Alcoholismo crónico: qué es, síntomas, causas y tratamiento
¿Qué es el alcoholismo crónico?
El alcoholismo crónico se caracteriza por una incapacidad psicológica y física de controlar el consumo de bebidas alcohólicas. Una persona con esta adicción es altamente dependiente del alcohol y lo consume todos los días a niveles peligrosamente altos.
Por lo general, el deterioro en la capacidad de controlar el consumo de alcohol puede ser intermitente y muy ligero en las fases iniciales de la enfermedad. Cuando se empieza a beber, e incluso durante los primeros años del consumo excesivo de alcohol, la incapacidad para detener en consumo no suele ser muy elevada.
Pero a medida que transcurre el tiempo y se continúa consumiendo alcohol de un modo patológico, la incapacidad para controlar su consumo puede llegar a ser intensa, y llevar a una absoluta adicción a esta sustancia.
Diferencias entre alcoholismo crónico y otros tipos de consumo
Consumo de riesgo
Se considera consumo de riesgo de alcohol aquel que supera los límites de consumo prudente y que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades, accidentes, lesiones o trastornos mentales o del comportamiento.
En valores clasificatorios, este consumo se ha definido como un consumo casi diario superior a 40 gr de etanol al día, es decir, lo equivalente a 4 Unidades de Bebida Estándar (UBEs) diarias.
Consumo perjudicial
Para el manual de diagnóstico de enfermedades mentales de la OMS, el consumo perjudicial constituye ese tipo de consumo de alcohol que ya ha afectado la salud física o psíquica.
Este patrón de consumo no cumple los criterios diagnósticos de dependencia del alcohol, y se basa en un consumo regular que está por encima de los 60 gramos por día en los hombres y los 40 en las mujeres.
Las personas que presentan este patrón de consumo pueden obtener un gran beneficio para su salud si consiguen reducir su consumo, pero de no hacerlo, hay muchas posibilidades de desarrollar una dependencia a la bebida y presentar alcoholismo.
Alcoholismo
El alcoholismo lo presentan las personas que ya han desarrollado una grave dependencia al alcohol y no pueden retornar a un consumo moderado ni tienen capacidad para reducir o eliminar la ingesta de alcohol.
Para llegar a esta situación de alcoholismo se requiere un tiempo continuado del consumo de alcohol, a diario o muy a menudo, presentando los patrones de ingesta anteriormente comentados.
Síndrome de dependencia al alcohol
Este síndrome se caracteriza por la presentación de una serie de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y cognoscitivas en las que el consumo de alcohol adquiere la máxima prioridad para el individuo.
En estos casos, la persona presenta una serie de síntomas cuando no consume alcohol y tiene una sensación de deseo y necesidad constante de beber alcohol.
El desarrollo de este síndrome suele ser mucho más lento que el que se presenta con otras drogas, por lo que aparece tras algunos años de consumo. Sin embargo, cambios en las pautas de consumo puede motivar un desarrollo de dependencia más rápido.
Síntomas del alcoholismo crónico
– Deseo intenso de beber alcohol.
– Falta de control sobre el consumo. Por lo general, una persona que presenta un patrón inadecuado de consumo tiene ciertas dificultades para controlar la ingesta de alcohol.
En el alcoholismo crónico se presencia una falta absoluta de control en el consumo de sustancias alcohólicas, referido tanto a la necesidad de empezar a beber como en la incapacidad para suspender o reducir este consumo.
– Síndrome de abstinencia, donde la persona presenta una serie de sensaciones físicas molestas, así como alteraciones conductuales y/o emocionales en los momentos que no consume y cuando ingerir alcohol le resulta difícil.
– Tolerancia. El alcohólico crónico se emborracha con dosis más bajas, sin embargo, tiene mayor tolerancia y puede beber varias botellas diarias, presentando una cierta “normalidad” en su comportamiento.
– Fallos de memoria. Es bastante habitual que en el alcoholismo crónico aparezcan fallos en la memoria y en el funcionamiento cognitivo de la persona.
Pueden aparecer lapsus, olvidos repentinos o lagunas en la memoria, sobre todo en los momentos de mayor consumo.
– Interferencia en la vida diaria, plasmada en discusiones, peleas, accidentes de tránsito, etc. Las personas de su entorno se ven afectadas, tanto en el hogar como en los estudios y en el trabajo.
– Irritabilidad.
– Delirium tremens, que son alucinaciones producidas por el alcohol.
Consecuencias del alcoholismo crónico
El alcoholismo crónico es una de las condiciones que tiene graves riesgos para la persona.
