Arte

Funcionalismo (arquitectura): historia, características, obras


El funcionalismo en la arquitectura es un principio artístico que se basa en que los edificios o las obras arquitectónicas deben ser construidas con el único fin de que cumpla un propósito y que el edificio cumpla una función. Este principio, suele generar dudas y problemas entre los propios arquitectos, ya que muchas veces la función no es tan evidente.

La arquitectura funcionalista muchas veces es vista como un expresión artística excluyente, pero arquitectos como Will Bruder o James Polshek han demostrado lo contrario. Estas personalidades han tratado de cumplir los principios de Vitruvio que hablaban de la belleza, la firmeza y la utilidad de las construcciones arquitectónicas.

Villa Tugendhat, obra representativa de la arquitectura funcionalista. Fuente: Vldx [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], vía Wikimedia Commons.

Cuando acabó la Primera Guerra Mundial existió un gran auge de la arquitectura funcionalista. El objetivo era construir un mundo nuevo que hiciera olvidar la destrucción que dejó la guerra.

Algunas veces este principio artístico es vinculado con ideales como el socialismo o el humanismo. Para 1930 nació una nueva vertiente funcionalista – sobre todo en zonas de Checoslovaquia, Alemania, Polonia y Holanda – que siguió enfocando el objetivo de la arquitectura hacia la funcionalidad, pero también tenía que tener un fin mayor. En este caso fue el de servir para dar una vida mejor a las personas.

Índice del artículo

Historia

Las discusiones sobre la importancia de la arquitectura en la sociedad se remontan a tiempo muy antiguos. Quizás la primera referencia ocurrió con el arquitecto romano Vitruvio cuando, durante el siglo I a. C., estableció unos principios que hablaban de utilidad, estabilidad y belleza en las obras arquitectónicas.

Con el paso del tiempo y con las diferentes corrientes artísticas, los arquitectos siempre eligieron unos rasgos que fueron más predominante en sus obras.

Durante el siglo XIX, por ejemplo, los arquitectos se enfocaron mucho en el estilo de sus construcciones. A finales de esa época otros exponentes fueron contrarios a esa idea y se centraron en la función de los edificios.

En 1896, Louis Sullivan fue categórico al afirmar que la forma de las construcciones siempre va después de la función. Pero no fue hasta 1930 que el funcionalismo se empezó a discutir con más normalidad. Se habló de un enfoque estético y no era solo un tema exclusivo al uso que iban a tener.

La arquitectura funcionalista se asoció con las decoraciones escasas, aunque esto no afectaba en nada al principio básico de función.

Muchas veces se hizo referencia a las construcciones funcionalistas de forma despectiva. Se asociaron los edificios de arquitectura funcionalista solo con obras comerciales, de escaso valor y hasta establos o cobertizos.

La Revolución industrial tuvo un gran efecto en este estilo arquitectónico, ya que cambió la forma de producción de los objetos, siendo fabricados con pocos detalles y materiales que se realizaban más rápido y con menos recursos.

En la actualidad, muchos arquitectos afirman que no hay ningún tipo de responsabilidad en la profesión. Lo que choca directamente con el principio del funcionalismo.

Características

La arquitectura moderna y el funcionalismo son vinculados normalmente, pero lo cierto es que este movimiento artístico no nació exclusivamente para la época moderna.

A nivel estético, las obras funcionalista no cuentan con mayores elementos ornamentales. La decoración es sencilla y suele ser posible identificar a simple vista cuál ha sido la materia prima utilizada para la construcción.

Un ejemplo de esto es cuando quedan a la vista láminas de acero, piezas de concreto o vigas y maderas. La idea es que aparezcan tal y como son. Pero también cumplieron la función de elevar y destacar la producción de la era moderna. Por esta razón, se caracteriza por productos similares o de producción industrial.

Lo contradictorio de la arquitectura funcionalista es que con el paso del tiempo la ausencia de estética ha sido tan determinante en estas construcciones como el principio funcional.

