Polaquiuria: qué es, síntomas, causas, tratamiento
¿Qué es la polaquiuria?
El término polaquiuria se refiere al aumento en el número total de micciones al día sin incrementos en la cantidad de orina que se expulsa. De hecho, lo más habitual es que la diuresis sea escasa en cada ida al baño. No debe confundirse con poliuria, que es el aumento en la cantidad de orina eliminada.
La palabra polaquiuria tiene raíces griegas. La parte inicial proviene del léxico pollakis, que significa “frecuente” o “a menudo”; y ouron, pronunciado “oura”, se entiende como relativo a la orina; el sufijo “ia” se agrega para indicar cualidad. La traducción oficial sería “micciones frecuentes” u “orinar a menudo”.
Existen diversas causas de polaquiuria. Las más numerosas guardan estrecha relación con el aparato urinario, pero no son exclusivas de este. Algunas enfermedades sistémicas o padecimientos a distancia pueden generar esta condición, y también existen fenómenos vinculados al género y al grupo etario que explican algunos casos de polaquiuria.
Los tratamientos para la polaquiuria dependerán de la etiología del cuadro. Como ocurre muchas veces en el universo médico, hay tratamientos farmacológicos y quirúrgicos, pero se debe agregar un aparte para la terapia conductual y psicológica, que juega un rol fundamental en el manejo de muchos casos de polaquiuria.
Síntomas
Si bien la polaquiuria tiene características particulares, no es correcto otorgarle síntomas propios, ya que en sí la polaquiuria es un síntoma. Forma parte de los elementos sindromáticos de varias patologías urinarias y de otras tantas sistémicas. Entre sus rasgos más importantes tenemos los siguientes:
Aumento de la frecuencia miccional
Su etimología así lo define; existe un incremento en el número de micciones. Algunos autores consideran que ir al baño 8 o más veces al día ya puede considerarse polaquiuria, sin importar la cantidad total de diuresis que se produzca en las 24 horas.
Disminución de la diuresis
Si bien aumenta la cantidad de veces que se va al baño, no ocurre lo mismo con la cantidad de orina que se expulsa; todo lo contrario. El paciente refiere que va muchas veces al baño, pero que orina poca cantidad.
Nocturnidad
Otra queja frecuente de los pacientes es que el incremento en el número de micciones se presenta más por las noches. A esta condición se le conoce como polaquiuria nocturna y es orientadora desde el punto de vista diagnóstico.
Concomitantes
La polaquiuria no suele venir sola. Se acompaña de otros síntomas urinarios como disuria (expulsión dolorosa de la orina) o tenesmo vesical (necesidad imperiosa y permanente de orinar aun cuando ya se vació la vejiga). La presencia de otros síntomas como sangre en la orina, fiebre alta, escalofríos y dolor abdominal puede significar infecciones o tumores.
Causas
Son muchas las enfermedades que cuentan con la polaquiuria como síntoma habitual o casual. Como ya se mencionó, la mayoría de estas afectan al aparato genitourinario, pero no exclusivamente. A continuación se mencionan las más frecuentes:
Infecciones urinarias
Es la causa más frecuente de polaquiuria. Cualquier cuadro infeccioso local que altere el normal funcionamiento del sistema urinario, puede ocasionar incremento en el número de micciones diarias.
La disuria también es habitual en estos casos. Afecta más a mujeres que a hombres y puede acompañarse de fiebre alta, escalofríos y dolor abdominal o lumbar.
En los exámenes de laboratorio se puede encontrar elevación de los glóbulos blancos y neutrofilia en la hematología completa y presencia de bacterias, leucocitos, nitritos y sangre en el uroanálisis.
Cistitis
La inflamación de la vejiga, sea infecciosa o no, es también una causa común de polaquiuria. En el interior de la vejiga irritada la presencia de orina no es bien tolerada, por lo que el organismo busca vaciarla frecuentemente. La disuria, hematuria y dolor en hipogastrio son concomitantes usuales en la cistitis.