De este modo, padecer una dependencia a esta sustancias durante mucho tiempo, puede acarrear tanto enfermedades serias de salud como alteraciones mentales y problemáticas sociales.
Por lo que respecta al componente físico de la persona, el alcoholismo crónico constituye un factor de riesgo para muchas enfermedades y trastornos del organismo.
– Daños en el hígado: probablemente, el órgano que se ve más afectado por el consumo crónico de alcohol es el hígado, ya que es el encargado de metabolizar esta sustancia en el organismo.
Así pues, el alcoholismo crónico puede afectar de muchas formas al hígado, provocando alteraciones como la enfermedad alcohólica hepática, cuyos daños pueden variar desde una inflamación hepática hasta el desarrollo de enfermedades mucho más graves, como la cirrosis.
– Hipertensión: el consumo de alcohol es uno de los principales enemigos de la hipertensión, por lo que el alcoholismo crónico constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad.
– Problemas digestivos: el alcohol es una sustancia altamente irritable para el aparato digestivo, ataca la mucosa digestiva y puede producir trastorno como la acidez, los vómitos o las úlceras con sangrado.
De este modo, las personas que padecen alcoholismo crónico suelen presentar muchos problemas digestivos y alteraciones en su funcionamiento.
– Alteraciones alimentarias: el abuso de alcohol disminuye la absorción de muchas vitaminas y minerales, por lo que el alcoholismo crónico suele acarrear un deterioro acelerado del organismo.
Las personas que padecen alcoholismo crónico suelen presentar anemia megalopástica, osteoporosis y niveles disminuidos de azúcar en sangre de forma habitual.
– Deterioro cognitivo: a diferencia de las otras enfermedades que pueden ser más o menos predecibles, el alcoholismo crónico se acaba traduciendo siempre en una disminución de las capacidades intelectuales de la persona.
Las alteraciones a nivel intelectual que puede producir el consumo crónico de alcohol suelen ser variables, sin embargo, rara vez se presencian casos de alcoholismo crónico sin alteraciones en el funcionamiento cognitivo.
El deterioro cognitivo puede ir desde disminuir la capacidad de memoria o presentar olvidos frecuentes, hasta el desarrollo de un cuadro demencial franco.
– Depresión: el alcoholismo conlleva una serie de circunstancias que provocan una reducción del círculo social y un progresivo aislamiento de la persona.
Muchos estudios han demostrado la contundente correlación entre el alcoholismo y la depresión.
Por lo general, las personas que padecen alcoholismo crónico van adquiriendo un carácter depresivo y van siendo invadidos por síntomas como sentimientos de tristeza, apatía y disminución de energía.
– Daños en el sistema nervioso central: el alcohol produce daños irreparables en el sistema nervioso humano, por lo que las personas que padecen alcoholismo crónico suelen presentar síntomas como temblores, falta de coordinación y manifestaciones parkinsonianas.
– Envejecimiento prematuro.
Tratamiento
El tratamiento del alcoholismo crónico no es una tarea nada sencilla y requiere mucho esfuerzo por parte de la persona afectada para poder ser superado.
Sin embargo, ciertos estudios, como el realizado por Antonio Gual, del Hospital Clínic de Barcelona, han demostrado que, a diferencia de la creencia popular de que los alcohólicos recaen en el consumo de forma inexorable, si se aplica el adecuado tratamiento el alcoholismo crónico se puede superar.
Las estrategias terapéuticas que han demostrado ser eficaces para el tratamiento del alcoholismo crónico han sido la psicoterapia y la farmacoterapia.
Por lo que respecta a los fármacos, está recomendado el uso de benzodiacepinas, clometiazol y el tetrabamato durante la fase de desintoxicación, y el disulfiram y la cianamida cálcica durante la fase de mantenimiento y la deshabituación.
No obstante, para conseguir efectos a largo plazo, este tratamiento debe ir acompañado de psicoterapia, la cual se basa en proporcionar al individuo estrategias que permiten reducir el malestar producido por la abstinencia, evitar las conductas de consumo y aumentar la motivación para el cambio.
Sin embargo, el principal factor para que cualquier terapia funcione, es la aceptación de la persona de su condición de dependencia.
Referencias
- Corrao, G., Bagnardi, V., Zambon, A., La Vecchia, C. (2004). A meta-analysis of alcohol consumption and the risk of 15 diseases. Prev Med.
- Vasilaki, E, Hosier, S., Cox, Mw. (2006). The efficacy of motivational interviewing as a brief intervention for excessive drinking: A meta-analytic review.