Lengua y literatura

José Echegaray: quién fue, biografía, estilo y obras


¿Quién fue José Echegaray?

José Echegaray (1832-1916) fue un dramaturgo español, conocido por ser el primer premio Nobel de España de literatura. También se destacó como ingeniero, matemático, científico, economista y político, siendo una de las personalidades más influyentes en la España de finales del siglo XIX.

Fue miembro de destacadas instituciones, como la Real Sociedad Matemática Española, el Ateneo de Madrid, la Real Sociedad Española de Física y Química, la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la Real Academia Española.

Ocupó altos cargos culturales, científicos, universitarios y políticos. Recibió numerosas distinciones, además del Nobel de Literatura en 1904, y la primera medalla José Echegaray, creada en su honor y con su nombre por la Academia de Ciencias en 1907, como resultado de una propuesta del también premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.

Biografía de José Echegaray

Nacimiento y primeros años

Nació en Madrid el 19 de abril de 1832. Vivió en Murcia sus primeros años, donde comenzó su afición por la lectura de grandes autores de la literatura universal, como Goethe, Honoré de Balzac, y su interés por la obra de grandes matemáticos, como Carl Friedrich Gauss, Adrien-Marie Legendre y Joseph-Louis Lagrange.

A los 14 años se trasladó a Madrid para ingresar en el Instituto de Segunda Enseñanza San Isidro. Posteriormente obtuvo el título de ingeniero de caminos, canales y puertos, siendo el número uno de su promoción.

Docencia

Inició su labor docente a los 22 años, enseñando matemáticas, estereotomía, hidráulica, geometría descriptiva, cálculo diferencial y física.

Fue profesor desde 1854 hasta 1868, en la Escuela de Ingenieros de Caminos, donde también ejerció su secretaría. Trabajó, además, en la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas, de 1858 a 1860.

Su incorporación a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, a los 32 años, marcó el inicio de su vida pública. No estuvo libre de polémicas, pues en su discurso de ingreso, titulado Historia de las matemáticas puras en nuestra España, hizo un balance, exageradamente negativo, de la matemática española a través de la historia.

Defendió la “ciencia básica” frente a la “ciencia práctica”, postura que sostuvo a lo largo de su vida y la cual extrapoló a otras disciplinas del conocimiento.

Estudió economía, así como también sociología aplicada a la sociedad en la que le tocó vivir. Sus observaciones sociales las reflejó en sus obras teatrales, generando gran polémica entre los críticos.

Formación política y económica

La formación de Echegaray como político se dio desde la disciplina de la economía política, que aprendió con Gabriel Rodríguez como mentor. Junto a él estudió los libros del economista francés Frédéric Bastiat, teórico de las tesis librecambistas.

A raíz de esos estudios sobre Bastiat se convirtió en defensor de su pensamiento, reflejándolo en sus escritos económicos, científicos y literarios.

Como buen hombre de ciencia, creyó que era posible y necesario buscar la solución racional de cualquier problema. Inspirado en las ideas de Bastiat, intentó adaptar la economía política para explicar los fenómenos sociales contemporáneos, haciendo especial advertencia sobre las “subvenciones y el proteccionismo”.

Bastiat sostenía que todo en la naturaleza está enlazado, aunque a menudo no sea fácil ver las relaciones. Afirmó, además, que “todo el mundo es víctima y cómplice a la vez”.

Echegaray y los librecambistas

Los librecambistas estudiaban las leyes que rigen la producción y la distribución de la riqueza. Echegaray y Rodríguez, dada la crisis que atravesaba España, concluyeron que la ignorancia era el arma del proteccionismo.

De ahí su necesidad de un medio propio para difundir sus ideas, tratando de contrarrestar la falta de conocimiento económico de las personas y la propaganda oficial.

El escritor, junto con Rodríguez, editó El Economista en 1856. En dicho libro expusieron sus ideas, analizando la sociedad española en sus dimensiones políticas, económicas y sociales. Allí condenaron la falta de libertades y la corrupción imperante del gobierno bajo el reinado de Isabel II.

