Cultura general

10 hábitos de higiene corporal


¿Qué son los hábitos de higiene corporal?

Los hábitos de higiene corporal son aquellas rutinas que normalmente seguimos para cuidar nuestro cuerpo y mantenerlo limpio, no necesariamente por lo que otros digan de nosotros, sino para evitar enfermarnos.

Algunas de estas rutinas deberían ser comunes para todos los días, mientras que otras son necesarias entre períodos de tiempo más largos.

Mantener una buena higiene corporal nos previene y protege de muchas enfermedades, pero además previene que nosotros mismos seamos vehículos de enfermedades para otras personas a nuestro alrededor.

El aseo corporal y la higiene evitan que introduzcamos inconscientemente virus y bacterias a nuestro cuerpo, esto porque nuestros ojos, nariz y boca son las principales vías de entrada para muchos microorganismos infecciosos y porque son, precisamente, las partes de nuestro cuerpo más expuestas al tacto con nuestras manos.

Pero además de todo lo anterior, estar limpio y aseado tiene otros aspectos positivos o ventajosos que es importante mencionar: nos ayuda a sentirnos bien respecto a nosotros mismos, a desarrollar una buena autoestima y a tener mejores relaciones con los que nos rodean.

Hay muchos buenos hábitos higiénicos y, en esta oportunidad, te mencionaremos 10 de ellos:

1. Higiene oral: cepillarse los dientes

Mantener una buena higiene oral es muy importante y cepillarnos los dientes al menos dos veces al día es fundamental para conseguirla.

Cepillarnos los dientes al levantarnos, después del almuerzo y antes de irnos a la cama es una de las prácticas más recomendadas por los odontólogos, ya que evita que nuestros dientes sean atacados por algunas bacterias que causan caries dentales.

Las caries dañan permanentemente nuestros dientes y, aunque muchas veces pasan desapercibidas (no sentimos nada), pueden tener serias consecuencias, pudiendo hacer que perdamos los dientes afectados; sumado a que el proceso para removerlas puede ser muy doloroso.

Recordemos que después de que mudamos todos nuestros dientes, los que salen en su reemplazo nos tienen que alcanzar para toda la vida, ya que no son reemplazados otra vez.

2. Lavado frecuente de manos

Las manos son de nuestras herramientas más valiosas: con ellas hacemos gran parte de nuestras tareas diarias, desde jugar, pintar, estudiar y hacer manualidades hasta comer, rascarnos la piel cuando lo necesitamos, frotarnos los ojos cuando nos entra alguna basurita, hurgarnos los dientes, acariciar a nuestra mascota, etc.

Por esto, lavar frecuentemente nuestras manos es un hábito higiénico muy importante, ya que las manos son los primeros vehículos de virus y bacterias hacia nuestro cuerpo.

Antes de consumir cualquier alimento, antes y después de ir al baño, después de jugar en el jardín o en el parque, después de hacer las tareas, después de volver del supermercado con nuestra madre, después de comer, es decir, siempre que se pueda es un buen hábito lavarse las manos.

3. Bañarse

Si bien no es una práctica que muchos niños disfrutan, tomar un baño regularmente es igual de importante que lavarse las manos.

Lo más recomendable es hacerlo una vez por día (un poco menos para niños muy pequeños o bebés), especialmente si realizamos actividades físicas intensas que nos hagan transpirar considerablemente.

El baño, así como el lavado frecuente de las manos, nos ayuda a deshacernos de todos los microorganismos superficiales que pudimos haber adquirido durante el día, por lo que nos previene de muchas enfermedades.

Tomar un baño debe ser una práctica común para todos, aunque no debemos excedernos, pues bañarnos muy seguido y con agua demasiado caliente elimina la capa grasa que tenemos en la superficie de nuestra piel y puede hacer que esta se reseque demasiado, con consecuencias dolorosas.

Además, tomar un baño tiene una importante ventaja: nos ayuda a hacer una revisión general de nuestra piel y de nuestro cuerpo, pudiendo localizar rápidamente cualquier anomalía, irritación, erupción, etc.

4. Lavarse el cabello

Si bien muchas personas se lavan el cabello cada vez que se bañan, esto depende mucho de qué tan graso sea nuestro cuero cabelludo.

Lavarnos el cabello no es solo una cuestión de belleza o de presentación ante los demás, sino que nos previene de algunos microorganismos que pueden crecer en el cuero cabelludo y provocar picazón, irritación y desagrado.

Normalmente se recomienda lavar el cabello dos o tres veces por semana, pero esto depende de cada persona y de sus hábitos diarios.

