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Las 56 mejores frases de Anthony de Mello


Anthony de Mello (1931-1987) fue un sacerdote jesuita y psicoterapeuta indio, conocido mundialmente por sus libros cuyo tema era la espiritualidad y donde utilizó elementos de otras religiones, distintas a la judeocristiana. Por ello, en 1998, la Congregación de la Doctrina de la Fe, notificó que sus ideas eran no ortodoxas y algunas de ellas incompatibles con la fe católica.

Como jesuita, basó su trabajo psicoterapéutico en los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola, a los que agregó elementos de su propia cosecha como psicólogo. Sus libros han ayudado a muchas personas, con diferentes creencias, e incluso ateos y agnósticos, a buscar su propia espiritualidad.

A continuación, dejamos una lista con las mejores frases de Anthony de Mello sobre el espíritu, la libertad, el amor o la conciencia. Sus obras más destacadas son ¡Despierta!, El canto del pájaro o El manantial.

Las mejores frases de Anthony de Mello

-Ves las personas y las cosas no como son, sino como tú eres.

-La sabiduría tiende a crecer en proporción a la conciencia de la propia ignorancia.

-La felicidad no puede depender de los acontecimientos. Es tu reacción ante los acontecimientos lo que te hace sufrir.

-Vivir libremente, siendo dueño de uno mismo, es no dejarse llevar ni por persona ni situación alguna.

-Hay dos formas de lavar platos: una es lavarlos para limpiarlos, la otra es lavarlos para lavarlos.

-La gran tragedia de la vida no está en cuánto sufrimos, sino en cuánto perdemos. Los seres humanos nacen durmiendo, viven durmiendo y mueren durmiendo.

-La gente que quiere una cura, siempre que sea sin dolor, son como los que están a favor del progreso, siempre que sea sin cambio.

-El amor perfecto se moldea fuera del miedo. Donde hay amor, no hay demandas, no hay expectativas, no hay dependencia. Yo no demando que me hagas feliz; mi infelicidad no reside en ti. Si me dejases, no sentiría pena de mí mismo; disfruto enormemente de tu compañía, pero no me aferro a ella.

-Cuando ves que no eres tan sabio hoy como pensabas ayer, eres más sabio hoy.

-El que quiere ser constante en la felicidad debe cambiar frecuentemente.

-La iluminación es: cooperación absoluta con lo inevitable.

-El pensamiento es una pantalla, no un espejo: por eso vives en un sobre de pensamiento, al margen de la realidad.

-Estas cosas van a destruir la raza humana: política sin principios, progreso sin compasión, riqueza sin trabajo, aprendizaje sin silencio, religión sin temeridad y culto sin conciencia.

-No tengo miedo de perderte, porque no eres un objeto de mi propiedad o de alguien más. Te amo como eres; sin apego, sin miedos, sin condiciones, sin egoísmo, sin intentar absorberte. Te amo libremente porque amo tu libertad, al igual que la mía.

-Solo hay una causa de infelicidad: las falsas creencias que tienes en tu cabeza, creencias tan extendidas que no se te ocurren cuestionar.

-No pidas al mundo cambiar, cambia tú primero.

-Si me encuentras encantador, significa que justo ahora estás de buen humor, nada más.

-Si lo que decías era verdad, ¿dónde estaba la necesidad de gritar?

-Tenéis que entender que la distancia más corta entre la verdad y un ser humano es una historia.

-La gente asume erróneamente que sus pensamientos se crean por sus cabezas; de hecho se forman por su corazón, el cual dicta primero la conclusión, luego la cabeza provee el razonamiento que lo defenderá.

-Cuando eres culpable, no odias a tus pecados, sino a ti mismo.

-El mayor aprendizaje de la edad reside en aceptar la vida exactamente como nos llega.

-El día en que cambies, cambiarán todas las personas para ti, y cambiará tu presente. Entonces vivirás en un mundo de amor.

-El pensamiento puede organizar el mundo tan bien que ya no eres capaz de verlo.

-No es caer lo que te hace hundirte, es permanecer ahí.

-No hables hasta que no puedas mejorar el silencio.

-Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación.

-Desearía convertirme en un maestro de la verdad.

