Psicología

Bullying físico: qué es, características, causas, consecuencias


¿Qué es el bullying físico?

El bullying físico es un tipo de acoso escolar en el que se produce contacto físico entre el agresor y la víctima. La forma concreta en la que ocurre varía entre distintos casos; por ejemplo, puede incluir situaciones como peleas, empujones, puñetazos, patadas o escupitajos, entre otras cosas.

El bullying físico es una de las formas más comunes de acoso, y también de las más peligrosas. En los otros tipos de agresión, las consecuencias son sobre todo psicológicas. Sin embargo, al existir violencia física, se puede poner en peligro la integridad de la víctima.

Por suerte, también se trata de uno de los tipos de bullying más sencillos de detectar. Esto se debe a que, por lo general, deja marcas visibles que los docentes pueden encontrar a simple vista. Entre ellas, pueden incluirse moratones, marcas de mordiscos, heridas, o cortes.

Comprender las causas del bullying físico es fundamental para poder luchar contra este fenómeno. En este artículo descubrirás por qué se produce, además de sus características y las consecuencias que produce en las víctimas.

Características del bullying físico

Existencia de agresiones repetidas

Para que una situación pueda considerarse bullying de cualquier tipo, es necesario que se produzcan varias agresiones. Con una sola interacción de violencia entre dos personas, no se podría considerar que haya aparecido este fenómeno.

Por ello, el bullying físico suele producirse en entornos en los que el agresor y la víctima se ven obligados a convivir en el mismo espacio.

Entre ellos, podemos encontrar colegios, institutos, universidades o incluso puestos de trabajo. Sin embargo, en este último caso el bullying suele llamarse “mobbing”.

Intencionalidad

Otro de los requisitos para que una situación de violencia física se considere bullying es que debe existir una intención por parte del agresor de hacer daño a la víctima. Por lo tanto, los accidentes por ejemplo no serían considerados acoso físico.

Desequilibrio de poder

Por lo general, una situación de agresión solo se considera bullying si el agresor tiene mucho más poder de cualquier tipo que la víctima.

Este puede ser de carácter físico (como por ejemplo mayor fuerza o tamaño), psicológico (como una mayor inteligencia), o social (por ejemplo, el apoyo de varios compañeros).

En concreto, el bullying físico suele producirse entre un agresor de gran tamaño y una víctima con un cuerpo más pequeño o débil.

Agresión física contra la víctima o sus pertenencias

Las anteriores características son típicas de todos los tipos de bullying. Sin embargo, la seña que diferencia el físico de todas las demás versiones es la existencia de contacto directo entre el agresor y la víctima.

Así, para que aparezca este tipo de bullying tiene que existir violencia física de manera repetida, intencionada y que implique un desequilibrio de poder.

Esta puede darse directamente contra la víctima (por ejemplo, en forma de puñetazos, escupitajos, mordiscos o patadas), o contra alguna de sus pertenencias.

En el caso de que la violencia se de contra las posesiones de la víctima, esta podría tomar la forma de robos o destrozo de la misma.

Causas del bullying físico

Las causas del acoso repetido siguen sin estar del todo claras. Sin embargo, en los últimos años se han llevado a cabo gran cantidad de investigaciones sobre el tema.

A continuación estudiaremos algunos de los motivos que suelen llevar a los agresores a hacer bullying a otra persona.

Frustración

Una de las características más comunes entre todos los acosadores es que se sienten impotentes en su propia vida. Esto les genera una gran frustración, enfado e ira, que tienen que descargar de alguna manera.

Debido a que se sienten frustrados con sus circunstancias pero se saben más fuertes que su víctima, deciden atacarles para ganar cierta sensación de control y autoridad.

Situaciones de bullying personales

Según varios estudios sobre el tema, la mayoría de los agresores han sido también víctimas de acoso en otras circunstancias. Estas agresiones pueden haberse dado en casa, en el colegio, o en cualquier otro ambiente en el que el acosador tenga menos poder.

En ocasiones, esto puede llevar a la persona a ensañarse con aquellos que son más débiles que él. La intención detrás de esto sería sentirse mejor con uno mismo, recuperar parte del orgullo y la sensación de valía propia.

Por supuesto, esta estrategia no suele funcionar, y acaba acarreando más problemas de los que soluciona.

Falta de empatía

La mayoría de los agresores son incapaces de ponerse en el lugar de sus víctimas. Por lo general, esto ocurre porque son demasiado jóvenes como para haber aprendido a desarrollar su empatía. Sin embargo, en ambientes adultos, puede deberse simplemente a una falta de habilidades sociales y emocionales.

De hecho, las investigaciones sobre el bullying muestran que, cuando el agresor es capaz de comprender a sus víctimas, normalmente las conductas de acoso cesan.

Envidia

En otras ocasiones, el agresor se siente inferior a su víctima en algún aspecto, y por eso decide atacarla. En el caso del bullying físico, la frustración suele ser de tipo intelectual. Por lo general, la víctima suele sacar mejores notas que el atacante, o ser más inteligente en general.

De esta manera, el agresor busca ponerse por encima de la víctima, pero lo hace para esconder una cierta inseguridad en sí mismo.

Consecuencias

Las consecuencias de cualquier tipo de bullying pueden llegar a ser extremadamente graves. El acoso, al hacerse repetido y constante, pueden llevar a las víctimas a sufrir gran cantidad de problemas de tipo psicológico.

Así, no es raro encontrar a víctimas de bullying desarrollando depresión, ansiedad, fobia social, baja autoestima y sensación de impotencia. En los casos más graves, el acoso repetido puede incluso provocar que el receptor del mismo intente cometer suicidio.

Por otra parte, el bullying puramente físico tiene sus propias consecuencias negativas. Además de las que son comunes a todos los tipos de acoso, también produce otros resultados especialmente preocupantes.

Así, en casos muy extremos, la violencia física puede llegar a dejar secuelas permanentes, con los que la víctima tendrá que aprender a convivir (lo que en ocasiones puede ser complicado).

Por eso, es fundamental detectar a tiempo los casos de bullying e intervenir lo antes posible para que la situación se resuelva.