Historia

Historia de la comunicación: de la prehistoria hasta la actualidad


La historia de la comunicación es inseparable de la historia de la humanidad, y como tal, comienza incluso antes de la aparición del ser humano actual, científicamente denominado Homo sapiens, para diferenciarlo de otros homínidos o humanos que convivieron con nosotros hasta hace menos de 30.000 años.

La comunicación es la cualidad de transmitir información en distintos grados de complejidad entre dos o más seres, y existe en muchos seres vivos, aunque no con los niveles de complejidad, tecnología y sofisticación de los seres humanos actuales.

Para comunicarnos usamos gestos, palabras, imágenes, símbolos, sistemas de señales visuales, textos impresos en papel, ondas radioeléctricas,  electromagnéticas, etc.

La necesidad de comunicarnos en el menor tiempo posible ha sido parte esencial del desarrollo humano, como puedes observar apenas comparando la famosa imagen del bisonte de la cueva de Altamira con cualquier vídeo compartido a través de WhatsApp o YouTube.

Los orígenes de la comunicación

De acuerdo con algunos científicos, nuestra principal herramienta de comunicación, el lenguaje, pudo haber surgido hace unos 600.000 años, es decir, al menos 400.000 años antes del surgimiento de los humanos modernos, y el mismo habría sido utilizado por otros homínidos (como el neandertal o el denisovano). El nacimiento del lenguaje habría sido por lo tanto en África, que es además cuna de la humanidad.

Los primeros intentos por comunicarse a través de imágenes (pictogramas, esculturas, tallas, petroglifos, pinturas rupestres) son de hace aproximadamente 70.000 años, y pueden encontrarse en cavernas de África, Europa y Asia, y aunque hoy en día no sepamos con certeza qué querían decir sí sabemos que había una intención de comunicar.

La invención de la escritura

Hace apenas poco más de 5.000 años surgió la escritura en varios puntos de África y Asia: Egipto, las ciudades sumerias entre el Tigris y el Éufrates, y China. En Sumer los humanos comenzaron elaborando signos en forma de cuñas en piedras y en tablillas de arcilla, por eso se le conoce como escritura cuneiforme.

Originalmente estos registros eran textos contables (inventarios, facturas, cosas así), posteriormente religiosos y legales, y solo muchísimo después, literarios o con intención de dar noticias, o comunicar conocimientos.

Los egipcios desarrollaron una escritura ideográfica, los jeroglifos, símbolos que transmitían ideas, no sonidos, como el lenguaje actual. Los chinos también desarrollaron una escritura basada en ideogramas, que evolucionó de distintas maneras hasta sus formas actuales en China, Japón y Corea.

La escritura occidental evolucionó en el Mediterráneo con la participación de varios pueblos y culturas, como los fenicios, los griegos y romanos, incorporando distintos elementos y desarrollando diversos soportes (papiro, pergamino, papel, etc.).

La escritura surgió en América de forma independiente, aunque mucho más tarde, alrededor del siglo III a.C., en Mesoamérica, en la que destaca por su complejidad la escritura maya.

La comunicación en la Antigüedad y la Edad Media

El Imperio helenístico y posteriormente el Imperio romano, expandieron las comunicaciones humanas usando rollos de pergamino y papiro para guardar y transmitir conocimientos, creando academias y bibliotecas como la de Alejandría (siglo III a.C.).

Con la caída del Imperio romano de Occidente (siglo V d.C.) y el comienzo de la Edad Media, la cultura vivió un momento de caos que lentamente se fue estabilizando.

En ese período el conocimiento fue resguardado en gran medida en monasterios e iglesias, pero también en las primeras universidades europeas, surgidas en el siglo XIII, en España, Francia, Italia e Inglaterra. Entre 1200 y 1400 se fundaron en Europa 52 universidades, estando entre las primeras Bolonia, Oxford, Salamanca, París y Cambridge.

La invención del papel

En el siglo II d.C. los chinos, combinando cortezas de árbol, trozos de telas usadas y de redes de pesca, inventaron el papel. Esta invención, atribuida a Ts’ai Lun, y su tecnología, pasó a ser conocida por los árabes en el siglo VIII, e introducida en Europa en el siglo XI, a través de España e Italia.

Esta invención es clave porque facilitó una mayor reproducción de manuscritos y otras publicaciones, que solo estaban esperando por otra gran invención: la imprenta.

La invención de la imprenta

En 1450, en los inicios de la Edad Moderna, un joyero alemán, Johannes Gutenberg, desarrolló un sistema de reproducción basado en tipos móviles (letras), que podían colocarse en una plancha y con la que podían hacerse innumerables libros.

El primer libro que imprime Gutenberg, entre 1452 y 1455, es la llamada Biblia de Mazzarino, y dio paso a una verdadera revolución cultural al permitir la reproducción masiva de libros, facilitando el acceso y la universalización del conocimiento.

El período dominado por las publicaciones en papel (libros, periódicos y revistas), fue bautizado por el pensador canadiense Marshall McLuhan como el de la “Galaxia Gutenberg”.

Las imágenes

La comunicación no ha sido solo a través de la palabra, sino, sobre todo, a través de las imágenes. De hecho, hasta principios del siglo XIX la capacidad de leer y escribir era ventaja de una minoría, y no sería sino a través de la instrucción obligatoria que el analfabetismo retrocedería en la población mundial, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX.

A modo de ejemplo: según la UNESCO, en 1950 el 55,7% de la población sabía leer y escribir, y en 2015 ese porcentaje ascendió a un 86,2%.

Entretanto, las imágenes han jugado un papel esencial en la transmisión de información, desde las pinturas rupestres en la prehistoria hasta las esculturas, pinturas y reproducción de imágenes religiosas.

Con la aparición de la fotografía y el cine en el siglo XIX, las imágenes dieron un salto creando una revolución en las comunicaciones, que se amplió en el siglo XX con la entrada en millones de hogares de la televisión.

Los medios de comunicación y el salto espacial

Con la imprenta no solo llegaron los libros, sino también los periódicos y revistas. A partir del siglo XIX la prensa mundial se va expandiendo e impulsando comunicaciones cada vez más rápidas a través del uso de telegramas y otros medios, que dan un salto enorme al surgir y expandirse los medios radioeléctricos: primero la radio, luego la televisión.

Pero las comunicaciones solo se hacen realmente globales, convierten al mundo en una “aldea global” (otra expresión feliz de Marshall McLuhan), con el desarrollo y lanzamiento de satélites de comunicaciones, que comenzó en 1962 (con el Telstar I). Este, además de mejorar la telefonía y llevarla a todos los rincones del planeta, permitió las transmisiones “en vivo y vía satélite” de eventos y noticieros.

Hoy en día hay alrededor de 5.000 satélites artificiales en torno a la Tierra, aunque más de 2.000 ya no funcionan.

La revolución digital

A la tecnología espacial de las comunicaciones se vino a sumar la revolución informática y digital, con un desarrollo acelerado desde finales del siglo XX: ordenadores personales, teléfonos cada vez más complejos y sofisticados y, fundamentalmente, la invención y globalización de la internet y sus diversas redes sociales.

Todos estos factores han creado un nuevo mundo comunicacional, con sus ventajas y peligros, que muy pocos habían imaginado hace menos de cincuenta años. Hoy en día las redes sociales y los servicios de telefonía permiten la transmisión de información de manera inmediata desde cualquier parte del mundo. Y es una revolución que no ha concluido.