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60 frases de Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo


Las mejores frases de Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, novela juvenil del autor Benjamín Alire Sáenz publicada en 2012. Cuenta la historia de dos amigos que se apoyan para tener experiencias y aprender sobre el mundo y el universo.

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-Otro secreto del universo: algunas veces el dolor era como una tormenta que provenía de la nada. El más despejado de los veranos podía terminar en una tormenta. Podía terminar con relámpagos y truenos. –Ari.

-No necesito la lluvia. Te necesito a ti. –Ari.

-Uno de los secretos del universo era que nuestros instintos eran algunas veces más fuertes que nuestras mentes. –Ari.

-Las palabras no son cosas que podamos controlar. No siempre. –Ari.

-Cicatrices. Señales de que te han lastimado. Señales de que has sanado. –Ari.

-No me extraña haber dejado de mantener un diario. Era como mantener un registro de mi propia estupidez. –Ari.

-Trató de no reírse, pero no era bueno controlando toda la risa que vivía dentro de él. –Ari.

-¿Cómo podría alguna vez avergonzarme de amar a Dante Quintana? –Ari.

-¿Alguna vez alguien te ha dicho que no eras normal?-Ari.
-¿Eso es algo a lo que deba de aspirar? –Dante.
-No lo eres. No eres normal. ¿De dónde viniste?-Ari.
-Mis padres tuvieron sexo una noche.–Dante.

-Todos siempre estaban convirtiéndose en algo más. –Ari.

-Tal vez vivimos entre lastimarnos y la sanación. –Ari.

-El ser cuidadoso con las personas y con las palabras era una cosa hermosa y extraordinaria. –Ari.

-La soledad de un hombre era mucho más grande que la soledad de un niño. –Ari.

-No sabía qué hacer con esa información. Así que simplemente me la guardé. Eso es lo que hacía con todo. Guardarme las cosas. –Ari.

-Algunas veces, todo lo que tienes que hacer es decir la verdad. No te van a creer. Después de eso te van a dejar solo. –Ari.

-No me importó, porque lo único que me importaba es que la voz de Dante se sentía muy real. –Ari.

-Estaba enamorado con la inocencia de los perros, la pureza de su afecto. No saben lo suficiente para esconder sus sentimientos. –Ari.

-Algún día. Odiaba esas palabras. –Ari.

-Quería cerrar los ojos y dejar que el silencio me consumiera por completo. –Ari.

-Todos tenemos nuestras propias luchas. –Ari.

-Amo nadar… y a ti. (…) Nadar y a ti, Ari. Esas son las cosas que más amo. –Dante.

-Sentir lástima por mí mismo era como un arte. Creo que a parte de mí le gustaba hacer eso. –Ari.

-Había aprendido a esconder lo que sentía. No, eso no es verdad. No hay aprendizaje de por medio. Nací sabiendo cómo esconder lo que sentía. –Ari.

-Algunas veces, cuando la gente habla, no siempre dice la verdad. –Ari.

-En lo que a mi concierne, el sol pudo haber derretido lo azul del cielo. Entonces el cielo hubiera podido ser tan miserable como yo. –Ari.

-Reírse era otro de los secretos del universo. –Ari.

-Sabía que una parte de él nunca sería la misma. –Ari.

-A lo mejor las lágrimas son algo de lo que te enfermas. Así como la gripe. –Ari.

-Quería sentir esas palabras mientras las decía. Las palabras podían ser como la comida, se sentían como algo en la boca, sabían a algo. –Ari.

-Todos esperaban algo de mí. Algo que simplemente no podía darles. –Ari.

-El mundo entero parecía estar acallado y en calma, y yo quería ser el mundo y sentirme de esa manera. –Ari.

-El amor siempre fue algo muy pesado para mí. Algo con lo que siempre tuve que cargar. –Ari.

-Las aves existen para enseñarnos cosas acerca del cielo. –Dante.

-Típico, no sabía que decir, así que no dije nada. –Ari.

-Quizá los perros eran uno de los secretos del universo. –Ari.

-Me preguntaba si mi sonrisa era tan grande como la de ella. Talvez así de grande sí, pero no tan hermosa. –Ari.

-Ese es mi problema. Quiero que la otra gente me diga cómo se siente. Pero no estoy seguro de querer regresar el favor. –Ari.

-Si estudiáramos a las aves, quizá podríamos aprender a ser libres. –Ari.

-La gente le habla a los perros. No porque entiendan. Si no quizá porque entienden lo suficiente. –Ari.

-Tenía una regla: es mejor aburrirte de ti mismo que aburrirte con alguien más. Siempre viví bajo esa regla. Tal vez por eso no tengo amigos. –Ari.

-El problema con esforzarse en no pensar en algo es que terminas pensando incluso más acerca de ello. –Ari.

-La peor parte de volverte loco es que cuando ya no estás loco, simplemente no sabes qué pensar de ti. –Ari.

-Me preguntaba cómo era tomar a alguien de la mano. Apuesto que a veces puedes encontrar todos los secretos del universo en la mano de alguien. –Ari.

-No siempre tengo que entender a la gente que amo. –Mamá de Ari.

-Tenía el presentimiento de que algo estaba mal conmigo. Supongo que era un misterio incluso hasta para mí. –Ari.

-Me cambié el nombre a Ari, y si cambiaba una letra, mi nombre era Air (aire). Tal vez es algo bueno ser el aire. Podía ser algo y nada al mismo tiempo. Podía ser algo necesario, y también algo invisible. –Ari.

-El Ari que solía ser ya no existía. ¿Y el Ari en el que me estaba convirtiendo? Todavía no existía. –Ari.

-Las sonrisas son así. Van y vienen. –Ari.

-Me parecía que la cara de Dante era un mapa del mundo. Un mundo sin oscuridad. –Ari.

-Hay peores cosas en el mundo que un chico al que le gusta besar otros chicos. –Ari.

-Creo que debes de confrontarlos. Debes de sentarlos y de hacerlos que te lo digan. Hazlos que sean adultos. –Dante.

-Algún día voy a descubrir todos los secretos del universo. –Ari.

-Odiaba el voluntariado. El problema con mi vida es que siempre era la idea de alguien más. –Ari.

-Estoy seguro de que muchas veces puedes encontrar los misterios del universo en la mano de alguien. –Ari.

-A lo mejor era algo terrible, mantener una guerra en secreto. –Ari.

-Siempre me he sentido terrible por dentro. Las razones para esto siguen cambiando. –Ari.

-El sol de verano no era para chicos como yo. Los chicos como yo pertenecíamos a la lluvia. –Ari.

-No podía entender cómo se puede vivir en un mundo tan malo sin contagiarse. ¿Cómo que un chico podía vivir sin maldad? –Ari.

-Siempre estoy buscándote. –Ari.

-Decidí que tal vez nos estábamos dejando solos mucho. Dejarnos solos nos estaba matando. –Ari.