Esquema de bioseguridad mexicano
El esquema de bioseguridad mexicano consiste en permitir la experimentación de especies vegetales genéticamente modificadas en el lugar de donde son originarias. Este esquema consiste en la elaboración de una reglamentación para darle libre aplicación al Protocolo de Cartagena, instrumento de carácter internacional que regula los organismos modificados genéticamente.
La Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados fue publicada en el Diario Oficial el 18 de marzo del 2005. Es la primera que trata con amplitud lo relativo al uso de biotecnología en agricultura. Introduce previsiones para evitar que derive en la creación de armas biológicas.
Protocolo de Cartagena
El Protocolo de Cartagena es un tratado suscrito por 170 países a principios de este siglo. Trata sobre regular el uso de los transgénicos, dado que todavía no está determinado si estos organismos pueden impactar de forma negativa en la salud y en el medio ambiente.
Las semillas transgénicas fueron desarrolladas en la década de los años 80 para mejorar las características de las plantas: hacerlas más tolerantes a los factores climáticos, que sean resistentes a plagas, que tengan más valores vitamínicos y mejor aspecto y color.
Esto se logra mediante la introducción de genes de otras especies, sean vegetales o animales, con vectores como virus o bacterias.
Características de la Ley de Bioseguridad
La Ley de Bioseguridad promulgada en México ratifica el Protocolo de Cartagena, y fue denominada por las entidades ambientalistas como Ley Monsanto, debido a que estos organismos consideran que dicha ley favorece los intereses de empresas trasnacionales, como Monsanto.
Esta ley consta de 124 artículos y su texto impulsa la investigación biotecnológica. Además, crea mecanismos de vigilancia para el ingreso de productos, y promueve el etiquetado obligatorio de semillas.
Se establece la intención de enfrentar el impacto ambiental negativo de los organismos genéticamente modificados, y también de aprovechar sus ventajas.
Esta ley crea un esquema para la autorización del ingreso de transgénicos, “caso por caso” y “paso por paso”.
En este esquema participarán varios ministerios, a su vez asesorados por un comité de científicos. Incluso podrán pedir opiniones a la sociedad civil.
Opiniones sobre la ley de bioseguridad
Según opinión de Greenpeace México, la ley tiene aspectos positivos, pero también tiene vacíos y errores. No protege la bioseguridad y ayuda a desarrollar la biotecnología.
Tampoco tiene un marco adecuado para que la comunidad sea informada sobre dónde se liberarán transgénicos. Y no brinda un elemento para actuar contra estos proyectos.
Otra de las críticas que se le hacen a la ley es que se les da derechos monopólicos a las trasnacionales por medio de sus patentes, y se las exime de responsabilidad si hay contaminación.
De todas formas, en los años que se lleva cultivando y consumiendo transgénicos, no han surgido evidencias de que provoquen daños a la salud o al medio ambiente. Pero la mayoría de los cultivos de este tipo tienden a beneficiar a los grandes consorcios.
La creciente monopolización de la producción agroalimentaria por un puñado de empresas implica riesgos para países como México.
El solo hecho de que una gran parte de la sociedad rechace los nuevos cultivos, representa un fenómeno para analizar.
Referencias
- “Organismos geneticamente modificados: una opción más” en Ciencia y Desarrollo. Recuperado de cyd.conacyt.gob.mx
- “México y su necesaria ley de bioseguridad: intereses económico–políticos y movimiento social”. Recuperado de scielo.org.mx