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81 Frases de El amor en los tiempos del cólera


Te dejo las mejores frases de El amor en los tiempos del cólera (en orden de aparición), novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada en 1985. Los personajes principales de la novela son Florentino Ariza y Fermina Daza, quienes se enamoran en su juventud. Una relación secreta florece entre los dos con la ayuda de la Tía de Fermina.

Intercambian varias cartas de amor. Sin embargo, una vez que el padre de Fermina, Lorenzo Daza, se entera de la relación, obliga a su hija a dejar de ver a Florentino inmediatamente.

Cuando ella se niega, padre e hija se mudan con la familia de su difunta esposa a otra ciudad. Independientemente de la distancia, Fermina y Florentino continúan comunicándose por telégrafo.

Sin embargo, a su regreso, Fermina se da cuenta de que su relación con Florentino no era más que un sueño, ya que son prácticamente desconocidos; rompe su compromiso con Florentino y tira todas sus cartas.

Cuando Fermina decide casarse con un médico rico y de buena familia, Florentino acabo devastado, pero es un romántico. El marido de Fermina muere, y Florentino asiste deliberadamente al funeral. Cincuenta años, nueve meses y cuatro días después de haber declarado su amor por Fermina, lo hará de nuevo.

Lista de frases de El amor en tiempos de colera

1-Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.

2-Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno. 

3-Un comisario de policía se había adelantado con un estudiante de medicina muy joven que hacía su práctica forense en el dispensario municipal, y eran ellos quienes habían ventilado la habitación y cubierto el cadáver mientras llegaba el doctor Urbino.

4-Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos.

5-Las instrucciones al comisario y al practicante fueron precisas y rápidas. No había que hacer autopsia.

6-No va a faltarle aquí algún loco de amor que le dé la oportunidad un día de estos.

7-Cuando lo encuentre, fíjese bien -le dijo al practicante, -suelen tener arena en el corazón.

8-Remotas, al otro lado de la ciudad colonial, se escucharon las campanas de la catedral llamando a la misa mayor. 

9-Si hubiera sido un crimen, aquí habría una buena pista -se dijo-. Sólo conozco un hombre capaz de componer esta emboscada maestra.

10-Era una verdad a medias, pero ellos la creyeron completa porque él les ordenó levantar una baldosa suelta del piso y allí encontraron una libreta de cuentas muy usada donde estaban las claves para abrir la caja fuerte.

11-Se levantaba con los primeros gallos, y a esa hora empezaba a tomar sus medicinas secretas…

12-A pesar de la edad se resistía a recibir a los pacientes en el consultorio, y seguía atendiéndolos en sus casas, como lo hizo siempre, desde que la ciudad era tan doméstica que podía irse caminando a cualquier parte.

13-Aunque se negaba a retirarse, era consciente de que sólo lo llamaban para atender casos perdidos, pero él consideraba que también eso era una forma de especialización.

14-En todo caso -solía decir en clase-, la poca medicina que se sabe sólo la saben algunos médicos.

15-El humor del cielo había empezado a descomponerse desde muy temprano, y estaba nublado y fresco, pero no había riesgos de lluvia antes del mediodía.

16-Además, la clandestinidad compartida con un hombre que nunca fue suyo por completo, y en la que más de una vez conocieron la explosión instantánea de la felicidad, no le pareció una condición indeseable.

17-“Nunca seré viejo”. Ella lo interpretó como un propósito heroico de luchar sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años.

18-Y se alegró, porque prefería seguir evocando al amante muerto como él se lo había pedido la noche anterior, cuando interrumpió la carta que ya había comenzado y la miró por última vez.

19-El hecho de que el loro hubiera mantenido sus privilegios después de ese desplante histórico había sido la prueba final de su fuero sagrado.

20-Era de los buenos, más liviano de lo que parecía, y con la cabeza amarilla y la lengua negra, único modo de distinguirlo de los loros mangleros que no aprendían a hablar ni con supositorios de trementina.

