Doctrina Monroe: antecedentes, causas, características, consecuencias
¿Qué fue la Doctrina Monroe?
La Doctrina Monroe es una teoría política atribuida al quinto presidente de los Estados Unidos, James Monroe, aunque fue esbozada por John Quincy Adams. En esta doctrina aparecían las líneas por las que debía regirse la política exterior estadounidense respecto al resto del continente americano.
Monroe presentó su teoría en un discurso ante el Congreso de su país en 1823. Sus palabras, resumidas en la frase “América para los americanos”, promovían la idea de que todo el continente debía mantener su independencia frente a las potencias europeas. Igualmente, establecía que cualquier intento de colonización sería considerado como un acto de guerra hacia EE.UU.
Estados Unidos apoyó los diferentes procesos independentistas en Latinoamérica, aunque la doctrina pronto comenzó a ser utilizada para justificar su propio expansionismo. En las décadas que siguieron su promulgación, otros presidentes añadieron corolarios que acabaron transformando la sentencia que la resume en “América para los estadounidenses”.
El primer acto basado en la Doctrina Monroe fue la anexión de varios estados mexicanos a los EE.UU. Las consecuencias se prolongaron hasta el siglo XX, cuando sirvió para justificar diversas intervenciones militares en países latinoamericanos. En la actualidad, el presidente Trump anunció su intención de resucitar la doctrina durante un discurso en la ONU.
Antecedentes
A pesar de llevar algunas décadas como país independiente, Estado Unidos aún temía un posible intento británico de recuperar sus antiguos dominios coloniales. Este temor se veía agravado por las colonias que Gran Bretaña aún mantenía en Canadá a comienzos del siglo XIX.
Para intentar acabar con esa amenaza, Estados Unidos declaró la guerra en 1812 a las colonias británicas en Canadá. En esos momentos, los británicos estaban combatiendo a las tropas de Napoleón en Europa y los estadounidenses pensaron que no podrían atender a ambos frentes. Sin embargo, la guerra acabó con un fracaso para EE.UU.
Sin embargo, este conflicto tuvo una importante consecuencia ideológica. A partir de esos momentos comenzó a difundirse en los EE.UU la idea del “destino manifiesto”. Según este, el país estaba destinado a expandirse y defender la libertad.
Por otra parte, las colonias españolas en Latinoamérica se encontraban luchado por su independencia. Estados Unidos reconoció a las nuevas naciones en 1822.
Amenazas desde Europa
En el mismo 1822, dos acontecimientos causaron preocupación en América. El primero fue la proclamación por parte del zar Alejandro I de Rusia de los derechos de su país sobre las costas del Pacífico cercanas a Alaska, entonces territorio ruso.
Según sus cálculos, esto significaba que todo el territorio hasta el norte de la isla de Vancouver debía estar bajo dominio de su país. Monroe declaró que Rusia debía tener claro que ningún país europeo podía reclamar territorios en América.
Por otra parte, las guerras napoleónicas en Europa estaban llegando a su fin. Los vencedores, las potencias absolutistas (Prusia, Austria y Rusia) formaron la Santa Alianza con el fin de defender la monarquía ante cualquier ataque.
Entre sus actuaciones destacó su incursión en España para ayudar a los Borbones a recuperar el trono. Estados Unidos temió que el siguiente paso de la Santa Alianza fuera intervenir en latinoamérica para recuperar las antiguas colonias españolas.
Propuesta británica
Gran Bretaña realizó una propuesta a los Estados Unidos para disuadir a las potencias europeas de que intentarán cualquier maniobra militar en Latinoamérica. Los estadounidenses pusieron una condición a ese comunicado conjunto: que Inglaterra reconociera la independencia de las antiguas colonias españolas.
Los británicos no respondieron a esa petición y el presidente Monroe decidió actuar en solitario. Para ello, redactó un discurso integrado en su mensaje sobre el estado de la Unión.
Situación de los Estados Unidos
Aunque el contenido del discurso de Monroe contenía advertencias a las potencias que intentaran colonizar territorios americanos, lo cierto es que la capacidad militar estadounidense era muy limitada.
El desarrollo de los EE.UU en esa época solo le permitía tener cierta influencia en la zona del Caribe. Allí, además, tenía intereses económicos, algo que no ocurría en el resto de Latinoamérica.
Causas de la Doctrina Monroe
Las causas que llevaron a Monroe a incluir en su discurso las ideas que dieron lugar a la doctrina que lleva su nombre estuvieron relacionadas con el contexto histórico. Además, según afirman algunos historiadores, también influyó la pretensión estadounidense de extender su territorio.
Creación de la Santa Alianza
La teoría más extendida entre los expertos es que la Doctrina Monroe fue promulgada ante el temor de una intervención de las potencias europeas en América. En este sentido, la principal amenaza sería la Santa Alianza, un acuerdo entre las monarquías absolutistas vencedoras de Napoleón con la intención de acabar con cualquier amenaza liberal.