Enfermedades prostáticas
La infección, inflamación reactiva, crecimiento anormal y cáncer de próstata son causas de polaquiuria exclusivas del género masculino. La cercanía de la glándula prostática con las vías urinarias, especialmente su relación íntima con la uretra, favorece que sus alteraciones repercutan sobre la función miccional.
Diabetes
Uno de los signos más precoces del paciente diabético es la polaquiuria. De hecho, es uno de los primeros motivos de consulta por los que una persona que aún no se conoce diabética acude al médico. Cursa con poliuria inicialmente para luego transformarse en polaquiuria por el deterioro progresivo de la filtración glomerular.
Embarazo
Una de las quejas constantes de la mujer embarazada es la necesidad de ir al baño muy a menudo. Durante la gestación se desencadenan varios fenómenos fisiológicos que favorecen el incremento del flujo sanguíneo renal y el vaciamiento constante de la vejiga urinaria.
Físicamente hablando, la presión ejercida por el feto en crecimiento sobre los órganos pélvicos evita que la vejiga se llene por completo y la obliga a descargar su contenido de forma reiterada. Asimismo, se produce un efecto conocido como hidrouréter fisiológico de la embarazada, por dilatación de las vías urinarias, aumentando la frecuencia miccional.
Por último, en las mujeres gestantes existe liberación excesiva de diversas hormonas. Algunas de estas ocasionan un incremento de hasta el 50 % en la filtración glomerular, lo que se traduce inmediatamente en mayor producción de orina y, por ende, en polaquiuria.
Fármacos
Muchos son los medicamentos que, actuando en el sistema renal, ocasionan aumento en el número de micciones. Los más obvios son los diuréticos.
Estos fármacos universalmente utilizados para el tratamiento de la hipertensión arterial, entre otras patologías, producen poliuria o polaquiuria, dependiendo de cómo se encuentren los riñones del paciente.
Otros medicamentos que pueden generar polaquiuria son los anticonvulsivos, el litio y la difenhidramina. Algunas sustancias de consumo masivo asociadas al incremento de las micciones son la cafeína, el alcohol y algunas infusiones o tés.
Alteraciones del sistema nervioso
Las enfermedades cerebrovasculares, isquémicas o hemorrágicas pueden contribuir con la aparición de polaquiuria. El mecanismo a través del cual esto ocurre parece estar asociado a daños celulares en áreas del encéfalo, encargadas de la producción y liberación de hormonas y neurotransmisores que manejan el proceso de la micción.
Ciertas lesiones medulares —congénitas, tumorales o traumáticas— dañan los nervios que controlan la vejiga y alteran su funcionamiento. Una de las consecuencias de esta injuria es el síndrome de vejiga hiperactiva, que provoca micciones frecuentes y escasas, incontinencia urinaria e hiperactividad del músculo detrusor vesical.
Las enfermedades mentales, como ansiedad y depresión, cuentan entre sus síntomas con alteraciones urinarias. De hecho, el síndrome miccional, cuya sintomatología incluye la polaquiuria, tiene entre sus posibles causas los trastornos psicológicos o psiquiátricos.
Otras enfermedades de las vías urinarias
La presencia de cálculos renales, capaces de obstruir la salida normal de orina, es una causa común de polaquiuria. Lo mismo ocurre con la estenosis uretral, ya que esta condición no permite la descarga normal de vejiga, dejando la sensación de micción incompleta y obligando al paciente a ir al baño con más frecuencia.
Tratamiento
Como se ha mencionado con anterioridad y en publicaciones previas, los síntomas no se tratan, se tratan las causas. Esto significa que la polaquiuria no se maneja particularmente sino la etiología de la misma. Sin embargo, existen medidas terapéuticas generales que alivian esta alteración urinaria, incluyendo las siguientes:
Antibióticos
Siendo las infecciones urinarias las principales causas de polaquiuria, es evidente que al tratar estas, mejora el síntoma. Los gérmenes involucrados en las infecciones del tracto urinario suelen ser bacterias gramnegativas, especialmente enterobacterias, que responden a terapias con macrólidos, cefalosporinas de tercera o cuarta generación y quinolonas.