21-Otra cosa bien distinta habría sido la vida para ambos, de haber sabido a tiempo que era más fácil sortear las grandes catástrofes matrimoniales que las miserias minúsculas de cada día.

22-Hacía un calor de caldera de barco, pues habían tenido que cerrar las ventanas para impedir que se metiera la lluvia sesgada por el viento.

23-Aliviado por una victoria más sobre la vejez, se abandonó al lirismo diáfano y fluido de la última pieza del programa, que no pudo identificar. 

24-Por pura experiencia, aunque sin fundamento científico, el doctor Juvenal Urbino sabía que la mayoría de las enfermedades mortales tenían un olor propio, pero ninguno era tan específico como el de la vejez. 

25-En todo caso, la tragedia fue una conmoción no sólo entre su gente, sino que afectó por contagio al pueblo raso, que se asomó a las calles con la ilusión de conocer aunque fuera el resplandor de la leyenda. 

26-La noche de la muerte del doctor Urbino estaba vestido como lo sorprendió la noticia, que era como estaba siempre a pesar de los calores infernales de junio…

27-Sin embargo, logró saber que Fermina Daza había sido invitada a un baile de sábado unos días después de su llegada, y que el padre no le había permitido asistir con una frase terminante: “Cada cosa se hará a su debido tiempo”. 

28-Aprovecha ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas -le decía-, que estas cosas no duran toda la vida.

29-Fue el año del enamoramiento encarnizado. Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban. 

30-La lectura se le convirtió en un vicio insaciable. Desde que lo enseñó a leer, su madre le compraba los libros ilustrados de los autores nórdicos, que se vendían como cuentos para niños…

31-Trató de seducirla con toda clase de halagos. Trató de hacerle entender que el amor a su edad era un espejismo, trató de convencerla por las buenas de que devolviera  las cartas y regresara al colegio a pedir perdón de rodillas…

32-El resto del día fue como una alucinación, en la misma, casa donde había estado  hasta ayer, recibiendo las mismas visitas que la habían despedido, hablando de lo mismo, y aturdida por la impresión de estar viviendo de nuevo un pedazo de vida ya vivido.

33-La siguió sin dejarse ver, descubriendo los gestos cotidianos, la gracia, la madurez prematura del ser que más amaba en el mundo y al que veía por primera vez en su estado natural.

34-Le gustaba decir que aquel amor había sido el fruto de una equivocación clínica.

35-El cólera se le convirtió en una obsesión. No sabía de él mucho más de lo aprendido de rutina en algún curso marginal, y le había parecido inverosímil que sólo treinta años antes hubiera causado en Francia, inclusive en París, más de ciento cuarenta mil muertos.

36-La venda hizo resaltar la pureza de sus labios entre la barba redonda y negra y los bigotes de puntas afiladas, y ella se sintió sacudida por un ramalazo de pánico.

37-Sabía que iba a casarse el sábado siguiente, en una boda de estruendo, y el ser que más la amaba y había de amarla hasta siempre no tendría ni siquiera el derecho de morirse por ella. 

38-Le cogió la mano, fría y crispada de terror, le entrelazó los dedos, y casi con un susurro empezó a contarle sus recuerdos de otros viajes de mar.

39-Así, entre ancores de óperas y serenatas napolitanas, su talento creativo y su invencible espíritu de empresa lo convirtieron en el prócer de la navegación fluvial en su época de mayor esplendor.

40-La torre del faro fue siempre un refugio afortunado que él evocaba con nostalgia cuando ya tenía todo resuelto en los albores de la vejez…

41-Fue el error de su vida, tal como su conciencia iba a recordárselo a cada hora de cada día, hasta el último día.

42-Ya era tarde: la ocasión iba con ella en el tranvía de mulas, había estado siempre con ella en la misma silla en que estaba sentada, pero ahora se había ido para siempre. 

43-Cuando se dio cuenta de que había empezado a amarla, ella estaba ya en la plenitud de los cuarenta, y él iba a cumplir treinta. 

