Medicina

Globulinas bajas: causas, síntomas, tratamientos


¿Qué son las globulinas bajas?

Las globulinas son proteínas del organismo humano que ayudan a protegerlo. Algunas se producen en el hígado, mientras que otras son producidas por el sistema inmune. La concentración normal de globulinas en la sangre humana es de 2.6-4.6 g / dL.

Las globulinas bajas representan un grupo heterogéneo de enfermedades en las que la fracción globulina de las proteínas plasmáticas no alcanza los valores mínimos para ejercer sus funciones. Las globulinas son un grupo de proteínas con funciones específicas que representan un 20 % del total de proteínas plasmáticas, siendo el 80 % restante albúmina.

Las globulinas se pueden dividir en varios tipos, cada una con un cometido específico, por lo que la deficiencia de una globulina en particular llevará al desarrollo de un síndrome clínico determinado.

¿Para qué se usan los tests de globulinas?

Hay dos tipos principales de análisis de sangre para medir las globulinas:

  • Prueba de proteínas totales: mide las globulinas y la albúmina. 
  • Electroforesis de proteínas séricas: mide las gamma globulinas, además de otras proteínas de la sangre. 

Los tests de globulinas pueden diagnosticar:

  • Daño o enfermedad del hígado.
  • Problemas nutricionales.
  • Trastornos autoinmunes.
  • Ciertos tipos de cáncer.

Clasificación de las globulinas

Las globulinas se divididen en distintos grupos, según su estructura química y su función biológica.

Globulinas alfa 1

Incluyen a la antitripsina, cuya función es limitar la actividad de las enzimas lisosomales; a la tiroglobulina, encargada de fijar las hormonas tiroideas; y a la proteína fijadora de retinol, cuya función es transportar retinol.

Globulinas alfa 2

Incluyen diversos tipos de proteínas, entre las que se encuentran la macroglobulina alfa 2, encargada de neutralizar ciertas enzimas proteolíticas; la ceruloplasmina, en donde se fija y transporta el cobre; la haptoglobina, la cual está involucrada en el metabolismo del grupo Hem; y la protrombina, una proteína clave en la cascada de la coagulación.

Globulinas beta 

En este grupo se encuentran la hemopexina, la cual también toma parte en el metabolismo del grupo Hem; y la transferrina, indispensable para fijar el hierro sérico y, por lo tanto, indispensable en el proceso de hematopoyesis. Además, en este grupo está el complejo C3 del complemento, pieza clave en los procesos inflamatorios.

Globulinas gamma

En este grupo se incluyen todos los anticuerpos secretados por las células B del sistema inmune. También conocidas como inmunoglobulinas, estas proteínas son de distintos tipos (IgA, IgE, IgG, IgM e IgD), cada una con funciones específicas y claramente diferenciadas en los procesos de inmunidad adquirida y memoria inmune.  

Enfermedades asociadas a la globulina baja

Al realizar el proteinograma (niveles de proteínas plasmáticas fraccionadas) se puede determinar si los niveles de globulinas se encuentran dentro de los rangos normales (aproximadamente 20 % de las proteínas plasmáticas).

Cuando esto no sucede suele deberse a una disminución de alguna de las globulinas plasmáticas, lo cual ocasiona un complejo sindromático específico según la globulina comprometida.

En vista de la amplia variedad de proteínas que componen este grupo así como de sus diversas funciones, resulta imposible resumir en un solo artículo todas las enfermedades asociadas a los déficits de globulinas.

Por lo tanto se mencionarán solo las enfermedades más frecuentes, realizando una explicación detallada únicamente de la condición más peligrosa conocida como hipogammaglobulinemia.

