Filosofía

Anaxímenes de Mileto: quién fue, biografía y aportaciones principales


¿Quién fue Anaxímenes de Mileto?

Anaxímenes de Mileto fue un filósofo griego que vivió entre los años 585 y 528 a.C. Es considerado uno de los filósofos presocráticos, cuyos pensamientos se centraban en los fenómenos de la naturaleza más que en el ser.

Las aportaciones de Anaxímenes tuvieron una gran importancia en la generación de filósofos naturalistas de la Grecia Antigua y algunas de sus ideas se debatieron durante siglos.

Junto a Anaximandro, del cual fue considerado su alumno, Anaxímenes se encontraba entre los naturalistas, filósofos que indagaban en los esquemas de los procesos naturales, astronómicos y científicos.

El trabajo que los naturalistas y los pitagóricos desarrollaron en la Grecia Antigua dio paso a las reflexiones que llevarían a la filosofía a otro escenario reflexivo, con Sócrates y Platón. 

Como miembro de la escuela milesia, el pensamiento de Anaxímenes se nutrió del propuesto previamente por Tales de Mileto y Anaximandro. Anaxímenes fue el más joven de los tres, cuyas reflexiones llegaron a su punto más alto al morir aquellos.

El legado de Anaxímenes consiste no solo en observaciones filosóficas acerca de la naturaleza, sino también en postulados firmes en áreas como la astronomía, la meteorología y las ciencias en general.

Biografía y teorías principales

Anaxímenes nació en el año 585 a.C. en la ciudad de Mileto, localizada en la península de Anatolia, en Asia Menor (actual Turquía). Vivió toda su vida en esta ciudad, antes de que fuese destruida.

La mayoría de detalles relacionados con la vida de Anaxímenes son desconocidos hoy en día. No obstante, según el historiador Apolodoro de Atenas, Anaxímenes de Mileto vivió durante la época del asedio de Sardes y falleció aproximadamente en el año 524 a.C.

De Anaxímenes se conoce que fue discípulo de Anaximandro y que perteneció a la escuela jónica o escuela de Mileto.

El filósofo Teofrasto lo describiría en su obra no solo como el discípulo, sino también como el compañero de Anaximandro. Se calcula que Anaxímenes era 22 años más joven que Anaximandro.

Anaxímenes y el Aire – Arjé

También se sabe que él fue el primer filosofo en plantear la importante teoría del arjé o arché, que afirma la existencia de un principio material original del cual se desprende la aparición de todas las cosas. Para Anaxímenes, el arjé era el aire.

Gracias a la teoría del arjé, Anaxímenes propuso conceptos físicos fundamentales, como los diferentes estados de la materia (rarefacción y condensación). Estos conceptos le permitieron explicar las modalidades de movimiento cuantitativo y cualitativo que daban origen a todos los cambios de la naturaleza.

Para Anaxímenes, la condensación del aire permitía la formación de nubes, las cuales darían origen al agua. A su vez, el agua construye el hielo, las piedras y la tierra. Por otro lado, el calentamiento del aire da origen al fuego.

Su afán por defender su teoría sobre el origen de la materia lo llevó a discrepar de los primeros principios planteados por Tales de Mileto y Anaximandro.

Se cree que el planteamiento de su teoría del aire como primer principio de la vida partió de sus observaciones de la naturaleza y de la importancia del fenómeno de la respiración para la vida.

Universo y hombre

Anaxímenes fue el primer filósofo en entender el mundo como un ser vivo con un alma propia, análoga al alma humana. De esta manera, cuando los seres humanos morían su alma se unía a la del universo.

Sus conocimientos en meteorología, astronomía y filosofía le llevaron a plantear que la Tierra era plana y flotaba en el aire “como una hoja”.

Este planteamiento fue considerado como un paso atrás, comparado con aquellos elaborados por otros filósofos griegos. Por otro lado, gracias a sus conocimientos en física también planteó que los astros no se movían bajo la Tierra, sino alrededor de ella.

Obras

Gracias a los relatos del historiador griego Diógenes Laercio, se conoce que Anaxímenes escribió múltiples obras. Lamentablemente, en la actualidad no se cuenta con registro de casi nada.

No obstante, a Anaxímenes se le atribuye la autoría de la obra Sobre la Naturaleza o Periphyseos. Diógenes cuenta que este libro fue redactado en dialecto jónico, con un estilo sencillo y carente de excesos.

La importancia histórica de Anaxímenes no se centra tanto en su cosmología como en su afán por develar la naturaleza de la realidad.

Sobre la Naturaleza

La obra de Anaxímenes se resume a un libro divulgativo perdido hoy en día. “Sobre la Naturaleza” fue un tratado que sobrevivió hasta las primeras etapas de crítica literaria clásica y medieval.

Esta obra de Anaxímenes permitió abrir el umbral hacia el abordaje científico y matemático de la naturaleza sin recurrir a suposiciones sobrenaturales o mitológicas.

Anaxímenes desarrolló en su obra los primeros estudios sobre las etapas del día a partir de las sombras que se proyectaban en el entorno, lo cual le permitió diseñar un reloj de sol que llamó sciothericon.

