Historia

Homo erectus: qué es, origen, características, alimentación, cráneo


¿Qué fue el Homo erectus?

El Homo erectus fue un homínido que habitó varias zonas del planeta durante parte del periodo del Pleistoceno. El ejemplar más antiguo se encontró en el yacimiento de Drimoles, cerca de Johannesburgo, Sudáfrica, en 2020, con una antigüedad de entre 1,95 y 2,04 millones de años. A este ejemplar le bautizaron con el nombre de “DNH 134”.

Antes, en Dmanisi, Georgia, se había encontrado el que se consideró más antiguo, de hace unos 1,8 millones de años. El primer descubrimiento de un espécimen de esta especie se dio en 1891, en la isla asiática de Java, hoy perteneciente a Indonesia.

Este homínido tuvo una larga presencia en la Tierra. Existen opiniones enfrentadas sobre su fecha de extinción. Algunos antropólogos la sitúan hace unos 300.000 años, mientras otros afirman que sucedió hace 70.000 años.

Esto conlleva que algunos expertos piensen que llegó a convivir con el Homo sapiens, pero no es la postura más común actualmente.

El origen del Homo erectus también es objeto de controversia. De esta forma, hay quien lo sitúa en África, aunque muchos antropólogos disienten y llaman a los ejemplares encontrados allí con el nombre de Homo ergaster.

Los partidarios de esta postura afirman que el Erectus es originario de Asia. Sin embargo, los últimos descubrimientos realizados en Sudáfrica sugieren que no.

Una de las características más destacadas de este homínido fue su capacidad craneal, superior a la de especies anteriores. Una de las principales razones de este cambio fue el descubrimiento de cómo manejar el fuego, que le permitió mejorar su alimentación.

Origen del Homo erectus

El Homo erectus es uno de los antepasados del Homo sapiens. La etapa de la evolución hacia el ser humano en la que el Erectus tuvo presencia es una de las que presenta más incógnitas, por lo que coexisten varias teorías diferentes. Así, una de ellas data su aparición entre 1,95 y 2,04 millones de años, en África.

Hay que apuntar que otros especialistas afirman que los restos encontrados en ese continente serían de otra especie parecida, la Ergaster. En lo que todos coinciden es en el hecho de que con el Erectus los homínidos se vuelven nómadas, saliendo de África.

Los primeros hallazgos del Homo erectus tuvieron lugar en Asia oriental, pero también se han encontrado restos en Eurasia. El éxito de esta especie se puede comprobar, precisamente, en las zonas tan alejadas en las que se han encontrado yacimientos.

Esto dio lugar a ligeras variaciones físicas y culturales entre ellos, ya que tenían que adaptarse a las diferentes condiciones de cada región. Por ejemplo, la Europa de la época se caracterizaba por su clima frío, algo que hubiera sido un gran problema de no ser por el descubrimiento del fuego.

Dónde vivió

Como se señalaba, todos los expertos coinciden en el carácter nómada del Homo erectus. Las evidencias encontradas apuntan a que fue el primer homínido que salió de África. A lo largo de muchos años, alcanzó zonas tan alejadas como el sureste asiático.

La hipótesis más conocida señala que pudo realizar este periplo usando los puentes de hielo formados durante las glaciaciones. Su impresionante expansión hizo que hayan aparecido restos en Indonesia, China, partes de Europa o en Asia Central.

Homo erectus erectus – Hombre de Java

Aunque el nombre científico de la especie es Homo erectus Erectus, hay quien la denomina popularmente como Hombre de Java. El motivo fue que en esa isla se encontró el primer fósil de un ejemplar.

El responsable del hallazgo fue el médico holandés Eugène Dubois. Como muchos científicos en la época, finales del siglo XIX, Dubois creía en el llamado “eslabón perdido”, que era como llamaban a la especie que, en teoría, separaba la existencia de los homínidos menos desarrollados del Homo sapiens.

De esta forma realizó una expedición entre los años 1891 y 1892 a la Isla de Java (Indonesia). Dubois pensó que había encontrado el citado eslabón cuando dio con algunos restos. Estos eran más parecidos a los del humano actual que los fósiles anteriormente encontrados, por lo que enseguida entendió que era una especie más avanzada.

En un principio, bautizó a la nueva especie como Pithecanthropus erectus (hombre-mono erguido), aunque todos lo llamaron Hombre de Java.