Ambos manifestaban que los hechos se estudian según la repercusión que tengan en cada aspecto social, costumbre y acto, en sus múltiples aristas.

Echegaray planteaba que en cada círculo económico un evento generaba más de un efecto y todo estaba ligado entre sí. Nada ocurría separado del todo, sino que todo se suscitaba de forma encadenada.

Lo antes descrito es, prácticamente, una idea clave que Echegaray repite en otras obras: “No hay en todo lo que nos rodea nada, por insignificante, por ridículo, por mínimo que parezca, que no pueda convertirse en una catástrofe”.

Contexto social 

La sublevación del cuartel de San Gil

Su vida pública comenzó alrededor de varios hechos notables, siendo el primero de ellos la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil (junio de 1866, Madrid). El levantamiento buscó acabar con el reinado de Isabel II. Esta insurrección fue dominada por el general Leopoldo O’Donnell, de la Unión Liberal.

La reina sustituyó a O’Donell por considerar que había sido demasiado blando con los insurrectos, aunque fusiló a 66 de ellos, y nombró al general Ramón María Narváez, del Partido Moderado, que encabezó un gobierno de mano dura.

Crisis capitalista

1866 estuvo marcado también por el estallido de diversas crisis en el capitalismo, en la industria textilera (que se venía gestando desde 1862, por la escasez de algodón, a consecuencia de la guerra de secesión en EE.UU.) y en el sector ferroviario, que afectó a algunas sociedades bancarias vinculadas.

En 1867 y 1868 se desataron revueltas populares, aunque a diferencia de las crisis de 1866, que afectó al sector financiero, las protestas de esos años fueron de subsistencia, marcadas por la escasez de productos básicos, como el pan.

Todo eso, sumado al desempleo, contribuyó a precipitar el fin del régimen isabelino, calificado por algunos como una camarilla de clérigos y políticos oportunistas.

El Pacto de Ostende y la Revolución Gloriosa

El 16 de agosto de 1866 se firmó en Bélgica el Pacto de Ostende, que buscó derribar a la reina Isabel II. Esto, y algunos otros acontecimientos, como el fallecimiento de Narváez, finalmente culminaron en la llamada Revolución Gloriosa, que desembocó en el exilio de la reina y el Gobierno Provisional de 1868-1871.

El ambiente provocado por la Gloriosa y el resto de eventos comentados, hicieron de Echegaray un activo participante en los debates parlamentarios y los mítines de la Bolsa o el Ateneo. También fueron frecuentes sus escritos en revistas y periódicos de la época.

Cargos públicos

La renovación administrativa llevó a Echegaray a desempeñar varios cargos públicos, entre ellos: director general de Obras Públicas (1868-1869), ministro de Fomento (1870-1872), ministro de Hacienda de la Primera República Española (1872-1874), presidente del Consejo de Instrucción Pública y presidente del Ateneo de Madrid (1898-1899).

Fallecimiento

Echegaray se mantuvo activo casi hasta el final de sus días. En sus últimos años escribió más de 25 tomos de física y matemática. Finalmente, el 14 de septiembre de 1916, falleció en Madrid.

Premio Nobel

Cuando Echegaray ganó el Nobel de Literatura, en 1904, recibió muchas críticas de la vanguardia, sobre todo de la Generación del 98, pues estos no lo consideraban un escritor excepcional.

A pesar de ello, estrenó 67 obras de teatro, 34 de ellas en verso, con gran éxito entre el público español y europeo.

Distinciones

Además del Nobel de Literatura en 1904, y de la primera medalla “José Echegaray” en 1907, otorgada por la Academia de Ciencias, Echegaray fue distinguido con la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII (1902), la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco (1905), y nombrado Caballero de la Orden del Toisón de Oro (1911).

Otros cargos

– Décimo-séptimo presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (1903 a 1908).

– Miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón “e” (1894 a 1916).