Su prosa y postulados fueron comparados con los de Anaximandro en el momento. Se considera que la posición de Anaxímenes tuvo mayor influencia en filósofos y científicos posteriores.

Aportaciones de Anaxímenes

Metafísica de la naturaleza

Anaxímenes no centró su pensamiento en la introspección del ser humano ni su lugar en el mundo, sino en las cualidades originarias de los elementos naturales que le rodeaban y el mundo que habitaba.

A pesar de estas consideraciones, partía desde una posición materialista en el sentido de que un elemento reconocible era el responsable de formar el resto de los cuerpos.

A partir de esta posición, Anaxímenes reflexionaba sobre la importancia o los mecanismos que ciertos fenómenos de la naturaleza tenían para sí mismos, la Tierra y el ser humano.

Una explicación material del mundo

Anaxímenes fue uno de los primeros en buscar explicar los mecanismos del mundo dejando de lado las concepciones sobrenaturales.

Junto con otros, logró discernir que todo lo existente tiene un origen material. Anaxímenes era considerado un practicante del monismo material, corriente de pensamiento presocrática que comenzó a ser explorada por la escuela milesia.

A pesar de emprender el camino hacia el conocimiento empírico y dejar de lado la superstición, se ha conocido que los postulados de Anaxímenes, aunque ambiciosos y hasta lógicos, poseen algo de ensoñación en sus contenidos, siendo considerados como más aterrizados los de su compañero Anaximandro.

El aire como elemento esencial

Para Anaxímenes, el material o elemento que daba origen a todos los demás era el aire. Esta posición lo enfrenta a Tales y a Anaximandro, que habían considerado otros elementos como los originarios.

Con el aire, Anaxímenes buscó demostrar la capacidad de este para generar otros elementos (agua, tierra, fuego) a partir de procesos físicos como la condensación y la rarefacción.

El carácter originario del aire para Anaxímenes no era solo natural o físico, sino que estaba estrechamente relacionado con la mente del individuo.

Con el aire como causa material, como principio del mundo, el humano también se consideraría originado por este, considerando que el alma humana era aire capaz de mantener unido el cuerpo.

Transformación elemental y origen del mundo

Anaxímenes consideraba que el aire, como elemento primordial, mantenía posicionada a la Tierra, considerada plana en ese momento.

Mediante los procesos de condensación, el aire formaba los cuerpos celestiales como nubes; estas, el agua, y una combinación de todo formaba la Tierra. El proceso contrario, la rarefacción, permitía originar el fuego a partir del mismo aire.

El filósofo griego, a pesar de sus fundamentos naturalistas y materialistas, buscaba imprimirle un carácter espiritual al aire como elemento originario, y a su importancia no solo en la vida del humano, sino en la integridad de su alma.

Unificación causal

Los miembros de la escuela milesia acostumbraron tener una percepción general sobre los elementos y fenómenos que estudiaban.

Anaxímenes no abordaba sus angustias naturales como casos aislados, sino que buscaba un carácter unificador en los distintos comportamientos o manifestaciones naturales que lo inquietaban.

Esto permitió reducir las atribuciones divinas que se les daban a ciertos fenómenos naturales para entonces, y Anaxímenes se permitió integrarlos a su posición unificadora a través del aire como elemento responsable, incluso, de formar los cuerpos extraterrestres conocidos para entonces, como el Sol.

Un escalón hacia el pensamiento posterior

Se afirma que Anaxímenes sentó las bases para la continuidad del pensamiento naturalista y matemático que luego profundizarían los pitagóricos y atomistas, así como las primeras reflexiones metafísicas sobre el ser que luego serían abordadas por Sócrates y los filósofos posteriores.

Aunque se debate si el mayor legado de la escuela milesia fue tomado de la obra de Anaxímenes o de Anaximandro, en los trabajos de Pitágoras se ha visto una clara influencia reflexiva del trabajo del primero, aunque también se apoye en ciertos postulados objetivos de Anaximandro.

La filosofía de Anaxímenes fue tomada como base por otros filósofos como Anaxágoras y Diógenes de Apolonia, los cuales adoptaron muchas de sus posiciones y mantuvieron la importancia del aire como elemento esencial del mundo físico.

El pensamiento de Anaxímenes se considera el punto culminante iniciado por Tales y continuado por Anaxágoras.

Anaxímenes cierra entonces el ciclo de conocimientos impuesto por la escuela milesia, de manera tal que sus principios naturales, físicos y espirituales son tomados como la referencia de esta corriente filosófica, y también por la facilidad prosaica de su legado.

Referencias

  1. Barnes, J. (1982). The Presocratic Philosophers. New York: Routledge.
  2. Burnet, J. (1920). Early Greek Philosophy. London: A & C Black.
  3. Classen, C. J. (1977). Anaximander and Anaximenes: The Earliest Greek Theories of Change? Phronesis, 89-102.
  4. Osborne, R., & Edney, R. (2005). Filosofía para principiantes. Buenos Aires: Era Naciente.
  5. Taylor, C. C. (1997). From the Beginning to Plato. London: Routledge.