Adultez intermedia: qué es, características físicas y psicológicas, cambios
¿Qué es la adultez intermedia?
La adultez intermedia, también conocida como mediana edad, es el periodo comprendido entre la adultez joven y la tercera edad. Existen ciertas discusiones entre la época de la vida que abarca; pero en general, se considera que va desde los 40 hasta los 65 años de edad.
En general, esta etapa vital no ha sido tan estudiada como otras anteriores. La psicología del desarrollo, por ejemplo, se ha centrado normalmente en comprender la infancia y los procesos que aparecen durante la misma.
Sin embargo, en los últimos tiempos cada vez son más los expertos preocupados por comprender los cambios que surgen durante la adultez intermedia. Esto coincide con una cada vez mayor esperanza de vida en los países desarrollados; la mayoría de personas viviendo en estas áreas superarán sin problemas la mediana edad.
En este artículo estudiaremos algunas de las características físicas más importantes que comparten las personas en la etapa de adultez intermedia. Asimismo, estudiaremos el impacto que tienen estas edades sobre la psicología, la fisiología y la sexualidad de estos individuos.
Características físicas y psicológicas de la adultez intermedia
Cambios físicos
Entre las edades de 40 y 65 años, los signos del envejecimiento son totalmente aparentes en la inmensa mayoría de los casos. Para cuando una persona alcanza el final de esta etapa, habrá muchos síntomas que muestren que se está aproximando a la tercera edad.
Así, por ejemplo, los órganos sensoriales tendrán menos agudeza; en muchos casos, será necesario el empleo de ayudas a la visión y al oído, como gafas para la vista cansada o aparatos para aumentar el volumen de los sonidos.
La apariencia externa también cambiará para mostrar los síntomas del envejecimiento. Por ejemplo, la piel aparecerá menos tersa, y pueden surgir arrugas o manchas asociadas a la edad. El pelo estará encanecido en la mayoría de los casos, y para muchos varones, aparecerá también la alopecia.
En el ámbito de la energía, las personas de mediana edad suelen mostrarse menos vigorosas que aquellos en la adultez joven. Es normal que los individuos en esta etapa comiencen a notar dolor en las articulaciones, menor fuerza en las extremidades, y mayores niveles de cansancio acumulado.
Cambios psicológicos
Durante décadas, se ha considerado que la inteligencia y las capacidades mentales alcanzaban su punto álgido alrededor de los 20 años y comenzaban a empeorar a partir de este punto. Sin embargo, algunos estudios recientes han desmentido esta creencia.
El error venía de considerar tan solo lo que se conoce como “inteligencia fluida”: es decir, la capacidad intelectual pura, que en los años 60 se descubrió que estaba en su punto más alto al comienzo de la adultez joven. Sin embargo, existe otro tipo de inteligencia, la “inteligencia cristalizada”, que sigue desarrollándose a lo largo de toda la vida.
Esta capacidad tiene que ver con todos aquellos conocimientos que se van adquiriendo y la maestría a la hora de aplicarlos. En el caso de la mediana edad, es evidente que las personas que se encuentran en esta franja de edad suelen contar con mayor inteligencia cristalizada que aquellas más jóvenes.
Por lo general, además, los adultos de mediana edad suelen mostrar una mayor confianza y seguridad en sí mismos que los más jóvenes. Esto se debe a que ya han vivido muchas más experiencias y tienen más claro cómo funciona el mundo y cuáles son sus verdaderas capacidades.
A pesar de todo, esta etapa también presenta sus propias dificultades para algunas personas. Por ejemplo, algunos individuos sufren la “crisis de la mediana edad”, un momento que se caracteriza por un fuerte estrés producido cuando la persona se da cuenta de que no ha cumplido algunos de sus objetivos vitales.
Cambios fisiológicos
El cuerpo es el elemento que más cambia en las personas de mediana edad. Debido al proceso de envejecimiento, muchas de las funciones vitales comienzan a deteriorarse y a causar ciertos problemas, que pueden ser más o menos graves en función de los hábitos y la genética de cada individuo.
Así, los expertos diferencian entre envejecimiento primario y envejecimiento secundario. El primero tendría que ver con todos aquellos cambios que son inevitables y se producen igual para todas las personas; mientras que el otro estaría relacionado con los síntomas de envejecimiento relacionados con un estilo de vida poco saludable.
Entre los síntomas de envejecimiento primario, podemos encontrar ciertos problemas circulatorios, menores niveles de algunas hormonas que en el caso de adultos más jóvenes, y otros problemas específicos de cada sexo, como la pérdida de masa muscular en los hombres o la osteoporosis y menopausia en las mujeres.
En el caso del envejecimiento secundario, la falta de ejercicio físico y el abuso de sustancias nocivas puede traer consecuencias muy graves.
Así, entre otras cosas, alguien poco saludable tiene muchas más probabilidades de padecer enfermedades con altos índices de mortalidad, como problemas del corazón o cáncer.
Por ello, para las personas de mediana edad es especialmente importante cuidar la salud y tener una vida saludable en la medida de lo posible.
Sexualidad
La sexualidad en la adultez intermedia presenta sus propias recompensas y desafíos. Para la mayoría de las personas, el deseo sexual se mantiene muy alto a lo largo de esta etapa, aunque va declinando según se aproximan a la tercera edad.
Tanto en el caso de hombres como de mujeres, debido a que existe una mayor confianza en sí mismos por sus experiencias vitales y mayor madurez, es posible disfrutar la propia sexualidad con mayor confianza durante la mediana edad. Sin embargo, existen algunos problemas específicos de esta etapa que es necesario superar.
Entre ellos podemos encontrar la pérdida de intimidad relacionada con una excesiva carga laboral, falta de momentos de soledad para la pareja o altos niveles de estrés.
Por otro lado, también existen otras dificultades de tipo más fisiológico, que también pueden impedir que se disfrute de una vida sexual plena.
En este sentido, algunas personas pueden sufrir de problemas como falta de erecciones, dificultades para lubricar de manera natural, o incluso una pérdida de libido prematura. Por suerte, la mayoría de estas dificultades pueden ser solventadas con la ayuda de un profesional.
Esperanza de vida
Sin embargo, y pese al paso inexorable del tiempo, las nuevas tecnologías aplicadas a la salud, el conocimiento más profundo de los nutrientes en los alimentos y el establecimiento a nivel mundial de modos de vida más saludables, han ampliado no solo la esperanza de vida sino la salud con la que se llega a la tercera edad.
De esta forma, es cada vez más común encontrarse con personas de 50-60 años que parecen al menos 10 años más jóvenes, no solo desde el punto de vista físico sino también psicológico.
Esto también tiene que ver con la práctica, ampliamente difundida, de actividades físicas y la búsqueda personal de propósitos y metas que cumplir, así como por la necesidad de seguir en el mercado laboral.