44-En el ocio reparador de la soledad, en cambio, las viudas descubrían que la forma honrada de vivir era a merced del cuerpo…

45-Lo más absurdo de la situación de ambos era que nunca parecieron tan felices en público como en aquellos años de infortunio. 

46-Sin embargo, cuando ya lo creía borrado por completo de la memoria, reapareció por donde menos lo esperaba convertido en un fantasma de sus nostalgias. 

47-La verdad es que el olfato no le servía sólo para lavar la ropa o para encontrar niños perdidos: era su sentido de orientación en todos los órdenes de la vida, y sobre todo de la vida social.

48-De modo que los amores se volvieron imposibles cuando el coche se hizo demasiado notorio en la puerta, y al cabo de tres meses ya no fueron nada más que ridículos.

49-Sin embargo, muy pronto iba a aprender que esa determinación excesiva no era tanto el fruto del resentimiento como de la nostalgia.

50-Fue así como se encontró cuando menos lo pensaba en el santuario de un amor extinguido antes de nacer. 

51-La mayoría de los socios tomaban aquellas disputas como los pleitos matrimoniales, en los que ambas partes tienen la razón. 

52-La persistencia de su recuerdo le aumentaba la rabia. Cuando despertó pensando en él, al día siguiente del entierro, logró quitárselo de la memoria con un simple gesto de la voluntad. 

53-La muerte no tiene sentido del ridículo -dijo él, y agregó con pena-: sobre todo a nuestra edad.

54-Tuvo el buen sentido de no esperar una contestación inmediata, pues le bastaba con que la carta no le fuera devuelta.

55-Era una palabra prohibida: antes. Ella sintió pasar el ángel quimérico del pasado, y trató de eludirlo.

56-Los papeles se invirtieron. Entonces fue ella la que trató de darle ánimos nuevos para ver el futuro, con una frase que él, en su prisa atolondrada, no supo descifrar: Deja que el tiempo pase y ya veremos lo que trae.

57-La memoria del pasado no redimía el futuro, como él se empeñaba en creer. 

58-Ambos se fueron a dormir cuando se acabó la música, después de una larga conversación sin tropiezos en el mirador oscuro.

59-Le ocurrió siempre la primera vez, con todas, desde siempre, de modo que había aprendido a convivir con aquel fantasma: cada vez había tenido que aprender otra vez, como si fuera la primera. 

60-Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches. -Toda la vida 

61-Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo.

62-Y la miró por última vez para siempre jamás con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que ella no le vio nunca en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: —Sólo Dios sabe cuánto te quise.

63-Lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites.

64-A los ochenta y un años tenía bastante lucidez para darse cuenta de que estaba prendido a este mundo por unas hilachas tenues que podían romperse sin dolor con un simple cambio de posición durante el sueño…

65-La sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada.

66-El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno.

67-La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que gracias a ese artilugio logramos sobrellevar el pasado.

68-Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor.

69-Era todavía demasiado joven para saber que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado.

70-Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos.

71-La muerte no era sólo una probabilidad permanente, como lo había sentido siempre, sino una realidad inmediata.

72-Eran gentes de vidas lentas, a las cuales no se les veía volverse viejas, ni enfermarse ni morir, sino que iban desvaneciéndose poco a poco en su tiempo, volviéndose recuerdos, brumas de otra época, hasta que los asimilaba el olvido.

73-La clandestinidad compartida con un hombre que nunca fue suyo por completo, y en la que más de una vez conocieron la explosión instantánea de la felicidad, no le pareció una condición indeseable.

74-Los viejos, entre viejos, son menos viejos.

75-Recuerda siempre que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad.

76-Le enseñó lo único que tenía que aprender para el amor: que a la vida no la enseña nadie.

77-Pero sabía, más por escarmiento que por experiencia, que una felicidad tan fácil no podría durar mucho tiempo.

78-Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo.

79-El amor se hace más grande y noble en la calamidad.

80-La gente que uno quiere debería morirse con todas sus cosas.

81-Se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna.

82-El hecho de que alguien no te ame como tú quieras, no significa que no te ame con todo su ser.

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