Texto apelativo: características, estructura y ejemplos
El texto apelativo es el que intenta persuadir o convencer al lector. Solicita o espera una respuesta utilizando la función apelativa del lenguaje. Esta función se expresa mediante el mandato o la pregunta y está centrada en el receptor.
En otras palabras, un texto será apelativo cuando use la 2° persona verbal. Es común en las cartas (de todo tipo, personales, comerciales, de trabajo, etc.), en la publicidad, en la propaganda religiosa o política.
Por lo tanto, puede decirse que cuando el emisor (quien escribe, quien pregunta o quien manda) quiere la atención del lector, receptor o interlocutor, lo hace a través de requerimientos, ruegos, órdenes, consejos y hasta amenazas.
La función apelativa es muy usada en los manuales, los recetarios de cocina, los instructivos, los discursos políticos, las proclamas y los avisos publicitarios, y el emisor se vale de la argumentación, la descripción y la exposición para captar la atención de quien lee o escucha.
Índice del artículo
- 1 Características de los textos apelativos
- 2 Estructura del texto apelativo
- 3 Ejemplos de textos apelativos
- 4 Referencias
En tanto quiere persuadir, el texto apelativo argumentará y explicará de forma clara y concisa los puntos a favor de la idea, para que el lector tenga un panorama adecuado y se convenza. Como ya se apuntó, utiliza la función apelativa, pero también las funciones fática y referencial.
Con esta función se pretende que el lector o receptor reaccione ante el mensaje, o influir en él. Se hace a través del modo imperativo, de oraciones interrogativas, de los verbos en infinitivo, del uso de los vocativos, o de adjetivos calificativos.
- Modo imperativo
Es el modo gramatical que se usa para dar órdenes, pedir, rogar. Un ejemplo sería: “Por favor, cierra la puerta cuando salgas”, “Lee atentamente la pregunta antes de responder”, “¡Cómetelo todo!”.
- Oraciones interrogativas
Cuando se hace una pregunta por lo general se espera una respuesta. Este recurso lingüístico se hace evidente en los diálogos, cuando se trata del lenguaje oral, y en las cartas, cuando se trata del texto escrito.
En las cartas siempre se espera respuesta, y las preguntas no siempre son explícitas. Es decir, una carta de solicitud de empleo no formula la pregunta directamente: “¿Tiene algún trabajo para mí?”, sino que se hace un ofrecimiento y la explicación de las habilidades: “Tengo experiencia en la construcción de puentes, trabajé como ingeniero en la empresa X durante tal cantidad de años”.
- Verbos en infinitivo
El infinitivo es el modo en el que los verbos se presentan cuando no se conjugan: “amar”, “correr”, “reír”. Se usan para impartir instrucciones o prohibiciones: “Cortar las patatas en rebanadas”, “Prohibido fumar”.
- Vocativos
Los vocativos son los nombres de las personas, o las palabras que se usan para llamar a alguien o dirigirse a ellas: “Claudia, escúchame bien”, “tú, hazte a un lado”, “querido, llámame”, “Dios mío, gracias”.
“Claudia”, “tú”, “querido” y “Dios mío” son vocativos, porque con estas palabras estamos dirigiéndonos a alguien. Siempre va una coma después del vocativo.
- Adjetivos calificativos
Los adjetivos calificativos son los que describen al sustantivo, lo califican. Los textos apelativos, cuando argumentan o persuaden, los utilizan mucho para que el receptor se haga una idea de lo importante que es el asunto.
Un ejemplo podría ser: “este champú te dejará el cabello brillante, sedoso y manejable”; los tres adjetivos califican el cabello, y resaltan el resultado que se espera.
Es una función del lenguaje que se usa para comenzar, interrumpir, prolongar o finalizar una conversación. En los textos apelativos, se usa cuando se comienza una carta –el saludo, por ejemplo– o al despedirse.
No contienen información, solo sirven para crear el contacto y poder transmitir el mensaje. En las conversaciones, “hola” sería este elemento fáctico. También se llama elemento relacional o de contacto, porque a través de estas expresiones se entabla la relación entre hablantes.
Los recursos lingüísticos más comunes en la función fática son, como ya se dijo, los saludos, las preguntas y el uso de la 2° persona. En las preguntas, un ejemplo podría ser: “¿Está todo claro?”, y al usar la 2° persona, singular o plural: “¿me oyes bien?”, “¿me oís bien?”.
Los textos apelativos hacen uso de la función referencial cuando explican o argumentan algo. Su uso es más común en los textos científicos, informativos y periodísticos. Con esta función se transmite información objetiva: “Madrid es la capital de España”.
La estructura dependerá del tipo de texto apelativo. Las cartas, los avisos publicitarios, los eslóganes, las recetas de cocina o los manuales, entre muchos más, tienen una estructura específica.
Cuando el texto apelativo es una carta, hay un emisor, que es la persona que escribe; un destinatario, que es el receptor; el saludo (que sería la función fática) y el mensaje.
Esto es igual en todos los tipos de carta, lo que varía es el mensaje y el tono (formal o informal). El mensaje es lo más importante, pues con él se espera una respuesta o una reacción del receptor.
Los mensajes son breves y directos. Se suele utilizar la 2° persona del singular y se recurre a palabras que identifican la marca: “Piensa distinto”, “Solo hazlo”, “Cómete la vida”. No son órdenes en el sentido estricto del término, pero es evidente el modo imperativo de los verbos.
En ambos se puede observar que hay una disposición en el texto en el que se plantean las instrucciones para elaborar algo. Muchos usan los verbos en infinitivo, pero también en imperativo.
Las instrucciones se dan luego de explicar el tema.
“Querida Luisa:
He deseado escribirte desde hace un tiempo pero hoy es que he tenido tiempo para hacerlo. Aparte de saber cómo estás, me gustaría invitarte a mi boda este próximo diciembre. Lo haremos en un albergue de montaña, y hay muy pocos invitados.
Espero tu respuesta lo más pronto posible.
Con cariño, M.”.
“Un guiso de carne es muy fácil de elaborar. Se requiere de una buena cazuela y tiempo. Necesitas 1 kilo de ternera, 1 cebolla, 1 zanahoria, ajo, perejil, sal, pimienta, un vaso de vino tinto y aceite.
Limpia la carne de posible grasa. Pícala en trozos medianos. En la cazuela, echa un chorro de aceite, y pocha la cebolla y el ajo cortados en brunoise; cuando estén transparentes, echa la carne, un poco de agua y deja cocer durante 40 minutos a fuego lento.
Agrega el vino, el perejil picado y la zanahoria en cuadritos, salpimenta y termina de cocinar 15 minutos más. Sirve con arroz blanco”.
“Prohibido prohibir”, “Ven a Lanzarote y recórrela con una de nuestras bicicletas de alquiler”, “Vístete de Chanel N° 5”.
- Grande Alija, F.J. (2014). Creer y no creer: modalidad apelativa y aserción en el lenguaje. Estudios filológicos, N° 54. Tomado de scielo.conicyt.cl.
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