Historia

Templo de Artemisa (Éfeso): localización, historia, descripción


El templo de Artemisa, conocido también como Artemision, fue un edificio dedicado al culto de la diosa Artemisa, Diana para los romanos. Aunque hoy en día los restos del templo se encuentran en la localidad turca de Selçuk, en la antigüedad estaba ubicado en los dominios de Éfeso.

Antes de que el rey Creso de Lidia ordenara levantar el templo a la diosa sobre el 550 a. C., en el mismo lugar había existido otro edificio de culto. La construcción se prolongó durante unos 120 años y se mantuvo intacto hasta que fue destruido por un incendio provocado por un hombre llamado Eróstrato en el 356 a. C.

Más adelante, el templo fue reconstruido siguiendo el mismo modelo que el original. Además, se incluyeron numerosas obras de arte realizadas por los más prestigiosos artistas griegos de la época. Su grandiosidad provocó que Antípatro de Sidón lo incluyera entre las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Una de las características del templo fue la gran cantidad de columnas que lo componían y el color blanco debido al mármol. En su interior se encontraba una estatua que representaba a la diosa Artemisa. El edificio fue destruido durante la conquista llevada a cabo por los godos y hoy en día tan solo quedan los restos de un par de columnas.

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Localización

Con la división administrativa actual, el templo de Artemisa se encuentra en la localidad de Selçuk, a unos 3 kilómetros de las ruinas de Éfeso, cerca de la costa del Egeo.

Sin embargo, cuando fue construido pertenecía a los dominios de Éfeso, que en esos momentos era una localidad portuaria. Con el tiempo, la línea de la costa se fue retirando y hoy se encuentra a varios kilómetros de su antigua ubicación.

Éfeso

La ciudad de Éfeso, hoy en Turquía, estaba situada en Asia Menor, a los pies de la colina de Ayasoluk. Sus fundadores fueron los jonios en el siglo XI a. C.

En esa época, Éfeso pertenecía a la cultura griega. Situada en la desembocadura del río Cayster, con el tiempo se convirtió en uno de los más importantes puertos comerciales del Mediterráneo oriental.

El efecto de la sedimentación y otros factores provocó que la línea de la costa fuera alejándose de Éfeso. Para el siglo VIII, el lugar en el que ubicó el templo de Artemisa era pantanoso y en muchas ocasiones se inundaba, algo que sigue ocurriendo hoy en día.

El templo de Artemisa fue construido en una zona que, de acuerdo con los historiadores, había sido utilizado desde la Edad de Bronce para rendir culto a la diosa madre.

Antes de que se construyera el templo que alcanzó la fama había existido otro centro de culto dedicado a la misma Artemisa y que fue destruido por unas inundaciones.

¿Cómo se construyó el templo de Artemisa? Historia

Pausanias, un historiador y geógrafo griego, señaló que el lugar en el que se levantó el templo había sido considerado sagrado desde muchos años antes de que los jonios fundaran Éfeso. Este autor afirmó que su uso para el culto era anterior incluso al Oráculo de Apolo.

Así, las poblaciones locales habían practicado allí el culto a Cibeles, la diosa madre, una divinidad que después se asimiló a Artemisa.

Templo para Artemisa

La diosa Artemisa, bautizada como Diana por los romanos, era hermana gemela de Apolo e hija de Zeus. Estaba considerada como una divinidad independiente, salvaje y de gran belleza.

Artemisa era la diosa de la caza, la guerra y la fertilidad y se solía representar armada con un arco y junto a una cierva.

La decisión de construir en su honor fue tomada por el rey Creso. Para rendirle culto encargó una gran estatua que la representara, con una altura de dos metros y revestida de oro y plata.

Creso, rey de Lidia, contrató para realizar la obra a Quersifrón, un arquitecto nacido en Cnosos, en la isla de Creta. El propio Creso financió la construcción, que comenzó aproximadamente en el año 550 a. C. Para intentar que el templo estuviera protegido de los terremotos se eligió un terreno rocoso.