En caso de que las bacterias sean multirresistentes y produzcan un toque importante del estado general, los carbapenémicos son de elección. El tratamiento se complementa con antisépticos y antiespasmódicos de las vías urinarias, como la nitrofurantoina y el flavoxato.
Otros tratamientos farmacológicos
El control de la glicemia es fundamental en el manejo de los pacientes diabéticos y para evitar la polaquiuria. De allí que los hipoglicemiantes orales y la insulina sean medicamentos muy útiles para controlar esta condición. Deben ser indicados por un médico especialista después de una revisión física y de laboratorios exhaustiva.
Las enfermedades benignas de la próstata también se manejan con terapias farmacológicas. El crecimiento prostático se trata con inhibidores de la 5-alfa-reductasa y bloqueadores alfa, relajando el músculo liso vesical. La prostatitis puede requerir antibióticos, antiinflamatorios y ocasionalmente esteroides.
El cáncer de próstata debe ser manejado en conjunto con los servicios de urología y oncología. El tratamiento inicial incluye quimioterapia, radioterapia e inhibidores hormonales, que evitan el rápido desarrollo del tumor y pueden llegar a destruir las células cancerígenas.
Cirugía
Está indicada en algunos tipos de cáncer de próstata cuando la respuesta a la terapia primaria es inadecuada o cuando forma parte del protocolo oncológico de la enfermedad. Otros tipos de tumores —como los ginecológicos o gastrointestinales, que puedan afectar indirectamente las vías urinarias— también pueden corregirse a través de cirugía.
La prostatectomia parcial es una opción cuando el crecimiento de la próstata dificulta mucho la micción y desmejora la calidad de vida del paciente. Puede realizarse por vía abdominal o transuretral.
Ciertos trastornos de la vejiga también responden satisfactoriamente a la cirugía, como la cistitis intersticial. Lo mismo ocurre con los cálculos renales que no pueden ser expulsados por la orina y se trancan en los uréteres.
Otros tratamientos
La vejiga hiperactiva puede ser manejada con medicamentos, como la tolterodina o la imipramina, pero el reentrenamiento vesical es fundamental: el paciente debe aprender a orinar nuevamente.
En estos casos la terapia psicológica es muy valiosa. Algunas terapias físicas también son apreciadas en las pacientes embarazadas con polaquiuria.
La acupuntura se ha utilizado desde tiempos ancestrales para el tratamiento de alteraciones miccionales. Si bien no se conoce exactamente cómo funciona, los resultados son alentadores, sobre todo en mujeres con incontinencia urinaria y urgencia miccional.
Polaquiuria en niños
Si bien todo lo explicado en los apartados anteriores puede afectar al niño, con obvias excepciones, existe un cuadro clínico particular en pediatría que cursa con polaquiuria. Esta condición se conoce como polaquiuria benigna de la infancia, y pese a la preocupación que genera en padres y médicos, no es de gravedad.
Estos pacientes, fundamentalmente entre 4 y 8 años de edad, son llevados por sus padres al pediatra por la imperiosa necesidad que tienen de ir al baño. Esta urgencia miccional se presenta en cualquier lugar y a cualquier hora, llegando a afectar el rendimiento escolar y las actividades diarias cotidianas.
Aunque es un diagnóstico de descarte, los autores sugieren una etiología psicológica del cuadro. Se relaciona con la presión ejercida por los mayores para aprender a ir al baño, lo cual coincide con la edad de aparición. Por ende, el tratamiento se basa en terapia conductual, entrenamiento adecuado y cese de las presiones sobre el niño.