La Santa Alianza intervino militarmente en España para devolver el trono a Fernando VII y acabar con el gobierno constitucional. Estados Unidos temió entonces que el siguiente paso pudiera ser recuperar los territorios coloniales en América.
Sentimiento anti-británico
Otros historiadores, como T.H. Tatum, mantienen una hipótesis diferente acerca de la causa principal de la Doctrina Monroe. Según este experto, las ideas expresadas tenían como destinataria a Inglaterra y no a las potencias que habían creado la Santa Alianza.
Para este grupo de historiadores, la supuesta amenaza de la Santa Alianza había sido un rumor extendido por los británicos, pero ni Monroe ni Adams llegaron realmente a creerlo. De esta forma, la doctrina tenía la intención de disuadir cualquier intento británico de formar colonias, especialmente en Cuba.
Expansionismo estadounidense
Existen diferentes opiniones acerca de si la Doctrina Monroe fue promulgada para legitimar las pretensiones estadounidenses de extender su territorio o si la conquista de nuevas tierras fue una consecuencia de estas ideas.
Estados Unidos, con su filosofía del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, conquistó buena parte del territorio mexicano. Además, intervino militarmente en varios países latinoamericanos.
Características de la Doctrina Monroe
La Doctrina Monroe, elaborada por John Quincy Adams, fue hecha pública durante el discurso del presidente James Monroe sobre Estado de la Unión, en 1823.
Esta doctrina ha sido resumida en la frase “América para los americanos”. En líneas generales, declaraba que cualquier intervención de un país europeo en el continente sería considerado como una agresión. Los Estados Unidos se reservaban el derecho de intervenir militarmente en ese caso.
De declaración a doctrina
Como se ha señalado anteriormente, la falta de fortaleza militar no hacía creíble que los Estados Unidos pudieran entrar en guerra para defender a cualquiera de las nuevas naciones latinoamericanas.
Por ese motivo, el discurso de Monroe fue más una declaración de intenciones que una doctrina real.
De esta forma, cuando en 1833 los británicos invadieron las islas Malvinas, entonces argentinas, Estados Unidos no pudo poner en práctica lo promulgado por Monroe.
Fue en 1845 cuando Estados Unidos hizo uso de la doctrina por primera vez. Fue el presidente James Polk quien la invocó como apoyo a las pretensiones estadounidenses de anexionarse Texas y Oregón. Además, también se opuso a las supuestas maniobras británicas con relación a California, entonces perteneciente a México.
América para los americanos
La frase utilizada para resumir la Doctrina Monroe, “América para los americanos”, ha sido objeto de varias interpretaciones diferentes.
Para muchos expertos, Monroe identificaba a los americanos con la población blanca, sajona y protestante de su país. A partir de este concepto, apareció la creencia de que era su obligación extender sus fronteras y propagar sus valores, considerados como los únicos moralmente aceptables.
Puntos principales de la Doctrina Monroe
El discurso del presidente Monroe comenzaba aludiendo a las pretensiones que Rusia mantenía sobre la costa del Pacífico.
Más adelante, pasaba a referirse a Latinoamérica y a la amenaza que representaban las potencias europeas para los países que acababan de independizarse. En este sentido, Monroe exigía que los europeos no intervinieran en América.
Por otra parte, la doctrina mantuvo la neutralidad estadounidense sobre cualquier conflicto entre países europeos, tal y como había declarado George Washington.
Puntos centrales
La Doctrina Monroe contaba con tres puntos centrales:
– “Los continentes americanos (…) no deben ser considerados ya como objeto de futuras colonizaciones por parte de potencias europeas”.
– “El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente distinto (…) del de América (…) Cualquier tentativa de ellas para extender su sistema a cualquier porción de nuestro hemisferio sería considerada por nosotros como peligrosa para nuestra paz y seguridad”
– “En las guerras entre potencias europeas por cuestiones propias de ellas no hemos tomado nunca parte alguna, ni interesa a nuestra política que la tomemos”
Corolario Rutherford Hayes
En 1880, más de cincuenta años después del discurso de Monroe, el entonces presidente Hayes añadió un nuevo punto a la doctrina.
El llamado corolario Rutherford Hayes establecía que el Caribe y Centroamérica eran parte de la “esfera de influencia exclusiva” de los Estados Unidos. La consecuencia más importante era que los estadounidenses dejaban clara su intención de controlar totalmente cualquier canal que se construyera para unir al océano Pacífico y al Atlántico.
Con este añadido, Estados Unidos legitimó su posterior intervención para adueñarse del canal de Panamá.
Por otra parte, este corolario también incluía un punto que prohibía el comercio entre Europa y el Caribe y Centroamérica. La intención era que EE.UU mantuviera su monopolio comercial en esas zonas.
Corolario Roosevelt
En 1904, el presidente Theodore Roosevelt añadió un nuevo corolario a la doctrina. La causa fue el bloqueo naval establecido por británicos, alemanes e italianos sobre Venezuela. Las tres potencias europeas bloquearon al país latinoamericano entre 1902 y 1903 y exigieron el pago de los créditos que le habían concedido.
