Historia

Mercado de Tlatelolco: historia, características, productos


¿Qué fue el mercado de Tlatelolco?

El mercado de Tlatelolco fue uno de los centros comerciales más importantes de toda Mesoamérica. En este tianguis, nombre con el que se conocen a los mercados tradicionales en la zona, se podían encontrar todo tipo de productos, procedentes tanto de lugares cercanos como de fuera de las fronteras del Imperio mexica.

Este mercado se encontraba en la ciudad de Tlatelolco, fundada en 1338 por un grupo de antiguos habitantes de Tenochtitlan. Su perfecta organización, que llamó la atención a los conquistadores españoles, era controlada por unos jueces que vigilaban el cumplimiento de todas las normas y de que los puestos estuvieran ordenados según los productos que ofrecían.

Otras figuras importantes para el funcionamiento del tianguis eran los cargadores, los guerreros encargados de mantener el orden y los pochtecas. Estos últimos eran un gremio de comerciantes que se especializaron en obtener e intercambiar productos obtenidos a lo largo de toda Mesoamérica.

El intercambio de los productos se realizaba mediante el trueque. En su modalidad más simple, se intercambiaba un producto por otro de similar valor. Sin embargo, cuando el objeto deseado era más valioso, era frecuente utilizar oro en polvo, algunos textiles o cacao como forma de pago.

Origen e historia

Sobre el año 1337, un grupo de tlatelolcas, un pueblo indígena, abandonó Tenochtitlán para fundar una nueva ciudad en un islote del lago Texcoco, al norte de la capital del Imperio mexica.

una de las ciudades aztecas más importantes (Tenochtitlan) representadas en una maqueta

Mientras Tenochtitlán aumentaba su poder político y militar, Tlatelolco se convirtió una de las ciudades comerciales más importantes de toda Mesoamérica. El centro de su actividad era su mercado, al que llegaban mercancías desde todos los puntos del imperio e, incluso, del exterior de este.

Fundación del mercado

Algunas fuentes afirman que el mercado de Tlatelolco fue fundado cuando la ciudad estaba gobernada por el tlatoani Cuacuauhpitzáhuac, entre 1350 y 1409.

Este gobernante decidió impulsar las actividades comerciales en Tlatelolco. Para ello, acordó con otros pueblos intercambiar productos y permitió que el número de pochtecas, un gremio de mercaderes, creciera en número.

Conquista tenochca

En 1473, Tenochtitlán conquistó Tlatelolco y la convirtió en parte de la capital. A partir de ese momento y hasta la llegada de los conquistadores españoles, el mercado pasó a estar administrado por los dirigentes tenochcas.

Relatos de los conquistadores españoles

Los españoles llegaron a la capital mexica en 1519. Sus crónicas muestran su admiración por el mercado de Tlatelolco, tanto por su tamaño y variedad de productos como por su cuidada organización.

El propio Hernán Cortés visitó el mercado guiado por varios nobles indígenas. Junto a él viajaba Bernal Díaz del Castillo, uno de los cronistas más conocidos de la conquista.

Del Castillo dejó por escrito sus impresiones de esa visita: “Cuando llegamos a la gran plaza que se dice de Tlatelolco, como no habíamos visto tal cosa, quedamos admirados de la multitud de gente y mercadería que en ella había y del gran concierto y regimiento que en todo ello tenían”.

El 13 de agosto de 1521, Tlatelolco fue el lugar en el que se desarrolló la última batalla entre los españoles y los mexicas. Estos fueron derrotados, con lo que dio comienzo el periodo colonial español.

Características del mercado de Tlatelolco

El tianguis de Tlatelolco se encontraba cerca del Templo Mayor de la ciudad, en una gran plaza con suelo de piedra. El mercado quedaba delimitado por varios edificios dotados de portales.

Las descripciones realizadas por los cronistas españoles han sido una importante fuente de información sobre el mercado de Tlatelolco.

Francisco Cervantes de Salazar afirmó que unos 30 000 personas acudían al mercado cada día, mientras que Cortés ampliaba el número a 60 000. Díaz del Castillo, refiriéndose al ambiente del mercado, dejó señalado que “solamente el rumor y zumbido de las voces y palabras que allí había sonaba más que de una legua”.

Gobernantes del mercado, pochtecas y tamemes

Una figura clave para que el mercado de Tlatelolco tuviera tanta importancia en la época fue la de los pochtecas. Se trataba de un gremio que se dedicaba al comercio a larga distancia. Sus actividades no solo cubrían todo el Imperio azteca, sino también las regiones fronterizas.

Por otra parte, el mercado estaba controlado por tres gobernantes, cuya función era que todo funcionara correctamente. Así, vigilaban que los puestos estuvieran ordenados según lo que vendieran y resolvían los conflictos que pudieran aparecer.

