Áfidos: características, hábitat, reproducción, alimentación
Los áfidos (Aphidoidea) o pulgones son pequeños insectos de cuerpo blando pertenecientes al grupo de los hemípteros, insectos que se alimentan de fluidos vegetales, y por lo general son especies plagas de árboles ornamentales, arbustos y cultivos.
Los pulgones, como también suele llamárseles, juegan un papel importante en la transmisión de virus y enfermedades entre una amplia variedad de plantas. Además, favorecen la fijación de hongos saprófitos (se alimentan de materia en descomposición) y partículas sobre la planta hospedadora, imposibilitando la actividad fotosintética de su hospedador.
Los pulgones corresponden a unas de las familias de insectos más diversificadas, distribuida ampliamente en climas templados, con pocos ejemplares en los trópicos. El registro fósil sugiere que la superfamilia Aphidoidea se diversificó hace unos 200 millones de años en el Cretácico.
En la actualidad, Aphidoidea se divide en tres familias: Adelgidae, Phylloceridae y Aphididae; en esta última familia se encuentran los áfidos o pulgones, con al menos una 5.000 especies descritas.
Su ciclo de vida es complejo. Entre especies de la misma familia puede observarse alternancia de generaciones, así como variación de plantas hospedadoras durante las estaciones del año.
También, los áfidos cuentan con una gran capacidad de dispersión y migración, convirtiéndolos en excelentes insectos plagas de una gran variedad de cultivos en todos los agrosistemas. A menudo, las poblaciones de áfidos se mantienen bajo control por sus enemigos naturales miembros de los crisópidos, himenópteros, sírfidos y coccinélidos.
Índice del artículo
- 1 Características
- 2 Hábitat y distribución
- 3 Alimentación
- 4 Ciclo biológico
- 5 Control biológico
- 6 Referencias bibliográficas
Son insectos hemimetábolos, es decir, su desarrollo incluye tres etapas: huevo, ninfa e imago o adulto. Su cuerpo es pequeño, blando y ovalado, cubierto parcial o totalmente de una sustancia cerosa. Algunos ejemplares miden 1 mm y otros llegan alcanzar los 8-10mm de longitud.
Pueden ser verdes, amarillos, rosados, marrones, negros, moteados o casi incoloros. Poseen antenas articuladas insertadas directamente en la frente y un par de ojos compuestos.
Los ejemplares alados presentan también tres ocelos, dos ubicados en las adyacencias de cada ojo compuesto y uno justo en la parte superior de la cabeza. Ostentan de un aparato bucal llamado estiletes, piezas que le permite succionar la savia.
En individuos alados, la cabeza y el tórax se encuentran bien diferenciados; en cambio, en individuos ápteros (sin alas), la cabeza y el tórax se encuentran fusionados. Las formas aladas poseen dos pares de alas membranosas y transparentes. La mayoría exhibe un par de conículos o sifones, entre los segmentos abdominales 5 o 6, por donde expulsan sustancias volátiles para su defensa.
La forma del huevo es ovalada, moderadamente achatada. En climas cálidos, los huevos no son puestos dado que las hembras se reproducen por partenogénesis.
Los áfidos se localizan ampliamente en zonas templadas, con muy pocas especies en los trópicos. Se encuentran colonizando bosques de coníferas, también en lauráceas, rosáceas, fagáceas, betuláceas y ulmáceas.
No obstante, las especies fitófagas de importancia agrónoma se hallan infestando cultivos de melocotón, manzanas, tabaco, remolacha, herbáceas, cereales, hortalizas y plantas ornamentales
Los áfidos son insectos fitófagos, es decir, se alimentan de las plantas. Para lograrlo, poseen un aparato bucal perforador-chupador, similar al de los mosquitos.
Para reconocer las plantas hospedadoras adecuadas primero emplean procesos sensoriales como la vista, el tacto y olfato (ubicado en las antenas), seguido de un reconocimiento gustativo, en donde el animal inserta los estiletes al tejido vegetal, absorbiendo la savia de los vasos del floema.
Como resultado, los áfidos excretan una sustancia azucarada denominada “rocío de miel”, sustancia que posibilita la fijación de hongos y partículas que interfieren en las actividades fotosintéticas de las plantas.
El rocío de miel también les permite establecer una relación estrecha o una simbiosis con hormigas, en donde estas se benefician del recurso energético proveniente de la sustancia excretada, y a su vez protegen y transportan a los áfidos a diferentes sitios de alimentación.
Durante el invierno, las hormigas conducen a los áfidos a sus nidos subterráneos y allí los áfidos penetran sus estiletes hacia la savia para producir más fuente de energía para las hormigas.
Los virus se alojan en las glándulas salivales del insecto y, al momento de la perforación en busca de savia, el virus se transmite a la planta.
