas dificultades a los monárquicos escoceses e irlandeses, asegurándose así el control de todo el país.

Protectorado de Cromwell (1652-59)

La nueva república tuvo como prioridad contar con un ejército fuerte que controlara todo el país. En poco tiempo, Cromwell convirtió su gobierno en una dictadura militar basada en un puritanismo inflexible.

Nombrado Lord Protector, Cromwell disolvió la Cámara de los Lores y otorgó todo el poder a la Cámara de los Comunes y al ejército. Entre las leyes promulgadas destacó las Actas de Navegación, que daba a Inglaterra un control absoluto sobre la economía de las colonias.

El principal logro de Cromwell fue pacificar el país. Además, los no católicos gozaron de gran tolerancia religiosa y los judíos pudieron regresar después de haber sido expulsados en 1390.

A pesar de eso, el contexto político continuó siendo inestable. El Lord Protector mantuvo enfrentamientos con el Parlamento, a pesar de que este había visto reducidas sus atribuciones.

Aunque rechazó el título de rey, tras su muerte en 1658 fue sucedido por su hijo, Richard Cromwell. Este carecía de la personalidad carismática de su padre y renunció poco después.

Ante este vacío de poder, el Parlamento decidió reinstaurar la monarquía. El candidato elegido para ocupar el trono fue Carlos II, quien fue proclamado rey de Inglaterra, en 1660.

La Restauración (1660-88)

El reinado de Carlos II supuso la vuelta de la dinastía Estuardo al trono inglés. En esos años, la situación fue bastante tranquila, pero se produjeron algunos acontecimientos que acabarían por desestabilizar de nuevo el país.

En 1672, el hermano del rey, Jacobo Estuardo, fue nombrado lord almirante supremo. Ese mismo año, Jacobo hizo público su conversión al catolicismo en un momento en el que esa confesión era rechazada por buena parte de la sociedad y el Parlamento.

Ante esto, el Parlamento aprobó una ley que prohibía a los católicos ocupar cargos públicos y Jacobo debió presentar su renuncia.

Sin embargo, en 1679 la Cámara de los Comunes fracasó en su intento de eliminar la posibilidad de que Jacobo pudiera acceder al trono en caso de muerte de su hermano Carlos.

Esta circunstancia se produjo en 1685. Carlos II falleció y Jacobo II heredó el trono. Enseguida inició una campaña de represalias contra algunos de sus opositores. En 1688, el rey tuvo un hijo, Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, con lo que la continuidad de su dinastía católica parecía asegurada.

Los opositores comenzaron enseguida a buscar una alternativa. Su opción fue ofrecer el trono a Guillermo de Orange, yerno de Jacobo. Con este ofrecimiento acababa la Revolución inglesa y comenzaba la Revolución Gloriosa.

Consecuencias de la Revolución inglesa

Creación de la mancomunidad de Inglaterra

Durante la época republicana se creó la llamada mancomunidad inglesa. Esta estaba compuesta por Escocia, Irlanda y Gales, además de por la propia Inglaterra,

El líder de esta comunidad fue Oliver Cromwell, quien se había proclamado Lord Protector en 1653. Toda la mancomunidad estaba gobernado por un único gobierno central.

Monarquía parlamentaria

Una vez que la monarquía fue reinstaurada en Inglaterra, el Parlamento aprobó una serie de leyes que limitaban los poderes del rey. Entre ellas se encontraba la Declaración de Derechos (1689) y el Acta de Establecimiento (1701).

Estas leyes fueron la base legal para la monarquía parlamentaria. El rey continuaba siendo el jefe del Estado, pero sus poderes quedaban restringidos por los límites aprobados por el Parlamento.

A partir de ese momento, el Parlamento contaba con libertad de expresión, era elegido mediante elecciones y no podía ser disuelto por el rey.

Desarrollo capitalista

Según afirma la teoría marxista, la Revolución inglesa fue el inicio del capitalismo en Gran Bretaña. En la época absolutista, la agricultura era la principal actividad económica del país. Aunque ya había aparecido la figura de la burguesía, la nobleza continuaba jugando un papel importante en la economía.

La Revolución inglesa favoreció el desarrollo del comercio y la industria. Las medidas políticas y económicas impulsaron al sistema capitalista, que fue sustituyendo a las antiguas estructuras feudales.

Referencias

  1. IES Virgen del Puerto. La revolución Inglesa. Obtenido de iesvdelpuerto.educarex.es
  2. National Geographic. Oliver Cromwell, un rey sin corona. Obtenido de historia.nationalgeographic.com.es
  3. White, Matthew. The turbulent 17th century: Civil War, regicide, the Restoration and the Glorious Revolution. Obtenido de bl.uk
  4. Ohlmeyer, Jane H. English Civil Wars. Obtenido de britannica.com
  5. History.com Editors. English Civil Wars. Obtenido de history.com