Biología celular

Células cromafines: características, histología, funciones


Las células cromafines son aquellas que se ubican en la médula de las glándulas suprarrenales. Estas glándulas, ubicadas en la parte superior de cada riñón, tienen una corteza externa que secreta hormonas esteroideas y una médula interna con células cromafines que actúan como un ganglio que secreta catecolaminas.

Las células cromafines, junto con el sistema nervioso simpático, se activan durante la respuesta de “lucha” o “huida” (“fight or flight”) que ocurre en las reacciones de miedo, estrés, ejercicio o en condiciones conflictivas y constituyen, bajo esas condiciones, la principal fuente de catecolaminas que nuestro cuerpo moviliza.

En estas reacciones, el cuerpo se prepara para desarrollar la máxima fuerza y el máximo estado de alerta. Para ello, incrementa el trabajo cardíaco y la presión arterial; genera vasodilatación coronaria y vasodilatación de las arteriolas de los músculos esqueléticos.

En el mismo sentido, se reduce el flujo sanguíneo hacia la periferia y hacia el sistema gastrointestinal. Se moviliza la glucosa desde el hígado y se dilatan los bronquios y las pupilas de manera que mejora la respiración y la agudeza visual para la visión lejana.

Estas reacciones resumen el efecto periférico que tienen las catecolaminas, especialmente la adrenalina, que es el principal producto de secreción de las células cromafines. Las respuestas se logran a través de diferentes receptores ligados a diversas cascadas intracelulares. Se conocen cuatro tipos de receptores adrenérgicos: los α1, los α2, los ß1 y los β2.

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Características

El sistema nervioso se puede dividir en dos sistemas semi independientes:

– El sistema nervioso somático, que nos permite relacionarnos con el medio ambiente externo y reaccionar ante la percepción consciente de estímulos sensoriales y

– El sistema nervioso autónomo, que regula el medio interno

La mayoría de las señales sensoriales autonómicas (del sistema nervioso autónomo) no se perciben en la conciencia y el control autonómico de las actividades motoras es involuntario.

Si bien la estructura anatómica de ambos sistemas es similar, con entradas sensoriales y salidas motoras, el sistema autónomo difiere en que su salida se da a través de dos fuentes de neuronas motoras, las simpáticas y las parasimpáticas.

Además, cada salida motora que se proyecta hacia un efector tiene una cadena de dos neuronas, una preganglionar y otra postganglionar.

Los cuerpos de las neuronas preganglionares están en el tallo cerebral y en la médula espinal. Los cuerpos de las neuronas postganglionares se ubican periféricamente en los ganglios autónomos.

Células cromafines en la médula suprarrenal

La médula suprarrenal es un ganglio autónomo simpático modificado, ya que las fibras preganglionares simpáticas terminan estimulando a las células cromafines de dicha médula. Pero estas células, en vez de conectarse con sus órganos blanco a través de axones, lo hacen a través de una secreción hormonal.

Las células cromafines secretan principalmente adrenalina y pequeñas cantidades de noradrenalina y dopamina. Al verter su secreción al torrente circulatorio, sus efectos son muy amplios y diversos, ya que afectan un gran número de órganos blanco.

Normalmente, la cantidad de catecolaminas secretadas no es muy grande, pero en situaciones de estrés, de miedo, ansiedad y dolor profuso, el aumento en la estimulación de las terminaciones preganglionares simpáticas hace que se secreten grandes cantidades de adrenalina.

Histología

La médula adrenal tiene su origen embrionario en las células de la cresta neural, desde los últimos niveles torácicos hasta los primeros lumbares. Estas migran hacia la glándula suprarrenal, donde se forman las células cromafines y se estructura la médula suprarrenal.

En la médula suprarrenal, las células cromafines se organizan en cordones cortos y entrelazados de células ricamente inervadas (con abundante presencia de terminaciones nerviosas) que colindan con unos senos venosos.

