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Romanticismo literario: qué es, origen, características, representantes


¿Qué es el romanticismo literario?

El romanticismo literario fue un movimiento artístico de gran importancia, que renovó el arte. Surgió a finales del siglo XVIII y se propagó a Europa y el mundo a mediados del siglo XIX como contraposición a los principios del equilibrio y la mesura, establecidos en el clasicismo. Surgió primero en Alemania, y luego llegó a Inglaterra y Francia.

El romanticismo literario formó parte de un movimiento más amplio, el romanticismo, que quiso renovar el arte en todos los sentidos y disciplinas, así como en la manera de vivir la vida. 

El romanticismo literario planteaba rescatar la esencia de las cosas. La labor del escritor era la de acercar a la gente a la trascendencia por medio de la literatura. El formalismo y el intelectualismo eran vistos como trabas en el proceso creativo.

Contrario a lo que se suele pensar, el término “romanticismo” no alude al “amor”, como en la actualidad es percibido. En el siglo XVII lo “romántico” se refería a la exaltación del “yo”, a la libertad creadora, a la pasión de los sentimientos que despertaba la naturaleza, o a una práctica del arte por el arte, como dijera Víctor Hugo, el gran poeta romántico francés. 

El romanticismo rescató las olvidadas leyendas medievales y se caracterizó por una búsqueda constante de originalidad en el arte y como expresión individual del artista.

Origen del romanticisimo literario

El origen del romanticismo está en Alemania. El llamado romanticismo alemán fue un movimiento disgregado en su génesis, y paulatinamente se fue condensando hasta lograr una mayor hegemonía de pensamiento y de alcance.

Su concepción fue marcadamente influenciada por dos corrientes, una de carácter religioso llamada pietismo, con gran alcance en Alemania a mediados del siglo XVIII. El otro fue el famoso Sturm und Drang (“tormenta e ímpetu”), un movimiento de carácter estético y netamente antagónico al clasicismo.

Pietismo y Sturm und Drang

El pietismo abogaba por la relación unipersonal del humano con Dios, desde el corazón, sin reglas ni formalismos impuestos por la iglesia. Pretendía una relación íntima y completamente personal con Dios.

Por su parte el Sturm und Drang defendía la individualidad del ser, la libertad de expresión desde la subjetividad, dando especial importancia a las emociones y su cualidad infinita.

Este movimiento alemán, como el gran número de corrientes de pensamiento que han acontecido en el mundo, es reaccionario. Nace por oposición, como revelación en contra de la ilustración alemana.

Una de las obras representativas de aquel momento fue Los Alpes, un poema de Albrecht von Haller, un canto a lo natural y su magnificencia.

Fueron figuras relevantes del romanticismo alemán Johann Wolfgang von Goethe, autor de Las cuitas del joven Werther o de Fausto. Este escritor influyó notablemente en el Sturm und Drang.

También destacan Friedrich Schiller, Karoline von Günderrode, Ludwig Tieck, Jakob y Wilhelm Grimm (los hermanos Grimm), E.T.A. Hoffmann, escritor de relatos fantásticos, Novalis, Friedrich Hölderlin, Heinrich Heine, entre tantos otros.

Características del romanticismo literario

Reivindicación de lo popular, natural y autóctono

Una característica marcada de esta corriente literaria es esa añoranza por los orígenes, por la identidad de los pueblos, por la preservación de la cultura. Se percibe un interés hondo en que el ser humano vuelva al campo, tome las riendas del cultivo y se aleje de lo mecánico y sus derivados.

Se da valor al folclore nacional, a los relatos tradicionales populares de cada región. De allí que cobre importancia el rescate de estas tradiciones (lo que hicieron los hermanos Grimm con los relatos orales folclóricos alemanes).

En esta época, además (y en América) se están dando los diversos movimientos independentistas, que requieren de una construcción de las identidades. Por ello lo propio se erige como preferente ante lo extranjero.

Pero la delimitación de la identidad nacional no solo se limita a América. Johann Gottlieb Fichte, filósofo alemán del romanticisimo, fue el creador del nacionalismo alemán, por ejemplo.

