Historia

Organización política de los toltecas (gobierno)


La organización política de los toltecas estuvo marcada por el poder y dominio que ejercieron los jefes militares. El predominio militar surgió a raíz de las diferentes guerras a las que se enfrentó el pueblo para defender sus tierras. Las constantes luchas de esta cultura de Mesoamérica tuvo como consecuencia el crecimiento territorial.

En términos generales, el pueblo tolteca se caracterizó por ser en un principio nómada, practicaron los valores de la sinceridad, la obediencia y la lealtad. Por otro lado, los hombres se encargaron de proveer a sus familias, mientras que las mujeres se hicieron cargo de las labores del hogar. Sin embargo, su rasgo más sobresaliente fue la valentía.

Como buen pueblo guerrero los toltecas lograron manifestar su capacidad de liderazgo, eso hizo que los militares que estaban al mando de las batallas lograran organizarse y establecer jerarquía política. Seguido del poder militar estuvo el sacerdocio y debajo de estos las clases menos favorecidas, como los artesanos y campesinos.

Organización política: estructura de poder

La forma de gobierno de los toltecas fue monárquica y militarista. Además, se caracterizó por ser teocrática, es decir, que los máximos gobernantes tomaron sus decisiones guiados por los estatutos y las normas de la religión que predominó. Los toltecas fueron un pueblo politeísta, así que se guiaron por todos los dioses en que creyeron.

La organización política de los toltecas estuvo encabezada por un gobernante mayor, el cual era un destacado jefe militar que había participado en varias batallas. Este líder de gobierno era una especie de rey a quien la población le tenía respeto y en ocasiones temor por la forma en que ejercía el poder, estuvo secundado por sacerdotes.

Reyes o líderes más destacados

En la cultura tolteca fueron varios los reyes o líderes que se encargaron de que la monarquía permaneciera durante más de trescientos años. Algunos de los más destacados fueron:

– Chalchiutlanetzin (667-719 d. C.).

– Ixtlicuechahuac (719-771 d. C.).

– Huetzin (771-823 d. C.).

– Totepeuh (823-875 d. C.).

– Nacaxxoc (875-927 d. C.).

– Mitl (927-976 d. C.).

– Xiuhtzatzin (reina) (976-980 d. C.).

– Tecpancaltzin (980-1031 d. C.).

– Tōpīltzin (1031-1052), murió el año 2 Tecpatl.

De la lista anteriormente mencionada el gobernante más importante fue Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, mejor conocido como Topiltzin. Su labor sobresalió por la capacidad con que produjo prosperidad para los toltecas y por la forma en que afianzó las tradiciones y costumbres de este pueblo mesoamericano.

Quetzalcóatl fue hijo de Tecpatl (uno de los primeros líderes de los toltecas, venerado como una figura mitológica). Él se encargó de estructurar políticamente a los toltecas, sus estrategias y principios reinaron por mucho tiempo. El nombre de este guerrero estuvo ligado al dios al que le rendían culto y significaba “serpiente emplumada”.

Huemac

Por otro lado, una versión contraria de Topiltzin fue Huemac, quien fue el gobernante que lo suplantó. Este líder fue considerado uno de los últimos de la cultura tolteca, pero su desempeño se vio empañado por las malas decisiones que tomó. En consecuencia el pueblo vivió diferentes crisis en toda su estructura que lo condujo a su fin.

Huemac y los tributos

Una de las principales causas de la caída de los toltecas fue la forma en que Huemac llevó a cabo el cobro de los tributos e impuestos. El despotismo con que ejerció el poder y el cumplimiento de las leyes despertó la reacción de poblaciones vecinas, hasta el punto de ser saqueados e invadidos.

Las leyes

Las leyes pasaron a ser un punto fundamental dentro de la cultura tolteca después que se convirtieron en un pueblo civilizado y se establecieron en Tollan (Tula, hoy México). Así pues, estas eran promulgadas por el principal jefe de gobierno (rey), quien hacía que se cumplieran al pie de la letra y así mantener el control de la población.

El rey como creador de las leyes también tenía la potestad de castigar a quienes no la cumplieran a través de las acciones amenazantes e intimidatorias de los militares. Uno de los principales castigos como consecuencia de la desobediencia era el sacrificio, la persona era entregada a los dioses en que creyeron.

Los sacerdotes

Los sacerdotes fueron una figura importante dentro de la organización política de los toltecas, es pertinente aclarar que fueron muy diferentes a lo que se conoce hoy día.

La relevancia del cuerpo sacerdotal se debió a que la política y la religión iban de la mano, puesto que los gobernantes creían que los dioses los guiaban en sus batallas y decisiones  gubernamentales.

De tal manera, los sacerdotes se desempeñaban como encargados de las diferentes poblaciones que los líderes militares conquistaron a través de las guerras. Al mismo tiempo, aconsejaban a sus superiores de acuerdo a los mensajes que recibían de los dioses de aquel entonces.

Por otro lado, la participación política de los sacerdotes en la cultura tolteca abarcó el desempeño de diferentes cargos públicos, así como también la supervisión de las casas militares. Además tuvieron potestad para defenderse de ataques e invasiones vecinas y conquistar otras tierras con la intención de expandir la monarquía.

Principal actividad política

Los toltecas centraron su actividad política en las estrategias militares que diseñaron los líderes y gobernantes para conquistar otros territorios. La expansión de este pueblo mesoamericano y su permanencia durante tres siglos se debió a su carácter guerrero y a su espíritu defensivo.

Los principales contrincantes de la organización política de los toltecas fueron los chichimecas, ambos pelearon constantemente por ventajas económicas y sociales. Por otro lado, los toltecas hicieron su gobierno a un más genuino a medida que conquistaron a sus pueblos vecinos y les inculcaron todas sus tradiciones, en especial las religiosas.

Es necesario mencionar que las decisiones políticas de los toltecas estaban estrechamente ligadas con el crecimiento económico. Los gobernantes aprovecharon la conquista de nuevos territorios para hacer crecer sus actividades agrícolas. Así lograron comercializar y obtener beneficios para todo el pueblo, más aún para los del alto mando.