-Cuando te libras de tu miedo de fracasar, de tus tensiones de triunfar, puedes ser tú mismo. 

-En cualquier momento que estés con alguien o pensando en alguien, debes decirte a ti mismo: estoy muriendo y esta persona también está muriendo, intentando experimentar la verdad de las palabras que dices. Si todo el mundo está de acuerdo en practicar esto, la amargura se extinguirá, surgirá la armonía.

-Los pecadores dicen a menudo la verdad. Y los santos han guiado a la gente por el mal camino. Examina lo que se dice, no el que lo dice.

-Si tienes problemas es que estás dormido. La vida no es problemática. Es el yo (la mente humana) el que crea los problemas.

-La mayoría de personas han sufrido tal lavado de cerebro que ni siquiera se dan cuenta de lo infelices que son: como el hombre que sueña y no tiene ni idea de qué está soñando.

-No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. La razón por la que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento. 

-Tú eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes, porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y una serie de juegos que has ido programando.

-Si observas de qué modo estás hecho y cómo funcionas, descubrirás que hay en tu mente un programa, toda una serie de presupuestos acerca de cómo debe ser el mundo, cómo debes ser tú mismo y qué es lo que debes desear.

-Todo cuanto tienes que hacer es abrir los ojos y ver que, de hecho, no necesitas en absoluto eso a lo que estás tan apegado.

-El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir.

-El miedo solo se te quita buscando el origen del miedo. El que se porta bien a base de miedo es que lo ha domesticado, pero no ha cambiado el origen de sus problemas: está dormido.

-Cuando estás demasiado alejado de la naturaleza, tu espíritu se seca y muere, porque ha sido violentamente separado de sus raíces.

-El establecimiento de relaciones es solo posible entre personas conscientes. Las personas inconscientes no pueden compartir amor.

-Debes descubrir qué es aquello que haces, no por la utilidad que te reporta, sino porque quieres hacerlo.

-La pregunta más importante del mundo, base de todo acto maduro, es: ¿Yo quién soy? Porque, sin conocerte, no puedes conocer ni a Dios. Conocerte a ti mismo es fundamental.

-La aprobación, el éxito, la alabanza, la valoración, son las drogas con las que nos ha hecho drogadictos la sociedad, y al no tenerlas siempre, el sufrimiento es terrible.

-Para recibir la revelación de la Escritura tenéis que aproximaros a ella; para captar la revelación del silencio, debéis primero lograr silencio.

-Si tu oración permanece durante demasiado tiempo en la cabeza y no pasa al corazón, se tornará árida y se convertirá en algo tedioso y desalentador.

-Debes aprender a salir del campo del pensamiento y de la locución y emigrar a los dominios de los sentimientos, de las sensaciones, del amor y de la intuición.

-Solo hay una necesidad: esa necesidad es amar. Cuando alguien descubre eso, es transformado.

-Lo malo es que la mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar sometido al poder de ninguna persona o cosa.

-Toda la brillantez de la salida del sol, vista desde la montaña, se encierra en un ejercicio tan monótono como es tener en cuenta durante horas y días sin fin las sensaciones de tu cuerpo.

-El egoísmo es exigir que el otro haga lo que tú quieras. El dejar que cada uno haga lo que quiera es amor. En el amor no puede haber exigencias ni chantajes.

-Solo en la libertad se ama. Cuando amas la vida, la realidad, con todas tus fuerzas, amas mucho más libremente a las personas.

-Experimenta la realidad, ve hasta tus sentidos. Eso te traerá hacia el ahora. Eso te traerá a la experiencia. Es en el ahora donde se encuentra a Dios.

-Es el miedo el que nos hace desear agarrar con las manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto solo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuándo nos mueven los miedos y cuándo nuestras motivaciones son reales. Si nos aferramos a los deseos, es señal de que hay apego.

-Mira dentro de ti, entiende que existe un generoso reino de felicidad autosuficiente. Tú no lo habías encontrado antes dentro de ti, porque tu atención estaba volcada hacia las cosas en que crees, o hacia tus ilusiones con respecto al mundo.

-El temor al futuro o la esperanza en el futuro es igual, son proyecciones del pasado. Sin proyección no hay futuro, pues no existe lo que no entra en la realidad.