Según dejaron escrito algunos cronistas, los trabajos de construcción se prolongaron durante 120 años, por lo que Quersifrón tuvo que ser sustituido por otros arquitectos.

Una vez finalizada la obra, el templo se convirtió en una atracción para todos los reyes, viajeros y comerciantes que pasaban por Asia Menor. Los más ricos dejaban un tributo en forma de joyas u otro tipo de bienes.

El templo de Artemisa quedó reducido a cenizas en el año 356 a. C. El incendio que los destruyó fue provocado por Eróstrato, un hombre que pretendía hacerse famoso con esa acción.

Reconstrucción

Cuando Alejandro Magno liberó Éfeso del control de los persas, en el 333 a. C., quedó impresionado por las historias acerca de la destrucción del templo. Además, la fecha en la que fue incendiado coincidía con su propia fecha de nacimiento.

El conquistador macedonio propuso a los habitantes de localidad reconstruir el templo, pero estos rechazaron la oferta.

Los sucesores de Alejandro, los seléucidas, ordenaron la reconstrucción del templo en el año 323 a. C. El arquitecto que llevó a cabo esta obra fue el macedonio Dinócrates, que trató de respetar todas las características del edificio destruido.

El templo albergó un gran número de obras de artes aportadas desde todo el mundo griego, incluido un retrato de Alejandro Magno realizado por el pintor más famoso de la época, Apeles.

Fue esta reconstrucción la que, en el siglo III a. C., fue incluida en la lista de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La fama del templo atrajo a numerosos visitantes, muchos de ellos por motivos religiosos.

El templo de Artemisa se mantuvo intacto durante varios siglos, hasta que los godos lo incendiaron durante su campaña de conquista, en el 262 d. C.

Descripción del templo

Antípatro de Sidón, el autor de la lista de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, describió de la siguiente manera su reacción al ver la bella arquitectura del templo y sus grandes dimensiones:

“He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande”.

Arquitectura del templo

El historiador romano Plinio el Viejo realizó una descripción detallada del templo, aunque las medidas presentan algunas discrepancias. Este autor afirmó que el edificio medía 115 metros de largo (377 pies) por 55 metros de ancho (180 pies). La altura del templo era de unos 20 metros.

De igual forma, señaló que la mayoría de la construcción se había realizado con mármol y que contaba con 127 columnas, cada una de ellas de 18 metros de altura.

En la parte delantera había una triple fila de ocho columnas, mientras que en el fondo se colocó una fila compuesta por otras nueve. Cada lado, por su parte, contaba con 21 columnas. Por último, el interior estaba dividido en tres naves diferentes mediante más filas de columnas.

Plinio afirmaba que muchas de esas columnas se encontraban decoradas con relieves de varias temáticas. En el templo también se guardaban los ricos regalos que recibía la diosa.

Una de las particularidades del templo de Artemisa era que estaba orientado hacia el oeste, a diferencia del resto de los edificios religiosos de la época. La estatua de la diosa se encontraba en un baldaquino situado al fondo del edificio, sobre los restos de un altar del siglo VII a. C.

Cuando el templo fue reconstruido, la planta y las proporciones se mantuvieron prácticamente iguales. La única diferencia fue la inclusión de un crepidoma, una plataforma escalonada sobre la que estaba ubicado el edificio. Aparte de eso, existían algunas variaciones en las medidas de las columnas.

Obras de arte

El templo fue la sede de varias obras de arte. Entre las más valiosas se encontraban esculturas de Fidias, Cresilas, Policleto o Fradmon; pinturas de varios de los artistas más conocidos de Grecia; y columnas adornadas con plata y oro.

La temática más frecuente en esas obras de arte eran las amazonas, las iniciadoras del culto a Artemisa en la región según una leyenda.

Destrucción

El templo levantado por Creso de Lidia fue destruido por un incendio provocado en el año 356 a. C. El autor del fuego fue Eróstrato, un hombre que pretendía conseguir fama inmortal con la destrucción del edificio.