Las células cromafines son células grandes, que forman cordones cortos y que se tiñen de color pardo oscuro con sales cromafines, de donde deriva su nombre.

Son células postganglionares modificadas, sin dendritas ni axones, que secretan las catecolaminas al torrente circulatorio al ser estimuladas por las terminaciones colinérgicas simpáticas preganglionares.

Se pueden distinguir dos tipos de células cromafines. Unas son las más abundantes (90% del total), poseen grandes gránulos citosólicos poco densos y son las que producen adrenalina.

El otro 10% está representado por células, con gránulos pequeños y densos que producen noradrenalina. No hay diferencias histológicas entre las células que producen adrenalina y las que producen dopamina.

Mecanismos de acción

Los mecanismos de acción de las catecolaminas liberadas por las células cromafines dependen del receptor al que se unen. Se conocen al menos cuatro tipos de receptores adrenérgicos: α1, α2, ß1 y β2.

Estos receptores son receptores metabotrópicos ligados a proteína G, que poseen diferentes mecanismos intracelulares de segundos mensajeros y cuyos efectos pueden ser estimuladores o inhibidores.

Los receptores α1 están ligados a una proteína G estimuladora; la unión de la adrenalina al receptor disminuye la afinidad de la proteína al GDP, con lo que esta se une al GTP y se activa.

La activación de la proteína G estimula a la enzima fosfolipasa C que genera inositol trifosfato (IP3), un segundo mensajero que se une a canales de calcio intracelulares. Esto produce un aumento de la concentración de calcio interna y se promueve la contracción del músculo liso vascular.

Los receptores β1 interactúan con una proteína G estimuladora que activa a la enzima adenilato ciclasa, que produce AMPc como segundo mensajero, este activa a una proteina quinasa que fosforila un canal de calcio, el canal se abre y entra calcio a la célula muscular.

Los receptores ß2 están ligados a una proteína G que, al activarse, activa a una adenilato ciclasa que aumenta la concentración de AMPc. El AMPc activa a una proteina quinasa que fosforila un canal de potasio que se abre y deja salir potasio, por lo que la célula se hiperpolariza y se relaja.

Los receptores α2 son receptores ligados a proteína G que también actúan a través del AMPc como segundo mensajero y disminuyen la entrada de calcio a la célula al promover el cierre de los canales de calcio.

Funciones

Las funciones de las células cromafines están relacionadas con los efectos inducidos por las catecolaminas que ellas sintetizan y liberan ante la estimulación preganglionar simpática.

Las fibras preganglionares simpáticas secretan acetilcolina, que actúa a través de un receptor nicotínico.

Este receptor es un canal iónico y la unión del receptor con la acetilcolina promueve la liberación de las vesículas que contienen las catecolaminas producidas por las diferentes células cromafines.

Como resultado, se secretan a la circulación adrenalina y pequeñas cantidades de noradrenalina y dopamina, que son liberadas y distribuidas por el torrente circulatorio para alcanzar las células blanco, que poseen receptores adrenérgicos.

En el músculo liso vascular, a través de un receptor α1 la adrenalina provoca vasoconstricción al inducir la contracción del músculo liso, contribuyendo al efecto hipertensor de las catecolaminas.

La contracción de los miocitos cardíacos (células musculares cardíacas) debido a la unión de la adrenalina con los receptores β1, aumenta la fuerza de contracción del corazón. Estos receptores también se ubican en el marcapaso cardíaco y su efecto final es el aumento de la frecuencia cardíaca.

Los receptores ß2 están en el músculo liso bronquial y en el músculo liso de las arterias coronarias y la adrenalina provoca broncodilatación y vasodilatación coronaria, respectivamente.

La unión de la adrenalina o noradrenalina con los receptores α2 reduce la liberación de neurotransmisores de las terminaciones presinápticas ganglionares donde se encuentran. La dopamina provoca vasodilatación renal.

Referencias

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