Trastornos mentales/Psicopatología

Síndrome de Tourette: qué es, síntomas, causas, tratamiento


¿Qué es el síndrome de Tourette?

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición de tics incontrolables, que suelen ser tanto físicos como vocales. A menudo pueden suprimirse durante cierto tiempo, pero la persona afectada acaba llevándolos a cabo involuntariamente.

Algunos de los tics más comunes son parpadear de manera exagerada, realizar ciertos movimientos faciales, aclararse la garganta o decir en voz alta ciertas palabras o frases repetitivas.

Este síndrome neurológico no es peligroso en sí, y no afecta ni a la inteligencia de los pacientes ni su esperanza de vida. Sin embargo, puede producir bastante malestar en quienes lo sufren.

La mayoría de los casos son leves, y los síntomas acaban desapareciendo o reduciéndose con el tiempo, especialmente en la vida adulta. Aproximadamente el 1% de la población en edad escolar (niños y adolescentes) podrían padecer síndrome de Tourette.

Síntomas

Tics incontrolables

El principal síntoma es la aparición de ciertos tics o conductas imposibles de controlar. Normalmente aparecen en la infancia, entre los 5 y 9 años, y alcanzan su mayor intensidad entre esta edad y el final de la adolescencia.

A menudo, los tics acaban haciéndose cada vez menos frecuentes con el tiempo, según la persona entra en la adultez.

Sin embargo, lo más común es que nunca desaparezcan por completo. Aun así, en el caso de la mayoría de personas con Tourette, es difícil darse cuenta de que sufren algún tipo de trastorno neurológico.

Los tics no suelen ser peligrosos para la salud de la persona, aunque el hecho de mover ciertas partes del cuerpo de manera repetitiva puede producir tensión muscular o ciertos dolores.

Además, la intensidad de este síntoma varía en función del día y de elementos externos, como los niveles de estrés o su cansancio.

Tics físicos

Los tics físicos son movimientos repetitivos llevados a cabo de manera involuntaria. Algunos de los más comunes son parpadear de forma exagerada, mover la cabeza bruscamente, hacer muecas o encoger los hombros.

También pueden aparecer otros tics físicos más exagerados, como saltar, tocar ciertos objetos o a otras personas, o mover el cuerpo al completo de alguna forma repetitiva.

Tics vocales

Los tics vocales implican la producción de ciertos sonidos de manera incontrolada. Algunos de los más comunes son silbar, aclararse la garganta, toser, chascar la lengua, decir palabras al azar, o palabrotas o insultos en voz alta.

Este último tic es el que más se asocia popularmente al síndrome de Tourette. Sin embargo, se trata de una variante relativamente poco común, afectando a tan solo 1 de cada 10 pacientes con este trastorno.

Sensaciones premonitorias

Generalmente, las personas con síndrome de Tourette pueden predecir cuándo van a realizar alguna de las conductas repetitivas porque sienten cierta tensión en las zonas afectadas poco antes de llevarlas a cabo.

Por ejemplo, si el tic de un paciente tiene que ver con aclararse la garganta, sentirá una sensación extraña en esta zona antes de que se produzca la conducta repetitiva. Normalmente estas sensaciones premonitorias son desagradables, y solo desaparecen cuando se produce el tic.

Control de los tics

Al contrario de lo que ocurre en otros trastornos con características similares, las personas con Tourette suelen ser capaces de controlar la aparición de sus tics durante cierto tiempo.

Esta habilidad puede ser practicada por los pacientes, y generalmente su habilidad en este sentido crece con los años.

Sin embargo, controlar los tics producidos por Tourette suele ser algo agotador. Debido a ello, cuando una persona ha estado suprimiendo sus síntomas durante cierto tiempo, puede acabar sufriendo una “explosión de tics” en el momento en el que se relaje.

Causas

La causa exacta del síndrome de Tourette es desconocida, aunque se sabe que hay factores tanto genéticos como ambientales implicados.

Causas genéticas

Estudios genéticos de personas que padecen el síndrome de Tourette (por ejemplo, estudios con gemelos) han demostrado que la inmensa mayoría de los casos son heredados.

Hoy en día, sabemos que si un padre tiene esta enfermedad neurológica, tiene aproximadamente un 50% de posibilidades de transmitírsela a sus hijos.

Sin embargo, son muchos los factores que entran en juego en este proceso de herencia. En algunos casos, los hijos de padres con Tourette desarrollarán una versión similar del síndrome.

En otros, solo presentarán algunos tics leves que no lleguen a formar parte del trastorno, y en otros, ninguno en absoluto.

Actualmente, no se han encontrado los genes responsables de la aparición de este síndrome. 

Factores ambientales

Factores relacionados con el embarazo, el parto o la infancia de las personas afectadas podrían estar implicadas en la aparición del síndrome. Sin embargo, la mayoría de las veces los factores ambientales no son la única causa del trastorno.

