Estímulo condicionado: qué es, características, ejemplos
¿Qué es un estímulo condicionado?
Un estímulo condicionado es todo aquel estímulo interno o externo que en un principio no provoca ninguna reacción en un organismo. Sin embargo, mediante un proceso de condicionamiento clásico, se consigue que cree una respuesta. El estímulo condicionado es la contraparte del estímulo incondicionado.
El estudio de cómo se relacionan ambos elementos es la base del condicionamiento y la psicología conductista. Fue estudiado por primera vez por el científico Ivan Pavlov, en su célebre experimento en el que consiguió provocar salivación en unos perros haciendo sonar una campana.
Entender cómo funcionan los estímulos condicionados y cómo crearlos tiene una gran importancia para gran cantidad de disciplinas. Este conocimiento se utiliza en marketing y publicidad, en aprendizaje y en psicología.
El ejemplo más común de estímulo condicionado es el sonido de una campana que se presenta a un perro. En primer lugar el sonido de la campana es un estímulo neutro; presentarla sola no produce salivación. Si se presenta el sonido de la campana junto a comida (esta produce salivación), el perro asociará el sonido a la comida. Finalmente, el perro producirá salivación cuando escuche solamente el sonido de la campana.
Características de los estímulos condicionados
Comienzan como algo neutral
Por su propia naturaleza, los estímulos condicionados no provocan ningún tipo de respuesta de forma espontánea. Por el contrario, las reacciones solo aparecen una vez que el organismo ha sido sometido a un proceso de condicionamiento clásico.
Este proceso no tiene por qué darse de forma calculada: en nuestro día a día nos encontramos con muchas situaciones que provocan la creación de estímulos condicionados en nuestra mente. Sin embargo, si se crean de manera consciente, las asociaciones tienden a ser más poderosas y duraderas.
Provocan la misma respuesta que el estímulo incondicionado al que se asocian
El proceso de condicionamiento clásico consiste en conseguir que un animal o persona asocie un estímulo neutral con otro que le provoca una respuesta.
Por ejemplo, es posible asociar un sonido, un color o una sensación con cierto tipo de comida; de esta manera, cada vez que se presente el estímulo condicionado, sentiríamos hambre y empezaríamos a salivar.
De hecho, este fue el tipo de asociación que se realizó en el primer experimento de la historia sobre el condicionamiento clásico. En este, Pavlov le presentaba a unos perros un bol con comida a la vez que hacía sonar una campana. Mientras tanto, midió la cantidad de saliva que los animales generaban para ver cuál era su respuesta de hambre.
En un principio, la campana no era capaz de producir ningún tipo de salivación en los perros. Sin embargo, después de repetir la asociación del sonido con la comida un cierto número de veces, solo con escucharlo los animales empezaban a generar saliva, exactamente igual que si estuviesen viendo el plato de comida.
Pueden provocar respuestas de intensidad variable
No todos los estímulos condicionados son igual de potentes. En función de factores como las asociaciones que se utilicen, o de las veces que se presenten juntos el estímulo condicionado y el incondicionado, la intensidad de las respuestas puede variar enormemente.
Por eso, gran parte de los estudios de la psicología conductista tienen que ver con cuál es la mejor manera de producir respuestas poderosas en determinados organismos. Hay que tener en cuenta que, en especies distintas, las estrategias a seguir también variarán.
Son capaces de crear un segundo estímulo condicionado
Si por ejemplo asociamos el color verde (estímulo condicionado) con la sensación de hambre (estímulo incondicionado), teóricamente se podría utilizar este color para crear una segunda asociación más débil.
Así, una vez llevado a cabo el primer proceso de condicionamiento, podríamos usar el color verde para crear un segundo estímulo condicionado que también provocaría sensación de hambre en el organismo.
Sin embargo, las investigaciones apuntan a que no sería posible realizar este proceso una tercera vez, ya que la asociación sería para entonces demasiado débil.
La asociación puede desaparecer
Los estímulos condicionados no tienen por qué serlo para siempre. Por lo general, si se deja de presentar el estímulo incondicionado al mismo tiempo durante un determinado número de veces, la respuesta provocada en el organismo acabará por desaparecer.
Este proceso es conocido como extinción. Tiene una gran importancia en el tratamiento de ciertos problemas psicológicos, además de guardar relación con el otro tipo de condicionamiento que existe, el que está basado en refuerzos y castigos.
Influyen muchos factores en el condicionamiento
Crear un estímulo condicionado no es especialmente fácil. Por lo general, tienen que darse varias condiciones para que algo previamente neutro pueda crear una respuesta poderosa en el organismo.
Uno de los factores más importantes es que la respuesta incondicionada debe ser muy fuerte. Por lo tanto, los condicionamientos creados suelen tener que ver con instintos muy primarios, como el hambre, la respuesta sexual, el miedo o el asco.
Por otra parte, el estímulo condicionado y el incondicionado se asociarán mejor si previamente guardaban cierta relación. Por ejemplo, es más sencillo condicionar la respuesta de hambre a la imagen de una hamburguesa que a la fotografía de una montaña.
Por último, la manera en la que son presentados ambos estímulos también influye en si se condicionan o no. En general, el estímulo incondicionado tiene que presentarse antes que el condicionado, aunque el orden más efectivo dependerá de la naturaleza particular de ambos.
Ejemplos de estímulos condicionados
A continuación veremos dos ejemplos de estímulos condicionados y el tipo de respuesta al que pueden ir asociados.
Ejemplo 1
Imagina que un día vas montando en bicicleta por la calle y de repente te ataca un perro. A partir de ese momento, es muy probable que asocies el lugar donde se produjo el incidente con la situación. Por eso, la calle (que previamente era neutral) se habría convertido en un estímulo condicionado (ya que te provocaría miedo).
Ejemplo 2
Uno de los tipos de condicionamiento clásico más curiosos es el que se conoce como “aversión adquirida al sabor”. En este una persona prueba un nuevo tipo de comida (en un principio, un estímulo neutral), pero tras consumirla, se pone malo poco tiempo después.
A partir de ese momento, solo con oler o probar ese tipo de comida la persona sentirá asco y rechazo por esta. Así, se habría creado un nuevo estímulo condicionado de manera espontánea, incluso si la ingesta del alimento no hubiese tenido nada que ver con el malestar sufrido después.
Otros ejemplos
- Bebes leche y al poco tiempo te pones enfermo. Al principio la leche era un estímulo neutro, pero se vuelve estímulo condicionado al asociarse con el estímulo incondicionado (el dolor o enfermedad).
- El conserje de un hotel responde cada vez que escuche una campana. El sonido de la campana se ha asociado con la vista de clientes que necesitan ayuda, convirtiéndose la campana en un estímulo condicionado.
- Estudiantes escuchan el sonido de una campana justo antes de comer. Con el paso de los días y repetirse la asociación, solo el sonido de la campana hace que los estudiantes se pongan hambrientos.