Contracondicionamiento: características y cómo funciona
El contracondicionamiento es un procedimiento de condicionamiento clásico que se caracteriza por utilizar como estímulo condicionado un elemento que posee un signo motivacional opuesto. Constituye una técnica de aprendizaje que se centra en asociar dos estímulos contrarios con el fin de modificar la respuesta hacia uno de ellos.
En la actualidad, el contracondicionamiento es una técnica ampliamente utilizada en psicoterapia. Concretamente, constituye uno de los elementos terapéuticos más empleados en la terapia cognitivo conductual.
En este artículo se explica de forma detallada en qué consiste el contracondicionamiento, se ejemplifica su uso y se revisan sus utilidades terapéuticas dentro del campo de la psicología.
Bases del contracondicionamiento
El contracondicionamiento es una técnica específica del condicionamiento clásico. Este constituye un procedimiento de aprendizaje que se desarrolla mediante la asociación de estímulos.
En este sentido, el condicionamiento clásico se caracteriza por efectuar asociaciones mediante estímulos neutros. Es decir, un estímulo que no posee ningún significado motivacional para la persona se asocia con otro estímulo con el fin de generar una respuesta.
Por ejemplo, tanto los animales como las personas pueden desarrollar un proceso de condicionamiento clásico si, antes de comer, escuchan siempre un misma melodía.
A medida que se repite la asociación entre la comida y el sonido, la percepción de la melodía generará mayores sensaciones de hambre o de comer.
Esta situación puede generarse en múltiples situaciones diferentes de la vida cotidiana de las personas. Se puede asociar un olor con una persona especial y pensar en ella cada vez que se percibe el olor.
El contracondicionamiento, a pesar de que utiliza los principios de aprendizaje referentes al condicionamiento clásico, presenta una diferencia importante.
En este sentido, el contracondicionamiento no se centra en asociar un estímulo neutro con un estímulo motivacional, sino que se basa en asociar dos estímulos motivacionales opuestos.
Características
El contracondicionamiento constituye cualquier tipo de procedimiento de condicionamiento clásico en el que se emplea como estímulo condicionado un elemento que posee un signo motivacional opuesto para el sujeto.
Dicho de otra forma, el contracondicionamiento utiliza un estímulo condicionado asociado a una respuesta apetitiva. Así como el uso de un estímulo condicionado en una nueva adquisición en la que se asocia a un estímulo incondicionado aversivo.
Para efectuar el contracondicionamiento se llevan a cabo las siguientes acciones:
Procedimiento de condicionamiento aversivo convencional
Se asocia un tono (estímulo condicionado) a una descarga eléctrica (estímulo incondicionado aversivo). Como resultado de dicha asociación se obtiene una respuesta condicionada de defensa (miedo/dolor).
Procedimiento convencional de condicionamiento apetitivo
Posteriormente, se asocia el mismo tono (estímulo condicionado) con la presentación de comida (estímulo incondicionado apetitivo).
Contracondicionamiento aversivo
El contracondicionamiento aversivo es una de las técnicas más utilizadas en el tratamiento de distintas alteraciones psicológicas. Principalmente, se emplea en el tratamiento del abuso de sustancias y ciertos trastornos sexuales.
La eficacia del contracondicionamiento aversivo en salud mental radica en su capacidad de invertir el signo motivacional de los estímulos de la persona.
En este sentido, Voegtlin demostró que se podía ayudar a personas en proceso de desintoxicación modificando el signo motivacional de los estímulos asociados al alcohol, tales como el olor, el color o el aspecto.
Así pues, el contracondicionamiento aversivo consiste en asociar un estímulo negativo para la persona, a un estímulo previamente agradable.
A través de la asociación continua entre estímulos, se puede generar un cambio en los efectos que origina el estímulo placentero, ya que este cada vez adopta más propiedades negativas del estímulo aversivo.
De hecho, Voetglin demostró que, aplicando este procedimiento como técnica psicoterapéutica en el tratamiento del alcoholismo, el 60% de los sujetos eliminaban el consumo de alcohol al cabo de un año.
No obstante, dicha proporción disminuía con el paso del tiempo. Concretamente, al cabo de dos años solo el 40% de los sujetos mantenía la abstinencia a la sustancia y, al cabo de dos años, el porcentaje se reducía hasta el 20%.
Este hecho se explicaría por la pérdida de fuerza de la asociación aversiva efectuada por el contracondicionamiento. Cuando la relación entre estímulos se detiene, el sujeto puede iniciar nuevas asociaciones que eliminen las propiedades negativas adquiridas sobre el alcohol.
Desensibilización sistemática
La otra técnica de contracondicionamiento utilizada en la práctica clínica es la desensibilización sistemática.
Esta técnica constituye un método psicoterapéutico que se engloba dentro del paradigma teórico-clínico de las terapias cognitivo-conductuales. Resulta una técnica muy utilizada en el tratamiento de la ansiedad, especialmente de las fobias.
El funcionamiento de este procedimiento resulta antagónico al contracondicionamiento aversivo. Es decir, en este caso, se pretende asociar un estímulo negativo con un estímulo positivo.
En el caso de las fobias, el estímulo negativo que se pretende contracondicionar es el propio estímulo fóbico. A través de la asociación del propio elemento fóbico con estímulos opuestos (y agradables) se consigue, en muchos casos, eliminar el trastorno de ansiedad.
La desensibilización sistemática se emplea mediante una jerarquía de estímulos estresantes que se presentan mediante imágenes visuales, exposición en imaginación, evocación de la situación ansiosa con ayuda del terapeuta, realidad virtual o exposición en vivo.
De este modo, a través de alguna de las modalidades anteriores, el paciente se expone a su estímulo fóbico, el cual resulta altamente aversivo. Dicha exposición se lleva a cabo de forma jerárquica, por lo que el sujeto se va exponiendo a estímulos cada vez más aversivos.
Posteriormente, se aplican ejercicios de relajación para que el paciente adquiera un estado tranquilo y agradable. Mientras el sujeto se encuentra en este estado, se vuelven a presentar la jerarquía de estímulos aversivos para que estos sean asociados con sensaciones relajantes.
El objetivo de la sensibilización sistemática consiste pues en que la relajación inhiba, de forma progresiva, la ansiedad que provoca la exposición al estímulo fóbico. De esta forma, se pretende romper el vínculo entre elemento estresor y respuesta de ansiedad.
Así el paciente aprende una nueva asociación que resulta opuesta a la respuesta fóbica. Lo que antes provocaba miedo pasa a estar conectado con la calma y la tranquilidad inducida a través de la relajación muscular profunda.
Referencias
- Cándido, A. (2000) Introducción a la psicología del aprendizaje asociativo. Madrid: Biblioteca Nueva.
- Domjan, M. (2000) The essentials of conditioning and learning (2ª ed). Traducció: Bases del aprendizaje y el condicionamiento. Jaén: Del Lunar, 2002.
- Domjan, M. (2010) The principles of Learning and Behavior (6ª ed.). Traducció: Principios de aprendizaje y conducta. Mèxic: Wadsworth, Cengage Learning, 2010.
- Froufe, M. (2004). Aprendizaje asociativo. Principios y aplicaciones. Madrid: Thomson.