Unas décadas después, en 1930, otros paleontólogos encontraron nuevos restos en zonas cercanas. En 1940 es cuando, definitivamente, se le otorgó la denominación actual: Homo erectus.

Homo erectus pekinensis – Hombres de Pekín

Una nueva expedición para encontrar el famoso “eslabón perdido” propició un nuevo hallazgo de Homo erectus. En esta ocasión fue cerca de Pekín, la capital de China.

Los restos pertenecían a una subespecie, con una antigüedad estimada de entre 500.000 y 250.000 millones de años. Durante mucho tiempo se pensó que, dadas las características de los huesos encontrados, sí podía ser el paso entre el Homo sapiens y sus antepasados.

En cierto modo, algo frecuente en ese momento, se buscaba confirmar la teoría de la evolución.

Homo erectus soloensis – Hombres de Solo

Una nueva subespecie apareció en Ngandong, cerca del río Solo (Java). En este caso, la clasificación no ha acabado de confirmarse, aunque la mayoría está de acuerdo con su pertenencia a la especie.

Homo erectus yuanmouensis – Hombre de Yuanmou

Los restos del llamado Hombre de Yuanmou (Homo erectus yuanmouensis) recibieron el nombre por el distrito chino en el que fue encontrado en 1965.

El estudio de los dientes fosilizados de este homínido llevaron a los expertos a datar su antigüedad en unos 1,7 millones de años. De esta forma, se trata de un ejemplar más antiguo que el de Pekín y que otro aparecido en Lantian.

Homo ergaster

El Homo ergaster protagoniza la gran discrepancia entre los expertos en este campo. Los científicos están divididos entre si incluirlo en la especie Erectus o catalogarlo como una especie diferente.

Se sabe que vivió en África entre 2 y 1 millones de años en el pasado. Su parecido con el Homo erectus es muy grande, aunque no queda clara al cien por cien la relación entre ellos. En la actualidad, parece que la postura de considerarlos especies diferentes tiene más apoyo, pero dista mucho de ser unánime.

Características físicas y biológicas del Homo erectus

Como sucede con todos los restos fósiles, no es sencillo determinar las características físicas y biológicas.

Los científicos tienen en cuenta diversos parámetros para realizar aproximaciones, especialmente de la altura o de cómo era el cráneo. Los dientes, por ejemplo, dan información muy importante acerca de la dieta y de otros hábitos vitales.

En este caso, hay que añadir la existencia de varias subespecies, con características ligeramente diferentes. Existen, no obstante, algunos rasgos del Homo erectus que parecen ampliamente aceptados.

Rasgos generales

No se conoce demasiado sobre la piel del Homo erectus. Se sabe que tenía glándulas sudoríparas, pero no si era fina o gruesa.

En cuanto a los huesos, el Homo erectus tenía una pelvis similar a la del ser humano actual en cuanto a la estructura. Sin embargo, era de mayor tamaño y fortaleza.

Algo parecido pasaba con el fémur, más sencillo de estudiar al haber aparecido más restos. Aparte de su superior tamaño, ciertas marcas de la inserción de los músculos apuntan a que el cuerpo era fuerte y robusto.

El Homo erectus, como indica su nombre, era bípedo y andaba de forma parecida a la del Homo sapiens. En principio se pensó que la media de estatura de los machos era pequeña, de unos 1,67 metros.

Sin embargo, nuevos restos han cambiado ese pensamiento. Ahora se estima que un adulto podía alcanzar los 1,8 metros de altura, más que los anteriores homínidos.

Cráneo

La mandíbula del Homo erectus también era bastante fuerte, aunque no tenía mentón. Los dientes eran pequeños, un dato que ha llamado mucho la atención. Los paleontólogos han comprobado que mientras el cuerpo se iba haciendo más grande, la dentición iba disminuyendo de tamaño.

Igualmente, parece que la musculatura de la mandíbula también se iba haciendo más pequeña y la garganta más estrecha. Es posible que la aparición del fuego y, por lo tanto, la carne cocinada y más fácil de masticar, tuvieran ese efecto.

El cráneo del Homo erectus contaba con tres rasgos distintivos. El primero era un hueso supraorbital recto, aunque los encontrados en Grecia y Francia no tienen esa forma. Por otra parte, tenían una cresta sagital en el cráneo, más frecuente en los asiáticos. Estos también eran los que poseían un saliente occipital bastante grueso.