El ser humano y sus libertades

El sujeto creador también es reivindicado. Se aboga por la libertad de creación y pensamiento de los seres, sin patrones ni estereotipos.

Relación directa del humano con Dios

Otro aspecto clave del romanticismo es el rescate de la relación del hombre con el ser supremo sin intermediarios, sin religiosidad ni formalismos.

Aboga por una relación íntima y personal, y considera que la iglesia con su estructuración vino a romper el hilo entre Dios y los humanos.

La creación más por su uso que por su valor

Respeta el valor de las cosas creadas, pero antepone la practicidad del objeto y el beneficio que pueda generar a los demás por encima de lo monetario. Considera un hecho poco artístico la creación por meras razones económicas.

Exaltación del yo individual y subjetivo 

El ser humano es el eje narrativo de la literatura. Por ende, lo que siente es lo importante. Asimismo, la visión subjetiva de la realidad se impone, y por ello lo que se vive por el poeta se traslada a la escritura, donde además se expondrá al clima como reflejo del estado de ánimo del escritor.

De allí que abunden los adjetivos descriptivos, como lúgubre, amenazador, melancólico, radiante, nocturno, colorido, feliz, tormentoso, soleado, y un largo etcétera. 

El destino aguarda por todos

En la obra romántica se tiene una apreciación mística y divina del destino: todo está escrito. Muy contrario  a lo expuesto por los seguidores de la Ilustración, quienes exponen que el destino del hombre está marcado por las obras que este haga.

Costumbrismo

El interés por el folclore y por lo popular devendrá en estampas costumbristas y realistas, que describan con lujo de detalles la vida antes de la industrialización.

Interés por lo fantástico

Lo fantástico como sinónimo de imaginación y contraposición a la razón. El romanticismo busca lo misterioso, y para ello cultiva el género fantástico, donde se suspende la ley de lo real.

Se interesa también por las leyendas y mitos medievales. De esta época son típicas las novelas históricas, como las de Walter Scott, por ejemplo: Ivanhoe o Rob Roy.

Países donde se desarrolló el romanticismo

El romanticismo literario se diseminó desde Alemania por toda Europa, llegando a repercutir en el continente americano y el asiático con gran impacto. A continuación la lista de países y sus cultivadores.

Romanticismo francés

De los brotes románticos surgidos en Europa, este tiene una notoriedad particular por ser Francia la cuna de aquello a lo que se opone en gran manera el romanticismo.

Contra ese avance tecnológico modernista, usurpador de la mano de obra del hombre por la máquina, se enfrentaron, entre muchos, Madame de Stäel, Jean-Jacques Rousseau, Alexandre Dumas, Gérard de Nerval, Alfred de Musset, Alphonse de Lamartine, Charles Nodier, el gran Víctor Hugo, con varias obras inmortales, como Los miserables o El jorobado de Notre Dame.

Dentro de los aportes significativos del romanticismo francés estuvo la recuperación de las lenguas no oficiales. La lengua provenzal fue uno de los casos.

Federico Mistral encabezó el grupo “Félibrige”, quienes se encargaron de escribir en provenzal, teniendo como fin hacer emerger nuevamente la llamada poesía trovadoresca antigua, propia del medioevo francés.

Romanticismo inglés

Se podría decir que Inglaterra desarrolló el romanticismo literario a la par de Alemania. A finales del siglo XVIII ya se percibía cierta melancolía ligada a los aspectos de la vida del campo y el canto a las libertades individuales. También se percibía un desapego profundo a los formalismos litúrgicos.

Hubo escritores considerados precursores de este movimiento en esas tierras, fueron llamados “prerrománticos”. Entre ellos destacan James Macpherson y Thomas Chatterton.

Dentro de los prerrománticos hubo un grupo llamado “los poetas del cementerio”. Estos se caracterizaban por escribir una poesía lúgubre y oscura, con recurrente mención de osarios, calaveras, gusanos, lo fugaz de la vida y lo largo de la muerte. Entre estos destacan Thomas Parnell, Thomas Percy, Robert Blair y Mark Akenside.

