Geografía

Rosa de los vientos: qué es, puntos cardinales, para qué sirve.


¿Qué es la rosa de los vientos?

La rosa de los vientos es una figura formada por 4 rombos básicos unidos entre sí por su base, con las puntas dirigidas en sentidos divergentes. Por tanto, forma una cruz que puesta en paralelo al suelo, una de las puntas señala hacia adelante, otra hacia atrás, la tercera se orienta hacia la derecha y la cuarta a la izquierda.

De tal forma que las puntas indican los cuatro rumbos principales que se pueden tomar en el plano terrestre. Estos rumbos se dirigen a los cuatro puntos cardinales del círculo del horizonte, llamados Norte, Sur, Este y Oeste.

El rombo que señala al Norte normalmente presenta en su punta una flor de Lis. A su vez, la rosa de los vientos se subdivide en otros rumbos intermedios entre los anteriores, llamados rumbos laterales.

Por ejemplo, podemos caminar exactamente en el sentido ubicado justo a la mitad entre el Norte y el Este, al que se llama Noreste. También nuestro rumbo pudiese ser el Sureste, es decir entre el Sur y el Este o también hay el Noroeste y el Suroeste.

Además, la rosa de los vientos puede ir subdividiendo los rumbos, señalando el camino entre los rumbos anteriores. Así se forman rumbos colaterales y co-colaterales, hasta completar una rosa de los vientos con 32 rumbos indicados.

¿De dónde viene el nombre Rosa de los Vientos?

La principal necesidad de orientarse con precisión surgió con la navegación, ya que mayoría de los lugares terrestres hay puntos de referencia para orientarse, como una montaña o un río. No obstante, esto no ocurre así en el océano y el inicio de la navegación a largas distancias fue en barcos de vela, por lo que era necesario establecer la dirección de los vientos.

Los vientos constantes y principales tenían nombres propios y los rumbos se definían a partir del punto de donde soplaban. Así por ejemplo, los griegos llamaban al viento que soplaba del Norte, el Aparctias, al cual los hispanos denominaban Tramontano y los romanos Septentrio.

Mientras que al viento del Nornoroeste (NNO) los griegos y romanos lo llamaban Thrascias y los hispanos le dicen Cierzo. Así que se diseñó esta figura con múltiples puntas que semeja a los numerosos pétalos de una rosa y se usa para indicar la dirección de los vientos, por lo que se conoce como la Rosa de los Vientos.

La rosa de los vientos se publicó por primera vez en el mapamundi diseñado por el judío mallorquín Abraham Cresques en 1375. En esta rosa de los vientos, aparecen indicados los nombres de los principales 8 vientos del Mediterráneo y los 32 rumbos. Aunque ya Plinio El Viejo la había descrito en el Libro II de su obra Historia Natural en el año 74 d.C.

Los puntos cardinales

Los puntos cardinales son los 4 sentidos básicos que existen en el plano de la circunferencia del horizonte terrestre. De forma que si nos colocamos de pie en el centro de una extensa pradera y vemos alrededor nuestro, estaremos observando el plano del horizonte. Esto es, la línea que vemos donde el cielo se une a la tierra e igualmente el horizonte se puede ver claramente en medio del océano.

De tal forma que hay 4 rumbos fundamentales a los cuales podemos dirigirnos que son: avanzar de frente, hacia atrás, a la derecha o la izquierda. Estos rumbos se dirigen cada uno a un punto imaginario en el horizonte llamado punto cardinal.

Se considera que el punto que coincide con el polo magnético de la Tierra y por tanto atrae la aguja de la brújula, se llama Norte. Mientras que el punto ubicado en sentido contrario se denomina Sur. Luego, si nos ubicamos de cara al Norte, el punto en sentido a la derecha lleva el nombre de Este y el de la izquierda, Oeste.

Establecer la orientación de los puntos cardinales

Para poder comunicar a otra persona qué rumbo tomamos, esos 4 rumbos básicos deben tener un punto de referencia. Esa referencia es el Norte magnético de la Tierra, un punto cercano al polo norte que genera un magnetismo tal que atrae a una aguja imantada.

Ese punto llamado Norte es el primer punto cardinal y al colocarnos de cara al mismo, podemos definir los otros 3 puntos cardinales. Así, el Sur es el punto cardinal orientado a nuestra espalda, el Este se ubica a nuestra derecha y el Oeste a la izquierda.

Si no contamos con una brújula para definir la ubicación de los puntos cardinales, podemos orientarnos por el Sol. Esto es debido a que el Sol sale por el Este y se oculta por el Oeste.