Su ciclo de vida es complejo y poco usual. La gran mayoría de áfidos atraviesan una fase sexual y también partenogenética (hembras que paren hembras sin necesidad de fecundación del gameto femenino u óvulo); a esto se le conoce como áfidos holocíclicos.
Por otro lado, algunos individuos han perdido la fase sexual del ciclo y se reproducen solo por partenogénesis; a estos se les conoce como áfidos anholocíclicos.
Generalmente, los áfidos pasan el invierno como huevos fertilizados. Al llegar la primavera, el huevo eclosiona la ninfa (etapa juvenil) y rápidamente en uno 6-12 días, la ninfa madura en una hembra adulta sin alas.
Estas hembras son conocidas como “madres fundadoras”, “madres principales” o simplemente “fundatriz”. A continuación, por partenogénesis (reproducción asexual), las madres principales producen sucesivas generaciones de áfidos hembras sin alas; aunque pronto aparecerán individuos alados.
Estas generaciones se conocen como fundatrigenia. Durante la primavera, algunas de estas hembras aladas migran hacia otras plantas, en su mayoría herbáceas. Las hembras emigradoras continúan produciendo sucesivas generaciones hasta el final de verano y, a principios de otoño, aparecen colonias de hembras que genera machos y hembras.
Estas hembras sexúparas, como se les suele llamar, emigran al hospedador inicial. La única generación sexuada aparece a finales del otoño, donde ocurre la cópula o reproducción entre una hembra y un macho alado.
Al final, la hembra pone sus huevos fertilizados que sobreviven al invierno. Durante condiciones favorables, se puede observar hasta 30 generaciones al año. Algunas hembras pueden producir hasta 5 huevos diarios por 30 días.
Las especies que completan su ciclo de vida en una sola planta hospedadora, se denominan monoceicas; por otro lado, las especies que completan su ciclo vital alternando entre dos plantas hospedadoras distintas, habitualmente entre una planta leñosa y una herbáceas, se denominan especies heteroecicas.
Los áfidos son responsables de grandes daños en la planta a nivel de raíz, tallo, hojas, flores y frutos. Las infestaciones de áfidos pueden causar deformación o enroscamiento de los brotes jóvenes y posteriormente necrosis de las hojas jóvenes.
La producción de rocío de miel favorece la aparición de fugamina o negrilla, que interfiere en las actividades fotosintéticas de la plantas. Además, los áfidos son responsables de la transmisión del 55-60% de los virus en plantas. Es por ello que surge la necesidad de implementar procedimientos que disminuyan las poblaciones plagas sin ocasionar daños al ambiente.
Entre los patógenos utilizados en el control biológico de áfidos se encuentran los hongos entomopatógenos pertenecientes al orden Hypocreales del género Metarhizium sp. Beauveria sp., Lecanicillium sp. y al menos unas 29 especies pertenecientes al orden Entomophthorales.
Las esporas de los hongos atraviesan el cuerpo blando del insecto y, a los pocos días, causan la muerte del mismo. Posteriormente, el cuerpo se cubre de esporas y estas se dispersan por el viento o por contacto directo con un insecto infectado, favoreciendo nuevas infecciones naturales capaces de reducir las densidades poblacionales de insectos plagas.
En la naturaleza, los áfidos son devorados en su mayoría por insectos depredadores. La especie Harmonia axyridis (escarabajo asiático multicolor) es uno de los coccinélidos depredadores más importantes.
Durante su fase larval, el escarabajo asiático multicolor puede depredar 23 áfidos diarios y, al alcanzar la adultez, puede consumir al menos 65 áfidos por día. También las especies Coccinella septempunctata (mariquita de ocho puntos) y Propylea quatuordecimpunctata (mariquita de catorce puntos) son coccinélidos importantes para el control de poblaciones de áfidos en Europa.
Por otro lado, la mayoría de los sírfidos deprendan pulgones, entre ella está la especie Episyrphus balteatus (mosca cernidora) y la especie Eupeodes corollae (mosca de comas amarillas).
Las especies de crisópodos Chrysoperla carnea y Chrysoperla formosa son depredadores naturales de áfidos en cultivos hortícolas.
Los afidiinos (Hymenoptera: Aphidiinae) son pequeñas avispas endoparásitas estricta de pulgones. Los géneros más comunes son Adialytus sp., Aphidius sp., Diaeretiella sp., Ephedrus sp. y Lipolexis sp.
Las avispas hembras depositan un huevo diminuto (0.1mm de longitud) en la cavidad abdominal del insecto hospedador. Una vez allí, el huevo se expande varias veces en comparación al tamaño inicial. Al cabo de unos días, la larva sale del huevo y se alimenta de los fluidos corporales del anfitrión.
La larva al alcanzar el cuarto estadío, consume todo el tejido interno hasta dejar solo la cutícula o el exoesqueleto del insecto. La larva aun estando dentro del insecto ya muerto, se adhiere a la hoja para continuar con la pupación. Unos días después, el adulto emerge, dando paso a la siguiente infección.
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