Psicología

Estímulo incondicionado: definición, características, ejemplos


¿Qué es un estímulo incondicionado?

Un estímulo incondicionado es cualquier estímulo que, antes de llevar a cabo cualquier tipo de proceso, provoca una respuesta en un organismo biológico. Se trata de una de las bases del condicionamiento, tanto en su versión clásica como en la operante. Los estímulos incondicionados pueden clasificarse de varias maneras.

Estos estímulos pueden ser tanto internos como externos, y apetitivos o aversivos. Cada especie animal cuenta con suyos propios estímulos incondicionados; sin embargo, muchos de estos son comunes, como por ejemplo la comida o el dolor.

El estudio de los estímulos incondicionados y cómo utilizarlos para realizar procesos de condicionamiento es una de las bases de la psicología conductista. Hoy en día se trata de uno de los ámbitos de esta disciplina sobre los que más datos se tiene.

Este estudio es fundamental para el desarrollo de ciertas ramas de la psicología y otras ciencias del comportamiento. Comprender cómo funcionan te permitirá entender mejor tu propia conducta y, además, te abrirá las puertas a usar determinadas herramientas como el condicionamiento clásico y operante.

El ejemplo más claro de estímulo incondicionado es la comida, ya que produce la respuesta de salivación o hambre en diversos animales (una respuesta incondicionada).

Características de un estímulo incondicionado

Los estímulos incondicionados, al contrario de los estímulos condicionados, se utilizan para producir respuestas en un organismo a través de los procesos de condicionamiento.

Para conseguir los mejores resultados, estos estímulos deben tener unas características concretas; no todos los elementos pueden usarse para este tipo de aprendizaje.

Por ello, el estudio de las cualidades de los estímulos incondicionados es de vital importancia para la psicología conductista y la cognitivo-conductual, que bebe de algunas de sus bases teóricas.

El aprendizaje sobre estos elementos comenzó con los trabajos de condicionamiento clásico de Pavlov, pero nuestro conocimiento sobre estos ha crecido mucho en las últimas décadas. A continuación estudiaremos algunas de las características más importantes de un estímulo incondicionado.

Provoca una respuesta natural en el organismo

Los seres vivos estamos preparados para responder a nuestro entorno y adaptarnos a este. En los animales, esta capacidad está especialmente desarrollada.

Debido a que nuestra supervivencia está ligada a nuestra habilidad para actuar en función de lo que nos rodea, la naturaleza nos dotó de una serie de instintos que provocan una respuesta natural en nosotros.

Por ejemplo, todos los animales responden de forma positiva hacia la comida y de forma negativa frente al dolor. En muchas especies, una invasión del territorio implica agresividad, y en la mayoría de las que emplean la reproducción sexual, la visión de una posible pareja en etapa fértil desencadena una serie de reacciones fisiológicas en el cuerpo.

Todos estos estímulos serían incondicionados, en el sentido de que no tenemos que hacer nada para que nos provoquen una respuesta. Esta característica se contrapone a la de los estímulos condicionados, que en principio son neutrales, pero nos hacen reaccionar una vez que se ha seguido un proceso de condicionamiento clásico u operante.

Difieren entre especies

A pesar de que algunos estímulos incondicionados son similares para la mayoría de especies, muchos de estos solo provocan una respuesta en algunos tipos de animales.

Por eso, para un psicólogo que quiera llevar a cabo un proceso de condicionamiento, es necesario conocer a qué responde exactamente un tipo de ser vivo.

Por ejemplo, para ciertos tipos de peces la visión de otro miembro de su especie provoca una respuesta inmediata de agresividad; por el contrario, en otros animales más sociables las conductas que surgirían en un caso similar serían de acercamiento.

Directamente relacionados con la supervivencia

Los estímulos incondicionados no provocan una respuesta sin motivo. Su principal función es la de maximizar las posibilidades que tiene un individuo de una especie de sobrevivir y reproducirse; por eso, en la inmensa mayoría de los casos tienen que ver con la búsqueda activa de recursos y evitar peligros.

Cuando está relacionado con la búsqueda de recursos, un estímulo incondicionado se conoce como “apetitivo”. Estos suelen tener que ver con la obtención de alimento, con el sexo, con la protección de las crías o con la búsqueda de un refugio. Su principal característica es que nos impulsan a movernos hacia determinado elemento.

Por el contrario, aquellos estímulos incondicionados que nos protegen de peligros son conocidos como “aversivos”. Su función básica es evitar que nos hagamos daño o que realicemos conductas potencialmente perjudiciales. Las principales respuestas a los estímulos aversivos son el dolor y el miedo, aunque también existen otras como el asco.

Provocan reacciones inconscientes

Nuestras respuestas frente a los estímulos incondicionados no pasan por nuestra mente consciente. Por el contrario, se trata de reacciones automáticas, que no podemos controlar y que normalmente son muy poderosas.

Por ejemplo, ¿puede elegir salivar ante un plato de comida, o sentirte atraído por una persona del sexo que te gusta? ¿Eliges asustarte al ver una película de terror, o sentir asco por determinados tipos de insectos? Estas respuestas serían típicas al exponernos a estímulos incondicionados.

Por otra parte, su efecto sobre nuestra mente sería tan poderoso que tienden a asociarse a otros estímulos que se presentan junto a estos. Por ejemplo, si cada vez que comieras vieses una misma fotografía, al cabo de cierto tiempo solo con observarla te entraría hambre. Esta es, precisamente, la base del condicionamiento clásico.

Ejemplos de estímulos incondicionados

A continuación veremos algunos ejemplos de estímulos incondicionados en nuestra especie. Ten en cuenta que, aunque la mayoría de estos son compartidos por otros animales, cada tipo de ser vivo presenta unos diferentes.

Comida

Los alimentos, debido a su importancia fundamental para nuestra supervivencia, son uno de los tipos de estímulo incondicionado más poderoso. Las respuestas que provocan en nuestro organismo son variadas, pero en general nos empujan a tratar de alimentarnos.

Por ejemplo, el olor de nuestra comida favorita nos hace salivar y nos despierta el hambre, el sabor de algo que nos guste mucho nos produce bienestar y placer, y la visión de algo comestible nos empuja a alimentarnos.

Estímulos sexuales

El sexo es considerado como uno de los estímulos incondicionados más poderosos que existen en la especie humana. Así, por ejemplo, la visión de alguien atractivo del sexo que nos gusta despierta todo tipo de reacciones inconscientes en nuestro cuerpo.

Por ejemplo, para los hombres heterosexuales ver a una mujer atractiva provoca deseo, ganas de hablar con ella y excitación sexual, pero también miedo, debido a razones evolutivas.

Estímulos aversivos

¿Te has preguntado alguna vez por qué tanta gente tiene miedo a la oscuridad, o por qué nos asustan los ruidos fuertes? ¿Por qué nos sobresaltamos cuando nos sorprenden?

Todas estas situaciones serían estímulos incondicionados que provocan una respuesta de protección (el miedo) en nuestro organismo.

Otros ejemplos

  • El polen de plantas y árboles hace que estornudes. El polen es un estímulo incondicionado.
  • Un gato que acude a su recipiente cuando huele la comida. El olor de la comida es un estímulo incondiconado.
  • Una pluma que te hace cosquillas en la nariz y que te produce el estornudo. La pluma es un estímulo incondicionado.
  • Cortar cebolla hace que llores. La cebolla es un estímulo incondicionado.