Basta con abrir los brazos en cruz, apuntando con la mano derecha a donde sale el Sol y con la izquierda al lugar donde se oculta. De esta forma, el Norte nos quedará al frente, el Sur a la espalda, el Este a la derecha y el Oeste a la izquierda.

A partir de estos 4 puntos cardinales se establecen el resto de rumbos que indica la rosa de los vientos hasta completar los 32 rumbos. La posición de todos esos rumbos también se puede determinar de acuerdo a la trayectoria de diversas estrellas en el firmamento.

Luego, si dividimos la circunferencia que forma la rosa de los vientos en los 360 grados que tiene toda circunferencia, es fácil marcar cualquier rumbo.

¿Para qué sirve la rosa de los vientos?

La rosa de los vientos sirve para ubicarnos en el espacio y para fijar el rumbo, es decir para orientarnos en el plano terrestre. La misma aparece en todos los mapas cartográficos para indicar el Norte con relación al diseño del mapa.

A partir de esto, la rosa de los vientos tiene múltiples aplicaciones, desde la navegación hasta la ubicación adecuada de una estructura sobre el terreno.

La navegación

El objetivo inicial de la rosa de los vientos fue ayudar a establecer los rumbos para la navegación en alta mar. De hecho a la rosa de los vientos también se le llama rosa náutica.

Al principio se establecían los diversos rumbos tomando como referencia los vientos, la trayectoria del Sol y las estrellas, basados en la rosa de los vientos. Posteriormente, con la invención de la brújula y combinada con el sistema de referencia de la rosa de los vientos, se facilitó en gran medida orientarse.

Por otra parte, al inventarse el avión, la rosa de los vientos formando parte de la brújula, fue la base para fijar los rumbos aéreos. Luego, que con el desarrollo de la tecnología hoy en día la rosa de los vientos ha sido sustituida por radares, satélites y aparatos GPS.

La exploración en tierra

En la mayoría de los casos, cuando se viaja en tierra hay muchos puntos de referencia que permiten orientarse. Por ejemplo, montañas, tipos de vegetación, ríos, rocas y otros. Sin embargo, en los grandes desiertos arenosos tampoco hay muchos puntos de referencia para guiarse.

En todo caso, el uso de la rosa de los vientos permite igualmente fijar los rumbos a los viajeros y exploradores.

La orientación de una construcción

En arquitectura definen la rosa de los vientos como una herramienta que presenta de forma gráfica la dirección, intensidad y frecuencia de los vientos.

Por ejemplo, para construir un aeropuerto, primero se debe hacer un estudio detallado de los vientos en la zona, su intensidad y dirección. Para esto se establece la dirección e intensidad de los vientos durante al menos 5 años, para poder establecer su frecuencia.

Con esa información se construye una rosa de los vientos que es un diagrama donde se indica la intensidad promedio y dirección de los vientos en cada sector del círculo del horizonte.

Por otra parte, la rosa de los vientos es útil para planear en el terreno cualquier construcción. Esto porque permite definir la dirección predominante de los vientos y de la incidencia de los rayos del Sol.

Lo cual a su vez, es importante para orientar las edificaciones, de tal forma de aprovechar la iluminación natural. Así como también la capacidad de regulación de la temperatura de los vientos.

La artillería

En el pasado, la rosa de los vientos también era utilizada para establecer la dirección y ángulo correctos a donde apuntar los cañones. De hecho a las 6.400 partes en que puede dividirse la esfera de la rosa de los vientos, se le llama “milésima de artillería”.

Referencias

  1. Casas-Torres, J.M. e Higueras-Arnal, A. (1977). Compendio de Geografía General. Ediciones RIALP.
  2. Maass, S.F. y Valdez-Pérez, M.E. (2003). Principios básicos de cartografía y cartografía automatizada. México: Universidad Autónoma del Estado de México.
  3. Pastrana-Caicedo, E. y Sánchez-Hernández, D. (2015). Viento y ventilación natural en la arquitectura. Laboratorio de Ambientes Sostenibles N° 2.
  4. Quiroga-Venegas, L. y Acosta-Millán, G. (2013). Geografía. Bachillerato. ST Editorial. México.
  5. Raisz, E. y Mantero, J.M. (2005). Cartografía general. Trad. 7º edición Omega, Barcelona.
  6. Robinson, A.H., Sale, R.D., Morrison, J.L., Muehrcke, P.C., Ravella-Vives, J.M., Ferrer, R.M. (1987). Elementos de cartografía. 1ª Edición Omega.