Biografías de personajes históricos

Miguel de San Román: biografía y obras


Miguel de San Román (1802-1863) fue un político y militar peruano nacido en Puno en 1802. Hijo de un militar español y con antecedentes aristocráticos, pronto decidió unirse a la causa independentista siguiendo los pasos de su progenitor, que se había enrolado en las fuerzas patrióticas y fue fusilado por ello.

Como integrante del ejército participó en la guerra por la Independencia del Perú contra los españoles, además de tomar parte en los conflictos internos que se desarrollaron en el país en las décadas posteriores. Igualmente, tuvo un papel destacado en la guerra que enfrentó a su país y a la Gran Colombia, y en el conflicto bélico frente a Bolivia.

Esto le llevó a ser nombrado gran mariscal y a ocupar puestos en el gobierno de Ramón Castilla. San Román fue elegido presidente de la República en 1862, cargo que ejerció durante solo seis meses. La muerte, causada por una enfermedad, puso fin a ese breve periodo de gobierno.

Aún así, tuvo tiempo de promulgar varias leyes, centradas sobre todo en intentar aliviar la crisis económica que sufría la nación.

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Biografía

Miguel de San Román y Meza nació el 17 de mayo de 1802 en la localidad de Puno. La vocación militar era cosa de familia, ya que su padre era coronel del ejército español.

Sus primeros estudios los realizó en el Colegio de Ciencias y Artes del propio Puno. Según cuentan las crónicas, desde muy joven se mostró partidario de la causa independentista.

Un hecho luctuoso afianzó aún más su postura. Su padre, a pesar de su posición en las tropas realistas, se unió a los defensores de la independencia, tomando parte del levantamiento que tuvo lugar en 1814.

Miguel, con apenas 13 años, lo siguió a la batalla de Umachiri. La derrota de los patriotas llevó a su progenitor a prisión y, posteriormente, a ser fusilado.

Deserción y unión a los independentistas

Después de la muerte de su padre, Miguel se trasladó a Cuzco para terminar sus estudios. Al finalizarlos, ingresó en el ejército realista que lo envió a combatir a los independentistas en la costa sur del país. San Román aprovechó esa misión para desertar y unirse a los rebeldes.

A partir de ese momento participó en numerosas batallas de la guerra por la independencia. Entre estas destacó su cometido en la ocupación de Lima, en 1821, así como en la derrota sufrida en La Macacona, al año siguiente. San Román fue acumulando ascensos hasta llegar a teniente.

En 1824 se unió a las fuerzas dirigidas por Simón Bolívar, siguiéndolo en su campaña militar que acabó con las victorias de Junín y Ayacucho y, finalmente, con la consecución de la independencia. Miguel fue nombrado sargento mayor y se ocupó de terminar con la resistencia española que se mantenía en algunas zonas.

Vida militar tras la independencia

Participó en la sucesión de golpes de Estado que se vivieron en Perú durante esas décadas. En 1834 su participación en una de esas rebeliones provocó su exilio en Bolivia.

Regresó para unirse a Gamarra en la defensa del país contra los invasores bolivianos. Estos pretendían crear una confederación entre los dos países, pero fueron derrotados en Yungay.

A partir de ese momento, San Román se mantuvo leal al gobierno constitucional de Gamarra y fue acumulando más ascensos y cargos. Igualmente, luchó en la campaña militar contra Bolivia en 1841, valiéndole el grado de general de división.

Un descuido suyo durante la batalla de Ingavi casi provocó la derrota peruana frente a los bolivianos. Además, el presidente Gamarra falleció durante esos combates, haciendo que cundiera la desmoralización. Sin embargo, San Román logró recomponer las tropas y frenar a los invasores.

La paz con Bolivia no supuso la estabilización del país. El fallecimiento del presidente desató una época de anarquía, con varios bandos intentando ocupar el poder.

San Román reconoció al general Torrico como autoridad y se puso a su servicio. Al ser derrotados por otra facción, debió partir de nuevo a Bolivia en 1842.

Revolución constitucional

San Román volvió a aparecer en Puno cuando comenzó la revolución constitucional contra el dictador Vivanco. Enseguida entró a formar parte de la junta de gobierno provisorio de los revolucionarios.

