Reforzamiento negativo: características, ejemplos, técnicas
El reforzamiento negativo es una de las cinco herramientas fundamentales del condicionamiento operante, junto con el refuerzo positivo, el castigo positivo y negativo y la extinción. Se trata de un método que se utiliza para hacer más probable que un organismo lleve a cabo una conducta determinada en el futuro.
EL reforzamiento negativo se basa en la retirada de un estímulo que el individuo percibía como desagradable como consecuencia de una acción determinada. De esta manera, el individuo asocia aquello que ha hecho con la desaparición de algo que no le gusta (como dolor, cansancio o cualquier sensación parecida).
Al contrario de lo que mucha gente piensa, el refuerzo o reforzamiento negativo no tiene que ver con la aplicación de un estímulo desagradable. Al igual que ocurre con el refuerzo positivo, la clave de esta herramienta es el uso del placer para aumentar las probabilidades de que un comportamiento se lleve a cabo.
El refuerzo negativo es un proceso básico que aparece en nuestro día a día de forma espontánea; pero también podemos utilizarlo conscientemente para potenciar nuestro aprendizaje. Hoy en día se utiliza en varios ámbitos distintos como la educación, la terapia cognitivo – conductual o el tratamiento de adicciones.
Índice del artículo
- 1 Características del reforzamiento negativo
- 2 Ejemplos de refuerzo negativo
- 3 Técnicas de refuerzo negativo
- 4 Referencias
El objetivo principal del reforzamiento negativo es aumentar las probabilidades de que el individuo al que se le aplica lleve a cabo en el futuro una conducta determinada. En este sentido está muy relacionado con el resto de herramientas del condicionamiento operante, una estrategia de aprendizaje y adiestramiento extraída del conductismo.
Una de las consecuencias de la manera en que funciona esta técnica es que mediante ella no es posible crear una conducta nueva de la nada. Por eso, para modificar el comportamiento de una persona o animal es necesario seguir estrategias alternativas, como pueden ser el modelado o el moldeado.
Para la mayoría de personas, la palabra “negativo” les lleva a pensar que este tipo de reforzamiento implica la aplicación de alguna clase de castigo o estímulo desagradable para el individuo. Sin embargo, en este contexto la palabra se refiere a la eliminación de un elemento para modificar la conducta del sujeto.
Ya hemos visto que con esta herramienta se pretende hacer más probable una conducta concreta. Por ello, la técnica implica la eliminación de un estímulo desagradable o dañino justo después de que el sujeto actúe de la manera en que nosotros queremos.
Este proceso también puede ocurrir de manera natural, cuando el individuo se comporta de una forma que elimina algún elemento indeseado de su vida.
Por ejemplo, cuando tomamos café notamos inmediatamente que nuestro cansancio disminuye, lo que aumentará las probabilidades de que lo consumamos en el futuro y puede acabar generando adicción.
Al igual que ocurre con el resto de técnicas derivadas del conductismo, el reforzamiento negativo se centra por completo en los comportamientos de los individuos e ignora totalmente aquello que ocurre en su interior.
Los creadores de esta rama de la psicología llegaron incluso a afirmar que la mente no tenía ningún peso sobre nuestro comportamiento, por lo que sus herramientas la pasaban por alto.
Por el contrario, el reforzamiento negativo se basa en principios de nuestra psicología que compartimos con prácticamente todas las especies animales del planeta. Diferentes experimentos han comprobado que el refuerzo negativo puede usarse con prácticamente todos los mamíferos que existen, además de con algunos animales menos evolucionados.
La adicción al tabaco es uno de los fenómenos donde más claramente se pueden ver los efectos del reforzamiento negativo. Muchos fumadores afirman que consumen esta sustancia porque les hace sentir bien; pero lo que realmente ocurre es bastante más siniestro.
En realidad, la nicotina (una de las sustancias presentes en los cigarrillos y la principal causante de la adicción) provoca una sensación constante de malestar y ansiedad en las personas que la consumen lo suficiente. Esta sensación tan solo se calma cuando el individuo toma otra dosis, y lo hace por un tiempo muy corto.
De esta manera, cuando alguien adicto fuma un cigarrillo la sensación de malestar provocada por la nicotina desaparece temporalmente, reforzando así la conducta de consumir tabaco.
La mayoría de expertos están de acuerdo en que los smartphones son extremadamente adictivos. Existen muchas razones por las que esto es así, pero una de ellas es que explotan los principios del conductismo; y especialmente los del reforzamiento negativo.
Una de las características esenciales de los smartphones es que tendemos a llevarlos siempre encima. Si sumamos esto a la gran cantidad de opciones de entretenimiento que ofrecen, nos es extremadamente sencillo utilizarlos cada vez que nos sentimos aburridos, cansados o de mal humor.
Nada más sacar nuestro smartphone, todas estas emociones negativas tienden a desaparecer por un momento. Como consecuencia, la siguiente vez que nos sintamos mal será más probable que volvamos a sacar el aparato para evitar las emociones que no nos gustan. Poco a poco, nuestra conducta acabará siendo cada vez más adictiva.
No todas las aplicaciones del reforzamiento negativo tienen por qué ser dañinas o estar relacionadas con las adicciones. De hecho, muchos de nuestros instintos de supervivencia más básicos se basan precisamente en este principio.
Por ejemplo, cuando estamos muy cansados, tenemos mucha hambre o nos morimos de sed, dormir, comer y beber agua respectivamente nos alivia inmediatamente y nos hace sentirnos bien de nuevo. Como consecuencia tendemos a realizar estas acciones una y otra vez, lo que nos lleva a conservar nuestra salud y a mantener nuestra forma física.
Aunque algunos de los ejemplos que hemos visto pueden dar la impresión de que el reforzamiento negativo es algo dañino, en realidad tiene muchas aplicaciones útiles en contextos como la educación o la crianza de los hijos.
Por ejemplo, cuando un niño pequeño se porta mal lo normal es castigarle; pero si cuando corrige su conducta de forma adecuada se le levanta el castigo, se está aprovechando el poder del reforzamiento negativo para enseñarle a seguir las normas establecidas por sus padres.
Algo parecido ocurriría dentro de las aulas, donde por ejemplo se podrían eliminar ciertas normas estrictas una vez que los estudiantes hubieran demostrado que son capaces de funcionar correctamente sin ellas.
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