Barroco novohispano: características, arquitectura, pintura
¿Qué es el barroco novohispano?
El barroconovohispano o barroco mexicano fue un movimiento artístico que predominó en Nueva España del siglo XVI al XVIII. Incluso, hacia el norte se extendió hasta principios del siglo XIX. En este movimiento, las formas clásicas y los ornamentos se organizaban o manipulaban para el espectador con la mayor ilusión de movimiento, excitación visual, y participación emocional.
El estilo barroco había comenzado en Europa como una especie de continuación del Renacimiento. Más tarde, se lograron apreciar las diferencias drásticas entre los dos estilos. El carácter dramático del arte barroco fue aprovechado por el absolutismo religioso y secular.
La arquitectura, escultura y pintura barroca florecieron al servicio de la Iglesia Católicas y de las monarquías que profesaban esta religión. En general, los artistas barrocos se centraban particularmente en las formas naturales, los espacios, los colores y las luces. El propósito era producir una experiencia emocional fuerte, aunque silenciosa.
Por su parte, los artistas del barroco novohispano buscaban sorprender al espectador. Los contrastes como luz y sombra, o lo repentino e inesperado, ayudaban a alcanzar ese efecto.
Procuraban la disolución de la unidad, en vez del equilibrio. Las escenas solían estar muy cargadas de emoción, representando momentos y poses de intensidad dramática exagerada.
Características del barroco novohispano
Mediados del siglo XVIII
El movimiento Barroco predominó en el centro y sur de Europa desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII. Sin embargo, el barroco novohispano alcanzó su clímax varias décadas más tarde. En Nueva España, por ejemplo, varios edificios importantes que seguían este estilo todavía estaban en construcción después de mediados del siglo XVIII.
Gran influencia
En el Nuevo Mundo, y muy especialmente en Nueva España, este movimiento tuvo una influencia profunda y duradera. El Barroco intentó una síntesis de condiciones y experiencias opuestas.
Equilibrio de temas
Se buscaba un equilibrio basado en la tensión entre la mortalidad y la inmortalidad, la sensualidad y el ascetismo, la juventud y la vejez.
Además, sus temas religiosos predominantes y sus estilos arquitectónicos reflejaban en gran medida el expresionismo del período helenístico. La influencia del clasicismo que había inspirado el Renacimiento italiano estaba menos presente.
Reafirmaba doctrinas de la Iglesia católica
Al mismo tiempo, el sentimiento y el estilo Barroco crecieron con el catolicismo o la Contrarreforma. El Barroco novohispano reafirmaba y elaboraba las doctrinas tradicionales de la Iglesia católica.
Entre estas doctrinas estaban: la eucaristía como sacrificio, el papel intermediario del sacerdocio, la devoción a la Madre de Dios, los poderes intercesores de María y los santos, el valor espiritual de la vida religiosa y otras.
Arquitectura
La arquitectura es la evidencia más palpable del barroco novohispano. Hasta aproximadamente 1650, los edificios cívicos y monasterios y otras iglesias de Nueva España mostraban una mezcla ecléctica de románico, gótico y renacentista. Luego, cedió a una versión americana del Barroco.
La arquitectura del barroco novohispano tendía a simplificar sus fuentes europeas. La manipulación del espacio era un aspecto vital de gran parte de la arquitectura barroca europea.
En cambio, la novohispana prestaba mayor atención al modelado de superficies que a la manipulación de masas y volúmenes. Este modelado podía ser complejo y dramático. De hecho, la decoración elaborada es el sello distintivo de este estilo arquitectónico
Como ejemplo, se puede mencionar la Catedral de la Ciudad de México, una de las más grandes iglesias hispanoamericanas. En ella se distinguen pilastras masivas que se proyectan desde el plano principal de la fachada.
Estas están unidas a este por grandes soportes de piedra. Lejos de esta, están las puertas a la nave y los dos pasillos laterales. También tiene decoraciones más pequeñas que afecta un poco al juego de masas.
De igual modo, muchas iglesias menores del barroco novohispano se distinguen por el adorno de decoración en el exterior. Sus fachadas son muy talladas, y quizás tengan dos campanarios decorados que las flanquean.
De no ser por esto, serían poco más que dos bloques que se cruzan con una cúpula. En su interior exhiben retablos masivos, intrincados y dorados.
Pintura
La pintura barroca de Nueva España se inspiró en la obra importada de pintores españoles y flamencos. Estas obras comprendía originales, copias y grabados.
Francisco de Zurbarán y Peter Paul Rubens fueron las influencias dominantes durante la segunda mitad del siglo XVII. Sebastián López de Arteaga, discípulo de Zurbarán, emigró de Cádiz a la Nueva España en 1643. Sus discípulos incorporaron el color, el estilo, y las fórmulas amaneradas del Barroco en el arte novohispano.
Además, el español Baltazar de Echave y Rioja ayudó a introducir sorprendentes efectos de textura en la pintura de Nueva España. Así mismo, el realismo y claroscuro del arte novohispano adquirieron la exuberancia y la coloración rosada de Rubens.
Por otro lado, las obras del maestro pintor Bartolomé Esteban Murillo también ejercieron una gran influencia. Estas eran apreciadas genuinamente por su composición, color y diseño.
También estaban dotadas de gracia, elegancia y sensibilidad emocional. Esto fue imitado por los artistas barrocos novohispanos. Sin embargo, no lograron controlar el tono emocional de la materia religiosa con mucho éxito.
A fines del siglo XVII, la edad de oro de la pintura barroca en Nueva España ya casi había pasado. De este período destaca Cristóbal de Villalpando. Es considerado por muchos el pintor más elegante y grandioso de México. Muchas de sus obras son de proporciones heroicas, altamente imaginativas con colores brillantes y llenas de energía.
Música
Los músicos nativos se habían introducido a la polifonía durante el primer siglo de la dominación española. Esto se llevó a cabo a través de la educación y el adoctrinamiento de las órdenes religiosas.
Los maestros españoles formaban y dirigían grupos musicales en gran parte con talento local. Los indígenas eran especialmente diestros como instrumentistas.
Ahora bien, la mayor parte de la música disponible desde principios del siglo XVII era litúrgica, en el estilo contrapuntístico conservador o en la simple homofonía. Pero también se cultivó la música para coros múltiples.
Más tarde, y durante todo el siglo XVIII, los estilos policoral y concertado se volvieron comunes tanto para la música sacra latina como para los villancicos.
Después de 1670, el desarrollo de las características formales y estilísticas siguió de cerca el de España. El estilo español se volvió dominante. El villancico se cultivó de manera prolífica. Este se adaptó a las tradiciones locales y absorbió elementos nativos y populares.
Referencias
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