El lenguaje

Una de las preguntas sin responder sobre el Homo erectus es si llegó a utilizar el lenguaje hablado durante su existencia. Una de las teorías sobre la especie señala que fueron ellos los que empezaron a usarlo por primera vez, en las comunidades que fueron creando.

Es complicado saber, mediante el estudio de los fósiles, si la teoría es correcta o no. Sí parece que la biología podría avalar ese hecho, ya que tenían las estructuras cerebrales y orales para hacerlo.

Un estudio realizado recientemente por Daniel Everett, decano de Artes y Ciencias de la Universidad de Bentley, en Massachusetts, da verosimilitud a esa hipótesis. Según sus conclusiones, la primera palabra emitida por un homínido fue pronunciada por un miembro de los Homo erectus.

Alimentación del Homo erectus

La alimentación es uno de los aspectos más interesantes en el estudio del Homo erectus. Más concretamente, el cambio que se produjo tras descubrir el manejo del fuego.

Al principio, se trataba de una especie omnívora que, para conseguir la carne, solía aprovechar los restos de animales muertos. Además, recolectaba vegetales y gramíneas, procurándose una alimentación lo más completa posible.

El fuego

Aparte de en muchos otros aspectos, el inicio del uso del fuego afectó enormemente la alimentación del Homo erectus. Al principio, usaba el fuego creado por eventos naturales (rayos, por ejemplo), pero más tarde aprendió a encenderlo directamente. Es así el primer homínido capaz de utilizar sus ventajas.

En la alimentación, esto supuso un cambio a la hora de comer la carne. Una vez que estaba cocinada, era más sencillo digerirla, aparte de ser más blanda y de durar más tiempo sin estropearse.

Existen muchas evidencias en los yacimientos de que el Homo erectus empezó a cazar y a asar a sus presas. Como ejemplo, se encontró el esqueleto de una mujer de hace 1,6 millones de años que padecía de hipervitaminosis. Esta afección se presenta por consumir hígado de animales carnívoros, lo que provoca un exceso de vitamina A.

Capacidad craneal

En líneas generales, y de acuerdo con los restos encontrados, el Homo erectus poseía una capacidad cerebral mayor que la de sus antecesores, pero menor que la del Homo sapiens actual. Así, su capacidad oscilaba entre los 1.100 y los 1.200 centímetros cúbicos. El ser humano alcanza los 1.600 centímetros cúbicos.

Más allá de esas cifras, lo más destacado es que se produjo un aumento de dicha capacidad, quizás debido a la mejora de la alimentación.

Evolución

Durante el largo periodo en el que el Homo erectus vivió sobre el planeta, tanto su cuerpo como su capacidad craneal evolucionaron. Los restos más antiguos suelen presentar físicos más pequeños, incluidos los cráneos.

Por poner un ejemplo, los cráneos más antiguos eran apenas superiores a los de los Australopithecus. De ahí, el Homo erectus saltó hasta los 800 centímetros cúbicos, un 50% superior.

Por último, la evolución del Homo erectus continuó aumentando su cerebro. Los datados en épocas más recientes ya alcanzaban más de 1.000 centímetros cúbicos. Esto supone un gran cambio que debió afectar todas las facetas de la vida de estos homínidos, que se hicieron más inteligentes.

Algunos expertos afirman que parte de ese desarrollo vino generado por la mayor cantidad de nutrientes que ingerían tras descubrir el fuego.

Herramientas que utilizaban

Los yacimientos analizados permiten distinguir distintos métodos para fabricar herramientas, muchas veces basados en los recursos que tuvieran a su alrededor.

Las herramientas más características eran las fabricadas con la piedra. El Homo erectus superó a su antecesor, el Homo habilis (llamado así por su habilidad para fabricar utensilios), en el uso de los elementos que encontraba.

De esta forma, pudieron comenzar a cazar de una manera más competente, ya que contaban con armas letales adecuadas para ello. Gracias a esto incluso podían capturar animales grandes, lo que proporcionaba alimentos para toda la comunidad o para un tiempo más prolongado.