Entre los representantes más importantes de esta corriente en Inglaterra sobresalen en gran manera Lord Byron y Mary Shelley, autora de Frankenstein. Sus obras han repercutido en la literatura mundial, considerándose material de culto dentro de la literatura.

Este periodo fue fructífero en lo que producción e inventiva se refiere. Surgieron géneros como la novela histórica, de la mano de Walter Scott, y las novelas góticas, por Ann Radcliffe.

Romanticismo español

El Romanticismo en España tiene marcadas influencias de Francia y Gran Bretaña, debido al convulso clima político que vivió el país ibérico en el siglo XIX. La instalación de un régimen absolutista en la llamada “Década Ominosa”, suspendió toda garantía, cerró universidades y periódicos, y quienes se pronunciaban corrían riesgo de muerte o exilio.

La misma situación de tensión causada por Fernando VII, tras la Guerra de la Independencia, no ayudó mucho a la propagación del romanticismo. El lenguaje romántico, propiamente dicho, costó mucho en asimilarse. Los principales protagonistas de la literatura española de la época debieron escribir desde el exilio.

Entre los escritores disidentes que hicieron sus textos desde tierras lejanas está José María Blanco White, quien con su periódico Variedades contribuyó en gran manera al desarrollo del romanticismo entre el resto de escritores liberales en el destierro.

Otros escritores destacados son Juan Nicolás Bohl de Faber, Ramón López y Buenaventura Carlos Aribau. Estos dos últimos publicaban en el diario El Europeo, un periódico barcelonés. Allí contradecían abiertamente las posturas neoclásicas.

Fue en 1833, tras la muerte del rey Fernando VII, que el romanticismo empieza a tomar más espacios en España. Figuras importantes son Gustavo Adolfo Bécquer, José Zorrilla, José de Espronceda, entre otros.

Romanticismo italiano

Italia, en el desarrollo de su romanticismo tuvo una presencia notable. Destacan los escritores Giovanni Berchet, Giacomo Leopardi y Hugo Foscolo.

El género de la novela histórica fue desarrollada. Abundó la poesía y se mantuvo el marcado rechazo a la ilustración y el neoclasicismo.

Romanticismo ruso

En Rusia, fue San Petersburgo el centro máximo de su producción romántica. Fue allí, en Leningrado, donde el llamado “Círculo Arzamás”, se encargó —entre 1815 y 1818— de dar forma a las manifestaciones literarias del Romanticismo ruso.

Destacan entre sus autores Vasili Zhukovski, Aleksandr Pushkin y Piotr Viázemsky.

Romanticismo estadounidense

Estados Unidos concibió a uno de los escritores románticos más universales, el sufrido y brillante Edgar Allan Poe. Como suele suceder, fue un genio incomprendido en su época. La pobreza y el sufrimiento no le fueron ajenos. Sin embargo, tomó de la oscuridad y el dolor todo lo necesario para forjar un nombre inmortal en la literatura.

Poe desarrolló el género de la novela detectivesca y la novela gótica, así como el ensayo y la poesía, teniendo como principal ejemplo a seguir a Lord Byron.

Destaca también Henry David Thoreau y su marcada postura ecologista y anarquista, muy adelantada a su tiempo.

Romanticismo colombiano

En Colombia el Romanticismo aparece en una época emblemática, de lucha por las libertades: su gesta independentista en 1810. Los textos de los escritores románticos colombianos apuntan a la libertad en el arte, al subjetivismo creativo, al ser por el ser.

Las bellezas naturales de la región son exaltadas a lo sumo. El hombre y la vida en el campo, y el amor por la cultura propia eran temas recurrentes. El respeto y realce del folclor neogranadino fueron aspectos comunes de la creación literaria romántica de esa zona de Latinoamérica.

El existencialismo, la trama de la vida y la muerte de los hombres no se dejó atrás, de hecho tuvo marcada presencia, así como el efecto de las adversidades sociales en la vida misma. La poesía y la narrativa fueron las expresiones dominantes de esta corriente en Colombia.

