Adicciones

Alcoholismo: qué es, características, síntomas y consecuencias


¿Qué es el alcoholismo?

El alcoholismo es una alteración mental que se caracteriza por una fuerte necesidad de ingerir alcohol. Es un trastorno crónico originado por el consumo excesivo y compulsivo de licor, que desemboca en una dependencia física o psicológica y en la adicción.

La persona alcohólica presenta una clara dependencia física a esta sustancia, manifestándose en la necesidad de consumirla y en la presencia de una serie de síntomas de abstinencia cuando no se ingiere.

Asimismo, el alcoholismo provoca que el individuo no tenga control sobre los límites de su consumo, que aumenta a medida que se desarrolla tolerancia a esta sustancia. 

Características del alcoholismo

– El alcoholismo es una alteración psicológica. Es el primer concepto que hay que tener claro para poder delimitar cuándo una persona padece dependencia al alcohol.

– Este trastorno está originado por el consumo de alcohol, es decir, lo crea la sustancia cuando se ingiere de forma habitual y abusiva. Sin embargo, el alcohol de por sí no crea ninguna patología mental. 

– El alcoholismo constituye una psicopatología que la padece el consumidor, por lo que puede equipararse a otros trastornos mentales, como la depresión o la ansiedad, ya que, aunque el elemento principal lo configura el alcohol, la patología está presente en las regiones cerebrales del consumidor.

– El consumo continuado y prolongado de alcohol afecta a todo el organismo: corazón, hígado, páncreas, sistema inmunológico y cerebro. Existe riesgo de desarrollar el síndrome de Wernicke-Korsakoff, riesgo de cáncer y otras enfermedades.

– Para poder delimitar el alcoholismo, no solo tendremos que prestar atención a la cantidad de alcohol que se consume, sino que deberá considerarse la sintomatología que presenta el consumidor.

Signos de alarma

La mayoría de personas tienen serios problemas con el alcohol sin tener todos los signos y síntomas del alcoholismo. En estos casos, los individuos ya realizan un consumo desadaptado y peligroso de la sustancia, pero, como la adicción al alcohol suele ser lenta, todavía no han llegado a generar una dependencia franca a la sustancia.

Poder detectar estos casos resulta de extrema importancia pues, aunque en estos casos la persona ya presenta una cierta adicción, si se interviene en estos momentos el tratamiento puede resultar más fácil y se puede evitar el desarrollo del alcoholismo.

Si no se interviene, lo más probable es que la persona continúe con sus problemas con el alcohol hasta acabar desarrollando la adicción.

Así, el alcoholismo es considerado como una enfermedad crónica, incurable, progresiva y mortal (American Medical Association).

Algunas señales de abuso de alcohol serían tener deterioros sociales como problemas en casa, con la familia, con los amigos, en el trabajo, consumir en lugares donde físicamente es peligroso, pérdida de control, seguir bebiendo a pesar de ser consciente de tener problemas legales, familiares, laborales, y que actividades sociales y ocupacionales se ven afectadas.

Los signos que mejor indican que alguien puede tener problemas con la bebida y estar en riesgo de desarrollar alcoholismo son:

Beber compulsivamente

Es el síntoma más importante, que permite diferenciar un consumo sin adicción de un consumo con ciertos componentes adictivos.

Las personas que beben alcohol compulsivamente, o más rápido, o se apresuran a adquirir la bebida, pueden presentar ya alteraciones psicológicas típicas de la adicción.

No ser capaz de limitar la cantidad de alcohol consumida

Las personas que están en riesgo de desarrollar alcoholismo presentan dificultades para controlar la cantidad de alcohol que consumen y para decidir no hacerlo más.

A diferencia de alguien que no presenta problemas con la bebida, este tipo de personas se intoxican con facilidad, incluso cuando no tienen intención de hacerlo.

Necesitar más alcohol para el mismo efecto

La tolerancia al alcohol es el principal síntoma que indica que el cuerpo se está habituando a la sustancia.

De este modo, las personas que consumen en exceso cada vez requieren mayores cantidades de alcohol para sentir el efecto deseado, por lo que van incrementando su consumo.

Necesidad de beber para sentirse bien

La típica frase “necesito una copa” puede resultar más o menos irrelevante cuando se realiza de forma esporádica o en momentos especiales de estrés, cansancio o saturación mental.

Sin embargo, cuando la necesidad de beber para sentirse bien aparece de forma frecuente, evidencia que el organismo empieza a requerir la sustancia para funcionar con normalidad.

Beber solo o esconder la bebida

Ingerir alcohol a escondidas puede manifestar que el consumo de la sustancia produce cierto malestar a la persona.

En los momentos previos al alcoholismo, la persona puede ser consciente de que su patrón de consumo es excesivo, tener vergüenza de beber tanto, querer que los demás no lo sepan y esconder la cantidad de alcohol que ingiere.

