Historia

Las 8 civilizaciones andinas más importantes


¿Qué son las civilizaciones andinas?

Las civilizaciones andinas son los diversos pueblos precolombinos que se formaron en algunas regiones de Suramérica y Centroamérica. De acuerdo a los especialistas, estas culturas fueron las que establecieron las principales manifestaciones culturales que tiempo más tarde identificarían a los países del llamado Nuevo Mundo.

Fue a mediados del siglo XX cuando los arqueólogos y antropólogos comenzaron a cuestionar el pasado de las naciones americanas, muchos se preguntaron cómo surgieron las comunidades aborígenes. Expresaban que la historia de ese continente no solo abarcaba el desarrollo de los imperios indígenas, pues debía existir una realidad que los hombres aún no conocían.

A partir de ese momento surgieron distintas teorías. Después de realizar varios estudios, Federico Kauffmann Doig manifestó que la primera civilización nació en la costa de Ecuador y fue denominada Valdivia. Según el historiador peruano, este grupo emergió en el transcurso del tercer milenio a.C.

Sin embargo, Julio Tello y Augusto Cárdich expusieron que las poblaciones andinas eran más antiguas, ya que habían derivado de la selva amazónica de Perú a inicios del año 3000 a.C., tal como lo demostraba el avance agrícola. Hipótesis que fue refutada por Friedrich Uhle, quien detalló que para esa época se estaban erigiendo centros urbanos en ciertas áreas de México.

No obstante, en 1997 Ruth Shady indicó que el primer estado rural fue Caral, que aparentemente se edificó a finales del cuarto milenio a.C. y estaba situado al norte de Lima. Lo esencial de estas agrupaciones fue que –gracias a sus organizaciones políticas y económicas– contribuyeron en la construcción de las sociedades coloniales de América.

¿Cómo se dividen las civilizaciones andinas?

Después de examinar el pasado precolombino, los investigadores concluyeron que la evolución de las civilizaciones andinas se podía fragmentar en seis etapas, que fueron nombradas horizontes debido a las costumbres primitivas que conservaban determinadas comunidades contemporáneas.

Con el objetivo de dividir dichas fases culturales, los autores se centraron en el análisis de los siguientes elementos: el descubrimiento de la cerámica como artefacto artístico y de fabricación; las diferentes estructuras gubernamentales; la modificación de la jerarquía social; el progreso pedagógico y los cambios en el ámbito de la religión.

Siguiendo esos aspectos, se exhibió que estas poblaciones estuvieron en constante crecimiento, el cual inició durante la edad arcaica.

Período arcaico

Los científicos aluden que es difícil precisar desde cuándo las personas habitaban en las zonas andinas, aunque lograron comprobar que antes de la última glaciación hubo individuos en aquellos territorios que se consagraban a la caza. Esos habitantes se caracterizaron por vivir en un estado primario; pero a lo largo de los años fueron creando otras actividades como la pesca y la siembra.

Estas labores eran motivadas por la alteración climática. No se debe olvidar que alrededor de esta época la tierra pasó de ser árida a fértil. Así fue como a partir del séptimo milenio a.C. los seres que se situaban en las cordilleras del pacífico se dedicaron a la agricultura. Vale destacar que centurias más tarde los sujetos comenzaron a asociarse.

La unificación de los nativos se puede visualizar como un mecanismo de subsistencia que facilitaba el proceso de cultivo y favorecía el incremento de la población. A pesar de dichos avances, es conveniente señalar que en esta etapa no llegaron a establecerse comunidades concretas, pues ese suceso se llevó a cabo en el ciclo de formación.

Período de formación

Una vez el oficio agrario se convirtió en una ocupación cotidiana, los hombres se centraron en forjar núcleos de parentesco, cuyo fin era validar el ayllu o la aldea que se iba instaurando. De esa manera se percibe que esta edad fue primordial porque se fundaron comunidades matrices, donde los individuos reconocieron el trabajo colectivo.

Civilización Caral (4000-1500 a.C.)

Los especialistas indican que esta tribu tuvo suma importancia en el tercer milenio, aunque emanó en la provincia de Barranca en los últimos decenios del 4000 a.C. Sus términos geográficos se extendieron rápidamente, dominando las regiones costeras de Huaura y Huarmey; las sierras de Conchucos y Ucayali, así como los límites de los ríos Huallaga y Marañón.