Algunas de las causas no genéticas más comunes son el estrés materno durante el embarazo, ciertos procesos autoinmunes en la infancia, o un peso más bajo de lo normal al momento del nacimiento.

Presencia de otros trastornos

En los casos en los que hay síntomas especialmente graves o requieren un tratamiento para llevar una vida normal, a menudo este problema aparece junto a otros trastornos psicológicos más graves.

El que aparece más frecuentemente junto al Tourette es el trastorno obsesivo-compulsivo. En estos casos, los tics tienen suelen ser conductas destinadas a paliar las obsesiones de la persona. Sin embargo, no en todos los casos en los que ambos trastornos se presentan juntos ocurre esto.

El otro problema psicológico que a menudo ocurre junto al Tourette es el síndrome por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Se cree que ambos síndromes pueden estar relacionados a nivel genético, aunque no se conocen exactamente los procesos que podrían causar ambos.

Consecuencias

A menudo, este síndrome no produce problemas más graves que la incomodidad de llevar a cabo conductas repetitivas benignas.

En la mayoría de los casos, los tics no interfieren con la rutina normal de la persona. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden aparecer ciertas complicaciones más severas.

Por ejemplo, los tics pueden llevar a algunas personas a realizar conductas poco apropiadas en ciertos contextos sociales. El ejemplo más conocido es decir palabrotas o insultos en voz alta, aunque los casos en los que esto se produce son escasos.

Complicaciones sociales

Algunos pacientes pueden presentar problemas en el ámbito de sus relaciones con los demás. Esto es especialmente probable si los tics producidos por el trastorno son más visibles. Las complicaciones pueden ser de dos tipos.

Por un lado, el propio paciente puede intentar aislarse de los demás debido a un problema de falta de autoestima o la creencia de que le van a rechazar. Por otro, las personas de su entorno pueden dejarle de lado debido a sus conductas relacionadas con la enfermedad, que pueden parecer extrañas a ojos del resto.

Estos problemas son especialmente graves durante la infancia y adolescencia, pues a esta edad no se suele tener recursos para enfrentarse al aislamiento social o a ser diferentes de los demás.

Complicaciones emocionales

En los casos más graves, los afectados también pueden desarrollar ciertos problemas a nivel emocional. El más común es la falta de autoestima ya mencionada, pero no es el único.

La mezcla de ciertos factores como el aislamiento social, la falta de control sobre la propia conducta y el estrés que suele generar puede provocar el desarrollo de un trastorno del estado de ánimo más grave. Algunos de los más comunes son la depresión y la ansiedad.

Tratamientos

En la mayoría de los casos, los síntomas acaban disminuyendo por sí solos, hasta el punto de que no suelen representar un problema. Sin embargo, para algunos pacientes puede ser muy útil acudir a algún tipo de terapia para paliar las dificultades más graves asociadas al trastorno.

Por otro lado, en ciertos momentos puntuales puede ser útil el uso de psicofármacos para ayudar a la persona a controlar sus tics.

Aun así, normalmente ni siquiera la combinación de terapia y medicamentos puede acabar por completo con el síndrome. Pero la mayoría de pacientes es capaz de llevar una vida normal tras una intervención.

Terapia psicológica

Cuando es necesario tratar el síndrome de Tourette, el enfoque más común es el uso de ciertas técnicas basadas en la terapia cognitivo-conductual.

Estas tienen como objetivo reducir la intensidad de los tics, a la vez que se le enseña a manejar las consecuencias emocionales y sociales provocadas por el trastorno.

La primera técnica empleada es entrenar a la persona a cambiar sus tics por otros más adecuados socialmente, o que sean más difíciles de percibir. Esto es a menudo bastante sencillo de conseguir, y suele provocar mejoras significativas en la calidad de vida de los pacientes.

Otro posible enfoque es entrenar a la persona a reprimir su necesidad de llevar a cabo las conductas problemáticas durante el máximo tiempo posible, para que pueda controlarlas en entornos sociales.

Sin embargo, como ya se ha comentado anteriormente, esto puede ser agotador para el paciente y a menudo provoca explosiones conductuales más tarde.

Por último, la terapia psicológica también puede utilizarse para ayudar a la persona a entrenar sus habilidades sociales o gestionar sus sentimientos negativos relacionados con el trastorno.

Medicación

En algunos casos especialmente complicados del síndrome de Tourette, algunos especialistas recomiendan el uso de psicofármacos para los síntomas más intrusivos.

Sin embargo, no existe ningún medicamento que sea eficaz para todos los pacientes que presentan este trastorno.

Por otro lado, el uso de medicamentos para tratar enfermedades mentales suele traer complicaciones inesperadas. Debido a ello, este enfoque se utiliza normalmente solo como último recurso, una vez que se hayan agotado todas las demás posibilidades.

Referencias

  1. Tourette’s syndrome. Recuperado de nhs.uk.
  2. Tourette syndrome. Recuperado de mayoclinic.org.