Las autoridades de la ciudad prohibieron que su nombre se mencionara para evitar que consiguiera su propósito de ser famoso, pero su identidad pasó a la historia al ser mencionado por el historiador griego Teopompo.

Leyenda

Eróstrato incendió el templo el mismo día en el que nació Alejandro Magno, 21 de julio del año 356 a. C. Según la leyenda, la diosa Artemisa estaba tan ocupado cuidando de ese nacimiento que ni fue capaz de salvar su propio templo.

Destrucción del templo helenístico

Existe una leyenda apócrifa acerca de la destrucción del segundo templo. Según esta, el apóstol Juan había predicado en el complejo y sacralizado el lugar, lo que provocó que el altar explotara y el edificio se derrumbara.

Sin embargo, los causantes de la destrucción fueron los godos, que asaltaron la ciudad en el año 268 d. C.

Con el tiempo los restos del templo se diseminaron y muchos fueron utilizados para construir otros edificios. El mayor expolio tuvo lugar en el año 401, por orden del patriarca de Constantinopla, Juan Crisóstomo. Este dirigente ordenó desmontar todos los relieves, muros y columnas.

Ruinas

En el antiguo emplazamiento del templo, en la ciudad de SelÇuk, solo se conservan los restos incompletos de dos o tres columnas. Sin embargo, los trabajos arqueológicos en la zona han sido muy fructíferos.

Descubrimiento

John Turtle Wood, que estaba construyendo estaciones de ferrocarril en Éfeso y sus alrededores, logró convencer en 1863 al Museo Británico de que financiara una investigación arqueológica para intentar encontrar los restos del templo de Artemisa.

Sus primeros descubrimientos, como el gran teatro romano de Éfeso, fueron importantes, pero no pertenecían al templo. Sin embargo, Wood continuó trabajando hasta que el 31 de diciembre de 1869 encontró restos que correspondían al monumento: unas tablas de marmol que estaban enterradas a varios metros de profundidad.

Aunque ya conocía la ubicación del templo, Wood debió interrumpir las excavaciones en 1874, ya que sus resultados no fueron los esperados.

Hasta 1895 no volvieron a efectuarse excavaciones en la zona. En esta ocasión estuvieron encabezadas por Otto Benndorf, un catedrático de Arqueología Clásica de la Universidad de Viena (Austria). Sus trabajos no solo se limitaron al Artemisión, sino que también abarcaron otras zonas de la antigua ciudad.

Muchas de las piezas que Benndorf encontró fueron trasladadas a Viena, incluida una escultura que representaba a una amazona y que procedía del altar de Artemisa. Estas investigaciones continuaron hasta 1906, cuando el gobierno turco prohibió que la salida de nuevas piezas.

En la actualidad, muchos de los restos encontrados se exponen en el Museo Arqueológico de Éfeso, situado en la localidad de SelÇuk. Entre las piezas más importantes se encuentran unas estatuas de mármol que representan a Artemisa.

Referencias

  1. Sobre Historia. Maravillas del Mundo Antiguo: Templo de Artemisa en Éfeso. Obtenido de sobrehistoria.com
  2. Huguet, Guiomar. Así se vería el Templo de Artemisa en Éfeso en la actualidad. Obtenido de historia.nationalgeographic.com.es
  3. Esculturas y monumentos. Templo de Artemisa, lo que aún no sabes de esta maravilla del mundo antiguo. Obtenido de esculturasymonumentos.com
  4. Cartwright, Mark. Temple of Artemis at Ephesus. Obtenido de ancient.eu
  5. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Temple of Artemis. Obtenido de britannica.com
  6. Softschools. Temple of Artemis at Ephesus Facts. Obtenido de softschools.com
  7. Turkish Archaeological News. Temple of Artemis at Ephesus. Obtenido de turkisharchaeonews.net
  8. Rosenberg, Jennifer. Temple of Artemis at Ephesus. Obtenido de thoughtco.com