Psicología educativa

Aprendizaje activo: características, estilos y estrategias


El aprendizaje activo es un tipo de enseñanza en la que el maestro trata de implicar a los estudiantes de manera directa en el propio proceso de adquisición del conocimiento. Existen distintos tipos en función del grado de implicación de los alumnos, pero en todos ellos tienen que hacer algo más aparte de simplemente escuchar de forma pasiva.

El aprendizaje activo se contrapone a la mayoría de métodos de enseñanza clásicos, como cuyo máximo exponente es el receptivo (en el que los alumnos reciben información sin tener que hacer nada). También se diferencia de otros procesos como la memorización, o el aprendizaje significativo, aunque puede tener cierta relación con este último.

Mediante un proceso de aprendizaje activo, los estudiantes pueden adquirir tanto conocimientos, como habilidades y actitudes. Debido a ello, se trata de uno de los procesos de este tipo más completos que existen. Además, diversos estudios afirman que se trata de la manera más útil para que los alumnos consigan afianzar sus nuevos aprendizajes.

Para llevar a cabo este proceso de forma correcta, los estudiantes tienen que realizar acciones como analizar la información que se les presenta, evaluar datos y resultados, generar síntesis de aquello que aprenden… Así, se implican tanto realizando tareas, como pensando sobre aquello que quieren aprender.

Índice del artículo

Características del aprendizaje activo

El alumno toma el papel protagonista

En la mayoría de métodos de enseñanza, el profesor o maestro es sobre quien recae la responsabilidad del aprendizaje. Generalmente, se presupone que el educador es quien posee el conocimiento, por lo que su tarea es transmitírselo a los estudiantes de la manera más eficiente posible.

En el aprendizaje activo, estos papeles se invierten. Los alumnos tienen que ser capaces de generar su propio conocimiento realizando tareas o reflexionando sobre aquello en lo que quieren trabajar; y el profesor o maestro toma un papel de guía, ayudando simplemente a sus estudiantes cuando se encuentran con dificultades.

Requiere un mayor esfuerzo

Debido a que el papel principal recae en los estudiantes en un proceso de aprendizaje activo, este método de enseñanza requiere una mayor inversión por parte de los alumnos.

Por ejemplo, estos tienen que tener niveles más altos de motivación, realizar un mayor número de actividades, y prestar una mayor atención a lo que están haciendo.

Esta característica provoca que el aprendizaje activo no sea el más idóneo para todos los tipos de alumnos que existen. Algunos estudiantes, ya sea debido a un bajo nivel de motivación o a una falta de capacidades o habilidades, simplemente no pueden cumplir los requisitos necesarios para llevar a cabo este proceso de forma correcta.

Crea más conocimiento cuando se aplica correctamente

Numerosos estudios relacionados con el funcionamiento de la memoria han comprobado que la mejor forma de adquirir conocimientos es mediante la acción. Para aprender algo nuevo, generalmente no basta con escucharlo, verlo o leerlo; es necesario actuar para poder interiorizarlo completamente y de forma duradera.

Debido a ello, en las situaciones en las que se puede aplicar, el aprendizaje activo genera resultados mucho más profundos y significativos que la mayoría de procesos de enseñanza más tradicionales.

Esto ocurre tanto cuando se están intentando interiorizar datos y hechos, como cuando se practica una nueva habilidad o una actitud.

Mejora las habilidades emocionales de los alumnos

Ya hemos visto que para llevar a cabo un buen aprendizaje activo, los estudiantes tienen que ser capaces de mantener su motivación alta, tomar acción y realizar tareas que pueden llegar a ser bastante complicadas. Debido a ello, este proceso educativo también desarrolla sus habilidades emocionales de forma indirecta.

Cuando un alumno es capaz de hacer un buen aprendizaje activo, también está fortaleciendo su capacidad de automotivación, su facilidad para gestionar sus propias emociones, su proactividad y su curiosidad. Si, además, el proceso se lleva a cabo con otras personas, también se verán beneficiadas sus habilidades sociales.