Otros síntomas físicos que muestran dependencia al alcohol serían pérdida de peso notable, enrojecimiento de mejillas y nariz.

¿Cómo se puede detectar el alcoholismo?

El alcoholismo en sí constituye una enfermedad bastante más compleja que la simple observación de un patrón de consumo de alcohol abusivo.

Para poder detectar el alcoholismo y anticipar qué personas pueden estar en riesgo de desarrollarlo, hay que prestar atención a una serie de signos y síntomas que pueden definir este tipo de situaciones.

Además, para intervenir adecuadamente en esta patología, resulta relevante establecer un buen diagnóstico tanto del alcoholismo como del patrón de consumo que puede llevar al alcoholismo.

La detección de ciertos síntomas pueden manifestar un patrón de consumo y una condición psicológica altamente peligrosa, mientras que otros pueden reflejar la aparición de una clara dependencia a la sustancia.

Síntomas del alcoholismo

Son las señales inequívocas de que alguien es alcohólico, con una clara dependencia a la sustancia. Las principales son:

Abandono de otras actividades

El alcohólico reduce o elimina la convivencia social relacionada con el trabajo o las actividades recreativas.

Los estímulos que le proporcionan placer se limitan al consumo de alcohol, por lo que poco a poco va eliminando todas las demás actividades que no implican la ingesta de estas sustancias.

Abuso de alcohol

El alcohólico suele consumir grandes cantidades de alcohol durante un largo periodo de tiempo.

Mientras que las personas que tiene problemas con la bebida consumen alcohol de forma frecuente y en ocasiones se intoxican, los alcohólicos beben de forma diaria, continua y la mayor parte del tiempo están ebrios.

Poco control

Los alcohólicos pueden realizar múltiples intentos de reducir o controlar la cantidad de alcohol consumido, pero son siempre infructuosos.

En el alcoholismo el individuo consume más alcohol del que le gustaría y, a pesar de que intenta controlarlo, es totalmente incapaz de interrumpir o reducir su ingesta.

Se continúa consumiendo a pesar de tener conciencia de los problemas que le produce y aunque quiere reducir y controlar el consumo, no lo consigue.

Persistencia del uso

El consumidor de alcohol seguirá bebiendo a pesar de ser consciente de que este le causa problemas físicos y patológicos.

Lo más habitual es que la persona ya haya empezado a presentar diversas alteraciones físicas y/o psicológicas originadas por el alcohol, pero sigue consumiendo a pesar de saber que el alcohol le agravará sus patologías.

Tiempo invertido en el alcohol

El alcoholismo hace que el individuo destine una anormal cantidad de tiempo en actividades relacionadas con la ingesta u obtención del alcohol.

La persona pasará la mayor parte del día consumiendo o adquiriendo bebidas alcohólicas, ya que su único interés recae en la ingesta de estas sustancias.

Síndrome de abstinencia

Cuando hay adicción a la sustancia, también se desarrolla el síndrome de abstinencia al alcohol.

Este aparecerá siempre que el individuo no beba durante un lapso determinado de tiempo, y se presentará a través de síntomas molestos como náuseas, sudoración, agitación o ansiedad.

Consecuencias del alcoholismo

El alcohol es una droga considerada blanda y admitida como legal, por lo que su consumo se encuentra hoy en día altamente masificado en muchas regiones del mundo.

Este hecho recae en las características principales de la sustancia, las cuales no resultan especialmente peligrosas siempre y cuando se consuman de una forma prudente.

Como bien se sabe, el abuso del alcohol puede generar un gran número de afecciones físicas y alteraciones en distintos órganos corporales. Asimismo, su consumo inadecuado también puede provocar alteraciones mentales y, evidentemente, el desarrollo de alcoholismo.

Hoy en día, está notablemente extendida y aceptada la idea de que un consumo escaso o esporádico de alcohol no tiene por qué acarrear ni alteraciones físicas ni mentales.

Sin embargo, las principales consecuencias del alcoholismo son físicas, mentales y las que afectan el entorno del bebedor (familia, trabajo). Pueden desarrollar enfermedades como la cirrosis y la demencia.

Además, genera problemas graves en el entorno familiar, pudiendo ser la causa de la violencia doméstica. Usualmente, los alcohólicos pierden sus familias y sus empleos.

Referencias

  1. Gracia, E., Herrero, J. y Musitu, G. (2002). Evaluación de recursos y estresores psicosociales en la comunidad. Madrid: Síntesis.
  2. Pérez, A. (2009). Transiciones en el consumo de drogas en Colombia. Adicciones. 
  3. Calafat Far, A., Juan Jerez, M, Duch Moyá M.A. Conductas de riesgo de jóvenes turistas españoles de vacaciones en Mallorca e Ibiza: consumo de alcohol.