Destacan autores como Rafael Pombo, José Eusebio Caro y Julio Flórez.

Romanticismo argentino

Le correspondió a la llamada “Generación del 37”, y a su líder Esteban Echeverría, la asimilación y propagación del romanticismo en tierras argentinas.

Se caracterizó por un realce de los dialectos locales, donde el gaucho tomó gran importancia. Abarcó las problemáticas sociales existentes y actuó muy cercanamente al romanticismo uruguayo.

El Río de la Plata y sus paisajes sirvieron de cuna para un considerable número de poemas. El romanticismo vino a ser una herramienta integradora que dio valor a lo propio del pueblo argentino, haciendo un llamado a la ciudadanía al amor por su tierra y sus raíces.

Destacan autores como José Hernández, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Moreira y José Mármol.

Otros países latinoamericanos

Entre ellos destacan México, con Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto; Cuba, con Gertrudis Gómez de Avellaneda y José María de Heredia; Venezuela, con Eduardo Blanco y Juan Antonio Pérez Bonalde; Guatemala, con José Batres Montúfar y Chile, con Alberto Blest Gana.

Principales representantes del romanticismo y sus obras

A continuación se presentan varios autores significativos y tres de sus obras más destacadas:

Johan Wolfgang von Goethe (Alemania)

Obras:

– Clavijo (1774).

– La selva negra (1789).

– Fausto, Primera Parte (1807).

Lord Byron (Inglaterra)

Obras:

– Oscuridad (1816).

– Caín (1821).

– La isla (1823).

Jean-Jacques Rousseau (Francia)

Obras:

– Dissertation sur la musique moderne (1743).

– Julie ou la Nouvelle Héloïse (1761).

– Pygmalion (1771).

Giácomo Leopardi (Italia)

Obras:

– Versi (1826).

– Canti (1831).

– Opúsculos morales (1827).

Gustavo Adolfo Bécquer (España)

Obras:

Rimas (ediciones póstumas).

Leyendas (publicadas entre 1858 y 1865).

Alexandr Pushkin (Rusia)

Obras:

– El prisionero del Cáucaso (1821).

– Cuento de la princesa muerta y los siete caballeros (1833).

– La historia del motín de Pugachov (1834).

Edgar Allan Poe (EE.UU.)

Obras:

– La narración de Arthur Gordon Pym (1838).

– “Los crímenes de la calle Morgue” (1841).

– “El Cuervo” (1845).

Esteban Echeverría (Argentina)

Obras:

– Elvira o la novia del Plata (1832).

– Don Juan (1833).

– Himno del dolor (1834).

Rafael Pombo (Colombia)

Obras:

– La hora de las tinieblas (1855).

– Cuentos pintados para niños (1867).

– Cuentos morales para niños formales (1869).

Manuel Acuña (México)

Obras:

– Textos de libre pensador (1870).

– El pasado (1872).

– Poesías completas (póstumo, 1911).

José Martí (Cuba)

Obras:

– Ismaelillo (1882).

– Versos sencillos (1891).

– Flores del destierro (1878-1895).

Alberto Blest Gana (Chile)

Obras:

– El primer amor (1858).

– La aritmética del amor (1860).

– Mariluán (1562).

Juan Antonio Pérez Bonalde (Venezuela)

Obras:

– Estrofas (1877).

– Ritmos (1879).

– Gloria in Excelsis (1883).

Referencias

  1. Romanticismo literario. (S. f.). España: Maestre a casa. Recuperado de: mestreacasa.gva.es
  2. Romanticismo. (S. f.) (N/a): El archivo de Rober Texto. Recuperado de: robertexto.com
  3. Características del Romanticismo literario. (2017). (N/a): Enciclopedia de características. Recuperado de: caracteristicas.co
  4. Harlan, C. (2018). Romanticismo en la literatura. (N/a): About Español. Recuperado de: aboutespanol.com
  5. Literatura del romanticismo. (S. f.). (N/a): Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org