Debido a ello, cada vez más centros educativos están optando por incluir programas de aprendizaje activo en sus currículums.

Estilos de aprendizaje activo

En función de qué método se utilice para hacer que los alumnos interioricen los nuevos conocimientos, habilidades o actitudes que acaban de adquirir, suele distinguirse entre tres tipos de aprendizajes activos: básico, situacional, y basado en resolución de problemas.

Aprendizaje activo básico

La mayoría de procesos de aprendizaje activo pueden englobarse en esta categoría. Su característica principal es que los alumnos reciben una enseñanza sobre la información, habilidad o actitud que se pretende que adquieran, y más adelante se les plantea un reto en el que tienen que utilizar este nuevo conocimiento.

Los retos utilizados en este estilo de aprendizaje activo pueden ser muy variados. Algunos ejemplos son la generación de debates entre los estudiantes, o la aplicación práctica de las nuevas habilidades adquiridas (como por ejemplo, la interpretación de una pieza musical por parte de estudiantes de música).

Aprendizaje activo situacional

Este tipo de aprendizaje activo está basado en los trabajos de Lev Vygotsky, que descubrió que la adquisición de conocimiento puede hacerse más eficaz cuando una persona está inmersa en una comunidad en la que otros individuos están intentando aprender lo mismo que ella.

De esta forma, el aprendizaje activo situacional se produce cuando un alumno tiene la oportunidad de compartir experiencias, impresiones o ideas sobre el tema que está tratando de dominar con otra gente que está en el mismo camino.

Cuando se produce una situación de este tipo, algunos estudiantes tomarán el papel de “maestros”, mientras que los más novatos empezarán sobre todo escuchando, haciendo preguntas y planteando situaciones. Con el tiempo, su nivel de conocimiento irá aumentando, hasta que puedan también tomar el rol de maestros.

Basado en resolución de problemas

Este tipo de aprendizaje activo es el que más libertad le otorga a los estudiantes de todos. A los alumnos se les presenta un problema que tienen que resolver, relacionado con la habilidad, conocimiento o actitud que se pretende que adquieran; pero no se les proporciona ninguna pista sobre cómo encontrar la solución.

Así, los alumnos tienen que ser capaces de buscar la información que necesitan para resolver el problema, y descubrir qué acciones tienen que llevar a cabo. Si lo consiguen, se producirá un aprendizaje afianzado y duradero.

Estrategias

Existen muchas estrategias que se pueden seguir para fomentar el aprendizaje activo. La mayoría de ellas pueden ser llevadas a cabo en un aula tradicional, especialmente las que están relacionadas con el modelo más básico de este estilo de aprendizaje. Algunas de las más importantes son las siguientes:

– Poner a los alumnos en el papel de profesores, de tal manera que tengan que transmitir lo que han aprendido a sus compañeros.

– Hacer que los estudiantes debatan sobre las ideas que han adquirido, para que sean capaces de ver otras perspectivas e interiorizarlas de forma más eficaz.

– Proponer problemas que los estudiantes deben ser capaces de resolver con las nuevas habilidades o conocimientos que han adquirido durante la clase.

Referencias

  1. “¿Qué es el aprendizaje activo?” en: Eafit. Recuperado en: 20 Abril 2019 de Eafit: eafit.edu.co.
  2. “Aprendizaje activo” en: Go Conqr. Recuperado en: 20 Abril 2019 de Go Conqr: goconqr.com.
  3. “10 ventajas del aprendizaje activo” en: Universia. Recuperado en: 20 Abril 2019 de Universia: noticias.universia.com.
  4. “Types of active learning” en: University of South Dakota. Recuperado en: 20 Abril 2019 de University of South Dakota: libguides.usd.edu.
  5. “Active learning” en: Wikipedia. Recuperado en: 20 Abril 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.