Cultura Jama-Coaque: qué es, historia, ubicación, características, religión
¿Qué es la cultura Jama-Coaque?
La cultura Jama-Coaque es una civilización indígena que habitó los territorios ubicados desde el cabo de San Francisco hasta el norte de la provincia de Manabí, en el actual Ecuador. Según los arqueólogos, esta cultura se desarrolló entre 350 a.C. y 1532 d.C., extinguiéndose paulatinamente tras el temprano periodo colonial.
Estas zonas ecuatorianas se caracterizan por tener una considerable cantidad de bosques y colinas, así como extensas playas. Gracias a esta ubicación, la cultura Jama-Coaque tuvo facilidad para acceder a recursos marítimos y selváticos, lo que incrementó su desarrollo como sociedad.
Dada la extensión de tiempo que ocupó esta civilización, es considerada una de las más influyentes tanto en la historia de Ecuador como de la región.
Sus aportes en el ámbito artístico (especialmente sus figuras de arcilla e instrumentos musicales) tuvieron importante influencia en las civilizaciones posteriores.
Origen e historia
La cultura Jama-Coaque habitó la actual provincia de Manabí desde el 350 a.C. hasta 1532 d.C. Por esta razón, su historia se divide en dos períodos: al primero se le denomina “desarrollo regional”, puesto que abarca el período de extensión territorial de esta cultura, y corre desde 350 a.C. hasta 400 d.C.
El segundo período se denomina “período de integración”, pues en este momento las comunidades ya estaban asentadas e integradas. Dicha fase abarcó desde el 400 hasta 1532.
La historia de los Jama-Coaque se desarrolló junto con la cultura de los Tumaco-Tolita, ambas ubicadas en zonas muy cercanas. Por esta razón, estas culturas comparten varios rasgos en común, como la creencia en las mismas deidades y la misma organización social.
Características de la cultura Jama-Coaque
– El lugar donde se ubicaron los Jama-Coaque fue un notable centro administrativo y ceremonial.
– El centro de esta civilización ocupó una gran cantidad de territorio, pues se calcula que dominaron aproximadamente 40 hectáreas.
– Se considera que esta cultura realizó monumentales trabajos arquitectónicos con la intención de utilizarlos con fines religiosos y festivos.
– Su alta densidad en “lugares satélites” permite señalar que los Jama-Coaque constituyeron una población no solo residencial, sino altamente estratificada.
– La sociedad Jama-Coaque estuvo constituida por diferentes clases sociales: a través de las figuras halladas, se pudo establecer que cada estrato social desempeñaba un papel específico para contribuir con la sociedad. Ejemplo de ello son cerámicas que representan músicos, agricultores, orfebres, danzantes, cazadores, guerreros y chamanes.
– Practicaban la reducción de cabezas, tal y como el cronista Miguel de Estete describió.
Las “cabezas trofeo” como rasgo cultural de los Jama-Coaque
Al sur de La Tolita se encontró un conjunto de cabezas humanas correspondientes a los Jama-Coaque, utilizadas para funciones rituales. Se les llama “cabezas trofeo” porque eran entregadas al vencedor en las diferentes luchas intertribales.
Según los arqueólogos e historiadores, se sabe que estas culturas indígenas llevaban a cabo luchas rituales entre diferentes comunidades.
Estas cabezas eran muy variadas en cuanto a la forma: algunas tenían deformaciones craneales, mientras que otras poseían inmensos tocados sin ninguna modificación ósea.
Se puede establecer entonces que en la cultura Jama-Coaque existieron dos etnias de procedencia distinta que, al chocar entre sí, plasmaron la lucha en la recolección de cráneos, obsequiándoselos posteriormente al vencedor.
Ubicación geográfica
El lugar arqueológico de la cultura Jama-Coaque se delimitó al norte de la provincia de Manabí, donde se encuentra el cerro de Coaque y el río homónimo (lo que le dio el nombre a la cultura).
Al norte de Cabo Pasado, desemboca el río Jama. Estas aguas también son epónimas de los Jama-Coaque.
Religión
Deidad de la agricultura
La cultura Jama-Coaque compartió junto con la comunidad de La Tolita la creencia en un ser sobrenatural encargado de proteger y controlar la agricultura.
En ambas civilizaciones se encontraron varias piezas de cerámica y oro en las que se puede apreciar dicha deidad, de rasgos bastante particulares. Este ser tiene un cuerpo entre humano y felino, y su rostro parece estar enmarcado por una especie de diadema o cabellos transformados en víboras.
También posee fauces felinas, dotadas de poderosos colmillos. A veces, se le añadió a esta boca un pico de ave de rapiña.
Una de las razones por las cuales se asocia esta figura con la agricultura es que en la mayoría de los casos está plasmado sobre una vasija, lo que implica que el recipiente se convierte en parte elemental de esta deidad, pues coincide con la ubicación de sus entrañas.
Deidad presente en la figura del chamán y en los animales
Este ícono se puede encontrar en algunas de las máscaras utilizadas para el ritual religioso.
Por ejemplo, en el Museo del Oro se encuentran algunos colgantes metálicos en los que se puede ver a un chamán luciendo una elaborada máscara, muy semejante a la descripción anteriormente mencionada.