– Senador vitalicio (1900).

– Presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1894-1896 y 1901-1916).

– Primer presidente de la Sociedad Española de Física y Química (1903).

– Catedrático de Física matemática de la Universidad Central de Madrid (1905).

– Presidente de la sección de Matemáticas de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias (1908).

– Primer presidente de la Sociedad Matemática Española (1911).

Estilo

Planteamiento constante de la “causa-efecto”

Cuando Echegaray estrenó su primera obra de teatro, El librotalonario, en 1874, ya era muy conocido por su amplia trayectoria en la vida pública. Al igual que en sus estudios económicos, su idea central fue que pequeños eventos o decisiones inofensivas pueden tener grandes consecuencias.

Su idea era que la sociedad en conjunto influye sobre el individuo, por lo que al final nadie está exento, si no de culpa, al menos de responsabilidad.

Cuando comenzó a escribir, la tendencia era hacia el realismo. Él, fiel a sus ideas, decidió mostrar los excesos de su época, en algunos casos tomando como recurso literario la ambientación en la Edad Media y en otros ambientes y salones propios de la Restauración.

Defensor de la libertad de conciencia

En 1875, Echegaray representó en sus obras aquello en lo que creía: libertad de conciencia, defensa del individuo y sus derechos.

Sus obras destacaban por su calidad, originalidad y carácter social. En ellas, los personajes siempre encontraban la forma de expresar o poner en entredicho las normas y costumbres establecidas, al punto de que en algunas, los personajes fueron tachados de inmorales.

Tratando de evitar esto, Echegaray echó mano de recursos literarios, como soliloquios a cargo del personaje principal, donde este experimentaba con la sociedad (tal como lo propuso el autor con la economía).

A pesar de eso, algunas de sus obras se convirtieron en blanco de la crítica, tanto de derecha como de izquierda, producto de las contradicciones resultantes entre el conservadurismo monárquico que reclamaba rígidos valores morales y religiosos, y la izquierda frustrada por las posibilidades perdidas en el Sexenio, que habían conducido a la Restauración (de la monarquía).

Búsqueda de la renovación social

Echegaray buscó, igual que en sus escritos económicos o científicos, mostrar los errores de la sociedad fin de generar vías renovadoras.

Sostuvo que empleaba procedimientos acreditados en las ciencias sociales (la lógica deductiva) y consideró que intentaba realizar un estudio riguroso de la sociedad.

Sus recursos dramáticos llamaron la atención de los entendidos, al punto que se acuñaron nuevas palabras para tratar de explicar su estilo: Neorromanticismo o Romanticismo de levita. Su pensamiento se contrapone al naturalismo y al realismo imperantes en la época.

Obras

Echegaray escribió hasta el final de sus días. Con algunas de sus obras causó mucha polémica. Un caso claro fue su primer discurso de ingreso a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, otro cuando sostuvo que en la historia hispano-musulmana no hubo ninguna figura que mereciera consideración científica.

Para el momento de su muerte, estaba enfocado en la escritura de una obra monumental: la Enciclopedia elemental de física matemática, de la cual escribió entre 25 y 30 tomos.

Entre sus obras literarias destacan:

– El libro talonario (1874).

– La esposa del vengador (1874).

– Locura o santidad (1877).

– Iris de paz (1877).

– Bodas trágicas (1879).

– El gran Galeoto (1881).

– Un milagro en Egipto (1884).

– Piensa mal ¿y acertarás? (1884).

– El prólogo de un drama (1890).

– Comedia sin desenlace (1891).

– Mariana (1891).

– El hijo de don Juan (1892).

– Amor salvaje (1896).

– La calumnia por castigo (1897).

– El loco de Dios (1900).

– Lances entre caballeros (s. f.).

Referencias

  1. José Echegaray. Recuperado de cervantesvirtual.com
  2. José Echegaray. Recuperado de rae.es
  3. José Echegaray. Recuperado de muyinteresante.es