Aprovechando su experiencia militar, fue nombrado general en jefe. Sus tropas vencieron en la batalla de Carmen Alto en 1844 y él fue ascendido a gran mariscal.

Vida política

Su primer cargo político le llegó tras la victoria de la revolución. Manuel Menéndez, presidente provisional, lo llamó para ocupar el Ministerio de Guerra, y en 1845 fue elegido senador.

Ya durante el gobierno de Castilla formó parte del Consejo de Estado, además de ser, de nuevo, ministro de Guerra durante unos meses en 1848.

En agosto de ese año fue acusado de conspirar contra el gobierno y desterrado a Chile. La amnistía concedida en 1849 le permitió volver al país.

Su primer intento de alcanzar la presidencia fue en 1851. No obstante, las elecciones no le fueron favorables, consiguiendo solo un 6,3 % de los votos.

Nuevo exilio

Como diputado electo destacó su labor opositora al presidente Echenique. Tan dura llegó a ser que volvió a ser exiliado a Chile, de donde no regresó hasta 1854.

Ese año una nueva revolución liberal había estallado en Arequipa; al frente de la misma estaba el general Castilla y San Román, después de reconciliarse con él, se unió a su rebelión.

Finalmente, los rebeldes vencieron a las fuerzas gubernamentales a principios de enero de 1855 y Castilla retomó la presidencia. Entonces, San Román fue ministro de Guerra y Marina, y participó en la confección de la nueva Constitución.

La guerra civil que estalló entre liberales y conservadores detuvo esos trabajos y obligó a San Román a volver al campo de batalla hasta su victoria en 1858. Restablecido el gobierno constitucional del presidente Castilla, el militar volvió a ocupar el ministerio.

Presidencia y gobierno

Miguel de San Román volvió a presentarse a las elecciones en 1862 cuando acababa el mandato de Castilla. En esta ocasión, con el apoyo del presidente saliente, consiguió ganarlas. El 29 de agosto de ese mismo año el Congreso lo proclamó presidente de la República.

En ese momento los periodos presidenciales en Perú eran de cuatro años, pero San Román apenas ocupó el cargo durante unos meses. Fue un mandato marcado por el continuismo de las políticas de su antecesor y por la búsqueda de la reconciliación.

De hecho, su primera medida fue amnistiar a aquellos que se encontraban en el exilio por motivos políticos.

Muerte

Los primeros síntomas de la enfermedad que acabó con su vida se presentaron a principios de 1863. San Román se trasladó entonces a su residencia, con intención de seguir gobernando desde allí. Sin embargo, para marzo su salud empeoró bastante.

Los médicos le diagnosticaron problemas en el hígado y el riñón, sin que hubiera esperanza de recuperación. Viejos rivales políticos (y bélicos) como Castilla y Echenique acudieron juntos a visitarlo. El 3 de abril de 1863 Miguel de San Román falleció en su casa.

Obras de Miguel de San Román

La brevedad de su mandato no permitió que San Román desarrollara una intensa actividad legislativa. Sin embargo, sí tuvo tiempo para realizar algunas importantes reformas en el país.

Buena parte de sus medidas se enfocaron en la economía. La situación del país era bastante precaria y se vio obligado a solicitar un préstamo en el extranjero, ya que las ventas de guano habían descendido mucho.

De igual forma, en febrero de 1863 emitió una ley que establecía una doble moneda oficial en el país. A partir de ese momento convivieron en Sol de Plata y el Sol de Oro, con distinto valor.

Al mismo tiempo, dio inició a la fundación de algunos bancos comerciales, aunque por su fallecimiento no acabó de ver finalizada la tarea.

Otros aspectos

Aparte de lo mencionado, San Román introdujo en Perú el sistema métrico decimal de pesas y medidas. Igualmente, mantuvo las obras públicas que había iniciado el gobierno de Castilla.

En temas políticos, promulgó una ley que facultaba al presidente para nombrar o cesar ministros sin tener que obedecer al Parlamento en ese tema. Cambió también el Código Penal y Civil, ya que aún estaban vigentes las antiguas leyes de los españoles.