Así pues, además de la hipogammaglobulinemia (también conocida como agammaglobulinemia), existen también otras condiciones clínicas asociadas al déficit de una globulina específica, como por ejemplo:

  • Anemia crónica (disminución de los niveles de transferrina).
  • Enfermedad por déficit del complejo C3 del complemento (extremadamente rara, se manifiesta por problemas crónicos relacionados con la inmunidad humoral).
  • Deficiencia de Alfa 1 antitripsina (condición potencialmente mortal que puede llevar al desarrollo de enfisema pulmonar y cirrosis).
  • Deficiencia de Factor II de la coagulación (esta puede ser congénita o adquirida y está asociada a hemorragias derivadas de la ausencia total o parcial de protrombina, lo cual afecta el normal funcionamiento de la cascada de la coagulación).

Estas son solo algunas de las condiciones más comunes asociadas al déficit de globulinas; la lista es mucho más larga y excede el alcance de esta entrada.

A continuación, una explicación detallada de una de las condiciones médicas más serias asociadas al déficit de globulinas: la hipogammaglobulinemia.

Hipogammaglobulinemia

Como su nombre lo indica, es la deficiencia de globulinas gamma o, lo que es lo mismo, la deficiencia de inmunoglobulinas.

Al no producirse suficientes anticuerpos, la persona afectada presenta problemas con la inmunidad adquirida, lo cual se manifiesta por infecciones a repetición así como por infecciones oportunistas e infrecuentes.

Esta condición se clasifica como una inmunodeficiencia, la cual puede ser tanto congénita como adquirida.

Causas

En los casos de deficiencia congénita de inmunoglobulinas (la cual incluye varios tipos diferentes) existen problemas en cuanto al material genético que hace que las células B no sean capaces de producir anticuerpos.

En estos casos la hipogammaglobulinemia se presenta desde los primeros meses de vida, siendo las manifestaciones más frecuentes infecciones severas y a repetición.

Por su parte, los casos de hipogammaglobulinemia adquiridos son secundarios a otras enfermedades que condicionan la pérdida de inmunoglobulinas, como en el caso de la proteinuria glomerular no selectiva.

Los casos adquiridos también pueden deberse a la síntesis insuficiente de las inmunoglobulinas por compromiso de las células responsables de hacerlo, tal como sucede en la leucemia linfoide crónica (LLC) y en el mieloma múltiple.

Síntomas

La deficiencia de hipogammaglobulina carece de síntomas propios específicos. En su lugar, la manifestación clínica cardinal es la aparición de infecciones recurrentes, muchas veces severas y en ocasiones asociadas a microorganismos atípicos.

En ocasiones puede tratarse de una condición asintomática e incluso transitoria que puede llegar a pasar desapercibida, aunque la mayoría de los casos cursan con infecciones a repetición sin una causa evidente, lo cual hace sospechar al equipo médico sobre la presencia de problemas de inmunidad humoral.

Diagnóstico

El diagnóstico de las hipogammaglobulinemias es complejo y se basa en una combinación de una historia clínica detallada, incluyendo antecedentes familiares que puedan orientar al diagnóstico, combinado con pruebas de laboratorio especializadas, entre las que se encuentran:

  • Niveles de anticuerpos específicos.
  • Análisis de las subpoblaciones de linfocitos y cuantificación de células NK.
  • Pruebas de hipersensibilidad retardada a antígenos conocidos a los que el paciente haya sido expuesto.
  • Evaluación de la función humoral in vitro.
  • Estudios de función celular in vitro.

Tratamiento

El tratamiento de la hipogammaglobulinemia depende de si es primaria o secundaria y, en el segundo caso, de su causa.

Siempre que se pueda corregir la causa de la hipogammaglobulinemia secundaria se debe intentar hacerlo, lo cual debería solucionar o al menos mejorar el problema.

Cuando no es posible hacerlo así, como en los casos de hipogammaglobulinemia primaria, se cuenta con diferentes estrategias terapéuticas que van desde la administración parenteral de inmunoglobulinas humanas, pasando por la transfusión de anticuerpos mediante plasma fresco hasta llegar a la administración de anticuerpos monoclonales.

Incluso en algunos casos seleccionados los pacientes pueden beneficiarse del trasplante de médula ósea.

Cada caso debe ser individualizado a fin de determinar el mejor tratamiento disponible en función de la causa de la hipogammaglobulinemia y las condiciones clínicas particulares de cada paciente.