Este rasgo se repite no solo en la cultura Jama-Coaque, sino también en los vestigios de las civilizaciones Tumaco y Bahía de Caráquez, aunque cada una de estas representaciones mantiene su estilo artístico propio y rasgos que las diferencian unas de otras.
En cuanto a los ritos funerarios, la mujer podía ser sacerdotisa. Esto se puede corroborar en algunas cerámicas, donde se percibe a una figura femenina ataviada con un tocado elevado pero sencillo, junto con una larga túnica.
Organización social
Según los hallazgos arqueológicos, se puede establecer que la sociedad Jama-Coaque —al igual que su civilización hermana de La Tolita— estuvo organizada mediante cacicazgos, y altamente jerarquizada.
Se encontraron una especie de montículos o tolas, donde los más notables orfebres y alfareros plasmaron incontables figuras que reprodujeron su cosmogonía en miniatura, a través de símbolos, signos y colores rituales.
Esto da a entender que estos artesanos ocupaban un lugar importante dentro de la jerarquía social.
También se ha asomado la posible teoría de que la sociedad Jama-Coaque estuvo al mando de líderes religiosos, dividiendo a la comunidad en especies de jefaturas.
De cualquier manera, esta cultura responde a los conceptos más comunes y tribales de organización social, puesto que sin duda existió una figura de autoridad que se encargó de controlar las funciones administrativas.
Además, teniendo en cuenta algunas de las piezas encontradas, se puede inferir que los asentamientos de esta civilización se agruparon en centros urbanos que permitieron la realización de actividades colectivas.
Uno de los rasgos que confirman la existencia de una fuerte estratificación social está en algunas figurillas de cerámica: las personas de menor categoría eran representadas sentadas en el suelo y sin ningún atavío, mientras que las de alto rango se representaban sentadas en un banco de madera y portaban diferentes accesorios de oro.
Economía
Se han encontrado pocas evidencias sobre la economía de la cultura Jama-Coaque, aunque se puede asegurar que el trabajo del oro fue uno de sus ingresos más notables.
Gracias a su ubicación, se puede deducir que aprovecharon su cercanía con el agua para abastecerse de diferentes recursos marítimos.
Las cerámicas halladas permitieron establecer que la agricultura era un pilar fundamental para el desarrollo de esta sociedad: se puede apreciar en las diferentes figurillas realizadas como ofrenda a la deidad agrícola.
Su ubicación también les permitió aprovechar las ventajas del suelo fértil de la selva.
Arte
Esta cultura es conocida principalmente por sus elaboradas piezas de cerámica, que demuestran de qué manera interactuaba esta civilización y cómo era su estilo de vida.
A través de las figuras conservadas se pudo establecer cómo se realizaban los rituales de “cabezas trofeo”, así como también sus creencias religiosas.
El arte de esta civilización se caracteriza por la representación de formas humanas. Sin embargo, también se presentan de manera continua una mezcla entre rasgos animales y humanos, lo que ayuda a comprender sus creencias religiosas.
En estas cerámicas se pueden percibir algunos trajes y adornos utilizados por esta sociedad.
Los Jama-Coaque fueron conocidos por sus grandes tocados y sus coloridas túnicas, con las que cubrían tanto las piernas como los brazos.
También hicieron una notable cantidad de brazaletes, collares y orejeras, destacando en el desarrollo de un arte plumario de gran categoría.
Figurillas en arcilla
En algunas de sus vasijas incorporaron figuras humanas ataviadas con una gran cantidad de pulseras, tobilleras y otros accesorios.
El cabello de estas figuras antropomorfas está decorado con un elaborado tocado, el cual se caracteriza por el uso de una diadema que recoge los cabellos. Los ojos grandes y almendrados también son una característica elemental de estas vasijas.
Muchas de estas figuras no fueron monocromáticas como se creía, sino que en realidad eran decoradas con coloridos pigmentos naturales. Algunos de los colores más utilizados por esta civilización fueron el azul celeste, el dorado (como símbolo jerárquico) y el naranja.
Representaciones femeninas
En cuanto a las representaciones femeninas, estas suelen mostrar a mujeres corpulentas, lo que simboliza fertilidad. Llevan tocados en forma de diadema, y las ancianas se representan sentadas.
Representaciones masculinas
La mayor parte de las representaciones masculinas suelen ser guerreros ataviados con brillantes armas de guerra, además de llevar narigueras de oro en la nariz.
También portan diferentes pulseras y un llamativo tocado, mientras que el cabello parece estar recogido.
Instrumentos musicales
Los Jama-Coaque realizaron diversos instrumentos musicales, constituidos generalmente por la percusión y la flauta.
Esta última lo hacían con diferentes formas, tanto antropomórficas como zoomórficas, utilizadas durante los ritos religiosos o cuando se llevaban a cabo enfrentamientos bélicos.
Referencias
- Dieter, K. (2006). Las huellas del jaguar: culturas antiguas en el Ecuador. Recuperado de books.google.es
- Arango, J. (2005). La deidad protectora de la agricultura. Recuperado de publicaciones.banrepcultural.org