5. Higiene de las axilas: lavado y uso de desodorante

Aunque no les pasa a todos, usualmente las axilas son un lugar donde comúnmente proliferan bacterias que causan malos olores y que pueden hacernos sentir incómodos cuando estamos con otros.

Para remediar esto, lo mejor es bañarse diariamente o, como alternativa, lavar nuestras axilas más frecuentemente. Además, existen productos de higiene personal como los desodorantes, que muchas veces son útiles para combatir a estos microorganismos o para eliminar el olor que estos desprenden.

Empero, es importante saber que el uso de algunos desodorantes puede tener consecuencias negativas para nuestra salud a largo plazo y, además, consecuencias para el medio ambiente. Por esta razón también pueden buscarse soluciones más naturales y amigables con nosotros y con el ambiente.

6. Limpieza de la piel: lavado y cuidado de la piel del rostro y del cuerpo

A medida que vamos creciendo, la piel de nuestro rostro puede tornarse un poco más grasosa que antes, especialmente durante la pubertad. Lavar la piel del rostro al menos una vez al día suele ser una buena práctica higiénica para evitar la proliferación de bacterias y hongos en esta.

Así mismo, si tenemos una piel sumamente reseca, también es recomendable el uso de cremas o lociones que nos ayuden a hidratarla, previniendo que esta se agriete y se rompa, ocasionando heridas que pueden infectarse y causarnos malestar.

Respecto a este último punto también es importante revisar cuánta agua y qué tipos de alimentos consumimos, ya que muchas veces la causa de la resequedad tiene que ver con nuestros hábitos alimenticios (siempre es mejor consultar con un experto en estos temas).

7. Lavado y secado de los pies

Los pies también son una herramienta muy especial de nuestro cuerpo: soportan nuestro peso cuando estamos de pie, los utilizamos para caminar, correr, bailar, andar en bicicleta, patinar, etc.

Lavar frecuentemente nuestros pies es muy importante para mantenerlos saludables. Puesto que generalmente están encerrados entre calcetines y zapatos, los pies suelen transpirar mucho y estar siempre más calientes y húmedos que otras partes de nuestro cuerpo.

Este ambiente cálido y húmedo es especial para la proliferación de hongos, particularmente entre los dedos. Es por ello que debemos siempre lavarlos y asegurarnos de secarlos y airearlos bien y, cuando se pueda, utilizar productos como el talco y detectar a tiempo cualquier hongo para tratarlo.

8. Ir al baño: limpiarse correctamente

A lo largo del día ingerimos alimentos y líquidos que nos ayudan a hidratarnos y nutrirnos. Nuestro cuerpo no aprovecha todo lo que introducimos en él durante la digestión, por lo que siempre vamos a vernos en la necesidad de eliminar los desechos no aprovechados y subproductos de este proceso.

Esto lo hacemos corrientemente a lo largo del día cuando orinamos y evacuamos, ya que es un proceso normal y perfectamente natural.

Ya mencionamos que antes y después de ir al baño es una buena práctica lavarse las manos, buscando no contaminar nuestras partes íntimas con cualquier cosa que hayamos estado manipulando con las manos.

Ahora bien, otra práctica higiénica muy importante es limpiarse/lavarse correctamente los genitales después de ir al baño, con la intención de mantener las infecciones a raya.

9. Higiene vocal: la voz

Aunque parezca un poco extraño, existen buenas prácticas para mantener una buena higiene de nuestras cuerdas vocales, lo que nos ayuda a modular mejor nuestra voz cuando hablamos o cantamos.

Algunos hábitos higiénicos para mantener saludables nuestras cuerdas vocales incluyen buena hidratación, utilizar un tono adecuado de la voz cuando nos comunicamos (sin gritar) y evitar aclarar demasiado la garganta.

10. Cabello y uñas

Un hábito higiénico igualmente importante, pero que no se realiza tan rutinariamente como los demás, consiste en cortar y limpiar nuestras uñas y nuestro cabello.

Las uñas, cuando son demasiado largas, no solo pueden lastimar a nuestros familiares y amigos cuando los tocamos, sino que también nos pueden lastimar a nosotros y, además, suelen acumular suciedad que fácilmente ingresa a nuestro cuerpo cuando nos llevamos las manos a los ojos, la boca o cuando nos rascamos la piel.

Es una buena práctica cortar nuestras uñas periódicamente y/o lavarlas con un cepillo para eliminar cualquier cosa que se acumule bajo las mismas.

Peinar y cortar el cabello regularmente, aunque no necesariamente es una práctica higiénica esencial, puede ser importante para mantener nuestra imagen y para detectar cualquier cosa que pueda ir mal en nuestro cuero cabelludo.