Este pueblo estuvo constituido por diversos linajes. Cada familia contaba con un jefe de hogar. La religión estaba relacionada con la política: los habitantes no creían en entes inmateriales, sino que alababan al gobernante. Con el propósito de fomentar el sentido de pertenencia, las personas erigían alteres.

En las reuniones gubernativas participaban las autoridades locales, que solían ser los individuos eruditos; pero Caral se encontraba regida por un curaca, ese puesto lo ejercía el guerrero con mayor experiencia. El sistema económico se basó en la pesca y la agricultura.

Horizonte temprano

Se considera que durante este período los nativos ampliaron sus conocimientos, ya que el estado andino se instituyó como una totalidad. Suceso que aconteció porque las tribus que estaban dispersas empezaron a integrarse. Los pobladores tuvieron más conciencia sobre los hitos geográficos y perfeccionaron las técnicas agrarias.

Asimismo, incursionaron en el ámbito de la textilería y la metalurgia. También se reestructuró el orden estatal y la cosmovisión exhibió nuevos cultos.

Civilización Chavín (1200-200 a.C.)

El pueblo Chavín de Huántar se asentó en la cordillera de Conchucos y su señorío se expandió por las zonas que conformaban el municipio de Huari. Fue una de las culturas peruanas que logró transcender debido a su organización sociopolítica. Esta cultura pensaba que los sacerdotes merecían la potestad estatal absoluta, ya que podían comunicarse con las divinidades.

Entonces su gobierno era teocrático. Los chamanes guiaban tanto a la nobleza militar como a los civiles, y los hombres adoraban a las deidades antropomórficas, motivo por el que hacían continuos sacrificios humanos y animales para los dioses jaguar, puma y serpiente.

Para adquirir recursos se centraron en cosechar maíz, papa y frijoles. Aparte, criaron alpacas, cuyes y llamas. La finalidad era intercambiar esos productos por pescados o hilos para tejer.

Intermedio temprano

Los aspectos que resaltaron en esta era fueron la edificación de monumentos, la creación de instrumentos artísticos, la clasificación de las divinidades, el crecimiento demográfico y el progreso comercial. Las poblaciones ya no se veían como una unidad: todo lo contrario, fueron surgiendo pequeñas civilizaciones.

Civilización Nazca (100-800 d.C.)

El pueblo nazca se localizó en los terrenos de Chincha, Cahuachi, Arequipa y Ayacucho. Estuvo formado por diversas castas, que comprendían un señorío propio. Los jefes de las diferentes zonas solo se reunían cuando tenían el mismo objetivo: expandir el territorio o derrotar a los enemigos. De ese modo se advierte que su gobierno no fue homogéneo, sino descentralizado.

A pesar de que las funciones estaban distribuidas, los aborígenes se comunicaron con otras sociedades con el fin de compartir ideas y materiales. Esta civilización destacó gracias a su proyecto tecnológico, pues diseñó más de quince canales de irrigación. El propósito era mejorar las zonas agrícolas.

Su cosmovisión fue de carácter politeísta. Los indígenas creían en el totemismo y el animismo. Sus rituales solían ser fúnebres y bélicos.

Civilización Moche (150-700 d.C.)

Esta etnia ocupó los espacios de los valles de Áncash y Piura. Es una de las pocas culturas andinas que se conservan en la actualidad. La comunidad moche fue relevante porque no solo se enfocó en los trabajos habituales como la pesca y la agronomía, sino que inició las labores de navegación y la construcción de obras hidráulicas.

Sus habitantes confiaban en que existían numerosos entes espirituales, los cuales se molestaban si los mortales no cumplían con las ceremonias. En cuanto al campo gubernamental, la escala política tenía tres niveles, donde se ubicaban el monarca, la nobleza y los burócratas. El pueblo fue dirigido por un rey, quien manifestaba que era descendiente de los dioses.