Estados Unidos actuó como mediador en el conflicto y, cuando este se resolvió, procedió a añadir un corolario a la Doctrina Monroe. Este establecía el derecho del gobierno estadounidense a intervenir a su conveniencia en cualquier país americano en defensa de sus empresas e intereses. Para ello, se arrogaba el derecho a reordenar el Estado.
Este corolario permitía a los Estados Unidos intervenir militarmente en cualquier país del continente cuando sintiera sus intereses amenazados. Esta política fue bautizada como “el gran garrote”.
Consecuencias de la Doctrina Monroe
La falta de potencia militar de los Estados Unidos hizo que las potencias europeas no prestaran demasiada atención al discurso de Monroe. Por ese motivo, en los años posteriores mantuvieron su presencia en América, ya fuera comercialmente o en sus colonias.
Reacción en Latinoamérica
En un primer momento, los países latinoamericanos acogieron positivamente el discurso de Monroe. Sin embargo, ya en esa época aparecieron algunas dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de la doctrina.
Parte de esas dudas provenían del escaso apoyo que la lucha independentista había recibido por parte de Estados Unidos. Además, todos conocían que la potencia militar estadounidense no podía hacer frente a la Santa Alianza.
En 1826, Simón Bolívar convocó el Congreso de Panamá y añadió la Doctrina Monroe como uno de los puntos a discutir. El resultado final fue acogerse a ella en el caso de que los españoles intentaran recuperar los territorios ya independizados.
Primera aplicación
Como se ha apuntado anteriormente, la primera vez que se invocó la Doctrina Monroe fue en 1845. El presidente estadounidense James Polk recurrió a ella para apoyar las intenciones de su país de anexionarse Texas y Oregón.
Los estadounidenses habían apoyado a Texas en su lucha para independizarse de México. Después, inició una guerra con ese país que concluyó con la anexión de Nuevo México, California, Utah, Nevada, Arizona, Texas y parte de Wyoming a los Estados Unidos.
Más adelante, en 1850, la doctrina volvió a ser invocada. En esta ocasión, la causa fue la rivalidad entre estadounidenses y británicos en Centroamérica.
Otras intervenciones estadounidenses
Durante las décadas siguientes Estados Unidos utilizó la Doctrina Estrada como justificación para intervenir en varios países latinoamericanos. En 1898, por ejemplo, ayudo a los cubanos en su lucha por la independencia de España, aunque con la intención de controlar la política posterior de la isla.
Ya en el siglo XX, entre 1916 y 1924, Estados Unidos ocupó la República Dominica e impuso un gobierno militar.
Otro de los países en los que Estados Unidos aplicó la doctrina fue en Panamá. En 1903 influyó en que ese país se separara de Colombia. A partir de entonces, mantuvo una presencia militar ligada al canal.
Política del Buen Vecino
El primer intento de acabar con la Doctrina Monroe se produjo en 1934. Ese año, el presidente Roosevelt determinó que ningún país podía tener el derecho de intervenir en los asuntos internos de otro. Esta política fue bautizada como la del Buen Vecino.
Sin embargo, el fallecimiento de Roosevelt en 1945 y el comienzo de la Guerra Fría resucitaron la doctrina establecida por Monroe.
Guerra Fría
Uno de los acontecimientos que contribuyeron a que la Doctrina Monroe volviera a aplicarse fue la Revolución cubana. La llegada de Castro al poder en Cuba llevó al presidente estadounidense, Kennedy, a decretar un bloqueo económico. La excusa, en este caso, fue evitar que el comunismo se extendiera por el continente.
El mismo principio fue utilizado para justificar la intervención estadounidense, aunque algunas veces indirecta, en otros países de Latinoamérica. Entre ellos, Nicaragua, El Salvador, la República Dominicana o Chile.
En la actualidad, el presidente Donald Trump ha vuelto a declarar la vigencia de la Doctrina Monroe. En un discurso ofrecido ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Trump declaró: “Aquí en el hemisferio occidental, estamos comprometidos a mantener nuestra independencia de la intrusión de potencias extranjeras expansionistas”.
A esto añadió que “ha sido la política formal de nuestro país desde el presidente (James) Monroe que rechacemos la interferencia de naciones extranjeras en este hemisferio y en nuestros propios asuntos”.
Referencias
- Enciclopedia contributors. Doctrina Monroe. Obtenido de enciclopedia.us.es
- Marín Guzmán, Roberto. La Doctrina Monroe, el Destino Manifiesto y la expansión de Estados Unidos sobre América Latina. El caso de México. Recuperado de dialnet.unirioja.es
- Lissardy, Gerardo. Qué es la doctrina Monroe que Trump reflotó en la ONU contra la influencia de “potencias extranjeras” en América Latina. Obtenido de bbc.com
- The Editors of Encyclopaedia Britannica. Monroe Doctrine. Obtenido de britannica.com
- History.com Editors. Monroe Doctrine. Obtenido de history.com
- Nelson, Ken. US History: The Monroe Doctrine for Kids. Obtenido de ducksters.com
- McNamara, Robert J. Monroe Doctrine. Obtenido de thoughtco.com