Hacha de mano

Entre todas las herramientas fabricadas por el Homo erectus destacó el hacha de mano. Se trataba de un bifaz, elaborado con bastante habilidad y prácticamente simétrico. Su material preferido era el sílex, que era tallado con elementos percutores blandos.

El uso de esos percutores, normalmente de madera, supuso una revolución. Permitían hacer los filos más afilados y ganar mucho en precisión.

Uso de conchas

Otro elemento encontrado en los yacimientos y que demuestra la capacidad del Homo erectus para fabricar herramientas, son algunas conchas de mejillones adaptadas para realizar tareas. Las encontradas datan de hace medio millón de años y eran también utilizadas como lienzo para hacer grabados.

Los investigadores han concluido que el manejo de las conchas demuestra una inteligencia mayor que la de otros homínidos anteriores. La técnica era complicada, ya que debían abrir los moluscos perforando la cáscara con un objeto punzante, justo donde el músculo del animal mantiene la concha cerrada.

Esto requiere, según los expertos, una enorme pericia, además de un conocimiento avanzado de la anatomía del mejillón. Algunas de esas conchas eran usadas como cuchillos, además de para recoger líquidos y otros usos diferentes.

Otras herramientas

Otras herramientas halladas en las zonas habitadas por el Homo erectus son el hendedor, una lasca con filo en la extremidad. También estaba la bola, las raederas, los perforadores y los cuchillos, tanto de sílex como de conchas.

Con el tiempo, el Homo erectus fue perfeccionando sus diseños. Mostró un especial interés en hacer las herramientas más duraderas, buscando piedras más resistentes. Además, fueron ganando en simetría, mientras el tamaño se reducía para hacerlas más manejables y transportables.

Se piensa que también pudieron construir algunos utensilios de madera, pero, por las características de ese material, no se ha encontrado ninguno.

El gran descubrimiento: el fuego

Aunque no se trata de una herramienta en sí misma, el descubrimiento del fuego fue el principal realizado por el Homo erectus. Obviamente, el elemento en sí mismo ya era conocido, pero este homínido aprendió, primero a manejarlo, y después fue capaz de encenderlo a voluntad.

Los científicos señalan que, posiblemente, en un primer momento aprovecharan pequeños incendios provocados por rayos para conseguirlo, al igual que el calor causado por algún volcán. Posteriormente, usando la frotación, pudieron provocarlo cuando lo necesitaban

La importancia de este hecho afectó multitud de facetas. Con el fuego, el Homo erectus se sintió más seguro, ya que ahuyentaba a los depredadores. Igualmente, le permitió salir por la noche.

Fue también fundamental a la hora de viajar. Como se apuntaba anteriormente, el Homo erectus se expandió por Asia y Europa y, en parte, el fuego le ofreció protección ante el clima frío que reinaba en algunas de esas zonas.

De igual forma, cambió la alimentación. No solo la manera de comer, sino que los alimentos cocinados duraban mucho más, evitando que tuvieran que cazar a cada momento. Por último, el uso de este elemento permitió que las herramientas mejoraran, ya que su uso endurecía los materiales utilizados.

Sociedad y forma de vida

La organización social del Homo erectus se basaba en pequeños grupos. No podían ser demasiado numerosos, ya que los recursos que tenían eran limitados. Normalmente, el número de componentes no pasaba de 30 personas, procurando que todas las necesidades básicas estuvieran cubiertas.

Sí existía, según los historiadores, intercambios ocasionales con otros grupos. Era una manera de intercambiar información y, en algunos casos, de evitar la endogamia que podría acabar debilitándolos.

Igualmente, podían alcanzar alianzas ocasionales para cazar piezas grandes. Esto proporcionaba cantidades grandes de comida, además de crear lazos sociales.

Referencias

  1. Wiki Prehistórico. Homo erectus. Obtenido de es.prehistorico.wikia.com
  2. EcuRed. Homo erectus. Obtenido de ecured.cu
  3. Cádiz Directo. Homo Erectus era inteligente y usaba herramientas. Obtenido de cadizdirecto.com
  4. Van Arsdale, Adam P. Homo erectus – A Bigger, Smarter, Faster Hominin Lineage. Obtenido de nature.com
  5. Smithsonian Institution. Homo erectus. Obtenido de humanorigins.si.edu
  6. Pobiner, Briana. Meat-Eating Among the Earliest Humans. Obtenido de americanscientist.org