Críticas

El problema con el funcionalismo siempre ha radicado en que tiene un perfil totalizante. El sociólogo Jean Baudrillard explicó las consecuencias negativas que tenía enfocarse única y exclusivamente en la función de las cosas.

Para Baudrillard la necesidad de los seres humanos no existe. Explicó que es solo un pretexto que se utiliza para poder unir a las personas con los objetos. Lo cierto es que la función del objeto varía, todo depende del estilo imperante en la época.

Especialmente durante los años 60 se criticó mucho al funcionalismo. Este principio artístico no tomó nunca en cuenta la existencia de cambios a nivel social y se olvidó de que existen desigualdades en cuanto a género, clase o raza. Estas diferencias propician conflictos con la función de las cosas si es estática.

Influencia en Europa

Checoslovaquia (república que existió hasta 1992) fue el primer lugar donde la arquitectura funcionalista predominó. La villa Tugendhat, en Brno, fue una de sus obras más representativas, junto a la villa Müller en Praga. La ciudad de Zlín, por ejemplo, nació en 1920 con el propósito de convertirse en una ciudad de carácter industrial.

En todo el país se podían encontrar obras de marcado estilo funcionalista. Las villas fueron construcciones muy comunes y los edificios de apartamentos, las fábricas y los bloques de oficinas predominaron en las ciudades.

En Escandinavia, después de la década de los 30 del siglo XX, fue cuando el funcionalismo surgió con más fuerza, donde se le denominó muchas veces como un género funki. Lauritzen, Jacobsen y Møller eran los representantes funcionalistas más activos.

En Polonia, el impacto más importante que existió del funcionalismo fue entre 1918 y 1939. Le Corbusier y Jerzy Soltan fueron una gran influencia para otros arquitectos que siguieron sus ideas.

Algunos de sus representantes también se encargaron de trasladar las ideas del funcionalismo de la arquitectura al diseño.

Obras representativas

A lo largo del mundo, las obras y los representantes del funcionalismo se hicieron notar. Aunque es evidente, al hacer una lista de obra, que las más representativas como movimientos artísticos se encuentran en los países europeos anteriormente nombrados.

En República Checa se pueden encontrar la villa de Tugendhat y el Palacio de las Ferias de Praga. Este último es una de las obras más grandes y de las que aparecieron primero utilizando el estilo funcionalista. También en la República Checa está la Colonia de la casa nueva, un complejo residencial de 16 casas que se construyó en 1928.

En Alemania se encuentra la escuela ADGB Trade Union, un ejemplo claro de las ideas funcionalistas que se construyó en 1928. Mientras que en Dinamarca la Universidad Aarhus es un claro ejemplo de los principios funcionalistas, al igual que la zona residencial Södra Ängby en Suecia.

La villa Savoye, en Francia, es un ejemplo de la arquitectura de este estilo. En Portugal la influencia se puede observar en la Plaza de todos de Póvoa de Varzim. En Islandia la representación funcionalista se observa en el faro Knarraros  que se construyó a finales de la década de los 30.

Las obras se resumen en edificios puntuales, pero también en grandes comunidades. Ciudades enteras se construyeron bajo las ideas del funcionalismo. Así como viviendas particulares.

Referencias

  1. Grabow, S., & Spreckelmeyer, K. (2015). The architecture of use. Nueva York: Routledge.
  2. Hertzberger, H. (2000). Space and the architect. Rotterdam: 010 Publishers.
  3. Leach, N. (1997). Rethinking Architecture: A Reader in Cultural Theory. Londres: Routledge.
  4. Lillyman, W., Moriarty, M., & Neuman, D. (1994). Critical architecture and contemporary culture. New York: Oxford University Press.
  5. Trancik, R. (1986). Finding lost space. Nueva York (Estados Unidos): John Wiley & Sons.