Horizonte medio

En el transcurso de esta época, las tribus americanas buscaban el dominio total de los territorios. Por eso pretendían expandir sus rasgos culturales, tales como el idioma y el arte. Es decir, las civilizaciones procuraban reinterpretar los paradigmas sociales con el objetivo de transformarlos. Los estados que destacaron en esta fase fueron Tiahuanaco y Huari.

Civilización Tiahuanaco (200 a.C.-1100 d.C.)

Dicha población nació cerca del lago Titicaca, que se localizaba al sudeste de Bolivia; pero su potestad terminó abarcando determinadas áreas de Chile, Argentina y Perú. Los historiadores expresan que fue la única cultura que se mantuvo intacta a lo largo de los años, gracias a su sistema gubernamental, que se identificó por ser teocrático.

Los líderes estatales procuraban desplazar la violencia al instante de conquistar alguna región. En lugar de las armas, utilizaban la doctrina religiosa. Los tiahuanacos eran politeístas: profesaban la existencia de varios dioses metamorfos. En cambio su economía se orientó en el traslado de productos agrarios y en el desarrollo de la hidrología.

Civilización Huari (700-1200 d.C.)

La cultura Huari se situó en las zonas del Cuzco, Moquegua y Lambayeque. A mediados del siglo XI d.C., se incorporó dentro del estado Tiahuanaco. Con el fin de honrar a las divinidades y evitar las calamidades, los individuos fundaron el templo de Kalasasaya.

Para los nativos de la comunidad Huari los sacerdotes no eran relevantes; el poder lo poseían el rey y los militares, razón por la que su labor principal fue preparar a los hombres para que fuesen guerreros.

Además, erigieron santuarios y diseñaron un sinfín de infraestructuras. De esa forma se aprecia que este pueblo no se dedicó a la recolección de alimentos, sino a las actividades artísticas.

Intermedio tardío

En la década de 1940, los arqueólogos publicaron un estudio donde detallaron que en el decenio del 950 d.C. comenzó el fenómeno natural que fue devastando a ciertas civilizaciones andinas. La sequía afectó las zonas rurales y costeras, pues disminuyó la producción. La escasez de agua y nutrientes causó que las personas fuesen perdiendo la vida.

Por eso, las poblaciones que sobrevivieron a ese evento se trasladaron hacia las regiones altas, lugares en los cuales llovía frecuentemente. Ese hecho generó que los estados se centraran en cambiar sus costumbres.

Civilización Chimú (900-1400 d.C.)

Al principio, la tribu Chimú se asentó en la costa norte de Perú; pero años más tarde los individuos decidieron forjar sus viviendas sobre los valles que rodeaban la ciudad de Chan Chan. Es pertinente mencionar que dicha cultura fue suprimida por el imperio inca.

Desde que surgió, esta civilización se caracterizó por instaurar un gobierno centralizado. El emperador era el que se encargaba de exponer las leyes, mientras que el oficio de los burócratas fue examinar que los habitantes las obedecieran. La percepción de los nativos era que en el mundo había más dioses que humanos.

Aunque idolatraron a múltiples divinidades, su culto exaltaba a los astros. Fueron tres sus contribuciones en el ámbito económico: elaboraron perímetros de riego, crearon obras de cerámica e instrumentos metálicos que agilizaban el cultivo.

Horizonte tardío

Se le llamó horizonte tardío al último ciclo en el que progresaron las civilizaciones americanas. Durante esta etapa, la cultura incaica consiguió instaurarse como un estado panandino, ya que venció a las comunidades vecinas, obteniendo sus tierras y herramientas laborales. Este período cesó en el siglo XVI, justo cuando las tropas españolas derrotaron a las castas indígenas.

Civilización Inca (1438-1533)

Este imperio se ubicó en casi todos los territorios suramericanos. Fue la cultura que tuvo más regiones bajo su mandato. Por esa razón, el emperador inca creó una estructura política decimal: distribuyó el poder entre diez funcionarios de la nobleza para que supervisaran el avance de la administración.

Sus actividades económicas eran transportar mercancía, labrar la tierra y criar camélidos. Los incas se refugiaban en la voluntad de las divinidades; pero alababan a la deidad del sol. Pensaban que el dios Viracocha había elaborado tres realidades para determinar el destino de los hombres, el cual dependía de sus actos, decisiones y lealtad.