Estos gobernantes tenían bajo sus órdenes a varios guerreros pochtecas, que eran los únicos que podían llevar armas en el interior del tianguis.

Otro oficio especializado era el de los tamemes o cargadores. Su labor era transportar los cargamentos de productos.

Trueque

El sistema que se usaba en el mercado era el trueque. En muchos casos, se intercambiaba un producto por otro de similar valor.

Sin embargo, cuando se quería adquirir un objeto de mayor valor, el intercambio se realizaba por productos muy valorados, que actuaban así casi como moneda. Estos productos podían ser el oro en polvo, las habichuelas de cobre, algunas telas o, sobre todo, el cacao.

De esta forma, para comprar un conejo eran necesarias 10 semillas de cacao, mientras que dos zapotes tan solo costaban una semilla. Un esclavo, por su parte, se intercambiaba por 100 mazorcas de cacao.

Centro de reunión

Aunque el cometido principal del mercado era el comercio, pronto se convirtió también en el principal centro de reunión de la ciudad.

Sus habitantes acudían al tianguis a informarse sobre los que ocurría en otros lugares, además de a reunirse con sus conocidos. Al mercado también acudían los padres de los jóvenes a buscar pareja para sus hijos, además de los casamenteros.

Productos que vendían en el mercado

En líneas generales, los productos que se ofrecían en el mercado se dividían entre los que procedían del valle de México y aquellos que habían sido llevados desde zonas más lejanas.

Los primeros eran ofrecidos por los artesanos, cazadores o campesinos del valle, mientras que los segundos habían sido llevados al mercado por los pochtecas.

Por otra parte, el mercado estaba dividido por zonas, cada una de ellas dedicada a un tipo de producto.

Animales

En una de las zonas del mercado se ofrecían animales, como conejos, armadillos, tortugas o xoloitzcuintles. Junto a ellos, también se vendían otras especies muy apreciadas por la alta nobleza, como el venado, las serpientes o algunas aves.

Comida preparada

Otra parte del mercado estaba especializada en comida preparaba. En los puestos de esa sección se cocinaban tortillas acompañadas de chile, varios tipos de queso y frijoles. Igualmente, también podían encontrarse tamales y tlacoyos rellenos.

Aunque con menos frecuencia, los puestos de comida también servían pescados traídos desde la costa sobre hojas de palma.

Vegetales y legumbres

En el mercado podían encontrarse las legumbres y vegetales más típicos de Mesoamérica. Entre ellos, frijoles, chiles, jitomates o maíz.

Cerámica y artículos para el arte

Los artesanos también tenían su lugar en el mercado de Tlatelolco. Así, se ofrecían utensilios de cerámica, así como piezas del mismo material destinadas al uso suntuario por parte de la nobleza. Algunas de estos productos procedían de Cholula, la región mixteca o la tlaxcalteca.

Los artistas también podían encontrar en el mercado material para sus obras. Por ejemplo, los pintores adquirían allí pigmentos, colorantes y pinceles.

Textiles

Los tejidos también eran muy valorados en el mercado de Tlatelolco, donde acudían los compradores en busca de telas para elaborar sus vestimentas. Las creaciones con hilo de algodón embellecidas con jade, piel de conejo o plumas eran especialmente buscadas por los habitantes de la ciudad y de la vecina Tenochtitlán.

Sección para la nobleza

En la zona central del mercado existía una sección destinada a la venta de productos solo al alcance de los nobles, los sacerdotes, los altos funcionarios y los militares.

En esta sección podían encontrarse productos exóticos como las plumas de quetzal o de guacamaya. Igualmente, allí se ofrecían metales y piedras preciosas, así como piezas de joyería elaboradas con esos mismos materiales.

Esclavos

En el tianguis de Tlatelolco también había una zona dedicada a la venta de esclavos de todas las edades. Muchos de ellos eran prisioneros de guerra y, según las crónicas, “eran expuestos tanto atados en unas varas largas al cuello o sueltos”.

El destino de estos esclavos era variado. Algunos eran destinados a la servidumbre, mientras que otros debían realizar trabajos forzados. Un último grupo tenía como destino servir de víctima en los sacrificios humanos.

Referencias

  1. Hernández, Inga. El mercado de Tlatelolco. Obtenido de noticonquista.unam.mx
  2. Matos Moctezuma, Eduardo. El mercado de Tlatelolco. Obtenido de arqueologiamexicana.mx
  3. Gallegos, Ángel. Descubre la historia del mercado de Tlatelolco. Obtenido de mexicodesconocido.com.mx
  4. Mexicolore. The great market at Tlatelolco. Obtenido de mexicolore.co.uk
  5. Salem Media. Aztec Trade: Regional Markets and Long Distance Trading. Obtenido de historyonthenet.com
  6. Encyclopedia of Latin American History and Culture. Tlatelolco. Obtenido de encyclopedia.com