Diarrea viral bovina: síntomas, patogenia, tratamiento
La diarrea viral bovina es una enfermedad causada por la infección de un virus que ataca el ganado desde los años 60 del siglo XX hasta el presente. El agente causal de esta enfermedad es el virus perteneciente al género Pestivirus, el cual se ubica dentro de la familia Flaviviridae.
Actualmente, esta enfermedad es multifacética y produce síntomas variados. Debido a su grado de patogenicidad se considera como la enfermedad viral más peligrosa en el ganado bovino.
Se reconocen cuatro presentaciones o síndromes de esta enfermedad conocidos como: la infección aguda, infección persistente, infección intrauterina y la enfermedad de las mucosas. Los animales enfermos pueden alcanzar un máximo de tres años de vida luego del diagnóstico.
Para el tratamiento de esta enfermedad, lo recomendable es aplicar las vacunas y sus refuerzos correspondientes, así como tener un plan sanitario para el mantenimiento o eliminación del virus del rebaño.
Índice del artículo
La diarrea viral bovina se puede reconocer por numerosos síntomas que además afectan al sistema inmunológico, respiratorio, digestivo y reproductivo en los animales enfermos. Los síntomas más comunes son los siguientes:
– Fiebre, pérdida de apetito y letargo.
– Desarrollo de úlceras en la boca y el tracto digestivo acompañado de una diarrea hemorrágica. A veces la diarrea puede ser tradicional y no hemorrágica.
– La capacidad reproductiva del animal se ve afectada negativamente.
– Supresión del sistema inmunológico que da origen a las enfermedades intestinales y respiratorias en el ganado joven.
– En caso de gestación de las vacas, este virus puede atravesar la placenta e infectar al feto causando así un aborto espontáneo o la muerte del embrión.
La detección de la enfermedad debe ser realizada a partir de la evidencia de sus síntomas. Sin embargo, debe confirmarse la presencia del virus con la toma de muestras y el posterior análisis en laboratorio.
En este punto, es importante que los animales que resultan positivos sean apartados del rebaño por unas 3 o 4 semanas para evitar el contagio del resto de animales.
Además, se debe tener mucho cuidado con animales menores a 6 meses los cuales pueden presentar anticuerpos obtenidos a partir del calostro y que de esta forma enmascaren el antígeno del virus. Para ello, se recomienda diagnosticar molecularmente con la técnica de PCR o PCR en tiempo real.
El virus de la diarrea bovina es causado por un pestivirus de la familia Flaviviridae. Está relacionado con el virus de la gripe o peste porcina y con la enfermedad viral de la frontera que afecta al ganado ovino.
Este pestivirus presenta dos serotipos: el serotipo 1 y el serotipo 2. Ambos serotipos pueden ocurrir como biotipos citopáticos o no citopáticos y pueden ocasionar cuadros de variable gravedad sobre los tejidos infectados.
Asimismo, las cepas tanto citopatogénicas como no citopatogénicas pueden recombinarse y producir variabilidad genética. Los síndromes que causa la diarrea viral bovina son los siguientes:
Este tipo de infección ocurre de forma temporal en animales que presentan susceptibilidad, inmunocompetencia y seronegatividad ante el virus de la diarrea bovina. En esta fase, los síntomas no hacen referencia al desarrollo de la enfermedad sino a su fase inicial.
La causa de infección para desarrollar la infección aguda es la infección persistente. Generalmente, este síndrome se produce simultáneamente con cuadros de neumonía debido a que provoca inmunosupresión en los animales que la presentan.
Es causada cuando la infección aguda afecta a una hembra en condición de gestación entre los meses 1 y 3, de allí que la cría puede nacer infectada de forma persistente.
Esta infección es la que produce el mayor riesgo de contagio y diseminación de la enfermedad y es causal de la enfermedad de las mucosas. Muchos animales recién nacidos infectados pasan desapercibidos y constituyen el mayor riesgo para el rebaño.
No obstante, no solo las vacas pueden transferir el virus a los fetos a través de la placenta, sino que, el virus puede ser también transferido por medio del semen.
La forma de presentación de esta infección como enfermedad de las mucosas es mortal. En este punto, los factores o agentes primarios infecciosos que predisponen esta enfermedad son el Herpesvirus Bovino 1, Parainfluenza Bovina 3, Virus Sincicial Respiratorio Bovino, entre otros.
Estos virus generan lesiones en la mucosa y comprometen el tracto respiratorio ante patógenos secundarios como las bacterias.
El tratamiento de esta enfermedad no es tan efectivo. No obstante, existen programas que permiten disminuir o eliminar de forma preventiva la presencia de este virus en el rebaño.
En este sentido, la prevención es la aplicación de vacunas reforzadas o combinadas sobre todo a las vacas en estado reproductivo, los análisis moleculares y los métodos de bioseguridad.
Contra la infección de la diarrea viral bovina se han desarrollado vacunas con muchas presentaciones disponibles. Todas las vacunas que se comercializan son virus atenuados o muertos. En otras palabras, es el virus inactivado químicamente.
Con respecto a la formulación de las vacunas, por ejemplo en Argentina, son vacunas combinadas que se desarrollan con la inclusión de otros virus o bacterias patógenas que, al igual que este pestivirus, están asociadas a los sistemas reproductivo y respiratorio del ganado.
Las formulaciones están constituidas por cepas referenciales del virus como las del subgenotipo 1a, y algunas fórmulas incluyen el genotipo 2.
La presentación de las vacunas puede ser acuosa u oleosa en las que el coadyuvante no afecta la eficacia de la misma. Adicionalmente, las vacunas contienen estreptomicina y penicilina como preservativo.
Con respecto a la efectividad de la vacuna, es recomendable aplicar un refuerzo anual de esta simultáneamente con la implementación de un plan sanitario para controlar o eliminar el virus en el rebaño.
De acuerdo al impacto económico que genera la ocurrencia de la diarrea viral, se registran fuertes pérdidas sobre todo en el caso de los animales que tienen la infección persistente, ya que de por sí, son una pérdida económica.
Por otra parte, los animales infectados no logran desarrollar todo su potencial genético, trayendo como consecuencia que no logren ganar suficiente peso y, por ello, ser más sensibles a otras enfermedades. Esto ocasiona un gasto adicional para su mantenimiento.
Además, los animales enfermos deben ser sacrificados, ya que los que presentan la infección persistente continuarán excretando el virus durante toda su vida. Esto trae como consecuencia la disminución de la reproducción de los animales que no están inmunizados ante este virus.
Finalmente, un animal hembra infectado y en período de gestación, está expuesto a una nefasta pérdida del feto o la muerte del embrión, por lo que causa la pérdida económica relacionada con una menor tasa de concepción y gestación del rebaño.
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